San Germán de Auxerre
De Enciclopedia Católica
San Germán, obispo de Auxerre; nació en Auxerre cerca del 380; murió en Rávena el 31 de julio de 488. Fue hijo de Rústico y Germanila, y su familia era una de las más nobles de la Galia a fines del siglo IV. Recibió la mejor educación provista por las distinguidas escuelas de Arles y Lyon, y luego se fue a Roma, donde estudió elocuencia y derecho civil. Practicó allí ante el tribunal del prefecto durante algunos años con gran éxito. Su alto nacimiento y talentos brillantes lo pusieron en contacto con la corte, y se casó con Eustaquia, una dama muy estimada en los círculos imperiales. El emperador lo envió de regreso a la Galia y lo nombró uno de los seis duques, encargado del gobierno de las provincias galas. Residió en Auxerre y se entregó a todos los placeres que le tocaron en suerte naturalmente. A la larga se ganó el disgusto del obispo, San Amador. Parece que Germán solía colgar los trofeos de la persecución en cierto árbol, que en otros tiempos había sido escenario de culto pagano. Amator lo reconvino en vano. Un día, cuando el duque estaba ausente, el obispo mandó a cortar el árbol y quemó los trofeos. Temiendo la ira del duque, que deseaba matarlo, huyó y le pidió permiso al prefecto Julio para conferirle la tonsura a Germán. Una vez concedido esto, Amador, quien sintió que su propia vida estaba llegando a su fin, regresó. Cuando el duque llegó a la iglesia, Amador mandó a cerrar las puertas y le dio la tonsura contra su voluntad, le pidió que viviera como uno destinado a ser su sucesor, y de inmediato lo convirtió en diácono.
Un cambio maravilloso se produjo instantáneamente en Germán, y aceptó todo lo que había sucedido como la voluntad divina. Se entregó a la oración, el estudio y las obras de caridad, y poco después, cuando murió Amador, Germán fue elegido por unanimidad para llenar la sede vacante; fue consagrado el 7 de julio de 418. Su espléndida educación ahora le fue muy útil para el gobierno de la diócesis, que administró con gran sagacidad. Distribuyó sus bienes entre los pobres y practicó grandes austeridades. Construyó un gran monasterio dedicado a los Santos Cosme y Damián a orillas del Yonne, a donde solía retirarse en sus momentos libres.
En el 429 los obispos de Bretaña enviaron al continente una solicitud de ayuda contra los herejes pelagianos que estaban corrompiendo la fe de los isleños. San Próspero, que estaba en Roma en 431, nos dice en su “Crónica” que el Papa Celestino le encargó a la Iglesia de la Galia que enviara ayuda y Germán y Lupo de Troyes fueron enviados a cruzar a Bretaña. En su camino Germán se detuvo en Nanterre, donde conoció a una niña, Genoveva, destinada a convertirse en la patrona de París. Una de las primeras vidas de San Patricio, apóstol de Irlanda, nos dice que formó parte del séquito de San Germán en esa ocasión. La tradición nos dice que la discusión principal con los representantes del pelagianismo tuvo lugar en San Alban, y resultó en el completo desconcierto de los herejes. Germain permaneció en Bretaña por algún tiempo predicando, y estableció varias escuelas para el entrenamiento del clero. A su regreso fue a Arles a visitar al prefecto y obtuvo la remisión de ciertos impuestos que oprimían a la gente de Auxerre. Para esa época construyó una iglesia en honor a San Alban en su ciudad episcopal.
En 447 fue invitado de nuevo a visitar Bretaña, y fue con Severo, obispo de Trèves. Parecería que hizo mucho por la Iglesia allí, a juzgar por las tradiciones transmitidas en Gales. Se dice que en una ocasión ayudó a los británicos a obtener una gran victoria (llamada por el grito de guerra, ¡Aleluya! la victoria Aleluya) sobre un cuerpo merodeador de sajones y pictos. A su regreso a la Galia, se dirigió a Armórica (Bretaña) para interceder por los armóricos que habían estado en rebelión. Su castigo fue diferido por su súplica, hasta que presentase su caso ante el emperador. Salió para Italia y llegó a Milán el 17 de junio de 448. Luego viajó a Rávena, donde se entrevistó a favor de ellos con la emperatriz madre, Gala Placidia. La emperatriz y el obispo de esa ciudad, San Pedro Crisólogo, le dieron la bienvenida real y le concedieron el perdón que solicitaba.
Murió allí el 31 de julio de 350. Tal como solicitó antes de morir, su cuerpo fue llevado de regreso a Auxerre y enterrado en el Oratorio de San Mauricio, construido por él. Más tarde, el oratorio fue reemplazado por una gran iglesia, que se convirtió en una famosa abadía benedictina conocida como Abadía de San Germán. Este tributo a la memoria del santo fue obsequio de la reina Clotilde, esposa de Clodoveo. Algunos siglos después Carlos el Calvo mandó a abrir la urna y encontró el cuerpo incorrupto. Fue embalsamado y envuelto en telas preciosas, y colocado en una posición más prominente en la iglesia. Allí se conservó hasta 1567, cuando Auxerre fue tomado por los hugonotes, quienes profanaron el santuario y botaron las reliquias. Se ha dicho que luego las reliquias fueron recogidas y colocadas en la Abadía de San Marion a orillas del Yonne, pero no se ha reconocido canónicamente la autenticidad de las reliquias de esa iglesia. San Germán fue honrado en Cornwall y en San Alban en Inglaterra antes de la Reforma, y siempre ha sido el patrón de Auxerre.
Bibliografía: TILLEMONT, Mémoires, XV, 8; BRIGHT in Dict. Christ. Biog., s.v.; Gallia Christiana, XII, 262; GUÉRIN, Vies des Saints (París, 1880), IX, 132-45; Acta SS., VII, julio, 184-200; CONSTANCIO, Vie de S. Germain d'Auxerre, tr. franç. avec une étude (1874); y para su relación con San Patricio, HEALY, Life of St. Patrick (Dublin, 1905); Vita Tripartita in Rolls Series, ed. Whitley Stokes (Londres, 1905), passim; O'CONNOR, Rerum Hibern. Script. (1825), II, 92.
Fuente: MacErlean, Andrew. "St. Germain." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6, págs. 472-473. New York: Robert Appleton Company, 1909. 16 Dec. 2019 <http://www.newadvent.org/cathen/06472b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina