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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Ammón

De Enciclopedia Católica

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Origen y raza

Los ammonitas fueron una raza muy afín a los hebreos. Uno de los usos de su nombre en la Biblia manifiesta la antigua creencia hebrea acerca de esta relación cercana, pues se les llama Bén'ámmî, o "hijo de mi pueblo", lo que significa que a esa raza se la consideraba como descendiente del pariente más cercano de Israel. Este juego de palabras sobre el nombre Ammón no surgió del nombre en si, sino que presupone la creencia en el parentesco entre Israel y Ammon. El nombre Ammón no puede ser aceptado como prueba de esa creencia, pues su origen es obscuro, derivado quizás del nombre de una deidad tribal. El lenguaje ammonita, sin embargo, sí constituye una prueba de su origen común. Si bien es cierto, que no nos ha llegado ninguna inscripción amonita, pero los nombres ammonitas que se han preservado pertenecen a un dialecto con una afinidad muy cercana al hebreo. Más aún, la cercana relación de sangre entre Moab y Ammón, admitida por todos, el lenguaje de la piedra moabita, casi hebreo en su forma, es un testigo sólido de la afinidad racial entre Israel y Ammon. Este argumento lingüístico reivindica la creencia de que Israel siempre tuvo en consideración este parentesco con los ammonitas.

La creencia ha sido expresada de forma inequívoca en Génesis 19,32-38, donde se atribuye a Lot, el sobrino de Abraham, la paternidad de Ammón y su hermano, Moab. Esta repugnante narración ha sido tradicionalmente considerada como un hecho literal, pero recientemente ha sido interpretada, por el P. Lagrange, OP., como una narrativa de una burda ironía popular por medio de la cual los israelitas expresaban su aversión por la corrupta moral de los moabitas y ammonitas. Sin embargo, es dudoso que tal ironía se dirigiera contra el propio Lot. Otros estudiosos ven en la depravación de esos pueblos una prueba de la realidad del relato bíblico acerca de su origen incestuoso. Los etnólogos, al interpretar ese origen a partir del sobrino de Abraham siguiendo los cánones de autenticidad de su ciencia, sostienen que ello indica que los israelitas eran considerados la tribu más antigua y más poderosa, mientras que los ammonitas y moabitas eran considerados como ramificaciones del tallo principal. El carácter del Génesis, que en ocasiones parece preservar las tradiciones populares en lugar de la exactitud etnológica, se toma como confirmación de esa posición. Pero no se niega de modo alguno que la tradición hebrea del parentesco inmediato de Israel, Ammón y Moab sea correcta. Los tres forman juntos un solo grupo y se clasifican como pertenecientes a la rama aramea de la raza semita.

Su país y civilización

Los ammonitas se establecieron al este del río Jordán; su territorio originalmente comprendía todo el territorio desde dicho río hasta el desierto, y del Río Yabboq, al sur, hasta el Río Arnón (Jc. 11,13-22), que luego perteneció a la porción de Rubén y Gad. "También éste país era considerado país de refaítas; los refaítas habitaron aquí antiguamente; y los ammonitas los llamaban zanzumitas" (Deut. 2,20), al que pertenecía Og, rey de Basán, quien pereció ante los hijos de Israel en los días de Moisés (cap. 3). Sin embargo, poco antes de la invasión hebrea comandada por Josué, los ammonitas fueron expulsados de ese rico territorio por los amorreos y se retiraron a las montañas y valles que forman la parte oriental del distrito actualmente conocido como El-Belka. Ellos continuaron creyendo que su territorio original les pertenecía por derecho, y en épocas posteriores lo reconquistaron y mantuvieron por un período muy largo.

Su tierra, aunque no era muy fértil, disfrutaba de agua abundante y excelentes pastos. Jeremías dice de Ammón que se gloría en sus valles y confía en sus tesoros (Jer 49,4). Su ciudad principal era Rabbath, o Rabbath-Ammon, para distinguirla de otra ciudad del mismo nombre en Moab, y yacía en medio de un valle fértil y bien cultivado. Era la ciudad real; en tiempos de David floreció bajo el gobierno de un rey poderoso y estaba bien fortificada, aunque sucumbió ante el ataque de Joab, general de David (2 Sam. 11-12). Ptolomeo II (Philadelphus) la reconstruyó posteriormente y la llamó Filadelfia; aún conserva algo de su nombre original, aunque actualmente los árabes la conocen como Amman. Sus ruinas, hoy día, son de las más imponentes del otro lado del Jordán, a pesar de las muchas vicisitudes de la ciudad, e iluminan y dan vida a la ya de por sí vibrante narración del ataque de Joab. Los ammonitas tenían muchas otras ciudades además de Rabbath (vea Judit 11,33; 2 Sam 12,31), pero sus nombres han desaparecido. Indican, al menos, un considerable desarrollo de la civilización y muestran que a los ammonitas no se les puede clasificar, como se hace a menudo, casi en el plano de nómadas. En lo tocante a religión, practicaban la idolatría y las abominaciones comunes a las razas semitas que rodeaban a Israel. Su dios se llamaba Milcom, supuestamente otra forma de Moloc. Parece que los hebreos sentían por los ammonitas un desprecio especial, al igual que por los moabitas. A nadie de esos pueblos, ni siquiera luego de convertirse a la religión de Yahveh, se le permitía entrar al Tabernáculo; ni sus hijos o descendencia hasta la décima generación (Deut. 23).

Ammón e Israel

Bibliografía

Diccionarios bíblicos de HASTINGS, VIGOUROUX; Jewish Encyclopædia; DELITSCH, DILLMAN, DRIVER, GRAY, Comentarios (Números); LAGRANGE, Historical Method.

Fuente: Fenlon, John Francis. "Ammonites." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01431b.htm>.

Traducido por Javier Algara Cossío. L H M.