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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Maitines»

De Enciclopedia Católica

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La palabra [[vigilia]]s, que al principio se aplicaba al oficio nocturno, también viene de una fuente latina, tanto el término como su uso, principalmente las ''vigiliae'', vigilias nocturnas o vigilancias de los soldados.  La noche desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana se dividía en cuatro vigilancias o vigilias de tres horas cada una: la primera, la segunda, la tercera y la cuarta vigilias.  Desde el punto de vista [[liturgia|litúrgico]] y, en su origen, el uso del término es muy vago y elástico.  Por lo general designaba las reuniones nocturnas, [[sinaxis]], de los cristianos.  Bajo esta forma, podría decirse que la vigilancia (vigilia) [[fechas y datación|data]] de principios del [[cristianismo]].  Fue ya sea debido a la clandestinidad de sus reuniones, o debido a alguna [[idea]] [[misticismo|mística]] que hizo de la mitad de la noche la hora ''par excellence'' para la [[oración]], en las palabras del [[Salmos|Salmo]]: ''media nocte surgebam ad confitendum tibi'', que los cristianos escogieron la noche para sus ''sinaxis'', y de todas las demás noches, preferiblemente la del [[Sabbath|sábado]].  Hay una alusión a ella en los [[Hechos de los Apóstoles]] (20,4) como también en una carta de Plinio el Joven.  Los servicios litúrgicos de estas “sinaxis” se componían de casi los mismos elementos que los de la [[sinagoga]] [[judaísmo|judía]];  lecturas de los Libros de la [[Legislación de Moisés|Ley]], [[cántico]] de los Salmos, diversas oraciones.  Lo que les daba su carácter cristiano era el hecho de que eran seguidas por el servicio [[Eucaristía|Eucarístico]], y que a la lectura de la Ley, pronto se añadieron [[los Apóstoles]] y los Hechos, así como los [[Evangelios]] y algunos otros libros que no eran canónicos, como por ejemplo, las Epístolas de [[Papa San Clemente I|San Clemente]], la [[Epístola de Bernabé]], el Apocalipsis de San Pedro, etc. 
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Las vigilias más [[solemnidad|solemnes]], que se celebraban en los aniversarios de los [[mártir]]es o en ciertas [[fiestas eclesiásticas|fiestas]], también eran conocidas por este título, especialmente durante los siglos III y IV.  La vigilia, en este caso también fue llamada ''pannuchis'', porque la mayor parte de la noche se dedicaba a ella.  Comenzaban en la noche y sólo terminaban a la mañana siguiente, y además de la Cena Eucarística, constaban de [[homilía]]s, [[canto litúrgico|cantos]] y diversos oficios.  Estas últimas vigilias fueron las que dieron lugar a ciertos abusos, y finalmente [[la Iglesia]] las abolió (vea [[vigilia]]).  A pesar de esto, sin embargo, las vigilias, en su sentido más estricto del [[Oficio Divino]] nocturno, se mantuvieron y desarrollaron.  Entre los escritores de los siglos IV al VI nos encontramos varias descripciones de ellas.  El "De virginitate", un tratado del siglo IV, las da como siguientes inmediatamente a [[laudes]].  Sin embargo, el autor no determina el número de Salmos que se recitaban. 
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[[San Metodio de Olimpo|Metodio]] en su “Banquete de las Vírgenes” (Symposion sive Convivium decem Virginum) dividía el oficio nocturno o ''pannychis'' en vigilias, pero es difícil determinar qué quería decir con estos nocturnos.  [[San Basilio el Grande|San Basilio]] también da una descripción vaga del oficio nocturno o vigilias, pero en términos que nos permiten concluir que se cantaban los Salmos, a veces por dos [[coro (grupo de cantantes)|coros]] y a veces como [[responsorio]]s. [[Juan Casiano|Casiano]] nos da un relato más detallado del oficio nocturno de los [[monje]]s del siglo V.  El número de Salmos, que varió al principio, posteriormente se fijó en doce, con la adición de una lección del [[Antiguo Testamento|Testamento]] y otra del [[Nuevo Testamento]].  [[San Jerónimo]] defendió las vigilias contra los ataques de Vigilancio, pero es principalmente respecto a las [[vigilia]]s en las [[tumba]]s de los [[mártir]]es que él habla en su tratado “Contra Vigilantium”.  De todas las descripciones la más completa es la que aparece en el "Peregrinatio Ætheriae", el autor de la cual asistía a los maitines en las Iglesias de [[Jerusalén]], donde se desplegaba gran [[solemnidad]].  (Para todos estos textos, vea Bäumer-Biron, loc. cit., p. 79, 122, 139, 186, 208, 246, etc.).  Otras alusiones se hallan en [[San Cesáreo de Arles]], [[San Nicecio]] o Nicetas de Tréveris, y [[San Gregorio de Tours]] (vea Baumer-Biron, loc. cit., I, 216, 227, 232).
  
 
==Los elementos de los maitines desde el siglo IV hasta el VI==
 
==Los elementos de los maitines desde el siglo IV hasta el VI==

Revisión de 13:23 12 oct 2010

Nombre

La palabra "maitines" (latín Matutinum o Matutinae), viene de Matuta, el nombre latino para la diosa griega Leucothae o Leucothea, diosa blanca, o diosa de la mañana (Aurora): Leucothee graius, Matuta vocabere nostris, Ovid, V, 545. De ahí que Matutine, Matutinus, Matutinum tempus, o simplemente Matutinum. La palabra realmente usada en el Breviario Romano es Matutinum (es decir, tempus); algunos de los autores antiguos prefieren Matutini Matutinorum, o Matutinae. De cualquier modo el significado primitivo de la palabra bajo estas diferentes formas era Aurora, amanecer. Primero se aplicó al Oficio de laudes, el cual, de hecho, se decía al amanecer (vea laudes), y su sinónimo litúrgico era la palabra Gallicinium (canto del gallo), la cual también designaba a este oficio. El oficio nocturno retuvo su nombre de vigilias, puesto que, como regla, las vigilias y los maitines (laudes) se combinaban, y el último servía, en cierta medida, como el cierre de las vigilias. Entonces el nombre maitines se extendió al oficio de vigilias, y el de la mañana se continuó llamando laudes, un término, que en sentido estricto sólo designa los últimos tres Salmos de ese oficio, es decir, los Salmos “Laudate”. En el tiempo que se realizó este cambio de nombre, la costumbre de decir las vigilias de noche se observaba sólo en los monasterios, mientras que en los demás lugares se decían en la mañana, de modo que al final no pareció un mal uso el dar a un oficio nocturno un nombre que, estrictamente hablando, se aplicaba sólo al oficio del amanecer. Sin embargo, el cambio fue sólo gradual. San Benito (siglo VI) en su descripción del Oficio Divino siempre se refiere a las vigilias como el oficio nocturno, mientras que llama maitines al del amanecer, y llama laudes a los últimos tres Salmos de ese oficio (Regula, cap. XIII-XIV; vea laudes). El Concilio de Tours (567) ya le había aplicado el título “maitines” al oficio nocturno: ad Matutinum sex antiphonae; Laudes Matutinae; Matutini hymni también se hallan en varios autores antiguos como sinónimos de laudes. (Hefele-Leclercq, "Hist. des Conciles", V, III, 188, 189) .

Origen (maitines y vigilias)

Vea también el artículo vigilia.

La palabra vigilias, que al principio se aplicaba al oficio nocturno, también viene de una fuente latina, tanto el término como su uso, principalmente las vigiliae, vigilias nocturnas o vigilancias de los soldados. La noche desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana se dividía en cuatro vigilancias o vigilias de tres horas cada una: la primera, la segunda, la tercera y la cuarta vigilias. Desde el punto de vista litúrgico y, en su origen, el uso del término es muy vago y elástico. Por lo general designaba las reuniones nocturnas, sinaxis, de los cristianos. Bajo esta forma, podría decirse que la vigilancia (vigilia) data de principios del cristianismo. Fue ya sea debido a la clandestinidad de sus reuniones, o debido a alguna idea mística que hizo de la mitad de la noche la hora par excellence para la oración, en las palabras del Salmo: media nocte surgebam ad confitendum tibi, que los cristianos escogieron la noche para sus sinaxis, y de todas las demás noches, preferiblemente la del sábado. Hay una alusión a ella en los Hechos de los Apóstoles (20,4) como también en una carta de Plinio el Joven. Los servicios litúrgicos de estas “sinaxis” se componían de casi los mismos elementos que los de la sinagoga judía; lecturas de los Libros de la Ley, cántico de los Salmos, diversas oraciones. Lo que les daba su carácter cristiano era el hecho de que eran seguidas por el servicio Eucarístico, y que a la lectura de la Ley, pronto se añadieron los Apóstoles y los Hechos, así como los Evangelios y algunos otros libros que no eran canónicos, como por ejemplo, las Epístolas de San Clemente, la Epístola de Bernabé, el Apocalipsis de San Pedro, etc.

Las vigilias más solemnes, que se celebraban en los aniversarios de los mártires o en ciertas fiestas, también eran conocidas por este título, especialmente durante los siglos III y IV. La vigilia, en este caso también fue llamada pannuchis, porque la mayor parte de la noche se dedicaba a ella. Comenzaban en la noche y sólo terminaban a la mañana siguiente, y además de la Cena Eucarística, constaban de homilías, cantos y diversos oficios. Estas últimas vigilias fueron las que dieron lugar a ciertos abusos, y finalmente la Iglesia las abolió (vea vigilia). A pesar de esto, sin embargo, las vigilias, en su sentido más estricto del Oficio Divino nocturno, se mantuvieron y desarrollaron. Entre los escritores de los siglos IV al VI nos encontramos varias descripciones de ellas. El "De virginitate", un tratado del siglo IV, las da como siguientes inmediatamente a laudes. Sin embargo, el autor no determina el número de Salmos que se recitaban.

Metodio en su “Banquete de las Vírgenes” (Symposion sive Convivium decem Virginum) dividía el oficio nocturno o pannychis en vigilias, pero es difícil determinar qué quería decir con estos nocturnos. San Basilio también da una descripción vaga del oficio nocturno o vigilias, pero en términos que nos permiten concluir que se cantaban los Salmos, a veces por dos coros y a veces como responsorios. Casiano nos da un relato más detallado del oficio nocturno de los monjes del siglo V. El número de Salmos, que varió al principio, posteriormente se fijó en doce, con la adición de una lección del Testamento y otra del Nuevo Testamento. San Jerónimo defendió las vigilias contra los ataques de Vigilancio, pero es principalmente respecto a las vigilias en las tumbas de los mártires que él habla en su tratado “Contra Vigilantium”. De todas las descripciones la más completa es la que aparece en el "Peregrinatio Ætheriae", el autor de la cual asistía a los maitines en las Iglesias de Jerusalén, donde se desplegaba gran solemnidad. (Para todos estos textos, vea Bäumer-Biron, loc. cit., p. 79, 122, 139, 186, 208, 246, etc.). Otras alusiones se hallan en San Cesáreo de Arles, San Nicecio o Nicetas de Tréveris, y San Gregorio de Tours (vea Baumer-Biron, loc. cit., I, 216, 227, 232).

Los elementos de los maitines desde el siglo IV hasta el VI

Los maitines en la liturgia romana y otras

Significado y simbolismo

Bibliografía: BONA, De Divina Psalmodia in Opera Omnia (Amberes, 1677), 693 ss.; GRANCOLAS, Commentarius historicus in Rom. Breviar., 100; PROBST, Brevier und Breviergebet (Tubinga, 1854), 143 ss.; BAUMER, Histoire du Breviaire, tr. BIRON, I (París, 1905), 60 ss.; DUCHESNE, Christian Worship (1904), 448, 449; BATIFFOL, Histoire du Breviaire, 3 ss.; THALHOFER, Handbuch der Katholischen Liturgik, II, 434, 450; GASTOUE, Les Vigiles Nocturnes (París, 1908) (Collection Bloud);

Fuente: Cabrol, Fernand. "Matins." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/10050a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina. rc