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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Jerarca»

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El sumo sacerdote en el Antiguo Testamento es llamado por varios nombres:
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En el [[Antiguo Testamento]] al sumo sacerdote se le llamaba por varios nombres:
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* el [[sacerdote]] ([[Números]] 3,6);
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* el sumo sacerdote ([[Levítico]] 21,10);
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* primer sacerdote (2 [[Libros de los Reyes|Reyes]] 25,18);
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* el sacerdote ungido (Lev. 4,3): Gr., ''Arhiereus'' (Lev. 4,3), también en libros posteriores y el [[Nuevo Testamento]].
  
Sacerdote (Nm 3, 6);
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Las formas comunes en el Antiguo Testamento son ''ho hiereus'' (Núm. 3,6); ''hiereus ho protos'' (2 Reyes 25,18); ''ho hiereus ho megas'' (Lev. 21,10).  En 2 Reyes 25,18 se menciona un coadjutor o ''segundo sacerdote''.
Sumo sacerdote (Lv. 21, 10);
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primer sacerdote (2 R 25, 18)
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Sacerdote ungido (Lv 4, 3): Gr, Archiereus (Lv. 4, 3), también en libros posteriores y en el Nuevo Testamento.
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En el Antiguo Testamento las formas comunes son ho hiereus (Nm 3, 6); hiereus ho protos (2 R 25, 18); ho hiereus ho megas (Lv 21, 10).  Se menciona un coadjutor o segundo sacerdote en 2 R 25, 18.
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Aarón y sus hijos fueron escogidos por Dios para ser sacerdotes, siendo Aarón el primer jerarca y Eleazar su sucesor; por lo que, aunque la Escritura no lo dice explícitamente, la sucesión del hijo mayor al oficio de jerarca llegó a ser leyLa consagración de Aarón y sus hijos durante siete días y sus vestiduras es descrita en Ex 28, 29 (Cf. Lv 8, 12; Si 45, 7 +). Aarón fue ungido con óleo vertido sobre su cabeza (Lv 8, 12); por ello es llamado “el sacerdote ungido” (Lv 4, 3).  Algunos textos parecen requerir que todos sean ungidos (Ex 30, 30); Lv 10, 7; Nm 3, 3), pero Aarón fue ungido con óleo en gran profusión, aún sobre la cabeza (Ex 29, 7), a lo cual se hace referencia en Sal 132, 2, donde se dice que el precioso ungüento bajó por su barba y “hasta la orla de sus vestiduras”.  El óleo fue hecho de mirra, cinamomo, caña aromática, casia y aceite de oliva, preparada por el perfumista o boticario (Ex 30, 23-25; Josephus, “Ant.” III, 8, 3), y no deben ser imitados o aplicados en usos profanos (Ex 30, 31-33).
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Aarón y sus hijos fueron escogidos por [[Dios]] para ser sacerdotes, siendo Aarón el primer sumo sacerdote y Eleazar su sucesor; de modo que, aunque la [[Escritura]] no lo dice explícitamente, se convirtió en [[ley]] la sucesión del hijo mayor al oficio de sumo sacerdoteEn los capítulos 28 y 29 del libro del [[Éxodo]] se describen la [[consagración]] de [[Aarón]] y sus hijos durante siete días y sus vestimentas (Cf. Lev. 8,12; [[Eclesiástico|Sirácides]] 45,7 ss.). Aarón fue ungido con aceite derramado sobre su cabeza (Cf. Lev. 8,12); de ahí que fue llamado “el sacerdote ungido” (Lev. 4,3).  Algunos textos parecen requerir la unción para todos (Ex. 30,30; Lev. 10,7; Núm. 3,3), pero Aarón fue ungido con aceite en gran profusión, incluso sobre la cabeza (Ex. 29,7), a lo cual se hace referencia en el [[Salmos|Salmo]] 133(132),2, donde se dice que el ungüento fino baja por la [[barba]] y “hasta la orla de sus vestiduras”.  El ungüento se hacía de mirra, canela, cálamo, casia y aceite de oliva, compuesto por el perfumero o boticario (Ex. 30,23-25; [[Flavio Josefo|Josefo]], (Ant.”, III, VIII, 3), y no debía ser imitado o dedicado a usos profanos (Ex. 30,31-33).
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Luego del [[cautiverios de los israelitas|Exilio]] la unción cayó en desuso: tanto los sacerdotes como los sumos sacerdotes eran consagrados con la simple investidura.  Los [[rabí y rabinismo|rabinos]] afirmaban que incluso antes del Exilio sólo el sumo sacerdote era ungido al derramarle el aceite sagrado “sobre él” y al aplicarlo a su frente sobre los ojos “en forma de una X griega” (Edersheim, "The Temple, Its Ministry and Service at the Time of Jesus Christ", 71).  No se especificaba edad, y así la juventud no fue impedimento para que [[Herodes]] nombrara a Aristóbulo al sumo sacerdocio, aunque éste tenía sólo diesisite años de edad (Josefo, "Antiq.", XV, III, 3).  Josefo da una lista de ochenta y tres sumos sacerdotes desde Aarón hasta la destrucción del [[Templo de Jerusalén|Templo]] por los romanos (Ant., XX, X).  Al principio eran elegidos para un cargo vitalicio, pero luego fueron removidos a [[voluntad]] por el [[autoridad civil|poder secular) (Jos., “Ant.”, XV, III, 1; XX, X), de modo que “el número de los sumos sacerdotes desde los días de Herodes hasta el día que [[Tito]] tomó y quemó el Templo y la ciudad fueron en total veintiocho; también el tiempo que duraron fue de ciento siete años” (Jos., “Ant.”, XX, X). 
  
Después del Exilio la unción dejó de estar en uso: tanto jerarcas como sacerdotes eran consagrados por la simple investidura.  Los rabinos afirmaban que aún antes del Exilio sólo el jerarca era ungido vertiendo el óleo sagrado “sobre él” y aplicándolo a su frente sobre los ojos “siguiendo la forma de los Griegos X” (Edersheim, “El Templo, Su Ministerio y Servicio en los Tiempos de Jesucristo”, 71).  No se especifica la edad, por lo que la juventud no era impedimento para que Herodes de Aristobulus fuera designado como jerarca, aunque esto sucediera cuando tenía diecisiete años (Josephus, “Antiq”, XV, 3, 3).  Josephus da una lista de ochenta y tres jerarcas desde Aarón hasta la destrucción del Templo por los romanos (Ant., XX, 10). En principio fueron escogidos para toda la vida, pero después removidos voluntariamente por el poder secular (Jos., “Ant”, XV, 3, 1; XX, 10), por lo que “el número de jerarcas desde los días de Herodes hasta el día en que Tito tomó el Templo y la ciudad, y las incendió, fueron en total veintiocho; el tiempo que les correspondía era de ciento siete años” (Jos., “Ant”, XX, 10).  Por ello un tercio de los jerarcas de quince siglos vivieron dentro del último siglo de su historia: habían llegado a ser los títeres de los gobernadores temporales.  La frecuencia de los cambios en el oficio se deja ver en Jn 11, 51, donde dice que Caifás era “el sumo sacerdote de ese año”.  Salomón depuso a Abiatar por haber apoyado la causa de Adonías, y otorgó el sumo sacerdocio a Sadoq (1 R 2, 27 y 35):  Entonces los últimos de la familia de Elí fueron arrojados, como el Señor dijo a Elí mucho antes (1 S 2, 27-28).  Por ello parece extraño que Josephus (Ant., XV, 3, 1) afirme que Antiocus Epifanes fue el primero en deponer a un sumo sacerdote.  Puede ser que él considerara que Abiatar y Sadoq ejercieran el oficio en forma conjunta, ya que Abiatar “el sacerdote” y Sadoq “el sacerdote” eran ambos muy prominentes en el reino de David (1 R 1, 34; 1 Cro 16, 39-40).  Josephus puede haber considerado el acto de Salomón como el medio de volver a la unidad; lo que es más, en la misma sección en la que menciona el cambio, dice que Sadoq era el jerarca o sumo sacerdote en el reino de David (Ant., VIII, 1, 3), y agrega “el rey [Salomón] hizo también que Sadoq fuese el único jerarca” (Ant., VIII, 1, 4).  Poco antes de la destrucción del Templo por los romanos, los fanáticos eligieron por mayoría a un mero aldeano llamado Fanías como el último jerarca; por ello el sumo sacerdocio, la ciudad y el Templo se consumieron juntos (Josephus, “Bell. Jud.”, IV, 3, 8).
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Así una tercera parte de los sumos sacerdotes de quince siglos vivieron dentro del último siglo de su historia: se habían convertido en marionetas de los gobernantes temporales.  [[Evangelio según San Juan|San Juan]] (11,51) insinúa la frecuencia del cambio en el oficio al decir que [[Caifás]] era “el sumo sacerdote de ''ese año''”[[Salomón]] [[deposición|depuso]] a [[Abiatar]] por haber apoyado la causa de [[Adonías]], y le dio el sumo sacerdocio a Sadoc (1 Reyes 2,27.35); entonces fue expulsado el último de la [[familia]] de [[Elí]], según le había dicho el Señor a Elí mucho antes (1 [[Libros de Samuel|Sam.]] 2,32).  Parece extraño, por lo tanto, que Josefo (Ant., XV, III, 1) establece que Antíoco Epífanes fue el primero en deponer a un sumo sacerdote.  Puede ser que él considerara a Abiatar y a Sadoq como titulares conjuntos del oficio, puesto que Abiatar “el sacerdote” y Sadoq “el sacerdote” eran ambos muy prominentes durante el reinado de [[David]] (1 Reyes 1,34; 1 [[Libros de las Crónicas|Crón.]] 16,39.40).  Puede ser que Josefo considerara el acto de Salomón como un medio para volver a la unidad; además, en la misma sección que menciona el cambio, dice que Sadoq era sumo sacerdote durante el reinado de David (Ant., VIII, I, 3), y añade “el rey [Salomón] también nombró a Sadoq como sumo sacerdote único” (Ant., VIII, I, 4).  Poco antes de que los romanos destruyesen el Templo, los [[celotes]] escogieron por suertes a un mero rústico llamado Fanías como el último sumo sacerdote: así el sumo sacerdote, la ciudad y el Templo perecieron juntos (Josefo, “Bell. Jud.”, IV, III, 8).
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La prominencia de Salomón en la [[dedicación]] del Templo no necesariamente lleva a la conclusión de que el rey ofició también como sacerdote en esa ocasión.  Smith ("Ency. Bib.", s.v. ''Priest'') afirma esto, y que los reyes de [[Judá]] ofrecieron [[sacrificio]]s hasta el Exilio, alegando como [[prueba]] pasajes tales como 1 Reyes 9,25; pero aunque en ese mismo Libro se menciona a los sacerdotes, por ejemplo en 8,10-11, tal inferencia no es razonable.  Como demuestra Van Hoonacker, la prominencia del poder secular en la historia temprana del pueblo y la aparente ausencia de incluso el sumo sacerdote durante las funciones más sagradas, así como la autoridad que poseía luego del Exilio, no garantizan la conclusión de Wellhausen de que el sumo sacerdocio fue conocido sólo en [[tiempo]]s post-exílicos.  Es muy poco probable que tal cambio se pudiese realizar y se hubiese introducido en la vida de la nación y fuese tan fácilmente aceptado.  Tenemos, sin embargo, referencias certeras del sumo sacerdocio en los textos pre-exílicos (2 Reyes 11; 12; 16,10; 22; 23; etc.), los cuales Buhl ("The New Schaff-Herzog Ency. of Religious Knowledge", s.v. High Priest) admite como [[auténtico|auténticas]], no interpolaciones, como piensan algunos, mediante las cuales el “oficio posterior puede haber tenido una prefiguración histórica”.  Vemos en ellas las pruebas de la existencia del sumo sacerdocio, no meramente su “prefiguración”.  Entonces también el título “el segundo sacerdote” en [[Jeremías]] 52,24, donde se menciona también al sumo sacerdote, es un [[testigo]] doble de la misma [[verdad]]; de modo que aunque, como dice Josefo (Ant., XX, X), en los últimos años de la historia de la nación “a los sumos sacerdotes se les confiaba el dominio sobre la nación” y así se convirtieron, como en [[tiempo]] de [[los Macabeos]], más conspicuos que en tiempos primitivos, aun así esto fue sólo un lustre accidental añadido a un oficio antiguo y sagrado. 
  
