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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Getsemaní

De Enciclopedia Católica

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(Hebreo gat, prensa; y semen, aceite) es el lugar en el cual Jesucristo sufrió la agonía y fue tomado prisionero por los judíos. San Marcos (14,32) lo llama chorion, un “lugar” o “propiedad”. San Juan (18,1) habla de él como kepos, un “jardín” o “huerto”. En Oriente, un campo sombreado por numerosos árboles frutales y rodeado por un muro de piedra suelta o un seto vivo forman el el bostan, el jardín. El nombre “prensa de aceite” es da indicios suficientes indicación de que fue plantado especialmente con árboles de olivo. Según la versión griega y otras, San Mateo (26,36) designa al Getsemaní con un término equivalente al utilizado por San Marcos. La Vulgata interpreta la palabra chorion con la palabra villa, pero no existe razón para suponer que allí había una residencia. San Lucas (22,39) se refiere a él como el “Monte de los Olivos”, y San Juan (18,1) dice que estaba “al otro lado del torrente Cedrón”. De acuerdo con San Marcos, el Salvador acostumbraba retirarse a este lugar, y San Juan escribe: “Judas también, quien lo traicionó, conocía el lugar, porque Jesús había acudido allí a menudo junto con sus discípulos.”

Un lugar tan memorable, al cual todos los evangelistas dirigen su atención, no fue perdido de vista por los primeros cristianos. En su "Onomasticon," Eusebio de Cesarea dice que Getsemaní está situado "al pie del Monte de los Olivos", y él agrega que "los fieles estaban acostumbrados a ir allí a orar". En 333 el Peregrino de Bordeaux visitó el lugar, llegando por el camino que sube a la cúspide de la montaña, es decir más allá del puente que cruza el Valle de Josafat. En el tiempo de los judíos, el puente que cruzaba el torrente de Cedrón ocupaba casi el mismo lugar que uno que se ve allí hoy día, como lo testifica la antigua escalera cortada en la roca, que por un lado descendía del pueblo y por el otro serpenteaba hacia el tope de la montaña. San Petronio, obispo de Bolonia (c. 420), y Sofronio, patriarca de Jerusalén, hablan de esta inmensa escalera y otros dos peregrinos contaban los peldaños. Todavía se ven rastros de ella en el lado hacia la ciudad, y se han descubierto numerosos peldaños, muy grandes y bien conservados, sobre el actual Huerto de Getsemaní. El Peregrino de Bordeaux señala: "a la izquierda, entre las vides, está la piedra donde Judas Iscariote traicionó a Cristo". Al traducir el "Onomasticon" de Eusebio, San Jerónimo agrega al artículo Getsemaní la declaración de que "ahora hay una iglesia construida allí" (Onomasticon, ed. Klostermann, pág. 75). Santa Silvia de Aquitania (385-388) narra que el Jueves Santo la procesión que bajaba del Monte de los Olivos, hizo una estación en "la bella iglesia" construida en el lugar donde Jesús sufrió la Agonía. "De allí", ella agrega, "descendieron al Getsemaní donde Cristo fue tomado prisionero" (S. Silviae Aquit. Peregr., ed. Gamurrini, 1888, pp. 62-63). Esta iglesia, notable por sus bellas columnas (San Teófanes, Chronogr. Ad an. 682), fue destruida por los persas en 614; reconstruida por los cruzados, y finalmente arrasada, probablemente en 1219. Arculfo (c. 670), San Wilibaldo (723), Daniel el Ruso (1106), y Juan de Wurzburg (1165) mencionan la Iglesia de la Agonía. Recientemente se descubrieron los cimientos en el lugar indicado por ellos, es decir, a corta distancia de la esquina sud-oriental del actual Huerto de Getsemaní.

Un relato fragmentario de una peregrinación en el siglo IV, conservada por Pedro el Diácono (1037), menciona "una gruta en el lugar donde los judíos tomaron cautivo al Salvador". Según la tradición fue en esta gruta en la que Cristo solía refugiarse con sus discípulos para pasar la noche. Fue También memorable por una cena y un lavado de pies que, según la misma tradición, tuvo lugar allí. Eutiquio I, patriarca de Constantinopla (m. 583), dice en uno de sus sermones que la Iglesia conmemora tres cenas. "La primera comida", dice él, "junto con la purificación, tuvo lugar en el Getsemaní en el día sábado, el primer día, es decir, cuando el domingo ya había comenzado. Es por eso que nosotros celebremos la vigilia” (P. G., LXXXVI, 2392). La segunda cena fue la de Betania, y la tercera fue la del Jueves Santo, en la que instituyó la Santa Eucaristía.

Teodosio (c. 530) describe esta gruta en los siguientes términos: "Allí [en el valle de Josafat] está situada la basílica de Santa María, la Madre de Dios, con su sepulcro. Allí también está el lugar donde el Señor cenó con sus discípulosy donde le lavó los pies. Allí se ven cuatro bancos donde Nuestro Señor se reclinó en medio de los Apóstoles, y en cada uno de los cuales se pueden sentar tres personas. Allí también Judas traicionó al Salvador. Algunas personas, cuando visitan el lugar, comparten algún refrigerio por devoción, pero sin carne. Ellos encienden antorchas porque el lugar está en una gruta”. Antonio de Placencia (570), Arculfo, Epifanio el Hagiopolita, y otros hacen mención de la muy conocida Pascua de la que fue testigo la gruta de Getsemaní. En la Iglesia de la Agonía se conservaba la piedra, que según la tradición, fue la misma en la que Jesús se arrodillaba durante Su Agonía. Está relacionado con lo que dice Arculfo, de que después de la destrucción de la iglesia por los persas, la piedra fue llevada a la gruta donde fue venerada. En la Iglesia de la Agonía se conservó la piedras sobre la cual, según la tradición, se arrodilló Jesús durante su agonía. Arculfo relata que después que los persas destruyeron la iglesia, la piedra fue llevada a la gruta, donde fue venerada. En 1165 Juan de Wurzburg la encontró todavía preservada en el mismo lugar, todavía puede observarse en el techo de la gruta una inscripción respecto a ella. En el siglo XIV, los peregrinos, extraviados por la presencia de la piedra y la inscripción, llamaron erróneamente a este santuario la Gruta de la Agonía.

En tiempos antiguos la gruta abría hacia el sur. El suelo circundante había sido elevado considerablemente debido a la tierra que las lluvias habían erosionado de la montaña, y se hizo una nueva entrada por el lado del noroeste. El techo rocoso se apoya sobre seis pilares, de los que tres están en albañilería, y desde el siglo VI ha sido traspasado por una especie de tragaluz que permite el ingreso de un poco de luz. La gruta, que es de forma irregular, mide, en números redondos, unos 56 pies de largo, 30 de ancho y 12 de alto en su mayor dimensión. Está adornada con cuatro altares, pero sólo quedan vestigios de las pinturas que antes cubrían las paredes y del piso de mosaicos. A una distancia de cerca de 130 pies al sur de la gruta está el Huerto de Getsemaní, un recinto de forma cuadrangular que mide aproximadamente 195 pies a cada lado. Allí hay siete olivos, el más grande de los cuales mide alrededor de 26 pies de circunferencia. Si no estaban allí en tiempos de Cristo, por lo menos son los vástagos de los árboles testigos de su Agonía. Con la ayuda de documentos históricos, se ha establecido que estos mismos árboles ya existían en el siglo VII. Al este del jardín hay una masa rocosa considerada como el lugar tradicional donde los tres Apóstoles esperaron. A un tiro de piedra hacia el sur, el tronco de una columna instalada en una pared le señaló a los cristianos nativos el lugar donde Jesús oró en la vigilia de su Pasión. tocón de una columna se ajustó en una pared señalando el lugar donde Jesús oró en la víspera de su Pasión. Detrás de esa pared se descubrieron los cimientos de la antigua Iglesia de la Agonía.


Fuente: Meistermann, Barnabas. "Gethsemani." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/06540a.htm>.

Traducido por Giovanni E. Reyes, L H M.