Oráculo
De Enciclopedia Católica
(oraculum; orare, hablar).
Una comunicación divina dada en un lugar especial a través de personas especialmente designadas; también el lugar mismo. Esta forma de adivinación se encontró entre varios pueblos del mundo antiguo.
Babilonia y Asiria
Textos sumamente antiguos presentan al oráculo-sacerdote [bari, “el que ve”: bira baru, “tener una visión”; de ahí, dar un oráculo, adivinar el futuro. Cf. Hebreo HRA de Samuel, 1 Sam. 9,9; 1 Crón. 9,22, etc.; de Jananí, 2 Crón. 16,7.10, cf. Is. 28,7; 30,10] junto al ashipu (cuyo papel es encantamiento, conjuro) como oficial de una de las dos principales divisiones de la casta sacerdotal. Él es el siervo especial de Shamash y Adad; su oficio es hereditario (cf. los "hijos de Aarón", "de Sadoc"); defectos la persona o linaje (cf. Lev. 21,23) lo descalifican; él forma parte de un colegio.
Una prolongada iniciación y un elaborado ritual lo preparan para la recepción, o el ejercicio, del barutu. Se levanta antes del amanecer, se baña, se unge con aceite perfumado, se pone las vestiduras sagradas [cf. Ex. 30,17.23; Lev. 16,4. Lagrange, "Etudes sur les religions semitiques" (París, 1905), 236, n. 1, y "Rev. Bibl.", VIII (1899), 473; también Ancessi, "L'Egypte et Moïse", pt. I (1875); Les vetements du Grand-Pretre, c. III, lámina 3. Es el escapulario babilonio color rojo sangre enjoyado el análogo del efod y pectoral hebreos?] Después de un sacrificio preliminar (por lo general de un cordero; pero de éste, como de los de expiación y de acción de gracias, no podemos, en nuestras limitaciones, dar detalles), escolta al peticionario a la presencia de los dioses, y se sienta en la silla del juicio; Shamash y Adad, los grandes dioses del oráculo, señores de la decisión, vienen a él y le dan una respuesta infalible [tertu, presagio: enseñanza divina.
Probablemente los hebreos no tomaron prestado o adaptaron los oráculo-palabras babilonios (Lagrange, op. cit., 234, n. 8)]. Todos los modos usuales de adivinación (interpretación de los sueños, de las estrellas, de las monstruosidades, de signos en el aceite, del hígado, etc.) culminaban en oráculos; pero una gran cantidad de literatura de los precedentes y principios dejó poca iniciativa a un baru cuya memoria era buena. Podemos añadir un ejemplo característico de un estilo de oráculo (alrededor de 680 a. C.).
- ”¡Oh, Shamash, gran señor, dígnate a responder a mi demanda a favor de tus fieles! Entre el día de hoy, el día 3 de este mes, el mes de Aru, hasta el día 11 del mes de Abu de este año, dentro de estos cien días y estas cien noches… dentro de este espacio de tiempo fijo, ¿tendrán éxito en sus designios Kashtariti con sus tropas, o las tropas de los cimerios... o todos los otros enemigos? ¿Tomarán el pueblo de Kishassu por asalto, por la fuerza, por el hambre, por los nombres del dios y diosa, por plática y conferencias amistosas, o por cualquier otro método y estratagema de sitio? ¿Entrarán por las murallas de esta ciudad de Kishassu?.. ¿Caerá en sus manos? Tú, gran divinidad lo sabes. ¿Es la toma de esta ciudad de Kishassu, por algún enemigo que sea, desde hoy hasta el [último] día nombrado, ordenada y decretada por orden y mandato de tu gran divinidad, ¡Oh, Shamash, gran señor? ¿Lo veremos? ¿Lo oiremos?, etc.”
Observe la preocupación de no dejar al dios ninguna vía de elusión ---se nombran todas las contingencias posibles.
Entre los árabes nómadas el sacerdote es ante todo un dador de oráculos (por medio del astil de la flecha, cf. Ez. 21,21), aunque llamado Kahin el hebreo KHV. Pero como en hebreo, fenicio, arameo y etíope Kohen significa sacerdote, y no se puede relacionar etimológicamente con "adivinación", debemos concluir (Lagrange, op. cit., 218) que el traficante de oráculos árabe es un sacerdote degenerad, (Wellhausen) que todos los sacerdotes semitas fueron primitivamente traficantes de oráculos.
Los Hebreos
A los hebreos se les concedían los oráculos por medio del Urim y Tummim, que se han de conectar con el efod. El hebreo APVD (vea efod) era:
- (a) un vestido de lino usado en circunstancias rituales (por los sacerdotes, 1 Sam. 22,18, el joven Samuel, 1 Sam. 2,18; David, 2 Sam. 6,14);
- (b) ‘el’ efod, descrito en Éxodo 28, peculiar del sumo sacerdote; sobre él se llevaba el pectoral con el Urim y Tummim;
- (c) una imagen idolátrica relativa al oráculo, relacionada con el terafim (también relativo al oráculo); la que Gedeón erigió pesaba 1700 siclos de oro ( Jc. 8,27; 17,5; 18,14.20; Oseas 4, etc.) Pero ¿por qué a esta imagen se le llamaba efod (un vestido)? En Isaías 30,22, `PVY, el revestimiento de plata de los ídolos, es paralela a APDH, su vaina de oro. Si, pues, los israelitas ya estaban familiarizados con un oráculo que operaba en relación íntima con un efod adornado con piedras preciosas, habrá sido fácil transferir ese nombre a una imagen ricamente plateada relacionada con el oráculo. Vea van Hoonacker, "Sacerdote levitique" (Lovaina, 1899), 372.
La Ley ordena ( Núm. 17,18) que el líder del pueblo estará delante del sacerdote, y ofrecerá su petición: el sacerdote "consultará por él, según el juicio del Urim y Tummim, delante de Yahveh". Sólo el sacerdote [pues el Ahi-jah de 1 Sam. 14,3.18, es el Ahi-melek de 21,1; 22,9, con el nombre divino corregido] lleva el efod delante de Israel, y pregunta en nombre del jefe de forma aislada (por Ajimelek, 1 Sam. 22,13-15, “niega” haber preguntado por David mientras Saúl era todavía el rey: véase van Hoonacker, op. cit., 376). Así, la historia estaría de acuerdo con la Ley en cuanto a la unidad del oráculo, y su uso exclusivo por el sacerdote y el príncipe.
Josefo pensó que el Urim y Tummim eran piedras de brillo cambiante. Se desconoce el significado de los nombres. Aunque parece que fueron usados para echar las suertes sagradas, y aunque en 1 Sam. 14,37ss. (especialmente en los Setenta) deja bastante claro que daban respuestas de sí y no (en 1 Sam. 23,2.4.11.12; 30,8, el fraseo prolongado es un comentario sacerdotal), y aunque en 1 Sam. 14,42 (si de hecho esto todavía se refiere al oráculo y no a una prueba privada que ofrece Saúl al pueblo, y rechazada por éste) mediante el uso de la palabra hebrea HPYLV (griego, ballete), "Sortead (entre mi hijo Jonatán y yo)", sugiere el echar las suertes, sin embargo, Urim y Tummim no fueron simples guijarros (por ejemplo, blanco y negro), pues además de responder sí y no, podían negarse del todo a responder. completo. Esto ocurría cuando el indagador estaba ritualmente impuro (Saúl, en la persona de su hijo, 1 Sam. 14,37; cf. la exclusión de la comida del novilunio, 1 Sam. 20,26; las relaciones sexuales impiden comer pan sagrado, 1 Sam. 21,4).
Observar la falta del elemento mágico en el oráculo de Yahveh, y la extrema complicación que desfigura a los citados en el punto I. Nótese también cómo el sacerdote hebreo y el príncipe se someten sin discusión a la comunicación divina. El príncipe no se atreve a tratar de engatusar o aterrorizar al sacerdote; ni el sacerdote se atreve a falsear o inventar la respuesta. Por último, una vez comienza la era de los grandes profetas, es a través de ellos que Dios manifiesta su voluntad; cesa el uso del efod; el Urim y Tummim son silentes y por último se pierden.
Grecia y Roma
Bibliografía
BABILONIA Y ASIRIA: JASTROW, Die Relgion Babyloniens u. Assyriens. (Giessen, 1906), XIX, y en HASTINGS, Dict. of the Bible extra vol. (Londres, 1904), 556-63; KNUDTZON, Assyrischc Gebete a. d. Sonnengott (Leipzig, 1893); DHORME, Choix de textes (París, 1907), XXXVI, 382; Relig, assyro.-babylonienne (París, 1910), 203, 291 etc.
LOS HEBREOS: DHORME, Les livres de Samuel (ParÍs, 1910); LAGRANGE. Le livre des Juges (ParÍs, 1903) ad loce. HASTINGS, Dict. of the Bible, extra vol. (Londres, 1904), 641a, 662b etc.
GRECIA Y ROMA: cf. especialmente BOUCHE-LECLERCQ, Hist. de la divination dans l'antiquite (París, 1879-82), y DAREMBERG AND SAGLIO, s.v. Divination; MONCEAU, ibid., s.v. Oraculum; COUGNY, Anthol. Graec., append. (París, 1890), 464 533 para reliquias de oráculos en verso; BOISSIER, Fin du paganisme, 11. On Sibylline literature: WOLFF. De novissima oraculorum aetate (Berlín, 1854); Porphyrii de Philosophia e ex oraculis haurienda librorum reiquiae (Berlín, 1856); HENCLESS, Oracula graeca (Halle, 1877); ROUSE, Greek Votive Offerings (Cambridge, 1902); FARNELL, Cults of the Greek States IV, 181 ss., 1907; MYERS in Hellemica (Londres, 1880, 426-92.
Fuente: Martindale, Cyril Charles. "Oracle." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/11264c.htm>.
Traducido por L H M.