Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Bari

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

Arquidiócesis situada en la provincia del mismo nombre, en Apulia, al sur de Italia. La ciudad de Bari es la ciudad principal en la provincia, con una población actualmente de cerca de 1,363,000 habitantes, y está localizada en la península que se extiende hacia el Mar Adriático. Antiguamente llamada Barium, cayó bajo el dominio de los romanos después de la guerra con Pirro, reteniendo, sin embargo, su autonomía. Siendo un puerto marino que daba hacia oriente, Bari debe haber recibido el cristianismo en una fecha muy temprana. Según una tradición local, San Pedro mismo predicó el Evangelio allí y consagró (v. consagración) al primer obispo. La historia, sin embargo, es silente sobre el comienzo del cristianismo en dicha ciudad. El primer Obispo conocido de Bari fue Gervasio, quien, en 347, asistió al Concilio de Sárdica. En 530 el obispo Pedro obtuvo el título de Metropolitano bajo Epifanio, patriarca de Constantinopla. En 780 el obispo Leoncio estuvo presente en el Séptimo Concilio Ecuménico, el Segundo de Nicea. En el siglo IX los sarracenos asolaron a Apulia, destruyeron la ciudad de Canosa (Canusium) y capturaron a Bari. En 841, sin embargo, el ejército bizantino reconquistó Bari, y en 844 San Angelario, obispo de Canosa, entonces en ruinas, trajo a Bari las reliquias de los santos Rufino, Memoro y Sabino, las cuales él había rescatado de las ruinas. El Papa Sergio II le confirió el título de obispo de las dos diócesis, Bari y Canosa, título que los Arzobispos de Bari conservan hasta hoy día. En 933 el Papa Juan XI le concedió a los obispos de Bari el uso del palio. Parece que los obispos dependían del patriarca de Constantinopla hasta el siglo X. Giovanni II (952) se pudo retirar de esta influencia, negándose a aceptar las prescripciones del patriarca concerniente a cuestiones litúrgicas (v. liturgia). Toda conexión fue finalmente cortada en el siglo XI, y Bari comenzó a depender directamente de Roma. El arzobispo Bizancio (1025) obtuvo del Papa el privilegio de consagrar sus sufragáneos; también comenzó la construcción de la nueva catedral, la cual fue continuada por sus sucesores, Nicolás (1035), Andrés (1062) y Elia (1089), éste último miembro de la Orden Benedictina. En 1097 algunos marineros de Bari, a su regreso del oriente, trajeron consigo las reliquias de San Nicolás, obispo de Mira, para las cuales Roger, Duque de Apulia, construyó una espléndida iglesia; estas se convirtieron en objeto de gran veneración y de innumerables peregrinaciones. Por este tiempo Urbano II, estando en Apulia, fue a Bari a venerar las reliquias del santo maravilloso trabajador y a consagrar la basílica. Aquí también celebró un concilio, al cual asistieron 183 obispos, para considerar la reunión de los griegos con la Iglesia de Roma. San Anselmo de Canterbury se distinguió en este concilio por su sabia defensa de la procesión del Espíritu Santo y el uso del pan sin levadura para la Sagrada Eucaristía. Otro concilio se había realizado en Bari en 1064, presidido por Arnoldo, Vicario de Alejandro II. De los concilios provinciales posteriores es digno de mención el de 1607. En la reorganización de la diócesis del Reino de Nápoles, al comienzo del siglo XIX, la Diócesis de Bitetto fue suprimida y pasó a formar parte de la Diócesis de Bari. Las sedes sufragáneas de Bari son: Conversano, Rufo y Bitonto. El edificio religioso más famoso de Bari es la Iglesia de San Nicolás, uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura Normanda. Consiste de una iglesia superior y una inferior (v. cripta), ambas ricamente adornadas con preciosos mármoles. La catedral, dedicada a la Asunción, es igualmente insigne por los dos altos campanarios de los cuales está flanqueada. Los arzobispos más famosos de Bari, además de aquellos mencionados, son: Romualdo Grisoni (1280), distinguido por sus restauraciones a iglesias; Bartolomeo Prignano (1377), luego Papa Urbano VI, quien, sin embargo, nunca vio esta sede; Ascanio Gesualdo (1613), quien dio un maravilloso ejemplo de caridad durante el terremoto de 1632; Diego Sersale (1638), quien a su propia costa reconstruyó la catedral, el palacio episcopal y el seminario; el dominico (v. Orden de Predicadores) Tommaso María, de los duques de Bergara (1684) quien murió en olor de santidad. Fuente: Cappelletti, Le chiese d'Italia (Venice, 1844), XXI; Annuario eccl. (Rome, 1906). Benigni, Umberto. "Bari." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/02295a.htm>. Transcrito por Susan Birkenseer. Traducción por Patricia Reyes Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.