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Viernes, 26 de abril de 2024

Fetichismo

De Enciclopedia Católica

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Fetichismo significa la religión de los fetiches. La palabra “fetiche” se deriva, a través del portugués feitiço, del latín factitius (facere, hacer o construir), que significa hecho por arte, artificial (cf. inglés antiguo fetys en Chaucer). De facio se derivan muchas palabras que significan ídolo, Idolatría o brujería. El latín tardío tiene facturari, hechizar, y factura, brujería. De ahí el portugués feitiço, el italiano fatatura, francés antiguo faiture, que significa brujería, magia. La palabra probablemente se aplicó por primera vez a los ídolos y amuletos hechos a mano y que se suponía poseían poder mágico.

A principios del siglo XVI, los portugueses, explorando la costa occidental de África, encontraron a los nativos usando pequeños objetos materiales en su culto religioso. A estos los llamaron feitiço, pero el uso del término nunca se ha extendido más allá de los nativos de la costa. Otros nombres son bohsum, los fetiches tutelares de Costa Dorada; suhman, un término para un fetiche privado; gree-gree en la costa de Liberia; monda en el país de Gabun; bian entre los caníbales Fang; en el delta del Níger ju-ju —posiblemente del francés joujou, es decir, una muñeca o un juguete (Kingsley) — y grou-grou, según algunos del mismo origen, según otros un término nativo, pero los nativos dicen que es "la palabra de un hombre blanco". Cada líder del Congo tiene su m'kissi; y en otras tribus se usa una palabra equivalente a "medicina".

C. de Brosses empleó por primera vez “fetichismo” como un término descriptivo general y reclamó para él una participación en el desarrollo temprano de las ideas religiosas (Du Culte des Dieux Fétiches, 1760). Comparó los fenómenos observados en el culto negro de África occidental con ciertos rasgos de la antigua religión egipcia. Esta comparación llevó a Pietschmann a enfatizar los elementos del fetichismo en la religión egipcia comenzando por su carácter mágico. Basthold (1805) declaró como fetiche "todo lo producido por la naturaleza o el arte, que recibe el honor divino, incluido el sol, la luna, la tierra, el aire, el fuego, el agua, las montañas, los ríos, los árboles, las piedras, las imágenes, los animales, si se consideran objetos de culto divino". Así, el nombre se volvió más general, hasta que Comte lo empleó para designar solo la etapa más baja del desarrollo religioso. Por ejemplo de la Rialle, Schultze, Menzies, Höffding usan de vez en cuando el término en ese sentido.

Tomando como base la teoría de la evolución, Comte afirmó que la ley fundamental de la historia era la de la filiación histórica, es decir, la Ley de los Tres Estados. Así, la raza humana, como el individuo humano, pasó por tres etapas sucesivas: (1) la teológica o imaginativa, ilustrada por el fetichismo, el politeísmo, el monoteísmo; (2) la metafísica o abstracta, que se diferenciaba de la primera en que explicaba los fenómenos no por seres divinos sino por poderes abstractos o esencias detrás de ellos; (3) la positiva o científica, donde el hombre iluminado percibe que las únicas realidades no son seres sobrenaturales, por ejemplo, Dios o ángeles, ni abstracciones, por ejemplo, substancias o causas, sino fenómenos y sus leyes descubiertos por la ciencia. Bajo el fetichismo, por lo tanto, clasificó el culto a los cuerpos celestes, el culto a la naturaleza, etc. Esta teoría es una suposición pura, pero pasó mucho tiempo antes de que fuera descartada. La facilidad con la que explicaba todo la recomendaba a muchos. Spencer la repudió formalmente (Principios de Sociología), y con Tylor hizo del fetichismo una subdivisión del animismo.

Si bien, con Tylor, podemos considerar la teoría de Comte como abandonada, es difícil admitir su propia opinión. Pues el espíritu que se supone habita en el fetiche no es el alma o la fuerza vital que pertenece a ese objeto, sino un espíritu extraño al objeto, pero de alguna manera conectado y encarnado en él. Lippert (1881), fiel a su exagerado animismo, define el fetichismo como "una creencia en que las almas de los difuntos vienen a morar en cualquier cosa tangible en el cielo o en la tierra". Schultze, al analizar la consciencia de los salvajes, dice que el fetichismo es un culto a los objetos materiales. Afirma que el círculo estrecho de las ideas de los salvajes los lleva a admirar y exagerar el valor de objetos muy pequeños e insignificantes, a considerar estos objetos como vivos, sensibles y dispuestos, a conectarlos con eventos y experiencias auspiciosos o desfavorables y finalmente a creer que tales objetos requieren veneración religiosa. En su opinión, estos cuatro hechos explican el culto a los troncos y las piedras, los fardos y lazos, los cuchillos y las rayas, que llamamos fetichismo.

Pero Schultze considera el fetichismo como una parte, no como el todo, de la religión primitiva. A su lado pone un culto a los espíritus, y estas dos formas corren paralelas a cierta distancia, pero luego se encuentran y dan lugar a otras formas de religión. Sostiene que el hombre deja de ser un adorador de fetiches tan pronto como aprende a distinguir el espíritu del objeto material. Para Müller y Brinton el fetiche es algo más que el mero objeto (Rel. De Prim. Peop., Filadelfia, 1898). Menzies (History of Religion, p. 129) sostiene que el hombre primitivo, como el salvaje ignorante de hoy, al adorar a un árbol, una serpiente o un ídolo, adoraba a los objetos mismos. Considera la sugerencia de que estos objetos representaban o incluso eran la morada de algún ser espiritual, como una ocurrencia tardía, hasta la cual el hombre ha crecido en el transcurso de las edades. El estudio del negro africano refuta este punto de vista. Ellis escribe: "Todo nativo con quien he conversado sobre el tema se ha reído de la posibilidad de que se suponga que él podría adorar u ofrecer sacrificio a un objeto como una piedra, que en sí mismo sería perfectamente obvio para sus sentidos de que es solo una piedra y nada más".

De La Saussaye considera el fetichismo como una forma de animismo, es decir, la creencia en espíritus incorporados en objetos individuales, pero dice que no todo tipo de culto que se rinde a los objetos materiales puede llamarse fetichismo, sino sólo el que está relacionado con la magia; de lo contrario, todo el culto a la naturaleza sería fetichismo. El tronco y la piedra que forman el objeto de adoración se denominan fetiches. Tylor ha declarado con razón que es muy difícil decir si las piedras deben considerarse altares, símbolos o fetiches. Se esfuerza por colocar el culto a la naturaleza como un vínculo de conexión entre el fetichismo y el politeísmo, aunque se ve obligado a admitir que las etapas individuales del proceso desafían cualquier descripción precisa. Otros (por ejemplo, Reville, de La Saussaye) separan el culto a la naturaleza del animismo. Para Höffding, siguiendo a Usener, el fetiche es sólo la morada provisional y momentánea de un espíritu. Otros (por ejemplo, Lubbock, Happel) insisten en que el fetiche debe considerarse como un medio de magia —al no ser en sí mismo el objeto de adoración, sino un medio por el cual el hombre entra en contacto cercano con la deidad— y como dotado de poderes divinos. De La Saussaye sostiene que para los salvajes los fetiches son tanto objetos de culto religioso como medios de magia. Así, un fetiche puede usarse a menudo con fines mágicos, pero es más que un mero medio de magia, ya que es “antropopático” en sí mismo y, a menudo, es objeto de culto religioso.


(Vea también los artículos AMULETO, ANIMISMO, DEIDAD, IDOLATRÍA, MAGIA, NATURISMO, RELIGIÓN, ESPIRITISMO, TOTEMISMO, CHAMANISMO, SIMBOLISMO).

Bibliografía: BRINTON, The Religions of Primitive Peoples (Nueva York, 1897); ELLIS, The Tshi-speaking Peoples of the Gold Coast of W. Africa (Londres, 1887); IDEM, The Yomba-speaking Peoples of the Slave-Coast of W. Africa (Londres, 1894); FARNELL, Evolution of Religion (Londres y Nueva York, 1905); HADDON, Magic and Fetichism in Religions, Ancient and Modern (Londres, 1906); HÖFFDING, The Philosophy of Religion, tr. MEYEA (Londres y Nueva York, 1906); JEVONS, Introduction to Study of Comparative Religion (New York, 1908); KELLOG, Genesis and Growth of Religion (Londres y Nueva York, 1892); KIDD, The Essential Kaffir (Londres, 1904); KINGSLEY, Travels in West Africa (Londres, 1898); IDEM, West African Studies (Londres, 1899); LEPPEET, Die Religionen der europäischen Culturvölker (Berlín, 1881); MÜLLER, Natural Religion (Londres, 1892); IDEM, Origin and Growth of Religion (Londres, 1878); NORRIS, Fetichism in W. Africa (Nueva York, 1904); SCHULTZE, Psychologie der Naturvölker (Leipzig, 1900); SPENCER ST. JOHN, Hayti and the Black Republic (2da ed., Londres, 1889); TYLOR, Primitive Culture (2d ed., Londres, 1873); WILSON, Western Africa (Nueva York, 1856); AMES, African Fetichism (Heli Chatelain) in FolkLore (Oct., Dec., 1894); GLAU, Fetichism in Congo Land in Century (abril, 1891); KINGSLEY, The Fetich View of the Human Soul in Folk-Lore (junio 1897); NIPPESLEY, Fetich Faith in W. Africa in Pop. Sc. Monthly (Oct., 1887); LE ROY, La religion des primitifs (París, 1909).

Fuente: Driscoll, John T. "Fetishism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6, págs. 52-58. New York: Robert Appleton Company, 1909. 5 sept. 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/06052b.htm>.

Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina