Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Martes, 19 de noviembre de 2024

Historia de los Jesuitas Desde 1773 – 1814

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

Al haberse dejado mayormente la ejecución del Breve de Supresión a los obispos locales, había espacio para una gran variedad en el tratamiento que los jesuitas podían recibir en diferentes lugares. En Austria y Alemania generalmente se les permitía enseñar (pero con el clero secular como superiores); a menudo se convirtieron en predicadores distinguidos, como Beauregard, Muzzarelli y Alexandre Lanfant (nació en Lyon el 6 de septiembre de 1726, y fue masacrado en París el 3 de septiembre de 1793) y escritores como de Feller, Zaccharia, Ximenes. Los primeros en recibir la aprobación oficial abierta de sus nuevas obras fueron probablemente los jesuitas ingleses, quienes en 1778 obtuvieron un Breve aprobando su muy conocida Academia de Lieja (ahora en Stonyhurst).

Pero en Rusia, y hasta 1780 en Prusia, la emperatriz Catalina y el rey Federico II deseaban mantener la Sociedad como un cuerpo docente. Prohibieron a los obispos locales promulgar el Breve hasta que se obtuviera el placet. El obispo Massalski en la Rusia Blanca, el 19 de septiembre de 1773, ordenó a los superiores jesuitas que siguieran ejerciendo jurisdicción hasta nuevo aviso. El 2 de febrero de 1780 se abrió un noviciado, con la aprobación del visitador apostólico del obispo Siestrzencewicz. Para obtener una sanción más alta por lo que se había hecho, Catalina envió a Benislaski a Roma. Pero hay que recordar que el ánimo de los tribunales borbones contra la Sociedad todavía no estaba controlado; y en algunos países, como en Austria bajo José II, la situación era peor que antes. Había muchos en la Curia Romana que habían ascendido por su actividad contra la orden, o tenían pensiones creadas a partir de la anterior propiedad jesuita. Pío VI declinó atender las peticiones de Catalina. Todo lo que podía hacer era expresar verbalmente un consentimiento indefinido, sin emitir documentos escritos ni observar las formalidades usuales; y ordenó que se respetara el estricto secreto de toda la misión. Benislaski recibió estos mensajes el 12 de marzo de 1783, y luego dio a los jesuitas rusos una certificación de ellos (24 de julio de 1785).

Por otra parte, no puede sorprendernos que los enemigos de los jesuitas hubiesen desde el principio visto con celos la supervivencia en la Rusia Blanca, y hayan presionado al Papa para que los suprimiera. Se vio obligado a declarar que no había revocado el Breve de supresión y que consideraba un abuso cualquier cosa que se hiciera en su contra, pero que la emperatriz Catalina no le permitiría actuar libremente (29 de junio de 1783). Estas declaraciones no estaban en conflicto real con la respuesta dada a Benislaski, que sólo equivalía a la afirmación de que el escape del Breve de los jesuitas en Rusia no era cismática, y que el Papa aprobaba que continuaran como lo estaban haciendo. Por lo tanto, su existencia era legítima o al menos no ilegítima, aunque la aprobación positiva en forma legal no llegó hasta el escrito de Pío VII, "Católica Fidei" (7 de marzo de 1801).

Mientras tanto las mismas causas o causas similares a las que provocaron la Supresión de la Sociedad llevaron a la interrupción de todo el orden civil. La Revolución Francesa (1789) derribaba cada trono que se había combinado contra los jesuitas, y en la angustia de ese juicio muchos eran los gritos para el restablecimiento de la orden. Pero en medio de la agitación de las guerras napoleónicas, durante el prolongado cautiverio de Pío VI (1798-1800) y de Pío VII (1809-14), tal consumación era imposible. Sin embargo, los jesuitas ingleses (cuya academia en Lieja, trasladada a Inglaterra por la invasión francesa de 1794, había sido aprobada por un Breve en 1796), lograron obtener el permiso oral de Pío VII para su agregación a los jesuitas rusos, 27 de mayo de 1803. El permiso habría de mantenerse en secreto, y ni siquiera el Papa lo comunicaría a Propaganda. El próximo invierno, su prefecto, el cardenal Borgia, escribió una carta hostil, no ciertamente cancelando los votos, ni censurando lo que se había hecho, sino prohibiendo a los obispos «reconocer a los jesuitas» o «admitir sus privilegios» hasta que obtuvieron permiso de la Congregación de Propaganda.

Teniendo en cuenta las dificultades extremas de los tiempos, no podemos preguntarnos si se dieron órdenes de Roma que no siempre fueron consistentes. En términos generales, sin embargo, vemos que los Papas trabajaron su camino hacia una restauración de la orden por grados. Primero, al aprobar la vida comunitaria, que había sido específicamente prohibida por el Breve de Supresión (esto fue hecho para Inglaterra en 1778). Segundo, permitiendo votos (para Inglaterra en 1803). Tercero, restaurando los plenos privilegios de una orden religiosa (no fueron reconocidos en Inglaterra hasta 1829). La Sociedad fue extendida por Breve de Rusia al Reino de Nápoles, 30 de julio de 1804; pero tras la invasión de los franceses en 1806, todas las casas se disolvieron, excepto las de Sicilia.

El superior en Italia durante estos cambios fue el Giuseppe Maria Pignatelli. En su celo por el restablecimiento de la Compañía, algunos de los ex jesuitas se unieron en congregaciones que, evitando el ya impopular nombre de los jesuitas, conservaban algunas de sus características esenciales. Así nacieron los Padres de la Fe, fundados con la sanción papal por Nicolás Paccanari en 1797. Una congregación algo similar, llamada los "Padres del Sagrado Corazón", había comenzado en Bélgica en 1794 bajo la dirección de Pere Charles De Broglie, a quien sucedió Pere Joseph Varin como superior. Por deseo de Pío VI, las dos congregaciones se amalgamaron, y fueron conocidas generalmente como los pacanaristas. Pronto se extendieron a muchas tierras; Paccanari, sin embargo, no demostró ser un buen superior, y parecía estar trabajando en contra de una reunión con los jesuitas que aún existían en Rusia; esto hizo que Pere Varin y otros lo abandonaran. Algunos de ellos entraron inmediatamente a la Sociedad en Rusia; y en la Restauración los otros se unieron en masa. (Vea Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús).


Fuente: Pollen, John Hungerford. "The Jesuits During the Interim (1773-1814)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 14, pp. 99-100. New York: Robert Appleton Company, 1912. 16 Nov. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/14099a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina