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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Vándalos

De Enciclopedia Católica

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Los vándalos fueron un pueblo germánico pertenecientes a la familia de los alamanes orientales. De acuerdo a Tácito, se asentaron originalmente entre los ríos Elba y Vístula. En la época de la Guerra de los Marcomanos (166-181 d.C.), los vándalos vivieron en lo que es ahora Silesia, y alrededor de 271 el emperador romano Aureliano se vio obligado a proteger el curso medio del Danubio contra ellos. Constantino el Grande (alrededor de 330) les concedió tierras en Panonia en la orilla derecha del Danubio. A través de la influencia del emperador Valente (364–378) aceptaron el cristianismo arriano, aun cuando había también algunos vándalos ortodoxos dispersos, entre los cuales se encontraba Estilicón, el ministro del emperador Honorio.

En el 406 los vándalos avanzaron desde Panonia a través de la Galia, la cual devastaron terriblemente, hasta España, donde se establecieron en el 411. A partir del año 427 su rey fue Genserico (Gaiserico), quien desembarcó en el norte de África (429) con aproximadamente 80,000 de sus seguidores. Es un punto de discusión si fue o no convocado a África por el gobernador romano Bonifacio a causa de las intrigas de Aecio. La paz entre romanos y vándalos se concretó en 435, pero el rey Genserico rompió la tregua en 439, e hizo de Cartago la capital de su gobierno después de que saqueara cada rincón de esta ciudad. Durante los siguientes treinta y cinco años, con el apoyo de una vasta flota, causó estragos a las costas de los Imperios de Oriente y Occidente .

En el 455 saqueó la propia Roma por dos semanas continuas. Se afirma que la emperatriz Eudoxia le había pedido a Genserico que la liberase de su odiado matrimonio con el emperador Petronio Máximo, el asesino de su legítimo esposo, Valentiniano III. Sin embargo, probablemente esta historia es una fábula. Se dice que el 2 de junio de 455 León el Grande recibió a Genserico y le imploró que se abstuviera de cometer asesinatos y de provocar incendios, y que se conformara con el pillaje. Se cuestiona si la influencia del Papa salvó a Roma; además, los vándalos sólo tenían en mente obtener botines, ni el saqueo era tan extremo como implicarían la tradición posterior y la expresión “vandalismo”. A partir del año 462 el reino vándalo incluyó África y las islas del Mediterráneo, es decir, Sicilia, Cerdeña, Córcega y las Islas Baleares, pero al igual que los otros reinos germanos en suelo romano, el reino de los vándalos en África inició su decadencia por la falta de unidad racial y religiosa entre los dos pueblos.

Los vándalos trataron a los católicos con mayor rudeza que otros ciudadanos germanos. Genserico castigó a los obispos católicos con la deposición, el exilio o la muerte, mientras que los laicos fueron separados de sus cargos y frecuentemente sufrieron la confiscación de sus propiedades. Se dice que el propio Genserico fue originalmente católico y se había pasado al arrianismo alrededor del 428; esto es, sin embargo, probablemente una invención. Genserico protegió a sus súbditos católicos cuando sus relaciones con Roma y Constantinopla eran amistosas, como en el periodo de los años 454-457, cuando la comunidad católica en Cartago, al no tener un líder, eligió a Deogracias como su obispo. Lo mismo sucedió durante los años 476-477 cuando el obispo Víctor de Cartena le envió, durante un periodo de paz, una severa refutación del arrianismo y no sufrió castigo.

Genserico fue una de las personalidades más poderosas de la era de las migraciones y fue el terror de los mares. Murió a edad avanzada el 25 de enero de 477. De acuerdo a la ley de sucesión que él había promulgado (ley de “seniorato”), sucedería al trono no el hijo, sino el varón de mayor edad de la casa real. Fue sucedido por su incompetente hijo Hunerico (477-484), quien al principio protegió a los católicos debido a su miedo a Constantinopla, pero de 482 en adelante los persiguió de la forma más horrible. El rey Guntamundo (484-96), su primo y sucesor, los protegió una vez más, y mientras Trasamundo (496-523), debido a su fanatismo religioso, era hostil a los católicos, aún se contentaba con persecuciones incruentas. Hilderico (523-30) favoreció a los católicos y les concedió libertad religiosa; en consecuencia una vez más se celebraron sínodos católicos en el norte de África.

Gelimer, primo de Hilderico y quien elevó la bandera del arrianismo nacional, se opuso a la política de Hilderico, el cual fue depuesto y asesinado en el 533. El emperador bizantino Justiniano tomó esto como excusa para interferir. Belisario, el comandante de los ejércitos del Imperio Oriental, derrotó a Gelimer en 533 y el norte de África se convirtió en provincia romana, de donde fueron expulsados los vándalos. Gelimer fue tratado honorablemente y recibió grandes propiedades en Galicia. También se le ofreció el rango de patricio pero tuvo que rechazarlo porque no quería cambiar su fe arriana.


Bibliografía: PAPENCORDT, Gesch. der vandalischen Herrschaft in Afrika (Berlín, 1837); DAHN, Die Konige der Germanen, I (Munich, 1861), 140-260; HODGKIN, Italy and her Invaders, II (Londres, 1880); SCHMIDT, Gesch. der Vandalen (Leipzig, 1901); SCHWARZE, Untersuchungen uber die aussere Entwickelung der afrikanischen Kirche (Gottingen, 1892); GORRES, Kirche u. Staar im Vandalenreich Deutsche Zeitschrift fur Geschichtswissenschaft, X (Leipzig, 1893), 14-70; MARTROYE, Occident a epoque byzantine (París, 1904); IDEM, Genseric (París, 1907).

Fuente: Löffler, Klemens. "Vandals." The Catholic Encyclopedia. Vol. 15, págs. 268-269. New York: Robert Appleton Company, 1912. 25 dic. 2019 <http://www.newadvent.org/cathen/15268b.htm>.

Traducido por Hanzel Carlos Cardoso L. lmhm