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Viernes, 29 de marzo de 2024

Origen del Nombre de Jesucristo

De Enciclopedia Católica

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En este artículo consideraremos las dos palabras que componen el Nombre Sagrado: Jesús y Cristo.

Jesús

La palabra Jesus es la forma latina del griego Iesous, que a su vez es la transliteración del hebreo Jeshua, o Joshua, o también Jehoshua, que significa “Yahveh es salvación”. Aunque el nombre en una forma u otra aparece frecuentemente en el Antiguo Testamento, no lo llevó ninguna persona destacada entre el tiempo de Josué, hijo de Nun, y Josué, sumo sacerdote en tiempos de Zorobabel. También fue el nombre del autor del Eclesiástico, de uno de los antepasados de Cristo mencionados en la genealogía, que se halla en el Tercer Evangelio (Lc. 3,29), y uno de los compañeros de San Pablo (Col. 4,11).

Durante el período helénico, Jasón, nombre puramente griego y análogo de Jesús, parece haber sido adoptado por muchos (1 Mac. 8,17; 12,16; 14,22; 2 Mac. 1,7; 2,24; 4,7-26; 5,5-10; Hch. 17,5-9; Rom. 16,21). El nombre griego está relacionado con el verbo iasthai, sanar; no sorprende, por lo tanto, que algunos de los Padres griegos hayan asociado la palabra Jesús con la misma raíz (Eusebio, "Dem. Ev.", IV; cf. Hch. 9,34; 10,38). Si bien en el tiempo de Cristo el nombre Jesús parece haber sido bastante común (Josefo, "Ant.", XV, IX, 2; XVII, XIII, 1; XX, IX, 1; "Bel. Jud.", III, IX, 7; IV, III, 9; VI, v, 5; "Vit.", 22) le fue impuesto a Nuestro Señor por orden expresa de Dios (Lc. 1,31; Mt. 1,21), como señal de que el Niño estaba destinado a “salvar a su pueblo de sus pecados.”

Por lo tanto, Filo Judeo ("De Mutt. Nom.", 21) está en lo correcto cuando explica que Iesous significa soteria kyrion; Eusebio (Dem., Ev., IV, ad fin.; P. G., XXII, 333) le da el significado de Theou soterion; mientras que San Cirilo de Jerusalén interpreta la palabra como un equivalente de soter (Cat., X.13; P.G., XXXIII, 677). Sin embargo, este último escritor parece concordar con Clemente de Alejandría en considerar que la palabra Iesous tiene origen griego (Paedag., III.12; P. G., VIII, 677); San Juan Crisóstomo enfatiza nuevamente la derivación hebrea de la palabra y su significado soter (Hom. 2 sobre Mat., 2), y así concuerda con la exégesis del ángel que le habla a San José (Mat. 1,21).

Cristo

La palabra Christ, Christos, equivalente griego para la palabra hebrea Messias, significa “ungido”. De acuerdo a la Antigua Ley, los sacerdotes (Ex. 29,29; Lev. 4,3), los reyes (1 Sam. 10,1; 24,7) y los profetas (Is. 61,1) debían ser ungidos para sus respectivos oficios; ahora bien, el Cristo, o el Mesías, reunía estas tres dignidades en su Persona. Por lo tanto no sorprende que por siglos los judíos se hayan referido a su esperado Libertador como “el ungido”; quizás esta designación alude a Is. 61,1, y Dan. 9,24-26, o incluso a los Salmos 2,2; 20(19),7; 45(44),8. De este modo el término Christ o Messias era un título más que un nombre propio: Non proprium nomen est, sed nuncupatio potestatis et regni, dice Lactancio (Inst. Div., IV.7). Los evangelistas reconocen la misma verdad; excepto en Mt. 1,1, 1,18; Mc. 1,1; Jn. 1,17; 17,3; 9,22; Mc. 9,40; Lc. 2,11; 22,2, la palabra Cristo está siempre precedida por el artículo “el”.

Sólo luego de la Resurrección el título se convirtió gradualmente en nombre propio, y la expresión Jesucristo o Cristo Jesús se convirtió en una sola designación. Pero en esta etapa los griegos y romanos entendían poco o nada acerca del sentido de la palabra ungido; para ellos no conllevaba ninguna concepción sagrada. De ahí que ellos sustituían Chrestus, o “excelente”, por Cristo o “ungido”, y Chrestians en lugar de “cristianos”. Puede haber una alusión a esta práctica en 1 Ped. 2,3; hoti chrestos ho kyrios, que se traduce “que el Señor es bueno”. San Justino Mártir (Apol. I, 4), Clemente de Alejandría (Strom., II, IV, 18), Tertuliano (Adv. Gentes, II), y Lactancio (Int. Div., IV, VIII, 5), así como San Jerónimo (In Gal., V, 22), estaban familiarizados con la sustitución pagana de Chrestes por Christus, y son cuidadosos al explicar el nuevo término en un sentido favorable. Los paganos hicieron poco o ningún esfuerzo por aprender nada correcto acerca de Cristo y los cristianos; Suetonio, por ejemplo, atribuye la expulsión de los judíos de Roma bajo el gobierno de Claudio, a la constante instigación de sedición por parte de Chrestus, a quien considera que desempeña en Roma el rol de líder de los insurgentes.

El uso del artículo definido antes de la palabra Cristo y su gradual desarrollo hacia un nombre propio muestra que los cristianos identificaban al portador de ese nombre con el Mesías prometido de los judíos. Combinaba en su Persona las dignidades de profeta (Jn. 6,14; Mt. 13,57; Lc. 13,33; 24,19), de rey (Lc. 23,2; Hch. 17,7; 1 Cor. 15,24; Apoc. 15,3), y de sacerdote (Heb. 2,17; etc.); cumplió todas las promesas mesiánicas en un sentido más alto y pleno del que enseñaban los maestros de las sinagogas.


Fuente: Maas, Anthony. "Origin of the Name of Jesus Christ." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/08374x.htm>.

Traducido por Armando Llaza Corrales. rc