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Martes, 19 de marzo de 2024

San Pedro de Alejandría

De Enciclopedia Católica

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Se convirtió en Obispo de Alejandría en el año 300; martirizado en noviembre de 311. Según Felipe de Sidetes, él fue una vez el director de la famosa escuela catequética de Alejandría. Su importancia teológica estriba en el hecho de que marcó, muy probablemente inició, la reacción de Alejandría contra el origenismo extremo.

El cisma meleciano estalló cuando Pedro dejó Alejandría para esconderse, durante la persecución de Diocleciano. Hay tres relatos diferentes sobre este cisma:

(1) De acuerdo a los tres documentos latinos (traducidos de los originales griegos perdidos) publicados por Maffei, Melecio (o Melicio), obispo de Licópolis, tomó ventaja de la ausencia de Pedro para usurpar sus funciones patriarcales, y contravino los cánones al consagrar obispos para sedes que no estaban vacantes, cuyos ocupantes estaban en prisión por la fe. Cuatro de ellos protestaron, pero Melecio no les prestó atención y se fue a Alejandría donde, por la instigación de un tal Isidoro y Arrio, el futuro heresiarca, él puso a un lado a los que Pedro dejó encargados y nombró otros. A raíz de esto, Pedro lo excomulgó.

(2) San Atanasio acusa a Melecio no sólo de conducta turbulenta y cismática, sino de sacrificar a los dioses, y de denunciar a Pedro ante el emperador. No hay incompatibilidad entre los documentos latinos y San Atanasio, pero la declaración de que Melecio sacrificó debe ser recibida con cautela; probablemente se basó en un rumor que surgió de la inmunidad que el parecía disfrutar. De todos modos, no se supo nada sobre eso en el Primer Concilio de Nicea.

(3) De acuerdo a San Epifanio (Haer., 68), Melecio y San Pedro riñeron por la reconciliación de los lapsi, el primero se inclinaba a medidas más rigurosas. Epifanio probablemente obtuvo su información de una fuente meleciana, y su historia está llena de disparates históricos. Por ejemplo, Pedro fue compañero de prisión de Melecio y fue martirizado en prisión. Según Eusebio de Cesarea su martirio fue inesperado, y por lo tanto, no fue precedido por un tiempo en prisión.

Existe una colección de catorce cánones emitidos por Pedro en el tercer año de la persecución que tratan principalmente sobre los lapsi, extraída probablemente de una festiva epístola pascual. El hecho de que fueran ratificados por el Concilio de Trullo, y así se convirtieran en parte de la ley canónica de la Iglesia Oriental, probablemente explica su conservación. Muchos manuscritos contienen un canon décimo quinto tomado de un escrito sobre la Pascua. Los casos de diferentes clases de lapsi se decidieron con estos cánones.

Las actas del martirio de San Pedro son muy tardías como para tener algún valor histórico. En ellas aparece la historia de Cristo apareciéndosele a San Pedro con su vestidura rasgada, prediciendo el cisma arriano. San Cirilo en el Concilio de Éfeso citó tres pasajes del “Sobre la Divinidad” aparentemente escritos contra las opiniones subordinacionistas de Orígenes. Dos fragmentos adicionales (en siríaco) que reclaman ser del mismo libro, fueron impresos por Pitra en “Analecta Sacra”, IV, 188; su autenticidad en dudosa. Leoncio de Bizancio cita un pasaje que afirma las dos naturalezas de Cristo de una obra sobre “La Venida de Cristo”, y dos pasajes del primer libro de un tratado contra la opinión de que el alma había existido y pecado antes de unirse al cuerpo. Este tratado debe haber sido escrito contra Orígenes. Son muy importantes siete fragmentos conservados en siríaco (pitra, op. Cit., IV, 189-93) de otra obra sobre la Resurrección en la cual la identidad del resucitado con el cuerpo terrenal se afirma contra Orígenes.

Pitra también publicó cinco fragmentos armenios (op. Cit., IV, 430 ss.). Dos de ellos corresponden con uno de los fragmentos siríacos dudosos. Los tres restantes son probablemente falsificaciones monofisitas (Harnack, “Altchrist. Lit.”, 447). Probablemente también es espurio un fragmento citado por el emperador Justiniano en su carta al patriarca Menas, dando a entender que fue tomado de una mistagogia de la Basílica de San Pedro (see Routh, "Reliq. Sac.", III, 372; Harnack, op. cit., 448). El "Chronicon Paschale" da un extracto grande de un supuesto escrito de Pedro sobre la Pascua. Éste es condenado como espurio por una referencia a San Atanasio (cuyos editores a menudo la suprimen) a menos que, ciertamente, la referencia sea una interpolación. Un fragmento impreso por primera vez por Routh de un tratado “Sobre la Blasfemia” generalmente se considera espurio. Un fragmento copto sobre guardar el domingo, publicado por Schmidt (Texte und Untersuchung., IV) ha sido considerado espurio por Delehaye, con cuyo veredicto parecen estar de acuerdo los críticos. Otros fragmentos coptos han sido editados con una traducción por Crum en la “Revista de Estudios Teológicos” (IV, 287 ss.). Muchos de éstos proceden del mismo manuscrito como el fragmento editado por Schmidt. Su editor dice: “Sería difícil afirmar la autenticidad de estos textos siguiendo el criticismo de Delehaye (Anal. Bolland., XX, 101), aunque algunos pasajes, que he publicado pueden indicar interpolación en vez de una composición apócrifa completa.”


Bibliografía: ROUTH, Reliq. Sac., III, 319-72, da la mayoría de los fragmentos atribuidos a San Pedro. Una traducción de muchos de ellos, así como sobre su martirio, pueden ser hallados en CLARKE, Ante-Nicene Christ. Library, in vol. contiene obras de METODIO. Para el cisma meleciano: HEFELE, Historia de los Concilios, tr. I, 341 sq. La mejor edicion de los Cánones es LAGARDE, Reliq. Juris Eccles., 63-73. La última edición del martirio es VITEAU, Passions des saints Ecaterine et Pierre d'Alexandrie, Barbara et Amysia (Paris, 1897). Vea HARNACK, Altchrist. Lit., 443-49; y Chronologie, 71-75. BARDENHEWER, Gesch. d. altkirch. Lit., II, 203 sq. RADFORD, Tres Maestros de Alejandría; Teognosto, Pierio y Pedro (Cambridge, 1908).

Fuente: Bacchus, Francis Joseph. "St. Peter of Alexandria." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/11771a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.