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Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Ave Regina

De Enciclopedia Católica

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Una antífona llamada así por su primera línea, Ave regina caelorum (Salve, reina del cielo). Es una de las cuatro antífonas de la Santísima Virgen María que se cantan en el Oficio Divino en turno a través del año, y se asigna desde completas del 2 de febrero (incluso cuando se transfiere la Fiesta de la Purificación de María) hasta el Jueves Santo exclusivamente.

Consta de dos estrofas de cuatro líneas cada una, seguidas por su propio versículo, responsorio y oración. Su fecha de composición es incierta, pero la conjetura de Stella (Inst. Liturg., Roma, 1895) de que es anterior al siglo IV parece no tener ninguna garantía de evidencia externa o interna. Se encuentra en el libro de San Alban del siglo XII; en un manuscrito en Munich que Daniel pensó era del siglo XIII; en un breviario de Sarum del XIV; y en York y en los breviarios romanos de siglo XV. Th. Bernard [Le Bréviaire (París, 1887), II, 454 ss.] dice que el Papa Clemente VI la introdujo al Oficio Divino en el siglo XIV. Él da un comentario, y piensa que puede percibir en ella los elementos de los "nobles acentos... las aspiraciones de muchos doctores, tales como San Atanasio, San Efrén, San Ildefonso". Se dice durante la septuagésima, Cuaresma, Pascua, el tiempo, es decir, de preparación para la Pascua, y recuerda el rol que María desempeñó en el drama de la reapertura del cielo a los hombres y la muestra como reinando allí como Reina de los Ángeles.

Su primera línea se citaba a veces como la primera línea de himnos y secuencias en los siglos XIV y XV (cf. Dreves y Blume, Analecta Hymnica, I, 94; X, 103; XXX, 238; XXXII, 43; XLVI, 136) los cuales, sin embargo, no tenían otra relación con la antífona, y a veces eran meditaciones sobre el Avemaría, otras veces composiciones poéticas distintas, por ejemplo:

Ave regina caelorum
Pia virgo tenella,
Maria (virgo), flos florum
Christi (que) clausa cella.
Gratia, quae peccatorum
Dira tulisti bella

Y así sucesivamente, a través de toda la salutación angélica hasta el ventris tui, donde termina el poema (manuscrito del siglo XIV) (loc. cit., XLVI, 136), o un himno distinto:

Ave. regina caelorum,
Ave decus angelorum,
Ave gaudium sanctorum,
Ave solis regia,

en un manuscrito del siglo XV (loc. cit., XL, 98).

El Ave Regina ha sido traducida por Caswall, “Lyra Catholica” (Londres, 1849, 1873, 1884; Nueva York, 1851), cuya versión se usa en el “Manual de Oraciones” (Baltimore), 77: “Salve, oh, Reina del Cielo entronizada”; también por Beste, "Church Hymns" (1849): "Salve, tú poderosa Reina del Cielo”. La versión en el “Breviario” del Marqués de Bute (Edimburgo, 1879, I, 177) comienza: “Salve, Oh, María Reina del Cielo”. Schlosser [Die Kirche in Ihren Liedern (Friburgo, 1863), I, 251] da una traducción al alemán en la misma métrica. La melodía en canto llano en el sexto tono tiene también un arreglo más simple ["Manuale Missae et Officiorum" (Roma y Tournai, 1903), 100, 103].


Fuente: Henry, Hugh. "Ave Regina." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/02149b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina. rc