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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Códice Vaticano

De Enciclopedia Católica

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(Códice B), un manuscrito griego, el más importante de todos los manuscritos de la Sagrada Escritura. Se le llama así porque pertenece a la Biblioteca Vaticana (Códice Vaticano, 1209).

Este códice es un volumen en cuarto escrito con letras unciales del siglo IV, en folios de excelente pergamino encuadernados en cuadernos de cinco pliegos. Cada página está dividida en tres columnas de cuarenta líneas cada una, con 16 a 18 letras por línea, excepto en los libros poéticos en los que debido a las divisiones estequiométricas de las líneas, hay solo dos columnas por página. No hay letras mayúsculas, pero a veces la primera letra de una sección se extiende sobre el margen. Varias manos trabajaron en este manuscrito; el primer escritor no puso ni pausas ni acentos, y rara vez hizo uso de una puntuación elemental. Desafortunadamente, el códice está mutilado; en épocas posteriores se remplazaron los folios que faltaban. Así pues, faltan los primeros veinte folios originales, una parte del folio 178 y los diez folios que siguen al folio 348; también los quinternos finales, de número imposible de establecer; quedan en total 759 folios originales.

El Antiguo Testamento (Versión de los Setenta, excepto Daniel que está tomado de la versión de Teodoción) ocupa 617 folios. Debido a las antedichas lagunas, el Antiguo Testamento carece de los siguientes pasajes: Génesis 1 - 46,28; 2 Samuel 2,5-7, 10 - 13; Salmos 105,27 - 137,6. El orden de los libros del Antiguo Testamento es como sigue: Génesis a 2 Crónicas, 1 y 2 Esdras, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Job, Sabiduría, Eclesiástico, Ester, Judit, Tobías, los profetas menores de Oseas a Malaquías, Isaías, Jeremías, Baruc, Lamentaciones y Epístola de Jeremías, Ezequiel, Daniel. El Códice Vaticano no contiene la Oración de Manasés o los Libros de Macabeos.

El Nuevo Testamento comienza en el folio 618. Debido a la pérdida de los quinternos finales, falta una parte de las epístolas paulinas: Hebreos 9,14 - 13,25, las Cartas Pastorales, Epístola a Filemón y también el Apocalipsis. Es posible que falten también algunos escritos extra-canónicos, como la Epístola de Clemente. El orden de los libros del Nuevo Testamento es el siguiente: Evangelios, Hechos de los Apóstoles, Epístolas Católicas, Epístola a los Romanos, Corintios (1 y 2), Gálatas, Efesios, Filipenses, Tesalonicenses (1 y 2) y Hebreos.

En el Códice Vaticano no encontramos ni las Secciones Amonianas ni los Cánones de Eusebio. Sin embargo, está dividido en secciones, a la manera que se estila en el Codex Zacintio (Cod. "Zeta"), un manuscrito bíblico de San Lucas del siglo VIII. Los Hechos de los Apóstoles muestran una división especial en treinta y seis capítulos. Las Epístolas Católicas muestran rastros de una doble división, en la primera y más temprana de las cuales algunos creen que falta Segunda Epístola de Pedro. La división de las epístolas paulinas es muy peculiar: se las trata como un solo libro y están numeradas de forma continua. Resulta claro de esta enumeración que en la copia de las Escrituras reproducida por el Códice Vaticano la Epístola a los Hebreos estaba colocada entre la Epístola a los Gálatas y la Epístola a los Efesios.

El Códice Vaticano, a pesar de las opiniones de Tischendorf, que mantenía la prioridad del Códice Sinaítico descubierto por él, se considera correctamente la copia de la Biblia más antigua que existe. Al igual que el Códice Sinaítico, representa lo que Westcott y Hort llaman un “texto neutral”, es decir, un texto anterior a las modificaciones encontradas en todos los manuscritos posteriores, no sólo las modificaciones encontradas en las recensiones antioquenas menos antiguas, sino todos aquellos encontrados en las recensiones orientales y alejandrinas. Puede decirse que el Códice Vaticano, escrito en la primera mitad del siglo IV, representa el texto de una de esas recensiones de la Biblia que eran corrientes en el siglo III, y que pertenece a la familia de manuscritos que usó Orígenes en la composición de su Hexapla.

El lugar de origen del Códice Vaticano es incierto. Hort piensa que se escribió en Roma; Rendel Harris, Armitage Robinson y otros lo atribuyen a Asia Menor. Una opinión más común mantiene que fue escrito en Egipto. Armitage Robinson cree que ambos, el Vaticano y el Sinaítico, estuvieron originalmente juntos en alguna biblioteca antigua. Su opinión se basa en el hecho de que en los márgenes de ambos manuscritos se halla el mismo sistema especial de capítulos para los Hechos de los Apóstoles, tomado de la división de Eutalio, y encontrada en otros dos códices importantes (el Amiatino y el Fuldense) de la Vulgata latina.

Tischendorf creía que en la transcripción del Códice Vaticano habían trabajado tres manos. Identificaba (?) a la primera (B1) o transcriptor del Antiguo Testamento con el transcriptor de una parte del Antiguo Testamento y algunos folios del Nuevo Testamento en el Códice Sinaítico. Este texto primitivo fue revisado, poco después de su transcripción original, con la ayuda de un manuscrito nuevo, por un corrector (B2---para el Antiguo Testamento Swete cita a B2 como Ba). Seis siglos después (de acuerdo con algunos) una tercera mano (B3, Bb) sobrescribió las letras descoloridas, dejando intacto poco del original. Sin embargo, de acuerdo con Fabiani, el monje Clemente hizo este sobrescrito a principios del siglo XV (qui saeculo XV ineunte floruisse videtur). En tiempos modernos (siglos XV a XVI) se añadieron al códice los folios que faltaban, para prepararlo, como conjetura Tregelles, para usarlo en la Biblioteca Vaticana. Catálogos antiguos muestran que ya estaba allí en el siglo XV. La adición al Nuevo Testamento fue inscrita por Scrivener como Cod. 263 (en Gregorio, 293) para la Epístola a los Hebreos, y Cod. 91 para el Apocalipsis. Napoleón I hizo que llevaran el Códice a París (donde se autorizó a Hug a estudiarlo) pero más tarde se devolvió a la Santa Sede, con otros restos del botín romano, y se colocó de nuevo en la Biblioteca Vaticana.

Hay varias colaciones, ediciones y estudios del Códice Vaticano:

  • la de Bartolocci (Giulio di S. Anastasia), ex-bibliotecario del Vaticano; fue hecha en 1669 y se conserva en manuscrito---Gr Suppl.53 de la Bibliothèque Natonale---en París (se cita con la sigla: Blc);
  • La de Birch (Bch) publicada en Copenhague en 1798 para los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas, en 1800 para el Apocalipsis y en 1801 para los Evangelios;
  • La que realizó el abate Mico para Bentley (Btly) alrededor de 1720 en el margen de una copia del Nuevo Testamento griego que Cephaleo publicó en Estrasburgo en 1524; esta copia está entre los libros de Bentley en la biblioteca del Trinity Collage, Cambridge---la colación misma fue publicada en el Apéndice de Ford a la edición de Woide del Códice Alejandrino en 1799;
  • una lista de las alteraciones realizadas por el copista original o por sus correctores, editada por el abate Rulotta a petición de Bentley con la ayuda del abate de Stosch (Rlt); se creyó que esta lista había desaparecido, pero está entre los papeles Bentley en la biblioteca del Trinity Collage de Cambridge, bajo la sigla: B. 17.20;
  • en 1860 Alford, y en 1862 Cure, examinaron un número selecto de las versiones del Códice Vaticano y publicaron los resultados de sus trabajos en el primer volumen del Testamento Griego de Alford.

Muchos otros estudiosos han hecho cotejos especiales para sus propios propósitos, por ejemplo, Tregelles, Tischendorf, Alford etc. Entre las obras escritas sobre el Códice Vaticano podemos indicar: Bourgon, Cartas de Roma" (Londres, 1861). En el segundo volumen del Catálogo de Manuscritos Griegos del Vaticano, realizados según los métodos científicos modernos para la catalogación de la Biblioteca Vaticana, hay una descripción del Códice Vaticano.

Respecto a las adiciones de este códice, la edición romana de los Setenta (1587) se basaba en el Vaticano. Así también la edición de Cambridge de Swete lo sigue regularmente y hace uso del Sinaítico y del Alejandrino sólo para las partes que faltan en el Vaticano. La primera edición romana apareció en 1858, bajo los nombre de Mai y Vercellone y, bajo los mismos nombres, una segunda edición romana en 1859. Ambas ediciones fueron severamente criticadas por Tischendorf en la edición que sacó en Leipzig en 1867 "Novum Testamentum Vaticanum, post A. Maii aliorumque imperfectos labores ex ipso codice editum", con un apéndice (1869). La tercera edición romana (Verc.) apareció con los nombres Vercellone (murió en 1869) y Cozza-Luzi (murió en 1905) en 1868-81; iba acompañada por una reproducción fotográfica del texto: "Bibliorum SS. Graecorum Cod. Vat. 1209, Cod. B, denou phototypice expressus, jussu et cura praesidum Bibliothecae Vaticanae" (Milán, 1904-6). Esta edición contiene una introducción anónima magistral (por Giovanni Mercati), en la que el escritor corrige muchas afirmaciones inexactas hechas por los escritores anteriores. Hasta hace poco, el privilegio de consultar muy libre y minuciosamente este antiguo manuscrito no se les concedía a todos lo que lo pedían. La condición material del Códice Vaticano es mejor, en general, que la de sus contemporáneos; pero se prevé que, a no ser que se encuentre un medio eficaz de conservación, que se busca con mucho interés, dentro de un siglo se habrá roto en pedazos.


Fuente: Benigni, Umberto. "Codex Vaticanus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/04086a.htm>.

Traducido por Pedro Royo