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Sábado, 21 de diciembre de 2024

Visigodos

De Enciclopedia Católica

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Los visigodos fueron una de las dos ramas principales de los godos; hasta 375 su historia está combinada con la de los ostrogodos. Ulfilas laboró entre los visigodos, tradujo la Biblia a su lenguaje y predicó el arrianismo con gran éxito hasta que el príncipe Atanarico lo obligó a retirarse (348). En la invasión de los hunos, algunos de los visigodos huyeron con Atanarico a las montañas de Transilvania, pero la mayoría de la gente recurrió al emperador Valente con la súplica de ser llevados al Imperio Romano. En 376 una fuerza de 200,000 visigodos cruzó el Danubio, pero la opresión por los gobernantes condujo a una revuelta. Atravesaron el país saqueando a medida que avanzaban y derrotaron a Valente en 378 cerca de Adrianópolis. Valente fue asesinado y su sucesor, Teodosio, hizo las paces con los visigodos en 382. Su política consistía en unirlos al Imperio mediante comandantes nacionales designados por el emperador. Deseoso de mantener la paz, se esforzó por unir a los arrianos con aquellos que mantenían la fe de Nicea. Después

Después de la muerte de Teodosio (395) los visigodos eligieron como su rey a Alarico, de la familia de los baltos. Alarico trató de establecer un reino germánico en suelo romano al poner a su pueblo en contacto con la civilización romana. En 396 invadió la península de los Balcanes hasta el Peloponeso y recibió la provincia de Iliria. Ahora se volvió contra el Imperio de Occidente, y en 401 ingresó a Italia. Salió victorioso en Aquileia, pero después de la batalla de Pollenza (403) se vio obligado a retirarse. En 408 exigió la cesión de Noricum, Iliria, Panonia y Venetia, en 410 saqueó Roma y poco después murió en el sur de Italia.

Su sucesor, Ataulfo (410-15), llevó a los visigodos hacia la Galia, donde su siguiente rey Wallia (415-19) obtuvo la tierra entre el Garona y el Loira. Bajo los gobernantes siguientes el reino se amplió y, durante el reinado de Eurico (466), el reino visigodo de Toulouse, llamado así por su capital, Toulouse, incluyó la parte sur de la Galia y gran parte de España. Los reyes arrianos encontraron la Iglesia Católica firmemente establecida en el país; y los católicos disfrutaron de tolerancia bajo el reinado de Eurico. Los conflictos que surgieron fueron descritos por Gregorio de Tours como persecuciones sangrientas, pero esto es exagerado. Eurico fue en general justo con sus súbditos católicos, pero tomó medidas contra obispos y clérigos individuales que alentaban las disputas religiosas y eran opositores políticos del reino. Los católicos que huyeron de África encontraron asilo entre los visigodos y el ministro de Eurico, León, era católico.

Cuando el rey Clodoveo y sus seguidores francos aceptaron el catolicismo, Clodoveo se dedicó a expulsar a los "herejes" de la Galia. El clero católico hizo causa común con los francos y Alarico II (485-507) tomó medidas severas contra ellos, pero no fue un perseguidor de la Iglesia. En 507, Clodoveo derrotó y asesinó a Alarico. Casi toda la Galia visigoda ahora cayó ante los francos, el último remanente durante el reinado de Amalarico (526-31). La sede del gobierno fue transferida a España, donde Toledo se convirtió en su capital.

La siguiente época fue bastante pacífica. Los católicos recibieron tolerancia ilimitada, de modo que la fuerza de la Iglesia crecía constantemente mientras que la nación y el reino visigodos se debilitaban cada vez más. La nobleza entronizaba y deponía reyes a su gusto; de treinta y cinco reyes, diecisiete fueron asesinados o depuestos. El arrianismo, aislado después de la destrucción de los reinos de los ostrogodos y los vándalos, disminuyó constantemente, pero fue revivido durante el reinado de Leovigildo (568-86). Su hijo Hermenegildo se rebeló contra él pero fue derrotado y decapitado. Narrativas posteriores representan a Hermenegildo como un mártir del catolicismo; su esposa, una princesa franca, lo convirtió, pero las autoridades contemporáneas no dicen nada sobre eso. Leovigildo hizo esfuerzos infructuosos por ganarse a los católicos mediante una confesión de fe conciliatoria redactada por un sínodo arriano en Toledo.

Su hijo Recaredo (586-601) se convirtió al catolicismo y los visigodos pronto siguieron su ejemplo. Con esto comenzó la fusión de elementos romanos y germánicos en España. En cuanto a leyes y política, los romanos se convirtieron en godos; los godos, en su vida social y en su religión se convirtieron en romanos. La Iglesia Católica se convirtió en la Iglesia nacional y establecida, mientras que la relación con Roma cesó casi por completo. El tribunal de mayor instancia era el concilio nacional de Toledo. El rey nombraba a los obispos y convocaba el concilio. Pero las constantes luchas de la casa real con la aristocracia secular y espiritual causaron la caída de la nación. Desde mediados del siglo VII los árabes eran amos en el norte de África. En 711 forzaron su camino hacia España bajo Tarik. El rey Roderico fue derrotado en Jerez de la Frontera, y los árabes adquirieron casi toda España. Los romanos y los godos se fusionaron, formando la nación española que más tarde logró expulsar a los árabes de la península.


Fuente: Löffler, Klemens. "Visigoths." The Catholic Encyclopedia. Vol. 15, págs. 476-477. New York: Robert Appleton Company, 1912. 25 Dec. 2019 <http://www.newadvent.org/cathen/15476b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina