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Jueves, 28 de marzo de 2024

Categoría

De Enciclopedia Católica

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El término categoría (griego kategoría, acusación, atribución) fue transferido por Aristóteles de su significado forense (procedimiento en una acusación legal) a su uso lógico como atribución de un sujeto. El equivalente latino, prædicamentum, que le dio Boecio, sugiere acertadamente su significado técnico. Las categorías o predicamentos son las clases o grupos de predicados más genéricos aplicables a un sujeto individual —summa genera prædicatorum. Es una cuestión debatida si Aristóteles los concibió originalmente como aspectos y divisiones de palabras, ideas o cosas. Sin embargo, se prestan fácilmente a cada uno de estos temas. Son divisiones:

  • (a) de ideas en la medida en que son las generalizaciones más amplias bajo las cuales pueden subsumirse todas las demás ideas más restringidas;
  • (b) de palabras en el sentido de que son los términos orales que responden a esas nociones supremas;
  • (c) de las cosas en el sentido de que son aspectos que la mente abstrae de los objetos que caen bajo la experiencia.

En la primera acepción pertenecen a la lógica, donde se sitúan como la clasificación última de las ideas estrictamente universales; en la segunda a la gramática, donde representan las partes del discurso; en la tercera a la ontología, donde son las clases últimas del ser real (finito). Aquí se consideran en este último sentido.

Dado que la tarea de la filosofía es reducir el mundo de los seres reales —incluido el yo— a sus términos o aspectos más simples y sus relaciones ordenadas, todos los filósofos destacados han intentado la tarea de descubrir y definir las categorías correspondientes. Sin embargo, los resultados no han sido idénticos. Así encontramos al sabio indio, Kanada, el reputado fundador de la filosofía Vaiseshika, que reduce todas las cosas a sustancia, cualidad, acción, generalidad, particularidad, co-inherencia y no existencia, mientras que el (supuesto) autor griego de la palabra filosofía Pitágoras, descubre veinte grupos últimos, diez de los cuales llama buenos y los opuestos diez, malos. Platón, a su vez, subsume todas las cosas bajo el ser, la identidad, la diversidad, el cambio.

En los tiempos modernos Descartes y Leibniz organizaron siete categorías: mente (espíritu), materia (cuerpo), medida, forma, reposo, movimiento, posición; mientras que Kant, al basar su división en las variedades de juicio, inventó doce categorías o formas bajo las cuales hace que el intelecto (Verstand) juzgue todos los objetos de la experiencia. La clasificación de Aristóteles de diez categorías que fue llevada al escolasticismo, y todavía mantiene su lugar en la lógica y la ontología de la filosofía católica, es establecida así en el cuarto capítulo del “Organon”:

”de las cosas enunciadas en complejo (es decir, predicados simples), cada una significa
sustancia o cantidad o cualidad o relación o dónde (lugar) o cuándo (tiempo) o posición
o posesión o acción o pasión. Pero sustancia es hablar en general como 'hombre ', 'caballo';
cantidad como 'dos' o 'tres codos'; cualidad como 'blanco'; relación como 'mayor'; donde
como 'en el Foro'; cuando como 'ayer'; posición como 'él se sienta'; posesión como
'él está calzado'; acción como 'él corta'; pasión como 'arde'.”

De estos grupos, la sustancia, la cantidad, la cualidad y la relación son obviamente las principales; las seis restantes se pueden reducir a alguna forma de relación, ya que debe notarse que entre algunas de las categorías no se requiere una distinción real; basta una distinción mental virtual, es decir, fundada objetivamente, como, por ejemplo, entre acción y pasión. El objeto o cosa dividida en categorías es:

  • (a) un ser real, es decir, no el mero ser expresado por el verbo copulativo (ens copulæ); ni ser conceptual (entia rationis); ni, al menos según muchos aristotélicos, ser tan explícitamente actual (ens participium); sino el ser sustantivo o esencial -—realidad— la materia objeto de la ontología (ens essential non ens existntæ);
  • (b) ser per se, es decir, el ser con una unidad esencial, no meramente accidental —como una construcción artificial o aleatoria— (ens per se, non per accidens), o adjetivos concretos que incluyen un sujeto;
  • (c) el ser completo, no la differentiæ abstracta o las partes de las cosas;
  • (d) ser finito; el Infinito, por supuesto, trasciende todas las categorías. Aunque así se limita el privilegio de la categorización, se ha ideado un método mediante el cual se puede asegurar la acomodación para cualquier realidad (finita).

Pues (a) algunos seres entran directamente en una categoría (in linea recta), al igual que los géneros, especies e individuos; (b) otros indirectamente (a latere), como lo hace la differentiæ específica e individual; o (c) otros vienen por reducción como lo hacen las partes de las cosas y las cosas que tienen sólo una unidad accidental (entia per accidens), e incluso, por analogía, ficciones mentales (entia rationis). Así, por ejemplo, la familia y la mano se reducen a la categoría de sustancia; intensidad de calor a la cualidad; un punto a cantidad y así sucesivamente. Cabe señalar, sin embargo, que el ser en sí mismo como tal (ens trascendentale) no puede confinarse a una categoría ya que no es un atributo unívoco, sino sólo un atributo análogo de las divisiones supremas de realidad (por ejemplo, sustancia y accidente) y, por tanto, no es un género como lo es cada categoría. Por la misma razón, el accidente no es un género en sí mismo en el que las nueve clases mencionadas anteriormente se incluyan como especies. Si se tienen en cuenta las restricciones anteriores, se encontrará que la clasificación aristotélica responde a su propósito —la simplificación del mundo de la realidad finita en aras de la investigación— y que, en general, hasta ahora no se ha ideado ningún esquema más viable.


Fuente: Siegfried, Francis. "Category." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3, págs. 433-434. New York: Robert Appleton Company, 1908. 29 oct. 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/03433a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina