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Jueves, 28 de marzo de 2024

Israelitas

De Enciclopedia Católica

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Definición

La palabra designa a los descendientes del patriarca Jacob, o Israel. Corresponde al apelativo hebreo “hijos de Israel”, un nombre con el que---junto con la forma simple “Israel”---se llamaba a sí mismo el pueblo escogido en tiempos del Antiguo Testamento. Los extranjeros y los israelitas hablando de sí mismos a otros extranjeros usaban el término “hebreos”, que se explica comúnmente como denotando a aquéllos que habían venido del “otro lado” del río (el Éufrates). Otro sinónimo para israelitas es el término judíos (Ioudaioi), especialmente usado por autores clásicos, pero también usado a menudo por Flavio Josefo y en los escritos del Nuevo Testamento. El objeto del presente artículo es claramente geográfico y etnográfico, dejando, hasta donde sea posible, los otros tópicos conectados con los israelitas para el artículo judaísmo, o en artículos particulares sobre los personajes particulares o eventos en la historia de Israel.

Relación Semítica

Los israelitas pertenecen al grupo de pueblos primitivos designados bajo el nombre general de semitas, y cuyos países se extendían desde el Mar Mediterráneo hasta el otro lado de los ríos Éufrates y Tigris, y desde las montañas de Armenia hasta la costa sur de Arabia. Según la clasificación bíblica de los descendientes de Noé (Génesis 10), es claro que el grupo semítico incluía a los árabes, babilonios, asirios, arameos y hebreos, a cuyos pueblos los etnógrafos modernos añaden, principalmente sobre bases lingüísticas, a los fenicios y cananeos. Así parece que los israelitas desde antiguo reclamaban la afinidad real con algunas de las más poderosas naciones de Oriente, aunque la cercanía o lejanía de esta afinidad no puede ser determinada hoy día. Como se puede esperar, es más definidamente conocida la relación étnica con las tribus semitas, quienes junto con los israelitas componen el sub-grupo de los terabitas.

Los moabitas, los amonitas, los edomitas y los israelitas eran tribus de origen afín, un hecho que es fácilmente conocido por los eruditos contemporáneos. Muestra no menos claramente que los hijos de Israel también eran conscientes de una relación estrecha tanto con los arameos (sirios) al noreste y los nómadas del Sinaí, al sur de Palestina, y no hay duda que, a pesar del rechazo del parentesco de Israel con Aram por algunos críticos recientes, se deben admitir las relaciones de Israel con los arameos y los árabes. En resumen, estas relaciones no son exclusivas de cada uno, pues no hay razón para suponer que el antiguo Israel era más homogéneo que cualquier otro pueblo migratorio y conquistador; y en concreto, ambas relaciones en cuestión igualmente son testigos en los primeros registros históricos (cf. Gén. 24,4.10; 27,43; 29,4, etc, a favor de la relación de Israel con Aram).

Primera Migración

La historia de los israelitas comienza con la migración de las tribus afines mencionadas en el cuadro anterior, en la persona de su antepasado, Téraj, de Babilonia. El punto de partida de esta migración memorable fue, según el Gén. 11,28.31, "Ur de los caldeos", que recientemente ha sido identificado con Mugheir (Muqayar; acadio Uriwa), una importante ciudad de la antigüedad, a unas seis millas de distancia de la rivera derecha del río Eufrates, y a unas 125 millas al noroeste del Golfo Pérsico. Su objetivo real, según el Gén. 11,31, fue "la tierra de Canaán." El movimiento descrito generalmente de este modo está en clara armonía con el hecho bien comprobado que en una fecha temprana la iniciativa babilónica había penetrado a Palestina y de ese modo había abierto para los elementos antisemitas de Caldea una senda hacia la región, que en la actualidad se considera a menudo como el centro original de la dispersión de los semitas, es decir, Arabia del Norte. El curso tomado fue vía Jarán (en Aram), una ciudad a unas 600 millas al noroeste de Ur, y su rival en el culto de la Luna-Dios, Sin. Jarán se parecía mucho a Ur no sólo en el culto, sino también en la cultura, leyes y costumbres, y la llamada a Abraham---el mandato de Dios ordenándole buscar un nuevo país (Gén. 12,5)---fue sin duda bienvenida por uno cuya concepción más pura de la Deidad le tenía insatisfecho con su entorno pagano (cf. Josué 24,2 ss.). También hay razón para pensar que en este tiempo el norte de Babilonia estaba muy perturbado por la invasión de los casitas, una raza montañesa relacionada con los elamitas. Mientras tanto, el segundo hijo de Téraj, Najor, permaneció en Jarán, donde originó el asentamiento arameo: Abraham y Lot siguieron adelante, pasaron Damasco, y alcanzaron el objetivo de su viaje. Aquí sólo es necesario mencionar los asentamientos que la Sagrada Escritura relaciona con Abraham y Lot. Las tribus directamente relacionados con Lot fueron las de Moab y de Amón, de los cuales el primero se estableció al este del Mar Muerto, y el segundo se estableció en la parte oriental del reino amorreo que se extendía entre el Arnón y el Jaboc. De las tribus más inmediatamente relacionadas con Abraham, los ismaelitas y los madianitas parecen haber vivido en la Península de Sinaí, los edornitas tomaron posesión del Monte Seir; la vía de tierra montañosa se extiende al sur del Mar Muerto y al este de la Arabá; y los israelitas se establecieron en el país al oeste del Jordán, los distritos con los que están conectados más concretamente en el Libro del Génesis son los de Siquem, Betel, Hebrón, y Berseba. La historia de los israelitas en esos primeros tiempos se asocia principalmente con los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob (Israel), todos los cuales mantenían un claro recuerdo de su parentesco cercano con el establecimiento semita en Aram (cf. Gén. 24; 28), y el primero de los cuales parece haber llegado a Canaán hacia el 2300 a.C., cuando entró en contacto pasajero con Egipto (Gén. 12) y Elam (Gén. 14) (véase Babilonia).

Permanencia en Egipto

Las relaciones de Abraham con Egipto, antes mencionadas, dieron lugar eventualmente a una de mucha mayor duración por parte de sus descendientes, cuando los israelitas bajaron a Egipto bajo la presión de la hambruna, y se establecieron pacíficamente en el distrito de Gosén, al este del Delta. El hecho de que esta migración tardía de Israel encaja bien con los datos generales que ofrece la historia de Egipto. Cerca de 2100 a.C. el Bajo Egipto había sido invadido y conquistado por un grupo de asiáticos, probablemente de origen semítico, llamados los hicsos, que se establecieron en Zoan (Tanis), una ciudad en el delta, a unas 35 millas al norte de Gosen. Su gobierno, al que se asignan las decimoquinta decimosexta y decimoséptima dinastías, duró 511 años, según Manetón (cf. Flavio Josefo, "Contra Ap.", I, XIV). Por supuesto, era repugnante para los príncipes nativos, cuya autoridad se limitaba a Tebas, mientras que resultó atractivo para otros organismos invasores, como los asiáticos hicsos mismos. Entre estos arribos tardíos se encuentran naturalmente los israelitas, que probablemente entraron a Egipto en algún momento anterior al 1,600 a.C., la fecha asignada para la eventual expulsión de los hicsos por los reyes nativos de Egipto. La posición de Gossen ha sido fijada por las excavaciones recientes, y, como a los israelitas se les permitió seguir su vida pastoral en esa región sin ser molestados, aumentaron rápidamente en número y riqueza. La historia del asentamiento de Israel en Egipto se relaciona particularmente con José, el hijo amado de Jacob y Raquel.

El Éxodo y el Recorrido por el Desierto

La Conquista de Canaán

El Período de los Jueces

El Reino Unificado

El Reino de Israel

El Reino de Judá

Luego del Exilio a Babilonia

Bibliografía: Además de las obras sobre historia bíblica mencionados en la bibliografía del artículo Isaac, las siguientes merecen mención especial: VIGOUROUX, Bible et dcouvertes modernes (París, 1896); SAYCE, Alta Crítica y el Veredicto de los Monumentos (Londres, 1894); McCURDY, Historia, Profecía y los Monumentos (Nueva York, 1895; nueva ed. anunciada, 1909); LAGRANGE, Etudes sur les religions sémitiques (París, 1903); PINCHES, El Antiguo Testamento a la Luz de los Registros Históricos y Leyendas de Asiria y Babilonia (Londres, 1903); WINCKLER, Historia de Israel (Berlín, 1903); BREASTED, Registros Antiguos de Egipto (Chicago, 1906-07); VINCENT, Chanaan d'après l'exploration récente (París, 1907); CORNILL, Historia del Pueblo de Israel, tr. (Chicago, 1899); SOUTTAR, Breve Historia de los Pueblos Antiguos (Nueva York, 1903); WADE, Historia del Antiguo Testamento (Nueva York, 1904).

Fuente: Gigot, Francis. "Israelites." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/08193a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.