La prominencia de Salomón en la dedicación del Templo no debe llevar a la conclusión de que el rey oficiaba también como sacerdote en la ocasión.  Smith (“Enci. Bib.”, s. v. Sacerdote) sostiene esto, y que todos los reyes de Judea ofrecieron sacrificios hasta el Exilio, alegando como prueba pasajes tales como 1 R 9, 25; Pero ya que los sacerdotes son mencionados en este mismo libro, por ejemplo en 8, 10-11, dicha deducción no es razonableComo lo demuestra Van Hoonacker, la prominencia del poder secular en la antigua historia del pueblo y la aparente ausencia de aún el sumo sacerdocio durante la mayoría de las funciones sagradas, así como la gran autoridad poseída por él después del Exilio, no aseguran la conclusión de Wellhausen en cuanto a que el sumo sacerdocio era conocido sólo en tiempos posteriores al Exilio.  
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En el [[Nuevo Testamento]] ([[Evangelio según San Mateo|Mateo]] 2,4; [[Evangelio según San Marcos|Marcos]] 14,1, etc.), donde se hace referencia a los sumos sacerdotes, algunos piensan que todos esos habían sido sumos sacerdotes, quienes al haber sido depuestos constituían una clase distinta y tenían gran influencia en el [[Sanedrín]]En [[Evangelio según San Juan|Juan]] 18,13 es claro que Anás, incluso cuando fue privado del pontificado, desempeñó un rol importante en las deliberaciones de dicho tribunal.  Shürer afirma que los sumos sacerdotes en el Nuevo Testamento eran ex sumos sacerdotes y también aquellos que se sentaban en el consejo como miembros y representantes de las [[familia]]s privilegiadas de entre las cuales se escogía a los sumos sacerdotes (The Jewish People, Div. II, V. I, 204-7), y [[Juan Maldonado]] en Mat. 2,6, cita a 2 Crón. 36,14, mostrando que también se le llamaba así a los que ocupaban puestos en el Sanedrín como jefes de las familias sacerdotales.
  
Es muy poco probable que un cambio tal podría haber tenido lugar y podría haberse introducido en la vida de la nación y muy fácilmente haber sido aceptado como institución DivinaSin embargo, tenemos referencias incuestionables al sumo sacerdote en textos anteriores al Exilio (2 R 11; 12; 16, 10; 22, 23, etc.) cuya Bula (“La Nueva Encíclica Schaff-Herzog de Conocimiento Religioso”, s. v. Sumo Sacerdote) admite como genuinos, no interpolaciones, como algunos piensan, por lo que el “oficio posterior puede haber tenido un símbolo histórico”Vemos en ellos pruebas de la existencia del sumo-sacerdocio, no meramente su “simbolización”.  Entonces también el título “el segundo sacerdote” en Jr 52, 24, donde el sumo-sacerdote también es mencionado, es un doble testigo de la misma verdad; por lo que aunque Josephus nos dice (Ant., XX, 10), en los siguientes años de la historia de la nación que “a los sumos-sacerdotes les era confiado el dominio de la nación” y por ello llegaron a ser, al igual que en los años de los Macabeos sacerdotales, más conspicuos que en la antigüedad, no obstante esto era sólo una brillantez accidental agregado a un oficio antiguo y sagrado. En el Nuevo Testamento (Mt 2, 4; Mc 14, 1; etc.) donde se hace referencia a los sacerdotes en jefe, algunos piensan que todos estos habrían sido sumos sacerdotes, quienes habiendo sido depuestos constituyeron una clase distinta y habrían tenido gran influencia en el SanedrínEs claro a partir de Jn 18, 13, que Anás, aún habiendo sido privado del pontificado, tuvo una participación principal en las deliberaciones de ese tribunal.  Schürer sostiene que los sacerdotes en jefe en el Nuevo Testamento eran ex sumos-sacerdotes y también lo eran aquellos que se sentaban en el consejo como miembros y representantes de las familias privilegiadas de entre las cuales se elegían los sumos sacerdotes (El Pueblo Judío, Div. II, V, i, 204-7), y Maldonatus, en Mt 2, 6, citas 2 Cr 36, 14, que demuestran que era muy usado que aquellos que se sentaban en el Sanedrín eran jefes de familias sacerdotales.
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Sólo el sumo sacerdote podía entrar al Santo de los Santos en el [[día de la expiación]], e incluso él sólo una vez al año, podía asperjar la sangre del [[sacrificio]] expiatorio y ofrecer [[incienso]]:  [[oración|oraba]] y sacrificaba por sí mismo así como por el pueblo (Lev. 16)Además oficiaba “en los séptimos días y en los novilunios” y festividades anuales (Jos., “Bell. Jud., V, V, 7)Sólo podía casarse con una [[virginidad|virgen]] “de su propio pueblo”, aunque a otros sacerdotes se les permitía casarse con una [[viuda]]; ni era legal para él rasgarse las vestiduras ni acercarse a los muertos incluso si eran parientes cercanos (Lev. 21,10-14; Cf. Josefo, “Ant.”, III, XII, 2)Le correspondía también expresar la voluntad Divina manifestada a él por medio del [[Urim y Tummim]], un método de consultar al Señor sobre el que tenemos muy poco [[conocimiento]].  Puesto que la muerte del sumo sacerdote marcaba una época en la historia de los [[israelitas]], a los [[homicidios|homicidas]] se les permitía regresar a su casa de la ciudad donde habían hallado refugio de la venganza (Nüm. 35,25,28) (vea [[ciudades de refugio]]).  
  
Solo el sumo sacerdote podría entrar a la Tienda de las Citas o Tienda del Encuentro en el día del Perdón, y aún él sólo una vez al año, para rociar la sangre en ofrenda por los pecados y ofrecer incienso: oraba y se sacrificaba por él y por el pueblo (Lv 16).  En la misma forma oficiaba en “los días séptimo y lunas nuevas” y fiestas anuales (Jos., “Bell. Jud.”, V, 5, 7).  Podía casarse sólo con una virgen “de su propio pueblo”, aunque a otros sacerdotes les era permitido casarse con una viuda; tampoco era lícito desgarrar sus vestiduras o acercarse a los muertos aún si se trataba de familiares cercanos (Lv 21, 10-14; Cf. Josephus, “Ant.”, III, 12, 2). También residía en él manifestar la voluntad Divina que le era dada a conocer por medio del Urim y el Thummim, un método para consultar al Señor acerca del cual tenemos muy poco conocimiento. Ya que la muerte del sumo sacerdote marcaba una época en la historia de Israel, se les permitía a los homicidas volver al hogar desde la ciudad en la cual habían encontrado refugio de la venganza (Nm 35, 25 y 28)..
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[[San Pablo]] explica el [[carácter]] típico del sumo sacerdote ([[Epístola a los Hebreos|Heb.]] 9), donde [[los Apóstoles|el Apóstol]] muestra que mientras el sumo sacerdote entraba al “Santo de los Santos” una vez al año con la sangre de las víctimas, [[Jesucristo|Cristo]] el gran sumo sacerdote, ofrecía su propia Sangre y entraba al [[cielo]] mismo, donde Él “[[mediación|intercede]] por nosotros” ([[Epístola a los Romanos|Rom.]] 8,34; vea [[Bernardine a Piconio|Piconio]], “Trip. Expos. In Heb., 9).  
  
El carácter típico del jerarca es explicado por San Pablo (Hb 9), donde el Apóstol muestra que mientras el sumo sacerdote entraba a la Tienda una vez al año con la sangre de las víctimas, Cristo, el gran sumo sacerdote, ofrecía Su propia sangre y entraba al Cielo mismo, donde Él “también intercedía por nosotros” (Rm 8, 34; ver Piconio, “Trip. Expos. in Heb.”, ix).
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En adición a lo que usaban los demás sacerdotes al ejercer sus funciones sagradas, el sumo sacerdote usaba unas batas doradas especiales, llamadas así por el rico material del que estaban hechas.  Aparecen descritas en el Cap. 28 del Éxodo, y cada sumo sacerdote se las legaba a su sucesor.  Sobre la túnica se ponía una bata violeta de una sola pieza, adornada con borlas de violeta, púrpura y escarlata (Josefo, III, VII, 4), entre las dos borlas había campanas que sonaban según ellos entraban y salían del santuario.  Sus mitras diferían de los turbantes de los sacerdotes ordinarios, y tenían al frente una placa dorada con la inscripción “Consagrado a [[Yahveh]]” (Ex. 28,36).  Josefo dice que la [[mitra]] tenía una triple corona de oro, y añade que la lámina con el nombre de [[Dios]] que [[Moisés]] había escrito en caracteres sagrados “ha permanecido hasta nuestros días” (Ant., VIII, III, 8; III, VII, 6). En una nota a Whiston Josefo (Ant., III, VII, 6) da la historia posterior de la placa, pero no se sabe cuál fue su paradero final.  Las preciosas vestimentas del sumo sacerdote eran conservadas por [[Herodes]] y por los romanos, pero siete días antes de un festival le eran devueltas y purificadas antes de usarse en cualquier función sagrada (Jos., “Ant.”, XVIII, IV, 3).  En el [[día de la expiación]], según Lev. 16,4, el sumo sacerdote usaba vestimentas de lino puro, pero Josefo dice que usaba sus vestimentas doradas (Bel. Jud., V, V, 7), y para reconciliar los dos puntos Edersheim piensa que las ricas batas eran usadas a comienzos de la [[ceremonia]] y se cambiaba por las vestimentas de lino antes que el sumo sacerdote entrara al Santo de los Santos.  (The Temple, pág. 270).  Para información adicional respecto a las vestimentas y ornamentos del sumo sacerdote vea [[efod]], [[oráculo]], [[pectoral]], [[Urim y Tummim]].
  
Además a lo que los otros sacerdotes vestían cuando ejercían sus funciones sagradas el sumo sacerdote vestía túnicas doradas especiales, llamadas así por los ricos materiales de los cuales estaban hechos.  Se describen en Ex 28, y cada sumo sacerdote las dejaba a su sucesor.  Sobre la túnica se colocaba una túnica violeta de una pieza, adornada con borlas violeta, púrpura y escarlata (Joseph, III, 7, 4), entre las dos borlas había campanas que sonaban cuando iba y venía del santuario.  Sus mitras diferían de los tocados de los sacerdotes ordinarios, y tenían en el frente una placa dorada con la inscripción “Santo al Señor” (Ex 28, 36).  Josephus describe la mitra como teniendo una triple corona de oro, y agrega que la placa con el nombre de Dios que Moisés había escrito en letras sagradas “ha permanecido hasta este mismo día” (Ant., VIII, 3, 8; III, 7, 6).  En una nota a Josephus de Whiston (Ant., III, 7, 6) se da la historia posterior de la placa, pero no se sabe qué fue de ella finalmente.  Las vestiduras preciosas del sumo sacerdote fueron custodiadas por Herodes y los romanos, pero siete días antes de una fiesta fueron devueltos y purificados antes de ser utilizados en cualquier función sagrada (Jos., “Ant.”, XVIII, 4, 3).  El día del perdón, según Lv 16, 4, el sumo sacerdote vestía lino puro, pero Josephus dice que vestía sus vestimentas doradas (Bell. Jud., V, 5, 7), y para reconciliar a los dos Edersheim, piensa que las ricas túnicas se usaban al principio de la ceremonia y se cambiaban por las vestiduras de lino antes de que el sumo sacerdote entrara a la Tienda (El Templo, p. 270).  Para mayor información acerca de las vestiduras y ornamentos del sumo sacerdote, vea EFOD, ORÁCULO, PECTORAL, URIM Y THUMMIM.
 
  
SCHÜRER, El Pueblo Judío en los Tiempos de Jesucristo, II, I 195-207; también GRÄTZ y otros historiadores; JOSEPHUS, passim; SMITH, Dict. De la Biblia, s. v. Sumo Sacerdote; EDERSHEIM, El Templo, Su Ministerio y Servicio en Tiempos de Jesucristo, 57-79; VAN HOONACKER, El sacerdocio levítico (1899), 317-83; SMITH in Enci. Bib., s. v., Sacerdote, da el punto de vista radical; ORR, El Problema del Antiguo Testamento (1906), 180-90, refuta a Wellhausen y a otros de la escuela radical.  
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'''Bibliografía''':  SCHÜRER, The Jewish People in the Time of Jesus Christ, II, I 195-207; also GRÄTZ and other historians; JOSEFO, passim; SMITH, Dict. of the Bible, s.v. High-Priest; EDERSHEIM, The Temple, Its Ministry and Service at the Time of Jesus Christ, 57-79; VAN HOONACKER, Le sacerdoce lévitique (1899), 317-83; SMITH in Ency. Bib., s.v., Priest, da la opinión radical; ORR, The Problem of the Old Testament (1906), 180-90, refuta a Wellhausen y otros de la escuela radical.
  
JOHN J. TIERNEY
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'''Fuente''':  Tierney, John. "The High Priest." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911.
Transcrito por Vivek Gilbert John Fernandez
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<http://www.newadvent.org/cathen/12407b.htm>.
Traducido por Lucía Lessan
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Dedicado al Santo Sacerdocio Católico
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Traducido por Lucía Lessan. L H M.

Última revisión de 23:35 5 jul 2010

En el Antiguo Testamento al sumo sacerdote se le llamaba por varios nombres:

Las formas comunes en el Antiguo Testamento son ho hiereus (Núm. 3,6); hiereus ho protos (2 Reyes 25,18); ho hiereus ho megas (Lev. 21,10). En 2 Reyes 25,18 se menciona un coadjutor o segundo sacerdote.

Aarón y sus hijos fueron escogidos por Dios para ser sacerdotes, siendo Aarón el primer sumo sacerdote y Eleazar su sucesor; de modo que, aunque la Escritura no lo dice explícitamente, se convirtió en ley la sucesión del hijo mayor al oficio de sumo sacerdote. En los capítulos 28 y 29 del libro del Éxodo se describen la consagración de Aarón y sus hijos durante siete días y sus vestimentas (Cf. Lev. 8,12; Sirácides 45,7 ss.). Aarón fue ungido con aceite derramado sobre su cabeza (Cf. Lev. 8,12); de ahí que fue llamado “el sacerdote ungido” (Lev. 4,3). Algunos textos parecen requerir la unción para todos (Ex. 30,30; Lev. 10,7; Núm. 3,3), pero Aarón fue ungido con aceite en gran profusión, incluso sobre la cabeza (Ex. 29,7), a lo cual se hace referencia en el Salmo 133(132),2, donde se dice que el ungüento fino baja por la barba y “hasta la orla de sus vestiduras”. El ungüento se hacía de mirra, canela, cálamo, casia y aceite de oliva, compuesto por el perfumero o boticario (Ex. 30,23-25; Josefo, (Ant.”, III, VIII, 3), y no debía ser imitado o dedicado a usos profanos (Ex. 30,31-33).

Luego del Exilio la unción cayó en desuso: tanto los sacerdotes como los sumos sacerdotes eran consagrados con la simple investidura. Los rabinos afirmaban que incluso antes del Exilio sólo el sumo sacerdote era ungido al derramarle el aceite sagrado “sobre él” y al aplicarlo a su frente sobre los ojos “en forma de una X griega” (Edersheim, "The Temple, Its Ministry and Service at the Time of Jesus Christ", 71). No se especificaba edad, y así la juventud no fue impedimento para que Herodes nombrara a Aristóbulo al sumo sacerdocio, aunque éste tenía sólo diesisite años de edad (Josefo, "Antiq.", XV, III, 3). Josefo da una lista de ochenta y tres sumos sacerdotes desde Aarón hasta la destrucción del Templo por los romanos (Ant., XX, X). Al principio eran elegidos para un cargo vitalicio, pero luego fueron removidos a voluntad por el [[autoridad civil|poder secular) (Jos., “Ant.”, XV, III, 1; XX, X), de modo que “el número de los sumos sacerdotes desde los días de Herodes hasta el día que Tito tomó y quemó el Templo y la ciudad fueron en total veintiocho; también el tiempo que duraron fue de ciento siete años” (Jos., “Ant.”, XX, X).

Así una tercera parte de los sumos sacerdotes de quince siglos vivieron dentro del último siglo de su historia: se habían convertido en marionetas de los gobernantes temporales. San Juan (11,51) insinúa la frecuencia del cambio en el oficio al decir que Caifás era “el sumo sacerdote de ese año”. Salomón depuso a Abiatar por haber apoyado la causa de Adonías, y le dio el sumo sacerdocio a Sadoc (1 Reyes 2,27.35); entonces fue expulsado el último de la familia de Elí, según le había dicho el Señor a Elí mucho antes (1 Sam. 2,32). Parece extraño, por lo tanto, que Josefo (Ant., XV, III, 1) establece que Antíoco Epífanes fue el primero en deponer a un sumo sacerdote. Puede ser que él considerara a Abiatar y a Sadoq como titulares conjuntos del oficio, puesto que Abiatar “el sacerdote” y Sadoq “el sacerdote” eran ambos muy prominentes durante el reinado de David (1 Reyes 1,34; 1 Crón. 16,39.40). Puede ser que Josefo considerara el acto de Salomón como un medio para volver a la unidad; además, en la misma sección que menciona el cambio, dice que Sadoq era sumo sacerdote durante el reinado de David (Ant., VIII, I, 3), y añade “el rey [Salomón] también nombró a Sadoq como sumo sacerdote único” (Ant., VIII, I, 4). Poco antes de que los romanos destruyesen el Templo, los celotes escogieron por suertes a un mero rústico llamado Fanías como el último sumo sacerdote: así el sumo sacerdote, la ciudad y el Templo perecieron juntos (Josefo, “Bell. Jud.”, IV, III, 8).

La prominencia de Salomón en la dedicación del Templo no necesariamente lleva a la conclusión de que el rey ofició también como sacerdote en esa ocasión. Smith ("Ency. Bib.", s.v. Priest) afirma esto, y que los reyes de Judá ofrecieron sacrificios hasta el Exilio, alegando como prueba pasajes tales como 1 Reyes 9,25; pero aunque en ese mismo Libro se menciona a los sacerdotes, por ejemplo en 8,10-11, tal inferencia no es razonable. Como demuestra Van Hoonacker, la prominencia del poder secular en la historia temprana del pueblo y la aparente ausencia de incluso el sumo sacerdote durante las funciones más sagradas, así como la autoridad que poseía luego del Exilio, no garantizan la conclusión de Wellhausen de que el sumo sacerdocio fue conocido sólo en tiempos post-exílicos. Es muy poco probable que tal cambio se pudiese realizar y se hubiese introducido en la vida de la nación y fuese tan fácilmente aceptado. Tenemos, sin embargo, referencias certeras del sumo sacerdocio en los textos pre-exílicos (2 Reyes 11; 12; 16,10; 22; 23; etc.), los cuales Buhl ("The New Schaff-Herzog Ency. of Religious Knowledge", s.v. High Priest) admite como auténticas, no interpolaciones, como piensan algunos, mediante las cuales el “oficio posterior puede haber tenido una prefiguración histórica”. Vemos en ellas las pruebas de la existencia del sumo sacerdocio, no meramente su “prefiguración”. Entonces también el título “el segundo sacerdote” en Jeremías 52,24, donde se menciona también al sumo sacerdote, es un testigo doble de la misma verdad; de modo que aunque, como dice Josefo (Ant., XX, X), en los últimos años de la historia de la nación “a los sumos sacerdotes se les confiaba el dominio sobre la nación” y así se convirtieron, como en tiempo de los Macabeos, más conspicuos que en tiempos primitivos, aun así esto fue sólo un lustre accidental añadido a un oficio antiguo y sagrado.

En el Nuevo Testamento (Mateo 2,4; Marcos 14,1, etc.), donde se hace referencia a los sumos sacerdotes, algunos piensan que todos esos habían sido sumos sacerdotes, quienes al haber sido depuestos constituían una clase distinta y tenían gran influencia en el Sanedrín. En Juan 18,13 es claro que Anás, incluso cuando fue privado del pontificado, desempeñó un rol importante en las deliberaciones de dicho tribunal. Shürer afirma que los sumos sacerdotes en el Nuevo Testamento eran ex sumos sacerdotes y también aquellos que se sentaban en el consejo como miembros y representantes de las familias privilegiadas de entre las cuales se escogía a los sumos sacerdotes (The Jewish People, Div. II, V. I, 204-7), y Juan Maldonado en Mat. 2,6, cita a 2 Crón. 36,14, mostrando que también se le llamaba así a los que ocupaban puestos en el Sanedrín como jefes de las familias sacerdotales.

Sólo el sumo sacerdote podía entrar al Santo de los Santos en el día de la expiación, e incluso él sólo una vez al año, podía asperjar la sangre del sacrificio expiatorio y ofrecer incienso: oraba y sacrificaba por sí mismo así como por el pueblo (Lev. 16). Además oficiaba “en los séptimos días y en los novilunios” y festividades anuales (Jos., “Bell. Jud.”, V, V, 7). Sólo podía casarse con una virgen “de su propio pueblo”, aunque a otros sacerdotes se les permitía casarse con una viuda; ni era legal para él rasgarse las vestiduras ni acercarse a los muertos incluso si eran parientes cercanos (Lev. 21,10-14; Cf. Josefo, “Ant.”, III, XII, 2). Le correspondía también expresar la voluntad Divina manifestada a él por medio del Urim y Tummim, un método de consultar al Señor sobre el que tenemos muy poco conocimiento. Puesto que la muerte del sumo sacerdote marcaba una época en la historia de los israelitas, a los homicidas se les permitía regresar a su casa de la ciudad donde habían hallado refugio de la venganza (Nüm. 35,25,28) (vea ciudades de refugio).

San Pablo explica el carácter típico del sumo sacerdote (Heb. 9), donde el Apóstol muestra que mientras el sumo sacerdote entraba al “Santo de los Santos” una vez al año con la sangre de las víctimas, Cristo el gran sumo sacerdote, ofrecía su propia Sangre y entraba al cielo mismo, donde Él “intercede por nosotros” (Rom. 8,34; vea Piconio, “Trip. Expos. In Heb.”, 9).

En adición a lo que usaban los demás sacerdotes al ejercer sus funciones sagradas, el sumo sacerdote usaba unas batas doradas especiales, llamadas así por el rico material del que estaban hechas. Aparecen descritas en el Cap. 28 del Éxodo, y cada sumo sacerdote se las legaba a su sucesor. Sobre la túnica se ponía una bata violeta de una sola pieza, adornada con borlas de violeta, púrpura y escarlata (Josefo, III, VII, 4), entre las dos borlas había campanas que sonaban según ellos entraban y salían del santuario. Sus mitras diferían de los turbantes de los sacerdotes ordinarios, y tenían al frente una placa dorada con la inscripción “Consagrado a Yahveh” (Ex. 28,36). Josefo dice que la mitra tenía una triple corona de oro, y añade que la lámina con el nombre de Dios que Moisés había escrito en caracteres sagrados “ha permanecido hasta nuestros días” (Ant., VIII, III, 8; III, VII, 6). En una nota a Whiston Josefo (Ant., III, VII, 6) da la historia posterior de la placa, pero no se sabe cuál fue su paradero final. Las preciosas vestimentas del sumo sacerdote eran conservadas por Herodes y por los romanos, pero siete días antes de un festival le eran devueltas y purificadas antes de usarse en cualquier función sagrada (Jos., “Ant.”, XVIII, IV, 3). En el día de la expiación, según Lev. 16,4, el sumo sacerdote usaba vestimentas de lino puro, pero Josefo dice que usaba sus vestimentas doradas (Bel. Jud., V, V, 7), y para reconciliar los dos puntos Edersheim piensa que las ricas batas eran usadas a comienzos de la ceremonia y se cambiaba por las vestimentas de lino antes que el sumo sacerdote entrara al Santo de los Santos. (The Temple, pág. 270). Para información adicional respecto a las vestimentas y ornamentos del sumo sacerdote vea efod, oráculo, pectoral, Urim y Tummim.


Bibliografía: SCHÜRER, The Jewish People in the Time of Jesus Christ, II, I 195-207; also GRÄTZ and other historians; JOSEFO, passim; SMITH, Dict. of the Bible, s.v. High-Priest; EDERSHEIM, The Temple, Its Ministry and Service at the Time of Jesus Christ, 57-79; VAN HOONACKER, Le sacerdoce lévitique (1899), 317-83; SMITH in Ency. Bib., s.v., Priest, da la opinión radical; ORR, The Problem of the Old Testament (1906), 180-90, refuta a Wellhausen y otros de la escuela radical.

Fuente: Tierney, John. "The High Priest." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/12407b.htm>.

Traducido por Lucía Lessan. L H M.