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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Accidente»

De Enciclopedia Católica

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[Latin accidere, que ocurra lo que es en un sujeto, cualquier contingente, o atributo no esencial].
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[Latín, ''accidere'', suceder, lo que le ocurre a un sujeto; cualquier atributo contingente o no esencial).
I. La división obvia de las cosas en lo estable y lo inestable, lo mas o menos independientemente inherente y lo dependiente, parece acosar con obscuridad y dificultad tan apenas es visto bajo la consideración reflectiva. En su misión de resolver el problema, los filósofos han seguido dos tendencias extremas. Algunos han negado la objetividad de lo sustancial o el elemento noumenal, y han atribuido su totalidad o parte de ello al pensamiento; otros han hecho el fenómeno o elemento accidental algo subjetivo, y han otorgado objetividad solo con la sustancia. Estas dos tendencias extremas estan representadas por los Griegos materialistas de la antiguedad: por un lado los atomistas y por el otro los panteístas Eleáticos. Aristóteles y sus seguidores del medioevo se mantuvieron en un punto medio. Ellos matuvieron la objetividad tanto de la sustancia como del accidente, sin embargo ellos reconocen el factor subjetivo como modo de percepción. Ellos usaron el termino accidente para designar cualquier relación contingente (por ejemplo, lo no esencial) entre un atributo y su sujeto. Como tal esto es una mera denominación lógica, una de los cinco predicables o modos universales de clasificación sistemática: género, diferencia, especies, propiedad, accidente. En este sentido es llamado predicable, para distinguir de accidente predicamental, siendo considerado este último termino como una forma realmente objectiva o un estado de cosas, e indicando un ser cuya naturaleza esencial es la de ser inherente en otra cosa asi como en un sujeto. Por lo tanto, accidente implica inexistente en sustancia, por ejemplo, no como lo contenido en un envase, no como parte del todo, no como el ser en tiempo y espacio, no como efecto de una causa, no como lo conocido en el conocedor; pero como una entidad inherente o un modo en un sujeto el cual este determina. Los acidentes modifican o denominan su sujeto de varias maneras, y a estos corresponden las nueve "Categorías":
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· cantidad, en virtud de lo cual la sustancia material tiene integrante, partes posicionales, divisibilidad, localidad, impenetrabilidad, etc.;  
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I. La división obvia de las cosas en lo estable y lo inestable, lo más o menos independientemente subsistente y lo dependiente, o esencialmente inherente, aparece plagado de obscuridad y dificultad apenas se somete a consideración reflexiva. En su empeño por resolver el problema, los filósofos han seguido dos tendencias extremas. Algunos han negado la objetividad del elemento sustancial o noúmeno, y lo han atribuido en su totalidad o en parte a la [[mente]]; otros han hecho del fenómeno o elemento accidental algo subjetivo, y le han concedido la objetividad sólo a la [[substancia]]. Estas dos tendencias extremas están representadas entre los antiguos [[materialismo | materialistas]] y [[atomismo | atomistas]] griegos por un lado y los [[panteísmo | panteístas]] eleáticos por el otro.  Aristóteles]] y sus seguidores [[Edad Media | medievales]] siguieron un camino intermedio.  Ellos mantuvieron la objetividad tanto de la sustancia como del accidente, aunque reconocían el factor subjetivo en el modo de percepción.  Ellos usaron el término ''accidente'' para designar cualquier relación [[contingente]] (es decir, lo no esencial) entre un atributo y su sujeto.  Como tal esto es una denominación meramente [[lógica]], uno de los cinco predicables o [[universales]], modos de clasificación sistemática:  género, diferencia, [[especie]], propiedad, accidente.  En este sentido se le llama ''predicable'', para distinguirlo de ''predicamental'', ''accidente'', significando este último término una ''forma objetiva real'' o un estado de cosas, y denotando un ente cuya [[naturaleza]] esencial es inherente a otro como en un sujeto.  Por lo tanto, accidente implica inexistencia en sustancia, por ejemplo, no como lo contenido en el envase, no como la parte en el todo, no como un ente en [[tiempo]] o lugar, no como el efecto en la [[causa]], no como lo conocido en el conocedor; sino como una entidad inherente o un modo en un sujeto al cual este determina. Los accidentes modifican o denominan su sujeto de varias maneras, y a estos corresponden las nueve "[[categoría]]s":
· cualidad, que de inmediatamente e intrínsicamente modifica la sustancia , bien sea dinámica o estáticamente, e incluye tales inherentes de la sustancia como hábito, facultad, sensación-estímulo, y figura o forma;  
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* [[cantidad]], en virtud de la cual la sustancia material tiene integrantes, partes posicionales, divisibilidad, localidad, impenetrabilidad, etc.;  
· relación, la inclusión de una sustancia en otra (ejemplo, la paternidad).  
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* [[cualidad]], que modifica la sustancia inmediata e intrínsecamente , bien sea dinámica o estáticamente, e incluye inherentes de la sustancia tales como [[hábito]], facultad, sensación-estímulo, y figura o forma;  
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* [[relación]], la incidencia de una sustancia en otra (por ejemplo, la paternidad).  
  
Estos tres grupos son llamado accidentes intrínsicos, para distinguirlos del resto de los seis grupos -acción, pasión, situación, duración, posición- los cuales, como su nombre bien lo sugiere, son simplemente denominaciones extrinsicas acumuladas a la sustancia debido a su inclusión en alguna otra sustancia. Cantidad y cualidad, y, en un sentido restricto, se dice que las relaciones son un accidente absoluto, porque ellos son mantenidos para sobreagregar alguna forma especial de ser a la sustancia en la cual ellos residen. Por esta razón, se mantiene una real, y no una mera distinción conceptual entre ellos y su sujeto. Los argumentos para la realidad física de esta distinción son derivados de la experiencia.
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A estos tres grupos se les llama accidentes intrínsecos, para distinguirlos de los otros seis grupos---acción, pasión, situación, duración, posición, vestimenta--- los cuales, como su nombre bien lo sugiere, son simplemente denominaciones extrínsecas acumuladas a la sustancia debido a su incidencia sobre alguna otra sustancia. Cantidad y calidad, y, en un sentido restringido, relación se dice que son accidentes ''absolutos'', ya que se afirma sobreañaden alguna forma especial de ser a la sustancia en que residen. Por esta razón, se afirma una distinción real, y no meramente conceptual entre ellos y su sujeto. Los argumentos para la realidad física de esta distinción son extraídos de la experiencia.
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* [[conciencia | Conciencia]] interna que testifica que el yo permanente y substancial está sujeto a estados accidentales continuamente cambiantes;  y
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* Experiencia externa, que es [[testigo]] de una permanencia de cosas similar bajo los fenómenos incesantemente variantes de la [[naturaleza]].
  
· Conciencia interna-que dá fe que lo permanente, el ser mismo sustancial esta sujeto a constantes cambios de estados accidentales.-- y
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El [[orden sobrenatural]] también provee un argumento en la [[teología dogmática | teología]] de las [[virtud]]es infusas que son hábitos que sobrevienen sobre, y por lo tanto realmente distintos a, la substancia de la mente natural.
· Experiencias externas, que son testigos de una permanencia de cosas bajo la incesante variante fenómeno de la naturaleza.
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El orden supernatural también suministra un argumento en la teología de la virtudes infundidas los cuales son hábitos supervenidos, y por lo tanto realmente distintos de la sustancia del pensamiento natural.  
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II.  Con la reacción contra el [[escolasticismo]], encabezada por [[René Descartes | Descartes]], se ideó una nueva teoría del accidente, o más bien, se revivieron las dos opiniones extremas de los griegos antes mencionadas.  Descartes, al hacer de la cantidad la esencia misma de la [[materia]], y del pensamiento la [[esencia y existencia | esencia]] del [[espíritu]], niega toda distinción real entre la sustancia y el accidente.  Mientras enseña un [[dualismo]] extremo en [[psicología]], su definición de sustancia, como un ser independiente, dio ocasión al [[monismo]] de [[Benito Espinosa | Espinosa]], y los accidentes quedaron enterrados más profundamente en la sustancia.  Por otra parte, con Locke la sustancia pareciera al menos desaparecer con Locke, el mundo es resuelto dentro de un cúmulo de cualidades (''primaria'', o [[extensión]], y ''secundaria'', o propiedades sensibles).  Sin embargo, las cualidades primarias, sin embargo, aun retienen su base en el orden objetivo, pero con Berkeley ellas se vuelven completamente subjetivas; solo al [[alma]] se le permite un elemento sustancial en apoyo de los accidentes físicos.  Este elemento también está resuelto en la [[filosofía]] de Hume y los asociasionistas. [[filosofía de Kant | Kant]] consideró los accidentes como simples categorías subjetivas del sentido y el [[intelecto]], formas según las cuales la mente aprehende y juzga las cosas ---cuyas cosas son, y deben permanecer, incognoscibles.  Spencer retiene el noúmeno incognoscible de Kant pero admite que los fenómenos son sus aspectos objetivos o modificaciones.
  
II. Con la reacción contra el escolasticismo, liderizada por Decartes, una nueva teoría del accidente es ideada, o mejor dicho los dos puntos de vista extremos de los Griegos antes referidos son revividos. Descartes, al hacer la cantidad la mera esencia de la materia, y al pensar la esencia del espíritu, niega toda distinción real entre la sustancia y el accidente. Mientras enseña un dualismos extremo en sicología, su definición de sustancia, como un ser independiente, le dió una ocasión al monismo de Espinoza, un accidente se convirtió mucho mas en algo enterrado en la sustancia. Por otra parte la sustancia pareciera al menos desaparecer con Locke, el mundo es resuelto dentro de un cúmulo de cualidades (primaria, o extensión, y secundaria, o propiedades sensibles). Las cualidades primarias, sin embargo, aun retienen su base en el orden objetivo, pero con Berkeley ellas se convierten en enteramente subjetivizadas; solo al alma le es permitido un elemento sustancial como base del accidente físico. Este elemento esta disuelto de manera similar en la filosofía de Hume y en los asociasonistas. Kant consideró los accidentes como simple categorías subjetivas del sentido y el intelecto, formas según las cuales la mente aprehende y juzga las cosas - cuyas cosas son, y deben permanecer desconocidas. Spencer mantiene el incóngnito noumenon de Kant pero admite el fenómeno como su aspecto objetivo o como modificaciones.
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III. En los tratados pertinentes se encuentran varias otras clasificaciones de accidentes.  Debe hacerse notar que mientras los accidentes por inherencia modifican la sustancia, ellos son testigos de su naturaleza, siendo el medio por el cual la [[mente]], a través de un proceso de [[abstracción]] e inferencia, construye sus conceptos analógicos de la constitución de las substancias. Desde este punto de vista material los accidentes son clasificados como:
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* sensibles propios:  los estimulantes de los sentidos [[individuo, individualidad | individuales]], el color para la vista, el sonido para el oído, etc.;  y
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* sensibles comunes:  la extensión y sus modos, tamaño, distancia, etc., los cuales estimulan dos o más sentidos, especialmente el tacto y la vista.
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A través de estos dos grupos de accidentes, y conjuntamente con su percepción, se apercibe el sujeto subyacente.  Se dice que la substancia en su [[esencia y existencia | existencia]] concreta, no en su esencia abstracta, es un objeto accidental del sentido.  
  
III. Muchas otras clasificaciones de accidentes se encuentran en tratados pertinentes. Debe hacerse notar que mientras los accidentes por inherencia modifican la sustancia, ellos son testigos de su naturaleza, siendo el medio por el cual la mente, a través de un proceso de abstración e indiferencia, construye sus conceptos analógicos de la constitución de la sustancias. Desde este punto de vista material los accidentes son clasificados como:
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IV. Los puntos de vista modernos del accidente, en la medida que les otorgue alguna objetividad, están basados en la teoría física de que todos los fenómenos, por lo menos los materiales (luz, color, calor, sonido, etc.), son simplemente formas variantes del movimiento.  En parte, el elemento cinético en tales fenómenos era conocido por [[Aristóteles]] y los escolásticos (cf. [[Santo Tomás de Aquino | Santo Tomás]], De Anima, III, Lect. II); pero es solo en tiempos recientes que la experimentación física ha arrojado luz sobre la correlación de fenómenos materiales condicionados por los grados de movimiento.  Mientras que todos los filósofos [[neoescolasticismo | neoescolásticos]] afirman que el movimiento por sí solo no explica la objetividad de la extensión, algunos (por ejemplo Gutberlet) admiten que el mismo explica las cualidades sensibles (color, sonido, etc.).  Haan (Philos. Nat.) libera la teoría del movimiento del [[idealismo]] extremo, pero sostiene que la teoría de lo real, la objetividad formal de esas cualidades proporciona una explicación más satisfactoria del sentido-percepción. La [[mayoría]] de los escritores neo-escolásticos favorecen este último punto de vista ([[Tilman Pesch | Pesch]], Phil. Nat.)
  
· sentidos propios - los estimulantes de los sentidos del individuo, el color a la vista, el sonido al oido, etc. -- y  
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V. La enseñanza de la filosofía [[católico | católica]] en cuanto a la clara realidad de ciertos accidentes absolutos, no puramente modales, fue ocasionada por la [[doctrina cristiana | doctrina]] de la [[Presencia Real de Cristo en la Eucaristía]], aunque los argumentos para la teoría se [[deducción | deducen]] de la experiencia natural.  Sin embargo, la misma doctrina sugiere la pregunta adicional de si tales accidentes pueden no ser separables de la sustancia. La [[razón]] por sí sola no ofrece argumentos positivos sobre tal habilidad de separación.  Lo más que puede hacer es demostrar que la habilidad de separación no implica una contradicción inherente, y por lo tanto ninguna imposibilidad absoluta; se pretende que la [[omnipotencia]] que dota la sustancia con el poder de apoyar a los accidentes puede proveer algunos otros medios de apoyo.  Ni los accidentes así separados, y apoyados sobrenaturalmente, pierden su [[carácter]] de accidentes, puesto que aún retendrían su propiedad esencial, es decir, la exigencia natural de inherencia. Por supuesto que la posibilidad intrínseca de tal separación depende solamente de la intervención sobrenatural de [[Dios]], y no debe extenderse a toda clase de accidentes.  Así, por ejemplo, es absolutamente imposible para las facultades vitales, o [[actos humanos | actos]], existir fuera de sus sujetos o principios naturales. Los teóricos, quienes, como los cartesianos, niegan la entidad objetiva y clara entidad de todos los accidentes, se han visto [[obligación | obligados]] a reconciliar esta negación con su [[creencia]] en la Presencia Real al mantener que las [[especie]]s, o accidentes, del [[uso litúrgico del pan | pan]] y [[vino de altar | vino]] realmente no permanecen en la Eucaristía, sino que luego de la [[consagración]] Dios produce en nuestros sentidos las impresiones correspondientes a los fenómenos naturales.  Esta teoría obviamente exige multiplicación aparentemente innecesaria de [[milagro]]s y al presente tiene pocos, si acaso algunos, serios defensores. (Vea [[Eucaristía]]).
· sentidos comunes -- extensiones y sus modos, talla, distancia, etc. - los cuales estimulan dos o mas sentidos, especialmente el tacto y la vista.
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A través de estos dos grupos de accidentes, y concomitantemente con su percepción, el sujeto subalterno es apercibido. Sustancia en su existencia concreta, no en su esencia abstracta, se dice ser un objeto accidental del sentido.
 
  
IV. Los puntos de vista modernos del accidente, hasta donde ellos conceden a este una objetividad, estan basados en la teoría física que todo, al menos los fenómenos materiales (luz, color, calor, sonido, etc.) son simplemente formas variantes del movimiento. En parte, el elemento kinético en tal fenómeno era conocido por Aristóteles y los Escolásticos (ver. Sto. Tomas, De Anima, III, Lect. ii); pero es solo en tiempos recientes que la experimentación física ha dado una luz sobre la correlación de fenómenos materiales condicionados por diferentes grados de movimiento. Mientras todos los filósofos Neo-Escolásticos mantienen que movimiento por si solo no explica la objetividad de extensión, algunos (por ejemplo Gutberlet) admiten que el mismo explica las cualidades sensibles (color, sonido, etc.). Haan (Philos. Nat.) libera la teoría del movimiento del idealismo extremo, pero mantiene que la teoría de lo real, la objetividad formal de esas cualidades proporciona una explicación mas satisfactoria del sentido-percepción. La mayoría de los escritores Neo-Escolásticos favorecen este último punto de vista (Pesch, Phil. Nat.)
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'''Bibliografía''':  JOHN RICKABY, General Metaphysics (Nueva York, 1900); MIVART, On Truth (Londres, 1899); McCosh, First Truths (Nueva York, 1894); MERCIER, Ontologie; NYS, Cosmologie (Lovaina, 1903), GUTBERLET, Naturphilosophie, and Ontologie (Munster, 1894); PESCH, Philosophia Naturalis (Friburgo, 1897).
  
V. Las enseñanzas de la filosofía Católica en cuanto a la clara realidad de cierto absoluto no puramente modal, accidentes fue ocasionado por la doctrina de la Presencia Real del Cuerpo y Sangre de Cristo en la Eucaristía, sin embargo el argumento para la teoría son deducidos de experiencia natural. La misma doctrina, sin embargo, sugiere una otra pregunta, su tal accidente puede no ser separable de la sustancia. La Razón por si sola no ofrece un argumento positivo sobre tal habilidad de separación. Lo mas que puede hacer es demostrar que la habilidad de separación implica una contradicción no inherente, y por lo tanto ninguna imposibilidad absoluta; esto pretende que la Omnipotencia que dota la sustancia con el poder de mantener accidentes puede proveer algunos otros medios de apoyo. Ni los accidentes por lo tanto de este modo separados, y de manera supernatural apoyados, pierden su caracter de accidentes, desde que ellos todavía retendrían sus propiedades esenciales, por ejemplo,la exigencian natural inherente. Por supuesto que la posibilidad intrínsica de tal separación depende solamente de la intromisión supernatural natural de Dios, ni debe extenderse a toda clase de accidente. De este modo, por ejemplo, es absolutamente imposible para las facultades vitales, o actos, existir fuera de sus materias naturales, o principios. Teoristas quienes como los Cartesianos, niegan el objetivo, la clara entidad de todos los accidentes se han visto obligadas a reconciliar esta negación con sus creencias en la Presencia Real al mantener que las especies, o accidentes, del pan y vino realmente no permanecen en la Eucaristía, pero que luego de la Consagración Dios produce en nuestros sentidos las impresiones correspondientes al fenómeno natural. Esta teoría obviamente exige aparentemente una innecesaria multiplicación de milagros y tiene en el presente pocos, si acaso algunos serios defensores. (Ver EUCARISTIA.)
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'''Fuente''':  Siegfried, Francis. "Accident." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01096c.htm>.
  
JOHN RICKABY, Metafísica General (Nueva York, 1900); MIVART, Sobre la Verdad (Londres, 1899); McCosh, Primeras Verdades (Nueva York, 1894); MERCIER, Ontología; NYS, Cosmología (I.ouvain, 1903), GUTBERLET, Filosofía Natural, y Ontología (Munster, 1894); PESCH, Filosofía Natural (Freiburgo, 1897).
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Traducido por Jazmir Hernández de Fajardo.  rc
F.P. SIEGFRIED
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Traducido por Jazmir Hernandez de Fajardo
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Revisión de 19:12 1 sep 2010

[Latín, accidere, suceder, lo que le ocurre a un sujeto; cualquier atributo contingente o no esencial).

I. La división obvia de las cosas en lo estable y lo inestable, lo más o menos independientemente subsistente y lo dependiente, o esencialmente inherente, aparece plagado de obscuridad y dificultad apenas se somete a consideración reflexiva. En su empeño por resolver el problema, los filósofos han seguido dos tendencias extremas. Algunos han negado la objetividad del elemento sustancial o noúmeno, y lo han atribuido en su totalidad o en parte a la mente; otros han hecho del fenómeno o elemento accidental algo subjetivo, y le han concedido la objetividad sólo a la substancia. Estas dos tendencias extremas están representadas entre los antiguos materialistas y atomistas griegos por un lado y los panteístas eleáticos por el otro. Aristóteles]] y sus seguidores medievales siguieron un camino intermedio. Ellos mantuvieron la objetividad tanto de la sustancia como del accidente, aunque reconocían el factor subjetivo en el modo de percepción. Ellos usaron el término accidente para designar cualquier relación contingente (es decir, lo no esencial) entre un atributo y su sujeto. Como tal esto es una denominación meramente lógica, uno de los cinco predicables o universales, modos de clasificación sistemática: género, diferencia, especie, propiedad, accidente. En este sentido se le llama predicable, para distinguirlo de predicamental, accidente, significando este último término una forma objetiva real o un estado de cosas, y denotando un ente cuya naturaleza esencial es inherente a otro como en un sujeto. Por lo tanto, accidente implica inexistencia en sustancia, por ejemplo, no como lo contenido en el envase, no como la parte en el todo, no como un ente en tiempo o lugar, no como el efecto en la causa, no como lo conocido en el conocedor; sino como una entidad inherente o un modo en un sujeto al cual este determina. Los accidentes modifican o denominan su sujeto de varias maneras, y a estos corresponden las nueve "categorías":

  • cantidad, en virtud de la cual la sustancia material tiene integrantes, partes posicionales, divisibilidad, localidad, impenetrabilidad, etc.;
  • cualidad, que modifica la sustancia inmediata e intrínsecamente , bien sea dinámica o estáticamente, e incluye inherentes de la sustancia tales como hábito, facultad, sensación-estímulo, y figura o forma;
  • relación, la incidencia de una sustancia en otra (por ejemplo, la paternidad).

A estos tres grupos se les llama accidentes intrínsecos, para distinguirlos de los otros seis grupos---acción, pasión, situación, duración, posición, vestimenta--- los cuales, como su nombre bien lo sugiere, son simplemente denominaciones extrínsecas acumuladas a la sustancia debido a su incidencia sobre alguna otra sustancia. Cantidad y calidad, y, en un sentido restringido, relación se dice que son accidentes absolutos, ya que se afirma sobreañaden alguna forma especial de ser a la sustancia en que residen. Por esta razón, se afirma una distinción real, y no meramente conceptual entre ellos y su sujeto. Los argumentos para la realidad física de esta distinción son extraídos de la experiencia.

  • Conciencia interna que testifica que el yo permanente y substancial está sujeto a estados accidentales continuamente cambiantes; y
  • Experiencia externa, que es testigo de una permanencia de cosas similar bajo los fenómenos incesantemente variantes de la naturaleza.

El orden sobrenatural también provee un argumento en la teología de las virtudes infusas que son hábitos que sobrevienen sobre, y por lo tanto realmente distintos a, la substancia de la mente natural.

II. Con la reacción contra el escolasticismo, encabezada por Descartes, se ideó una nueva teoría del accidente, o más bien, se revivieron las dos opiniones extremas de los griegos antes mencionadas. Descartes, al hacer de la cantidad la esencia misma de la materia, y del pensamiento la esencia del espíritu, niega toda distinción real entre la sustancia y el accidente. Mientras enseña un dualismo extremo en psicología, su definición de sustancia, como un ser independiente, dio ocasión al monismo de Espinosa, y los accidentes quedaron enterrados más profundamente en la sustancia. Por otra parte, con Locke la sustancia pareciera al menos desaparecer con Locke, el mundo es resuelto dentro de un cúmulo de cualidades (primaria, o extensión, y secundaria, o propiedades sensibles). Sin embargo, las cualidades primarias, sin embargo, aun retienen su base en el orden objetivo, pero con Berkeley ellas se vuelven completamente subjetivas; solo al alma se le permite un elemento sustancial en apoyo de los accidentes físicos. Este elemento también está resuelto en la filosofía de Hume y los asociasionistas. Kant consideró los accidentes como simples categorías subjetivas del sentido y el intelecto, formas según las cuales la mente aprehende y juzga las cosas ---cuyas cosas son, y deben permanecer, incognoscibles. Spencer retiene el noúmeno incognoscible de Kant pero admite que los fenómenos son sus aspectos objetivos o modificaciones.

III. En los tratados pertinentes se encuentran varias otras clasificaciones de accidentes. Debe hacerse notar que mientras los accidentes por inherencia modifican la sustancia, ellos son testigos de su naturaleza, siendo el medio por el cual la mente, a través de un proceso de abstracción e inferencia, construye sus conceptos analógicos de la constitución de las substancias. Desde este punto de vista material los accidentes son clasificados como:

  • sensibles propios: los estimulantes de los sentidos individuales, el color para la vista, el sonido para el oído, etc.; y
  • sensibles comunes: la extensión y sus modos, tamaño, distancia, etc., los cuales estimulan dos o más sentidos, especialmente el tacto y la vista.

A través de estos dos grupos de accidentes, y conjuntamente con su percepción, se apercibe el sujeto subyacente. Se dice que la substancia en su existencia concreta, no en su esencia abstracta, es un objeto accidental del sentido.

IV. Los puntos de vista modernos del accidente, en la medida que les otorgue alguna objetividad, están basados en la teoría física de que todos los fenómenos, por lo menos los materiales (luz, color, calor, sonido, etc.), son simplemente formas variantes del movimiento. En parte, el elemento cinético en tales fenómenos era conocido por Aristóteles y los escolásticos (cf. Santo Tomás, De Anima, III, Lect. II); pero es solo en tiempos recientes que la experimentación física ha arrojado luz sobre la correlación de fenómenos materiales condicionados por los grados de movimiento. Mientras que todos los filósofos neoescolásticos afirman que el movimiento por sí solo no explica la objetividad de la extensión, algunos (por ejemplo Gutberlet) admiten que el mismo explica las cualidades sensibles (color, sonido, etc.). Haan (Philos. Nat.) libera la teoría del movimiento del idealismo extremo, pero sostiene que la teoría de lo real, la objetividad formal de esas cualidades proporciona una explicación más satisfactoria del sentido-percepción. La mayoría de los escritores neo-escolásticos favorecen este último punto de vista ( Pesch, Phil. Nat.)

V. La enseñanza de la filosofía católica en cuanto a la clara realidad de ciertos accidentes absolutos, no puramente modales, fue ocasionada por la doctrina de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, aunque los argumentos para la teoría se deducen de la experiencia natural. Sin embargo, la misma doctrina sugiere la pregunta adicional de si tales accidentes pueden no ser separables de la sustancia. La razón por sí sola no ofrece argumentos positivos sobre tal habilidad de separación. Lo más que puede hacer es demostrar que la habilidad de separación no implica una contradicción inherente, y por lo tanto ninguna imposibilidad absoluta; se pretende que la omnipotencia que dota la sustancia con el poder de apoyar a los accidentes puede proveer algunos otros medios de apoyo. Ni los accidentes así separados, y apoyados sobrenaturalmente, pierden su carácter de accidentes, puesto que aún retendrían su propiedad esencial, es decir, la exigencia natural de inherencia. Por supuesto que la posibilidad intrínseca de tal separación depende solamente de la intervención sobrenatural de Dios, y no debe extenderse a toda clase de accidentes. Así, por ejemplo, es absolutamente imposible para las facultades vitales, o actos, existir fuera de sus sujetos o principios naturales. Los teóricos, quienes, como los cartesianos, niegan la entidad objetiva y clara entidad de todos los accidentes, se han visto obligados a reconciliar esta negación con su creencia en la Presencia Real al mantener que las especies, o accidentes, del pan y vino realmente no permanecen en la Eucaristía, sino que luego de la consagración Dios produce en nuestros sentidos las impresiones correspondientes a los fenómenos naturales. Esta teoría obviamente exige multiplicación aparentemente innecesaria de milagros y al presente tiene pocos, si acaso algunos, serios defensores. (Vea Eucaristía).


Bibliografía: JOHN RICKABY, General Metaphysics (Nueva York, 1900); MIVART, On Truth (Londres, 1899); McCosh, First Truths (Nueva York, 1894); MERCIER, Ontologie; NYS, Cosmologie (Lovaina, 1903), GUTBERLET, Naturphilosophie, and Ontologie (Munster, 1894); PESCH, Philosophia Naturalis (Friburgo, 1897).

Fuente: Siegfried, Francis. "Accident." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01096c.htm>.

Traducido por Jazmir Hernández de Fajardo. rc