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Jueves, 21 de noviembre de 2024

"Moralidades"

De Enciclopedia Católica

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Las ”moralidades” (o dramas morales. N. de la T.: En el diccionario de la RAE la palabra moralidad no aparece con este significado) son un desarrollo o rama de los autos y, junto con estos, forman la mayor parte del drama medieval. Fueron populares en el siglo XV y principios del XVI y existieron al lado de los autos de esa época. El doctor Ward ha definido una “moralidad” como "un drama que expone una verdad o lección moral por medio del lenguaje y la acción de los personajes que son abstracciones personificadas —figuras que representan vicios y virtudes, cualidades de la mente humana o concepciones abstractas en general" y, en su conjunto, esa definición incluye los rasgos principales de la moral propiamente dicha en su forma más característica.

Los autos y “moralidades” existieron a través de Europa, especialmente en Francia, y tenían varios rasgos en común, mientras que la forma de su presentación, el menos en las etapas tempranas de la “moralidad”, apenas diferían en absoluto —la actuación se realizaba al aire libre sobre andamios movibles con todas las “propiedades” usuales. El objetivo de ambos era religioso. En el auto, el tema trataba sobre la narrativa bíblica, vidas de los santos, los Evangelios apócrifos y leyendas piadosas, cierta base histórica o tradicional subyacía en la trama, y el objetivo era enseñar y hacer cumplir las verdades de la fe católica. En la “moralidad” el tema era alegórico en lugar de histórico, y su objeto era ético, el cultivo del carácter cristiano.

Como ya hemos dicho, la intención de ambos, autos y “moralidades”, era religiosa; uno apuntaba a la fe, la enseñanza del dogma; en el otro, la moral, la aplicación de la doctrina cristiana a la conducta. Esto se ilustra claramente en la única “moralidad” medieval bien conocida por el público en general, la llamada “Everyman” —una vida humana se enfrenta a los hechos imperativos de la fe cristiana. Por lo tanto, no es difícil ver que la “moralidad” no solo es un desarrollo del auto, sino también su complemento.

Muchos historiadores dramáticos y literarios acostumbran a denigrar las “moralidades”, especialmente en comparación con los autos, como insoportablemente aburridas y las ubican en el rango más bajo del arte dramático; sin embargo, esa no parece haber sido una opinión contemporánea, pues Mantzio afirma que la multitud de ediciones impresas existentes de “moralidades” supera con creces la de los autos y las farsas. Además, Pollard opina que en sus primeros días la “moralidad” no era totalmente indigna de ser clasificada con el auto. Por supuesto, está claro que la sustitución en las “moralidades” de las personalidades humanas de la Biblia o la narrativa legendaria por las ideas abstractas (Amor, Amistad, etc.), tenderá a producir un efecto menos real si se actúa descuidadamente, o si la audiencia no comprende completamente, o no simpatiza con el significado de la obra (y esta es prácticamente la posición del lector moderno, especialmente si no es católico).

Pero las ideas abstractas, después de todo, estaban representadas en el escenario como seres humanos (aunque seres humanos típicos), y si nos situamos incluso un poco en la atmósfera religiosa y moral católica de la audiencia medieval (para la que el contenido ético de la obra no era naturalmente aburrido sino vívido, debido a los tremendos problemas humanos de que se ocupaba), deberíamos poder entender por qué las “moralidades” fueron populares no solo en la Edad Media sino también en la época del Renacimiento. Además de esto, en muchas “moralidades” no todos los personajes eran cualidades abstractas —había ángeles y demonios, sacerdotes, doctores y, especialmente en los dramas ingleses, el tonto, bajo varios nombres, principalmente el de "Vicio". La versificación de las “moralidades” también fue, en general, más variada que la de los autos.

Uno de los escritores ingleses más recientes y minuciosos en esta etapa del drama señala que se pueden distinguir cuatro tramas principales en las primeras “moralidades”, que a veces aparecen solas y a veces en combinación: el debate de las Gracias celestiales, la venida de la Muerte; el conflicto de los Vicios y las Virtudes; y el debate del Alma y el Cuerpo. Sin embargo, en Inglaterra no tenemos ejemplos existentes de los cuatro, aunque el drama moral es bien representado en la literatura. La primera “moralidad” inglesa conocida es un drama sobre la "Oración del Señor" de la segunda mitad del siglo XIV "en la que se despreciaba todo tipo de vicios y pecados y se alababa a las virtudes". Esta obra se perdió, pero debe haber tenido muy buena fama, pues se formó un gremio en York (donde se representaba) con el objeto especial de mantenerla.

También perdida hay otra “moralidad” temprana y muy interesante sobre el "Credo". El primer drama moral completo existente, dejando de lado el fragmento aún más temprano del "Orgullo de la vida" (ed. Waterhouse, ver más abajo), es el "Castillo de la perseverancia", de 3,650 líneas de largo, y escrito tal vez a principios del siglo XV. Este (para citar el hábil resumen del Sr. Pollard) “traza la historia espiritual del Humanum Genus [la humanidad o el hombre típico] desde el día de su nacimiento hasta su aparición en el tribunal de Dios, y personifica a los enemigos que acechan su camino, al Ángel de la Guarda por cuya ayuda los resiste, y los ritos de la Confesión y [[penitencia |Penitencia] por las cuales se fortalece en su conflicto". En esta “moralidad” se muestra el poder dramático; la trama forma una unidad y se desarrolla en secuencia lógica. Debe haber sido un momento emocionante para la audiencia cuando Humanum Genus, después de escuchar los argumentos persuasivos de sus ángeles buenos y malos, duda sobre a cuál seguir:

Inglés antiguo Castellano
"Whom to folowe, wetyn I ne may;
I stonde in stodye, and gynne to rave;
I wolde be ryche in gret aray,
And fayn I wolde my sowle save
As wynde in water I wave.
Thou (to Bad Angel)
woldyst to the world I me toke;
And he wold that I it forsoke.
Now so God me helpe, and the holy boke
I not (know not) wyche I may have."
¡A quién seguir, a ti o a ti!
Me paro y estudio, empiezo a delirar.
Sería rico en gran variedad
Pero aun así quisiera salvar mi alma:
Como el viento en el agua me agito.
(Se vuelve hacia el ángel malo)
Me gustaría que al mundo me llevara -
(Se vuelve hacia el buen ángel)
Y él quisiera que lo dejara.
Ahora, que Dios me ayude y el libro sagrado,
¡No sé a cuál debería seguir!

Otras “moralidades” tempranas que se acercan al mismo tipo son "Mente, Voluntad y Entendimiento"; "Humanidad" (estas, con el "Castillo de la Perseverancia", incluidas en un manuscrito y nombradas en los tiempos modernos por un antiguo propietario, las "Macro Moralidades", ed. Pollard y Furnivall, ver más abajo); "Everyman" (Londres, 1902), una traducción de un original holandés; el "Mundo y el Niño" (Mundus et Infans; ed. Manly, vea abajo). Todos los dramas anteriores son extensos y pertenecen casi seguramente al siglo XV. Aproximadamente en la misma fecha podemos colocar dos dramas que, aunque no son “moralidades” puras, están muy influenciadas por las “moralidades”, "Santa María Magdalena" (ed. Furnivall, ver más abajo), y el que se conoce como el Drama Croxton del "Sacramento" (ed. Waterhouse, vea abajo).

A finales del siglo XV apareció una nueva clase de “moralidad”. En las primeras “moralidades” que ya mencionamos, el tiempo no era un objeto, ni había necesidad de limitar el número de actores, sino que gradualmente, a medida que las representaciones comenzaron a realizarse en interiores, en el salón de un rey o un noble, y al pasar a manos de actores profesionales, comenzó a ser necesaria la compresión, tanto en el tiempo como en el número de personajes presentados. Además, el objeto del drama se volvió poco a poco más secular. El resultado fue una “moralidad” modificada y acortada conocida como el interludio. El significado de este término aún no está claramente definido. Su significado principal, según el Sr. Chambers, es el de un drama en diálogo entre dos o más artistas, pero aún puede permanecer el significado secundario que se le ha dado, el de una diversión dramática en la pausa o interludio entre las partes de un banquete u otro entretenimiento. Sin embargo, es clara la naturaleza del interludio moral y su estrecha relación con la anterior moralidad propiamente dicha. Trata solo de porciones de la vida de un hombre; y en algunos interludios la enseñanza ética se limita principalmente a advertencias contra ciertos pecados (especialmente los de los jóvenes) y en otros a exhortaciones a aprender y estudiar. "Hick Scorner". (ed. Manly, vea más abajo) y el interludio de los "Cuatro Elementos" (Hazlitt, "Dodsley's Old Plays", Londres, 1874) son ejemplos tempranos.

Este tipo de drama a menudo se usaba como un medio para afirmar el protestantismo contra el catolicismo. Entre los escritores de este tipo posterior de “moralidad” encontramos a John Skelton en su "Magnyfycence" (ed. Ramsay, vea abajo), y John Heywood, el dramaturgo, que se destacó especialmente por sus interludios, algunos de los cuales, sin embargo, son más como dramas con un objetivo moral satírico más que definido, y que conducen a otro desarrollo del drama. Algunos de los interludios son lo suficientemente vivos, pero en otros aparece algo de la falta de vida dramática que se atribuyó, quizás precipitadamente, a las “moralidades” en general. Cuando encontramos un interludio sobre el tema del Amor, en el que los personajes se llaman "Amante no amado", "Amado no amante", "Tanto amante como amado", "Ni amado ni amante", es claro que este tipo de obra está llegando a su fin, o para continuar debe asumir un carácter más vivo. Sin embargo, la obra de John Heywood, en general, nos trae al umbral del verdadero drama en interludios tales como “Las Cuatro P´s” y “El Perdonador y el Hermano” (ambos dramas se hallan en el “Dodsley” de Hazlitt). La alegoría ha fallecido, junto con la trama moral reconocida, y los personajes provienen de la vida contemporánea. Esta "moral transformada toma su lugar como uno de los hilos que fueron a componer la maravillosa red del drama isabelino".


Bibliografía: CHAMBERS, The Medieval Stage (Oxford, 1903); POLLARD, English Miracle Plays (Oxford, 1909); RAMSAY, Preface to Skelton's Magnificence in Early Eng. Text. Socy. Publications (Londres, 1906); POLLARD AND FURNIVALL, Preface to Macro Plays in Early Eng. Text Socy. Publications (Londres, 1904); WATERHOUSE, Preface to Non-Cycle Mystery Plays in Early Eng. Text Socy. Publications (Londres, 1909); FURNIVALL, Preface to Digby Mysteries in Early Eng. Text Socy. Publications (London, 1882); TEN-BRINK, English Literature, II (London, 1893); WARD, English Dramatic Literature, I (Londres, 1899); COURTHOPE, History of Eng. Poetry, I (Londres, 1895); FURNIVALL AND MUNRO, Shakspere: Life and Work, Ch. xii (Londres, 1908); MANTZIUS, History of Theatrical Art, tr. GOSSEL, II (Londres, 1903); GAYLEY, Representative English Comedies (Nueva York, 1903); IDEM, Plays of Our Forefathers (Londres y Nueva York, 1908); MANLY, Specimens of Pre-Shaksperian Drama (Boston y Londres, 1897).

Fuente: Warren, Kate Mary. "Moralities." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10, págs. 557-559. New York: Robert Appleton Company, 1911. 4 Jul. 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/10557b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.