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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Sepulcros y entierros cristianos

De Enciclopedia Católica

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Cementerio General de Lima, Perú
Enterrar a los difuntos y tener sepulcros para el depósito de los cadáveres y huesos, ha sido la mayor solicitud entre todas las gentes. En todas las naciones ha sido éste el mayor cuidado; porque siempre se ha tenido en grande estimación y honra el enterrar los difuntos, y por deshonor y castigo de justicia, y censura eclesiástica el no enterrarlos. La acostumbre es antiquísima, y empezó con nuestros primeros padres.
Tributo de la Nación peruana a sus defensores
En la ley natural y en la ley escrita nos lo enseña la Sagrada Escritura. El patriarca Abraham compró un campo para enterrar a su mujer Sara; Jacob mandó a su hijo José, que llevara sus huesos a Palestina, y los colocara en el sepulcro de su padre.
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En la ley escrita el mismo Dios, por manos de ángeles, hizo enterrar el cuerpo de Moisés en el valle de la tierra de Moab a la falda del Monte Febor; por lo que se ignora su sepulcro. David encargó muchísimo a Jabés Galaad que los cadáveres del rey Saúl y de su amado hijo el príncipe Jonatán se les diera sepultura con la mayor honra y estimación. Tobías, con riesgo de su vida, daba sepultura a los difuntos en su casa. Judas Macabeo mandaba hacer honras a los soldados que morían en campaña, aplicándoles copiosos sufragios y oraciones. Degollado el Bautista, los Discípulos tomaron el cuerpo y le dieron sepultura, como afirma San Mateo.
Tributo nacional a José Gálvez
Se dice sepulcro o sepultura porque es un lugar cóncavo, en el que se colocan y esconden los huesos de los difuntos. Santo Tomás de Aquino dice que se dice sepultura para que el horror y hedor de los muertos sea visible a los vivos, y crean que de allí han de resucitar en el día del Juicio. Lo mismo es decir sepulcro que sepultado. También se llama monumento a la sepultura, porque sale del verbo Moneo, que significa avisar, y es el despertador que avisa y mueve el entendimiento para que no olvide la muerte.
En un cementerio católico todo habla de los dogmas y la doctrina de la Iglesia: el plano, la arquitectura, el decoro de las tumbas y las alegorías
Los sepulcros que han sido hechos de mármol y se adornan con esculturas se llaman semisepulchrum y son aquellos que por fuera parecen muy blancos, formados de mármoles y alabastros pero por dentro están llenos de huesos, polvo, ceniza y gusanos. Sirven para que aquellos que los miren contemplen con horror y desengaño en qué paran las dignidades y grandezas del mundo.

Hay sepultura eclesiástica cuando, cogiendo un cadáver, se lleva a aquel lugar elegido y bendito para aquel cuerpo; o sea tierra firme de la Iglesia, o bóveda o carnerario, que todo quiere decir Erario o archivo de huesos, juntando a esto los ritos, ceremonias, preces y oraciones, las que son de utilidad al alma del difunto y de consuelo a los vivos, por ser hechas y determinadas, dichas y cantadas por los Ministros de Dios, que son sus sacerdotes; y aquellas piadosas almas, que acompañan al difunto, una de las obras de misericordia más aceptada por Dios.

Es muy antigua la costumbre de cantar Salmos, Oficio y Misa por los difuntos. El orar por los difuntos se remonta a la muerte del Papa San Marcelino, porque el Santo Papa San Marcelo I, que fue su sucesor en el pontificado, mandó juntar todos los presbíteros y diáconos, llevando luces y cantando himnos, le dio honorífica sepultura, celebrándole aquellas pompas cuanto debidas exequias. Se dicen exequias porque se derivan del verbo exequior, que significa ir siguiendo; porque siguen las exequias la voluntad que dispuso el difunto, el modo con que quiere ser enterrado, los sufragios, limosnas y Misas que dispuso por su alma.

El Ritual Romano dispone la forma en que deben ser enterrados los muertos. Así lo practica la Iglesia. Se va con Cruz levantada a buscar el cadáver, o en donde vivía o en la capilla llamada Depósito que hay en las Iglesias, diciendo en voz baja el Salmo Miserere, Llega el preste donde está el cadáver, y rociándole con el hisopo, que tendrá agua bendita, dice la Antifona: “Si iniquitates”. Entona el clero el Salmo “De profundis”, y concluido, repite el Clero; “Si iniquiatates”. Concluido el verso dice el preste la antífona Exultabunt Domino. Entona el clero el Salmo Miserere. Concluidos éste, se repite e verso “Exultabunt Domino”. Luego se dice tres veces el Kyrie eleison, seguido del Paternoster, mientras se rocía con agua bendita el cadáver. Luego se recita la oración “Deus cui proprium est miserere, etc”.

Se canta la Misa “in die obitus”, y concluída, se dice aquella oración tan humilde: “Non intrés in judicium cum servo tuo Domine”. Luego se canta el Libera me Domine. Al Pater Noster se rocía con agua bendita y se inciensa el cadáver. Dicha la oración pronuncia el Prestela antífona “Ego sum”. Se repite tres veces el Kyirie eleison; dice el Preste el Pater noster, y en el ínterin se reza, se rocía el cadáver con agua bendita, se le inciensa, se le echa tierra y luego la oración. Estos son los ritos con los que la Iglesia entierra los difuntos, y todo contiene muchísimos misterios.


Transcrito y adaptado por José Gálvez Krüger para La Enciclopedia Católica. Tomado de el Porqué de todas las ceremonias de la Iglesia y sus Misterios de Ignacio Lobera 1769


Enlaces Internos

[1] Purgatorio

[2] Cielo

[3] Infierno

[4] Santos difuntos

[5] Punto de Vista de Alejandro Bermúdez (Rezar por las almas del Purgatorio).

[6]Punto de Vista de Alejandro Bermúdez (Doctrina del Purgatorio).


[7] Alcaración sobre la creamción de cadáveres.


Enlaces externos

[8] La muerte y sus ritos. Plañideras medievales.