Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Martes, 19 de marzo de 2024

Hipsistarianos

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

Los hipsistarianos o adoradores del Hypsistos, es decir del “Altísimo” Dios; una secta judeo-pagana que floreció desde alrededor del año 200 a.C. hasta cerca del año 400 d.C., mayormente en Asia Menor (Capadocia, Bitinia, Ponto) y en las costas sureñas rusas del Mar Euxino.

Los nombres Hypsianistai, Hypsianoi aparecieron primero en San Gregorio Nacianceno (Orat., XVIII, 5) y el nombre Hypsistianoi en San Gregorio de Niza (Contra Eunom., II), es decir, cerca del año 374 d.C., pero un gran numero de tabletas votivas, inscripciones y oráculos de Dídimo y Claros establecen más allá de toda duda que el culto de Hypsistos (Hypsistos, con la adición de Theos o Zeus o Attis, pero frecuentemente sin adición) como el único supremo Dios, se había extendido en los países adyacentes al Bósforo (cf. Hch. 16,17), “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo”---oráculo de la pitonisa en Filipos. Parece probable que el culto capadocio nativo de Zeus Sabazios en Capadocia se unió deliberadamente al culto de Yahveh Sabaoth, practicado por las numerosas e intelectualmente predominantes colonias judías, y que se formaron asociaciones (sodalicia, thiasoi) estrictamente monoteístas, quienes fraternizaron con los judíos, pero se consideraban a sí mismos libres de la Ley de Moisés.

La importancia y las exaltadas ideas de estas asociaciones se pueden deducir del hecho que cuando alguien le preguntó a Apolo de Claros si sólo el Hypsistos no tenía principio ni fin, él contestó: “El es el Señor de todos, con su origen en sí mismo, producido por sí mismo, gobierna todas las cosas en una forma inefable, abarcando los cielos, extendiendo la tierra, montado sobre las olas del mar; mezclando fuego con agua, el suelo con el aire, tierra con fuego; de invierno, verano, otoño y primavera, causando los cambios en estas estaciones, llevando todas las cosas hacia la luz y estableciendo su destino en orden armonioso orden.” La existencia de estos hipsistarianos debe haber sido parcialmente responsable por la asombrosa rapidez de la expansión del cristianismo en Asia Menor, si bien no todos ellos aceptaron la nueva fe, y continuaron existiendo pequeñas comunidades de monoteístas, ni cristianos, ni judíos, especialmente en Cappadocia. El padre de San Gregorio Nacianceno pertenecía a esta secta en su juventud, y aparecen descritos en el panegírico escrito por su hijo. Ellos rechazaban los ídolos y sacrificios paganos, y reconocían al Creador (pantokrator) y al Altísimo, a quienes, sin embargo, en oposición a los cristianos, le negaban el título de “Padre”; tenían algunas supersticiones en común con los judíos, su culto al fuego y la luz, el guardar el sábado (Sabbath), las distinciones en las comidas, pero rechazaban la circuncisión. Sin duda Persio tenía en mente a los hipsistarianos cuando ridiculizó a estos fanáticos híbridos en la Sátira v, 179 - 184, y Tertuliano parece referirse a ellos en “Ad naciones”, I, XIII.

La declaración que los hipsistarianos continuaron existiendo aun hasta el siglo IX está basada en una errónea interpretación de San Nicéforo Const., "Antirhet. adv. Const. Copr.", I, en Migne, P.G., col. 209. Los hipsistarianos probablemente aparecen mencionados bajo el nombre de Coelicoloe en un decreto de los emperadores Honorio y Teodosio (408 d.C.), en el cual sus lugares de culto se transfieren a los católicos.


Bibliografía: LEVI in Revue des Etudes Juives (París, 1898), a criticism of SCHÜRER, Die Juden im bosporan. Reiche etc. (Berlín, 1897) in Sitzungsber. d. Berlin. Acad., XIII, 200-225. See also CUMONT, Hypsistos (Bruselas, 1897); DREXLER in Roscher's Lexicon (Leipzig, 1890), s. v. Hypsistos; BURESH, Klaros (Leipzig, 1889); STOKES in Dict. Christ. Biog., s. v. Hypsistarii.

Fuente: Arendzen, John. "Hypsistarians." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/07611a.htm>.

Traducido por Juan Ramón Cifre. L H M