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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Fachada

De Enciclopedia Católica

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La fachada es el paramento exterior o el frente de cualquier edificio. En arquitectura eclesiástica, el término se usa generalmente para designar el frente occidental; a veces los frentes del transepto. Por razones rituales, el arquitecto de la Iglesia se vio obligado en todas partes a tratar la pared final de la nave como la gran fachada.

Período Cristiano Primitivo

Las fachadas de las iglesias de la época primitiva generalmente se construyeron según el modelo de las antiguas basílicas romanas, y se construyeron según los métodos romanos, y en gran parte formadas por columnas y otras características tomadas de los edificios paganos. Su interés es principalmente desde un punto de vista arqueológico. Las fachadas de las primeras basílicas romanas eran extremadamente simples en sus superficies superiores. Había solo dos tipos: el frontón central, que usualmente seguía el contorno de la estructura detrás de él; y la fachada de cortina, generalmente hecha para sobresalir con fines de protección, y formada por una proyección gradual de la hilada de ladrillos hacia adelante y hacia los lados. En las iglesias más importantes, toda la superficie estaba oculta por una composición de mosaico que se extendía desde la cumbre hasta el pórtico. Tales fueron San Juan de Letrán, la Basílica de San Pedro, San Pablo Extramuros, Santa María la Mayor, etc. Esto convirtió la fachada sobre el vestíbulo en un resplandor de color.

Hacia el final de la Edad Media, a veces se abrían más ventanas en la fachada. En San Pedro, en el siglo XIII, junto al rosetón en el frontón, había dos hileras de tres ventanas altas con maineles, y la fila inferior estaba flanqueada por dos más. La parte inferior de la fachada siempre estaba cubierta por un pórtico saliente, que consistía de un lado del atrio cuadrangular o en una arcada o columnata independiente. El espacio de la pared debajo generalmente estaba interrumpido por tantas puertas como naves hacia la iglesia, normalmente tres, a veces cinco. En las basílicas menores solo había una puerta, y en casos excepcionales, como en San Pedro, había una puerta suplementaria para ocasiones especiales.

Por lo general, las fachadas bizantinas se dejaban relativamente lisas, en parte, sin duda, debido a su ubicación y entorno. Una iglesia bizantina generalmente se erigía aparte en un recinto, y cuando era posible se plantaban árboles a su alrededor para darle sombra. En los pueblos, la iglesia, sus terrenos, etc. estaban generalmente rodeados por muros. Se entraba a través de un patio o atrio enclaustrado, en el centro del cual estaba la redoma, o fuente, donde se habían las abluciones requeridas. Al otro lado de la parte inferior del frente de la iglesia se extendía el nártex o vestíbulo, que a veces tenía un porche o pórtico frente a él. Muchas iglesias tenían un vestíbulo doble, el exterior se llamaba “eso-nártex”, generalmente designado para las mujeres. El nártex comunicaba con la iglesia por medio de tres puertas; la del centro era más grande y más ricamente ornamentada. Las otras dos, situadas una a cada lado, eran pequeñas y poco notables. La puerta central se llamaba la “Puerta Hermosa”, a veces la puerta de basílica o real.

Sobre el nártex de las iglesias más grandes a menudo había una galería superior cerrada, llamada gineceo (gynæconitis), para situar a las mujeres. Esta galería estaba encerrada en parte por la pared o paredes exteriores y en parte por rejas, y se llegaba por una escalera para uso exclusivo de mujeres. Desde el exterior estaba iluminada por una serie de ventanas estrechas, generalmente cubiertas por arcos redondos, o una o más ventanas dobles se formaban por la interposición de un pilar. Como regla general, las ventanas eran pequeñas y estaban agrupadas, o de lo contrario, tenían un ancho considerable y están divididas en tres luces por columnas o por finas tiras de mármol sin moldear. La parte inferior de las ventanas a menudo estaba llena de finas losas de mármol translúcido, esculpidas en el exterior, lo que permitía que la luz brillara hasta cierto punto. Especialmente en el estilo neo-bizantino, ocasionalmente hay vestíbulos, balcones y matacanes, que alivian la planitud general.

Estas características son bien marcadas con la gracia peculiar de Oriente: Ejemplos en Constantinopla, Santos Sergio y Baco (527-532) y Santa Sofía (532-537). La iglesia de la Virgen en Misitra y el Catolicón en Atenas (ambos inciertos, siglo XI a XIII) y San Marcos en Venecia (1100-1350). Ejemplos de bizantino italiano son la catedral de Palermo y Cefalú. La fachada actual de San Marcos, Venecia, es una cubierta posterior sobre la fachada bizantina original, y se destaca por su estilo, aunque generalmente es clasificada como bizantina. La primera aparición del bizantino en Italia fue la iglesia de San Vitale, en Rávena. En Rusia, las catedrales de Moscú, Kiev y Novgorod se encuentran entre los ejemplos más conocidos.

Las fachadas lombardas (a veces llamadas románicas lombardas) fueron la parte más desafortunada de las iglesias lombardas. El diseño de fachadas por el plan y sección de las basílicas dio muchos problemas a muchas y diferentes escuelas de arquitectura, pero ninguna de ellas fue tratada con tal falla de señal como por los lombardos. Al negarse a unir los campanarios a la iglesia, los italianos rechazaron lo que aparentemente era la única solución posible. Los pavianos utilizaron la forma continua del frontón incluso en las iglesias donde los techos de las naves laterales eran mucho más bajos que los de la nave. Las fachadas "falsas", como la de San Michele Maggiore, dieron como resultado diseños que obviamente desmentían la sección basilical. Incluso antes de esto, donde se habían diseñado las tres naves laterales, había sido costumbre elevar los muros de la fachada muy por encima del techo real de la iglesia, tal vez con el fin de hacer que la iglesia en el exterior pareciese más grande de lo que realmente era. Este fraude continuó practicándose en las iglesias de Verona, y de hecho en toda Italia, por lo que finalmente se convirtió en característico de la arquitectura eclesiástica italiana. En la falsa fachada así obtenida, el adorno, totalmente irrelevante en su mayor parte, se extendió con una mano más o menos lujosa. La fachada de San Ambrogio, Milán, con sus grandes arcos abiertos es, quizás, la más exitosa que los lombardos hayan erigido.

Fachadas Románicas

En su conjunto, las características de las fachadas románicas se pueden resumir de la siguiente manera: contrafuertes formados como tiras de pilastra de ligera proyección, conectadas en la parte superior por molduras horizontales, o por una fila de arcos de medio punto que descansan sobre una ménsula que se proyecta desde la pared. También aparecen arcos semicirculares que descansan sobre capiteles groseramente formados. Las aberturas para puertas y ventanas también son muy características. La principal, sobre la que se formaban las jambas, estaba en planos que retrocedían, o huecos rectangulares, conocidos como "órdenes", en los que se colocaban columnas circulares o cañas. Los arcos seguían el mismo método, construidos en anillos concéntricos. A menudo sobre estas columnas aparecía un ábaco continuo, y el perfil de la jamba se transporta alrededor de la porción semicircular del arco. El característico rosetón (o rosa) aparecía sobre la puerta principal de la fachada. Las molduras a menudo estaban talladas de forma elaborada. El tallado y los adornos se derivan de muchos tipos del reino vegetal y animal, y se trataban de manera convencional. Las influencias locales fueron fundamentales para producir diferentes características locales.

En el románico italiano central se buscaba más la belleza del detalle que la integridad del estilo. La influencia bizantina fue fuerte, especialmente en Venecia, Rávena y Pisa, esta última con un estilo propio definido, a veces llamado toscano. San Miniato, en Florencia, es interesante ya que, en el siglo XI, marca el período de transición del tipo basilical al románico. En el románico del norte de Italia, las arcadas están restringidas a la parte superior de los frontones. El carácter general es menos refinado debido al uso de piedra y ladrillo en lugar de mármol. Los detalles muestran una ruptura con el precedente clásico. En la escultura son frecuentes escenas de la caza y otras que reflejan la vida de los invasores del norte, y en ellas prevalece un elemento grotesco; un ejemplo de esto aparece en San Antonio, en Piacenza.

El románico del sur de Italia muestra la influencia bizantina y mahometana, como se muestra en la catedral de Monreale y la Iglesia de Martorana, en Palermo. El detalle de estos edificios es siempre refinado y elegante, lo que puede deberse en cierta medida a la ascendencia griega de los habitantes de esta parte de Italia. El románico del sur de Francia es notable por sus ricas fachadas decorativas. Los contrafuertes generalmente eran simples listones, de ligera proyección, y las fachadas se arreglaban en pisos, con luces de ventana en pares o grupos.

Las entradas occidentales imponentes son características de este período. Los frentes occidentales de las iglesias del distrito de Charente, en Aquitania, fueron tratados minuciosamente con adornos tallados que representan follaje o figuras de hombres y animales. En el primer piso, los capiteles así tratados a menudo continuaban como un friso amplio y rico. El románico alemán se parece mucho al del norte de Italia. En las fachadas, las partes más ricamente ornamentadas son las puertas y capiteles; también hay un gran caudal de torres circulares y octogonales y galerías con arcadas. Ejemplos: la iglesia de los Apóstoles en Colonia, las catedrales de Worms, Maguncia, Tréveris y Espira.

Fachadas Góticas

Fuente: Poole, Thomas. "Façade." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5, págs. 745-747. New York: Robert Appleton Company, 1909. 4 agosto 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/05745c.htm>.

Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina