Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Jueves, 21 de noviembre de 2024

Fraile

De Enciclopedia Católica

Revisión de 20:13 8 nov 2016 por Luz María Hernández Medina (Discusión | contribuciones) (Órdenes de Frailes)

(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar a: navegación, buscar

Fraile [del latín frater, por el francés antiguo fredre, frere, M. E. frere; italiano, frate (como prefijo fra); español fraile (como apócope fray); portugués fret; a diferencia de las otras lenguas romances, el francés sólo tiene la palabra frère para fraile y para hermano] es un miembro de una de las órdenes mendicantes.

Uso de la Palabra

En la Iglesia primitiva era habitual que todos los cristianos se dirigiesen a los demás como fratres o hermanos, por ser todos hijos de un mismo Padre Celestial, a través de Cristo. Más tarde, con el ascenso y crecimiento de las órdenes monásticas, la palabra comenzó gradualmente a tener un significado más restringido; pues obviamente los lazos de fraternidad se acercaban más entre los que vivían bajo el dominio y la dirección de un padre espiritual, su abad. La palabra aparece en una fecha temprana en la literatura inglesa con el significado de hermano, y a partir del final del siglo XIII se usa frecuentemente refiriéndose a los miembros de las órdenes mendicantes, por ejemplo, cerca de 1297, "frere prechors" (R. Glouc. 10105); c. 1325, "freres del Carme y de Saint Austin" (Pol. Songs, 331); c. 1400, "frere meneours" (Maunder, XXXI, 139); c. 1400, "Sakked freres" (Rom. Rose). Shakespeare habla de los "frailes de órdenes grises" (Tam. Shr., IV, I, 148). La palabra también se aplicaba libremente a los miembros de las órdenes monásticas y militares, y en ocasiones al convento de una orden particular, y de ahí a la parte de una ciudad en la que se había localizado tal convento.

La palabra fraile ha de distinguirse cuidadosamente en su aplicación de la palabra monje. Para el monje el retiro y la soledad no son perturbados por la intervención pública, excepto bajo circunstancias excepcionales. Su voto de pobreza lo ata estrictamente como individuo, pero de ninguna manera afecta el derecho de tenencia de su orden. En la vida del fraile, por el contrario, el ejercicio del ministerio sagrado es un rasgo esencial, para el cual la vida del claustro es considerada sólo como una preparación inmediata. Su voto de pobreza, también, no sólo lo une como individuo al ejercicio de esta virtud, sino que, originalmente por lo menos, le impide también el derecho de tenencia en común con sus hermanos. Así, originalmente, las diversas órdenes de frailes no podían tener ingresos fijos y vivían de las ofrendas voluntarias de los fieles; de ahí su nombre de mendicantes.

Esta segunda característica, por la cual la vida del fraile difiere tan esencialmente de la del monje, fue modificada considerablemente desde el Concilio de Trento. En la Sesión XXV, cap. III, "De Regular", a todas las órdenes mendicantes —con excepción sólo de los frailes menores y los capuchinos— se les concedió la libertad de posesión conjunta. Las carmelitas descalzos y los jesuitas se han valido de este privilegio con restricciones (cf. Wernz, Jus Decretal., III, pt. II, 262, nota). Sin embargo, se puede decir aquí pertinentemente que los jesuitas, aunque mendicantes en el sentido estricto de la palabra, como se desprende de la declaración muy explícita de San Pío V (Const. "Cum indefessae", 1571), se clasifican no como mendicantes o frailes, sino como clérigos regulares, pues fueron fundados con el fin de dedicarse, aún más especialmente que los frailes, al ejercicio del ministerio sagrado (Vermeersch, De Relig., I, xli, 8).

Órdenes de Frailes

Las órdenes de frailes usualmente se dividen en dos clases: las cuatro grandes órdenes mencionadas por el Segundo Concilio de Lyon (can. XXIII) y las órdenes menores. Las cuatro grandes órdenes en su precedencia legal son: (1) los dominicos (Pío V, Const. “Divina”, 1568); (2) los franciscanos; (3) los carmelitas, (4) los agustinos.

(1) Los dominicos, u Orden de Predicadores, antes conocidos como los Frailes Negros, debido a la capa o manto negro que usaban sobre su hábito blanco, fue fundada por Santo Domingo en 1215 y aprobada solemnemente por Honorio III en diciembre de 1216. Se convirtieron en orden mendicante en 1221.

(2) Los franciscanos, o Frailes Menores, fue fundada por San Francisco de Asís, quien es correctamente considerado como patriarca de las órdenes mendicantes. Su regla fue aprobada oralmente por Inocencio III en 1209 y solemnemente confirmada por Honorio III en 1223 (Const. “Solet”). Es profesada por los frailes menores, los conventuales y los capuchinos.

(3) Los carmelitas, o Frailes Blancos, por la capa blanca que cubre su hábito marrón, fueron fundados como una orden puramente contemplativa, pero se volvieron mendicantes en 1245. Recibieron la aprobación de Honorio III (Const. "Ut vivendi", 30 de enero de 1226) y más tarde de Inocencio IV (Const. "Quae honorem", 1247). La orden se divide en dos secciones: los calzados y los descalzos.

(4) Los agustinos, o Ermitaños de San Agustín) (frailes agustinos), remontan su origen al ilustre obispo de Hipona. Alejandro IV unió y constituyó las diversas ramas que se desarrollaron luego, a partir de varios grupos de ermitaños, en una orden mendicante (Const. "Iis, quæ", 31 julio 1255, y Const. "Licet", 4 mayo 1256)

Los canonistas llaman a estas cuatro órdenes el quatuor ordines mendicantes de iure communi. El Cuarto Concilio de Letrán ("De relic. dom.", III, tit. XXXVI, c. IX) había prohibido en 1215 la fundación de cualesquiera órdenes religiosas nuevas. De cara a esta prohibición había surgido un número suficiente de nuevas congregaciones, especialmente de mendicantes, para atraer la atención del Segundo Concilio de Lyon (1274). En el canon XIII, el Concilio de Letrán, mientras que exime especialmente a las cuatro órdenes mendicantes antes mencionadas, condena a una extinción inmediata o gradual a todas las demás órdenes mendicantes existentes en ese entonces. Todas las órdenes establecidas desde el Concilio de Letrán, y no aprobadas por la Santa Sede, debían disolverse de inmediato. A las ya establecidas con tal aprobación se les prohibía recibir nuevos miembros. La ilustre Orden de Servitas, fundada en 1233 y aprobada por el Papa Alejandro IV en 1256 (Const. “Deo grata”), felizmente sobrevivió a esta condena. Respecto a las cuatro órdenes mayores, el Concilio concluye: "Queda entendido, sin embargo, que no concebimos la extensión de esta Constitución a las órdenes de los frailes predicadores y a los frailes menores, cuyo evidente servicio a la Iglesia universal es suficiente aprobación. En cuanto a los Ermitaños de San Agustín y a la Orden Carmelita, cuya fundación precedió a dicho Concilio (Cuarto de Letrán), deseamos que permanezcan tan sólidamente establecidas como hasta ahora" (Lib. III, tit. XVII, c, un., en VI). La importancia de las órdenes así señaladas y eximidas se enfatizó después con la inserción de este canon en el "Corpus Juris" en el "Liber Sixtus" de Bonifacio VIII.

Las llamadas órdenes menores, de las cuales las siguientes son las más florecientes hoy día (1909), fueron fundadas y aprobadas en varios períodos subsiguientes: los mínimos (1474); la Orden Tercera Regular de San Francisco (1521); Los capuchinos —como constituyentes de una rama diferente de la Orden Franciscana— (1525); los carmelitas Descalzos —como constituyentes de una rama distinta de los carmelitas— (1658); los Trinitarios Descalzos (1599); la Orden de la Penitencia, conocida en Italia como los Scalzetti (1781)


Bibliografía: REIFENSTUEL, SCHMALZGRUEBER, y otros escritores bajo los títulos XXXI y XXXVI del Libro III de las Decretales de Gregorio IX; FERRARIS, Bibliotheca: Relig. Regulares (Roma, 1885-96), I, 24; SUÁREZ, De Virtute et Statu Religionis (Maguncia, 1604), pt. II tract. IX; BARBOSA, Juri Eccl. Universi (Lyon, 1699), I, c. XLI, n. 207; VERMEERSCH, De Relig. Inst. et Personis (2da. ed. Brujas, 1907), I, 38; WERNZ, Jus Decretal. (Roma, 1908), III pt. II, 262; HEIMBUCHER, Die Orden und Kongregationen (2da. ed., Paderborn, 1907) 1, 39; también obras populares, con láminas que muestran los diferentes hábitos religiosos, tales como MALLESON Y TUKER, Handbook to Christian and Ecclesiastical Rome, III (Londres, 1900); STEELE, Monasteries and Religious Houses in Great Britain and Ireland (Londres, 1903). HÉLYOT, Hist. des ordres religieux (París, 1714-19); reimpreso por MIGNE como Dict. de ordres religieux (París, 1847-69).

Fuente: Cleary, Gregory. "Friar." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6, pp. 280-281. New York: Robert Appleton Company, 1909. 8 Nov. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/06280b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina