Diferencia entre revisiones de «Cronología general»
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Revisión de 09:13 28 dic 2012
Cronología general (girego, chronos, tiempo; logos, discurso), la ciencia de la medición del tiempo, tiene dos ramas: (1) cronología matemática, que determina las unidades que se emplean para medir el tiempo, y (2) cronología histórica, de la que tratamos aquí, y la cual fija en el curso general del tiempo la posición de cualquier evento particular, o, como se le llama generalmente, su fecha. Es así para la historia lo que la latitud y la longitud son para la geografía. El primer requisito en cualquier sistema de cronología histórica es una era, es decir un punto de tiempo fijo, la distancia desde la que se indicará la posición de todos los demás. El término era, cuya derivación no se conoce con certeza, parece haber sido utilizada por primera vez en Francia y España para denotar un número o una regla. Puesto que la necesidad de un sistema de cronología definido fue reconocida por primera vez por la humanidad, se han utilizado muchas y variadas eras en diferentes épocas y por diferentes naciones. Para fines prácticos, es más importante entender las que afectan a la historia cristiana.
Contenido
Era Cristiana
La primera de las eras cristianas es la que ha sido adoptada por todos los pueblos civilizados y conocida como la era cristiana, vulgar o común. Ésta fue introducida hacia el año 527 por Dionisio el Exiguo, un monje escita residente en Roma, que fijó su punto de partida en el año 753 desde la fundación de Roma, en cuyo año, según sus cálculos, ocurrió el nacimiento de Cristo. Al hacer de este año el primero de su era, contó los años siguientes en curso regular a partir de él, y los llamó años "del Señor", y ahora se designa tal fecha como A. D. (es decir, Anno Domini). Al año anterior al año 1 d.C. se le llama A.C. (Ante Christum). Hay que tener en cuenta que no hay un año O interviniendo, como algunos han imaginado, entre a.C. y d.C.
Muchos suponen que el cálculo de Dionisio estaba incorrecto, y que el nacimiento de Cristo realmente ocurrió tres años antes del fijado por él, o, en el año 750 de Roma, que él llama 3 a.C. Sin embargo, el primer año de la era cristiana fijado, con razón o sin ella, por Dionisio es irrelevante para efectos de la cronología. Su sistema fue adoptado, solo gradualmente, primero en Italia y luego en otras partes de la cristiandad. Inglaterra parece haber estado entre las primeras regiones que hicieron uso de él, bajo la influencia de los misioneros romanos, ya que se encuentra en los estatutos sajones del siglo VII. En la Galia hizo su aparición sólo en el VIII, y su uso no se generalizó en Europa hasta después del año 1000; por consiguiente en francés el término millésime se usaba con frecuencia para indicar una fecha d.C. En España, aunque conocido ya para el siglo VII, el uso de la era cristiana, como veremos más adelante, no se generalizó hasta después de la mitad del siglo XIV.
Cronología pre-cristiana
De los sistemas cronológicos previamente en uso, será suficiente describir brevemente algunos. Los griegos databan los eventos por Olympiads, o los períodos de cuatro años que mediaban entre las celebraciones sucesivas de los juegos olímpicos, y este modo de cálculo, después de haber sido ampliamente adoptado en Roma, continuó siendo utilizado con frecuencia en los primeros siglos del cristianismo. Las olimpiadas comenzaron a partir de 776 a.C., y en consecuencia el año 1 d.C. fue el cuarto año de la olimpiada número 194.
Los romanos a menudo contaban los años desde la fundación tradicional de su ciudad (ab urbe conditâ--A.U.C. ), fecha que, como se ha dicho, coincidió con el año 753 a.C. Ellos también a menudo designaban los años por los nombres de los cónsules en funciones (por ejemplo Consule Planco). A veces los romanos databan por años post-consulares (es decir, tanto tiempo después del consulado de un hombre bien conocido). Naturalmente, los años de reinado de los emperadores romanos dentro de poco suplantaron los de los cónsules, cuyo poder en los últimos tiempos era meramente nominal; y a partir de los emperadores, este método de fechado fue imitado por los Papas, reyes y otros gobernantes, con o sin la adición del año d.C. Se convirtió en hecho universal en la Edad Media, y subsiste en documentos, tanto eclesiásticos como civiles, hasta nuestros días.
Años de reinado
Los años pontificios de los Papas son históricamente importantes (vea lista cronológica en el artículo Papas). Hay que tener cuidado, por supuesto, en el caso de tales fechas, al observar desde qué punto de tiempo se calcula cada reinado. En una monarquía electiva como el papado hay necesariamente un intervalo entre los reinados sucesivos, el cual es a veces considerable. Por otra parte, el conteo es a veces desde la elección de un pontífice, a veces desde su coronación.
Al determinar las fechas por los años de reinado de otros soberanos hay por supuesto varios puntos a los que se debe prestar atención. Limitándonos a la historia de Inglaterra, los reyes anteriores después de la conquista normanda databan sus reinados sólo desde su coronación, o alguna otra exposición pública de soberanía, de modo que a veces había un intervalo de días o incluso semanas entre el cierre de un reinado y el comienzo del siguiente. Sólo a partir de la accesión de Ricardo II (22 de junio de 1377) fue que comenzó que el reinado de un monarca comenzara con la muerte o la deposición de su predecesor. Incluso con posterioridad a esto, se contaba a veces desde el mismo día en que el monarca precedente dejó de reinar, a veces desde el siguiente día. No fue hasta el primer año de la reina Isabel que se decretó que la anterior debía ser la norma. En algunos casos particulares el asunto era aún más complicado. El rey Juan fechó su reinado a partir de su coronación, 27 de mayo de 1199, pero al ser ese día la Fiesta de la Ascensión, sus años se contaron desde la ocurrencia de este festival hasta el próximo, y fueron consecuencia de longitud variable. Eduardo I dató desde el mediodía, 20 de noviembre de 1272, y en consecuencia, este día en cada año de su reinado era en parte en un año de reinado y en parte en otro.
En las guerras civiles de York y Lancaster, Enrique VI y Eduardo IV ignoraron igualmente el período durante el cual su rival asumió o recuperó el poder, y contaron sus años en adelante continuamente desde el momento en que subieron al trono. Aunque Carlos II comenzó a reinar de facto sólo en la Restauración (29 de mayo de 1660), contó sus años, de jure, desde la ejecución de su padre el 30 de enero de 1648-9, haciendo caso omiso de la Commonwealth y el Protectorado. La reina María Tudor contó su reinado desde la muerte de Eduardo VI (6 de julio de 1553), pero debido a que el intervalo hasta el 19 de julio del mismo año fue ocupado por el reinado abortivo de Lady Jane Grey, los documentos públicos a su nombre comienzan sólo con la última fecha . Guillermo III y María II comenzaron a reinar el 13 de febrero de 1688-9, como "Guillermo y María". María murió el 28 de diciembre 1694, cuando el nombre se modificó a "Guillermo" solo, pero no se hizo el cambio en el cómputo de los años de reinado. Durante el año, durante mucho tiempo fue usual que se especificaran las fechas con referencia a alguna fiesta muy conocida en el calendario eclesiástico, como, por ejemplo, "el viernes antes de Pentecostés" o "el día de San Juan Bautista".
Indicciones
En los documentos papales y otros a menudo se añade otra época, a saber, la indicción. Esta había sido originalmente un período de quince años, al final de los cuales se balanceaban las cuentas financieras del Imperio Romano, pero para propósitos de la cronología las indicciones son períodos convencionales de quince años, el primero de los cuales comenzó en el reinado de Constantino el Grande. A diferencia de las olimpiadas, las indicciones mismas indicciones no se contaban, sino sólo el lugar de un año de la indicción en el que caía. Así indictione quarta no significa "en la cuarta indicción", sino "en el cuarto año de su indicción", sea cual haya sido. Era obvio que tal elemento de cálculo podía servir sólo para verificar con mayor precisión la fecha de un año ya conocido aproximadamente.
Por otra parte, las indicciones se calculaban en diferentes sistemas, que deben ser comprendidos y distinguidos:
- Las indicciones griegas, constantinianas o constantinopolitanas se contaban a partir del 1 de septiembre de 312. Estas se utilizaban principalmente en Oriente.
- (2) Las indicciones imperiales, cesáreas u occidentales comenzaban el 24 de septiembre de 312. Estas fueran adoptadas normalmente en la cristiandad occidental. Parecen haber sido de origen anglosajón y debido su popularidad a la autoridad de Beda el Venerable. El día que eligió para el punto de partida se debió a un cálculo astronómico erróneo que hizo que el equinoccio de otoño cayera el 24 de septiembre. Más confusión fue causada por el error de algunos cronistas que erróneamente iniciaron el ciclo de indicción con un año de retraso: 24 de septiembre de 313.
- (3) Las indicciones romanas papales o pontificias, introducidas en el siglo IX, hicieron que la serie comenzara a partir del primer día del año civil, que era en algunos casos el 25 de diciembre y en otros, el 1 de enero. Este sistema también fue común en la cristiandad occidental, pero a pesar de su nombre no era de ninguna manera utilizado exclusivamente en los documentos papales.
Comienzo del año
La fecha en la que comenzaba el año varió en diferentes períodos y en diferentes países. Cuando Julio César reformó el calendario (45 a.C.) fijó el 1 de enero como el Día de Año Nuevo, un carácter que parece nunca haber perdido, incluso entre aquellos que eligieron otro punto de partida con fines civiles y legales. Los más comunes de estos puntos de partida fueron el 25 de marzo (Fiesta de la Anunciación, "Nombre de la Encarnación") y el 25 de diciembre (Día de Navidad, "Nombre de la Natividad").
En Inglaterra, antes de la conquista normanda (1066), el año comenzaba bien el 25 de marzo o el 25 de diciembre; desde el 1087 hasta el 1155, el 1 de enero; y desde el 1155 hasta la reforma del calendario en 1752, el 25 de marzo, de modo que el 24 de marzo era el último día de un año, y el día 25 de marzo el primero del siguiente. Pero aunque el año legal se contaba de ese modo, está claro que al 1 de enero se le decía comúnmente el Día de Año Nuevo. En Escocia, desde el 1 de enero de 1600, el comienzo del año se contaba a partir de ese día. En ]]Francia]] el año se contaba de diversas maneras: desde el día de Navidad, desde la víspera de la [[Pascua)) (o Sábado Santo), o desde el 25 de marzo. De todos los puntos de partida, obviamente, el peor es una fiesta móvil como la Pascua.
Desde 1564 en Francia se contaba el año desde el 1 de enero al 31 de diciembre. En Alemania el conteo era en la antigüedad desde la Navidad, pero desde 1544 en adelante, desde el 1 de enero al 31 de diciembre. En Roma y en gran parte de Italia era a partir del 25 de diciembre, hasta que el Papa Gregorio XIII reformó el calendario (1582) y fijó el 1 de enero como el primer día del año. Sin embargo, los años según los cuales se datan las bulas papales todavía comienzan con el Día de Navidad. España, con Portugal y el sur de Francia observaban su propia era hasta mucho tiempo después que el resto de la cristiandad hubo adoptado la de Dionisio. Esta era de España o de los Césares, comenzó con el 1 de enero de 38 a.C. y se mantuvo en vigor en el Reino de Castilla y León hasta 1383 d. C, cuando un decreto real ordenó la sustitución de la era cristiana. En Portugal, el cambio no se hizo hasta 1422. No se ha hallado ninguna explicación satisfactoria de la fecha en que esta era comenzó.
La reforma gregoriana
La introducción del calendario gregoriano supuso varias discrepancias entre las fechas que diferentes personas asignaban a los mismos hechos. El sistema juliano de medición del tiempo, introducido por Julio César, no era lo suficientemente preciso, pues hacía el año ligeramente largo, con el resultado de que en el siglo XVI había caído diez días en atraso, de modo que, por ejemplo, el día del equinoccio vernal, que debía haber sido llamado 21 de marzo, se llamó 11 de marzo. Para remediar esto, además de sustituir un sistema mejorado que debería evitar el funcionamiento futuro del error, era necesario omitir diez días completos para que las cosas volviesen al punto adecuado. El Papa Gregorio XIII, quien introdujo el sistema reformado, o "Estilo Nuevo", ordenó que no se contasen diez días en octubre de 1582, y que el día 4 de ese mes fuese seguido inmediatamente por el 15. Determinó, además, que el año debería comenzar el 1 de enero, y con el fin de evitar que el error juliano causara retraso en el futuro como en el pasado, dictaminó que se omitan tres años bisiestos cada cuatro siglos, a saber. los de los años del siglo cuyas dos primeras cifras no sean múltiplos exactos de cuatro, como 1700, 1800, 1900, 2100, etc.
El estilo nuevo (EN) fue adoptado rápidamente por los estados católicos, pero durante mucho tiempo los estados protestantes mantuvieron el estilo antiguo (EA), por lo cual surgieron importantes diferencias al marcar las fechas según se seguía uno u otro estilo. En primer lugar estaba la diferencia original de diez días, aumentada por los once del estilo nuevo a febrero 29 de 1700, a doce días en 1800 y a trece en 1900. Por otra parte, el período comprendido entre enero 1 a marzo 24 inclusive, que era el comienzo del año de acuerdo al nuevo estilo, de acuerdo al viejo estilo era la conclusión del año anterior. Por la falta de atención a esto, los acontecimientos importantes han sido a veces mal citados por un año. Como ejemplo se puede considerar la muerte de la reina Isabel, la cual ocurrió en lo que se llamó entonces en Inglaterra el 24 de marzo 1602, que era el último día de ese año.
En Francia y en donde prevaleció el EN, se describió este día como 3 de abril 1603. A fin de evitar toda ambigüedad posible esas fechas se expresan frecuentemente en forma fraccionada como 24 marzo/3 abril, 1602/3. En nuestras historias modernas los años se dan siempre de acuerdo con el EN, pero para lo demás las fechas se dejan como fueron registradas originalmente. Así se dice que la reina Isabel murió el 24 de marzo de 1603. No fue hasta 1700 que los estados protestantes de Alemania y los Países Bajos aceptaron la reforma gregoriana, y hasta 1752 por Gran Bretaña, cuando había una diferencia de once días entre el sistema operativo entre el EA y el EN. Suecia, tras alguna extraña vacilación, hizo mismo en 1753. Rusia y otros países sujetos a la autoridad de la Iglesia Griega continuaron con el EA hasta el siglo XX, y, en consecuencia, sus fechas están ahora atrasadas trece días detrás de las del resto de la cristiandad.
Período juliano
Otras eras
Días del mes y de la semana
La centuria
Ejemplos
Fuente: Gerard, John. "General Chronology." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908. 24 Dec. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/03738a.htm>.
Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina