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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Atrición

De Enciclopedia Católica

Revisión de 11:37 13 sep 2016 por Luz María Hernández Medina (Discusión | contribuciones) (Doctrina de la Iglesia sobre la Atrición)

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Doctrina de la Iglesia sobre la Atrición

Atrición o contrición imperfecta (Latín, attero, "debilitar, consumir"; p.p., attritus, debilitado, cansado, abatido).

El Concilio de Trento (Ses. XIV, cap. IV) definió contrición como "el dolor del alma, y odio al pecado cometido, con el firme propósito de no pecar en el futuro". Este odio al pecado puede surgir de diferentes motivos, puede ser impulsado por diversas causas. La aversión al pecado surge del amor a Dios, que ha sido gravemente ofendido, entonces se denomina contrición perfecta; si surge de cualquier otro motivo, tal como la pérdida del cielo, el miedo al infierno, o la atrocidad de la culpa, entonces se denomina contrición imperfecta, o atrición. Es la enseñanza clara del Concilio de Trento (Ses. XIV, IV) que existe tal disposición del alma como la atrición, y que es una cosa excelente, un impulso del Espíritu de Dios.

”Y en cuanto a esa contrición imperfecta que es llamada atrición, porque comúnmente se la concibe ya sea desde la consideración de la depravación del pecado o desde el miedo al infierno y al castigo, el Concilio declara que si, con la esperanza del perdón, excluye el deseo de pecar, no sólo no hace al ser humano un hipócrita y un pecador peor, sino que es incluso un don de Dios, y un impulso del Espíritu Santo, que de hecho no inhabita todavía en el penitente, sino que sólo lo mueve; por medio del cual el penitente, siendo ayudado, prepara un camino para sí mismo hacia la justicia, y aunque esta atrición no puede por sí misma, sin el Sacramento de la Confesión, conducir al pecador a la justificación, aun así lo dispone para recibir la gracia de Dios en el Sacramento de la Penitencia. Pues afligidos provechosamente con el miedo, los ninivitas, tras la predicación de Jonás, hicieron penitencia temerosa y obtuvieron la misericordia del Señor.”

Por lo cual tocante a la atrición el Concilio en la Ses. XIV, canon V, declara: “Si cualquiera afirma que la atrición… no es un dolor verdadero y provechoso; que no prepara al alma para la gracia, sino que convierte a la persona en una hipócrita, síno incluso en un pecador peor, sea anatema”. La doctrina del concilio está de acuerdo con la enseñanza del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los escritores del Antiguo Testamento alaban sin vacilar ese temor de Dios que es realmente “el principio de la sabiduría” (Sal. 112(111),10). Una de las formas de expresión más comunes hallada en las escrituras hebreas es la “exhortación al temor del Señor” (Eclo. 1,13; 2,1 ss.). Se nos dice que “sin temor no hay justificación” (ibid, 1,28; 2,15-17). En ese temor hay “seguridad inexpugnable” y es “fuente de vida” (Prov. 14,26-27); y el salmista ora (Sal. 119(118),120): “Por tu terror tiembla mi carne, de tus juicios tengo miedo.”

Nuevo Testamento

La Atrición en el Sacramento de la Penitencia

Condiciones

Fuente: Hanna, Edward. "Attrition." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2, pp. 65-66. New York: Robert Appleton Company, 1907. 12 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/02065a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina