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Martes, 19 de marzo de 2024

San Francisco de Paula

De Enciclopedia Católica

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Fundador de la Orden de los Mínimos; nació en 1416, en Paula, en Calabria, Italia; murió el 2 de abril de 1507, en Plessis, Francia. Sus padres fueron admirables por la santidad de sus vidas. No habiendo podido tener hijos durante algunos años después de casados, recurrieron a la oración, especialmente encomendándose a la intercesión de San Francisco de Asís. Eventualmente les nacieron tres hijos, el mayor de los cuales fue Francisco. Cuando estaba aún en la cuna sufrió de una hinchazón que le hacía peligrar la vista de uno de sus ojos. Sus padres de nuevo se encomendaron a San Francisco de Asís, e hicieron un voto de que su hijo pasaría un año entero con el “pequeño habito” de San Francisco en uno de los conventos de su orden, una práctica común en la Edad Media. El niño se curó inmediatamente. Francisco mostró señales de una extraordinaria santidad desde muy tierna edad, y a la edad de trece años, siendo exhortado por una visión de un fraile franciscano, entró a un convento de la Orden Franciscana para cumplir con el voto hecho por sus padres. Ahí produjo gran edificación por su amor a la oración y mortificación, su profunda humildad y su pronta obediencia. Al completar el año se fue con sus padres en un peregrinaje hacia Asís, Roma y otros lugares de devoción. Al regresar a Paula, eligió un lugar retirado en la propiedad de su padre, y ahí vivió en aislamiento; pero después encontró una morada más aislada en una cueva a la orilla del mar. Ahí permaneció solo como por unos seis años entregándose a la oración y a la mortificación.

En 1435 dos compañeros se le unieron en su retiro, y para darles alojamiento mandó a construir tres celdas y una capilla: de esta manera se originó la nueva orden. El número de sus discípulos aumentó gradualmente, cerca de 1454, con el permiso de Pirro, Arzobispo de Cosenza, Francisco construyó un monasterio grande y una iglesia. La construcción del monasterio fue la ocasión de una gran explosión de entusiasmo y devoción de parte de la gente hacia Francisco: hasta los nobles cargaban piedras y se unían al trabajo. Su devoción aumentó debido a los múltiples milagros que el santo (v. Comunión de los Santos) obró en respuesta a sus oraciones. La regla de vida adoptada por Francisco y sus religiosos era una de extraordinaria severidad. Ellos guardaban una abstinencia perpetua y vivían en extrema pobreza, pero la humildad era la señal distintiva de la orden. Trataban de vivir en anonimato y escondidos del mundo. Para expresar este carácter que el quería que sus discípulos cultivaran, Francisco eventualmente obtuvo de la Santa Sede que ellos deberían llamarse Mínimos, los más pequeños de todos los religiosos. En 1474 Sixto IV le dio permiso de escribir una regla para su comunidad, y de asumir el titulo de los Ermitaños de San Francisco: esta regla fue formalmente aprobada por Alejandro VI, quien, sin embargo, les cambió el nombre por el de Mínimos. Después de la aprobación de la orden, Francisco fundó varios nuevos monasterios en Calabria y Sicilia. También estableció conventos para monjas, y una tercer orden para laicos, siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís

El tenía un extraordinario don de profecía: así predijo la captura de Otranto por los turcos en el 1480, y su subsiguiente recuperación por el rey de Nápoles. También fue dotado con el discernimiento de conciencias. Él no hacía acepción de personas de cualquier rango o posición. Reprendió al Rey de Nápoles por su mal proceder y como consecuencia sufrió mucha persecución. Cuando Luis XI estaba en su lecho de muerte envió una delegación a Calabria para rogarle al santo que lo visitara. Francisco se negó a ir ni podían convencerlo hasta que el Papa le ordenó ir. Entonces él fue donde el rey a Plessis-les-Tours y permaneció con él hasta su muerte. Carlos VIII, el sucesor de Luis, admiraba mucho al santo y durante su reinado lo mantuvo cerca de la corte y lo consultaba frecuentemente. Este rey construyó un monasterio para los Mínimos en Plessis y otro en Roma en la Colina Pinciano. El concepto que Carlos VIII tenía del santo fue compartido por Luis XII, quien le sucedió al trono en el 1498. Francisco estaba deseoso por regresar a Italia, pero el rey no se lo permitía, ya que no deseaba perder sus consejos y orientaciones. Los últimos tres meses de su vida estuvo en pleno aislamiento, preparándose para la muerte. Reunió a su comunidad a su alrededor el Jueves Santo y los exhortó especialmente a tener mutua caridad entre ellos y a mantener el rigor de su vida y en particular la abstinencia perpetua. Al día siguiente, Viernes Santo, los reunió de nuevo, les dio sus últimas instrucciones y nombró un vicario general. Luego recibió los últimos sacramentos, pidió que se le leyera la Pasión Según San Juan, y durante dicha lectura, su alma pasó a la eternidad. León X lo canonizó (v. beatificación y canonización) en el 1019. En el 1562 los hugonotes descerrajaron su tumba y encontraron su cuerpo incorrupto. Lo arrastraron y lo quemaron, pero algunos de sus huesos fueron preservados por los católicos y puestos en relicarios en diversas iglesias de su orden. La Orden de los Mínimos no parece haber sido muy extensa en ningún momento, pero tenía casas en muchos países. La regla definitiva fue aprobada en 1506 por Julio II, quien también aprobó una regla para las monjas de la orden. La fiesta de San Francisco de Paula se celebra en la Iglesia universal el 2 de abril, el día en que murió.

Fuente: Hess, Lawrence. "St. Francis of Paula." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/06231a.htm>.

Transcrito por Joseph P. Thomas. Traducido por Lourdes P. Gómez. Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.