Flavio Claudio Joviano
De Enciclopedia Católica
Emperador romano desde 363 – 364 d.C. Después de la muerte de Juliano el Apóstata (26 de junio de 363), el ejército en guerra con Persia y luego en la retirada de Asiria proclamó emperador a Joviano, después de que el prefecto de la guardia, Salustio, hombre de confianza de Julián, hubiese rechazado la dignidad debido a su avanzada edad. Joviano era un hijo del distinguido conde (Comes) Varroniano y oriundo de Panonia. Aunque en ese momento tenía menos de treinta y tres años, tenía el rango de capitán de la guardia imperial. Su elección fue recibida con alegría por los cristianos, ya que de él podían esperar la tolerancia religiosa.
Aunque Joviano tenía una apariencia guerrera, le faltaba el espíritu y la decisión de un soldado y líder de hombres. Por lo tanto, aceptó las condiciones de paz ofrecidas por Shapàr (Sapor), el astuto rey de Persia, y accedió a restaurar las fronteras del imperio, tal como existían antes de la paz con Diocleciano en el 297. Se cedieron las cuatro satrapías al este del Tigris, con las ciudades fortificadas de Nisibis y Singara, en contra de los deseos de los habitantes, que eran hostiles a Persia, y se rompió la antigua conexión entre el Imperio Romano y Armenia. A cambio, al ejército romano se le permitió retirarse a la orilla derecha del Tigris sin ser molestados. Este débil acuerdo destruyó de un solo golpe la supremacía de Roma sobre el país cerca del Éufrates y Armenia, y de ahí en adelante Persia dominó el Oriente hasta aquí.
Con grandes dificultades Joviano marchó con el ejército desde Mesopotamia a Antioquía y de allí a Tarso, donde mandó a adornar el mausoleo de su predecesor. El 16 de febrero de 364, durante la marcha a Constantinopla, el emperador fue sorprendido por una muerte súbita en el pueblo de Dadastana, fronterizo con Bitinia, después de haberse asfixiado con gas de carbón en su dormitorio, aunque posiblemente fue un asesinato (Sócrates, III, XX- XXV, VI, III-VI). Su cuerpo fue llevado a Constantinopla y enterrado en la iglesia de los Apóstoles, junto a la de Constantino.
Joviano era un cristiano celoso y ortodoxo. Él le restauró a la Iglesia los privilegios otorgados por Constantino y retirados por Juliano. A San Atanasio, entonces de setenta años, se le permitió regresar del exilio a Alejandría. En un edicto general de tolerancia, estableció la libertad de todas las formas de culto, incluso el paganismo, pero prohibió los sacrificios mágicos, reintroduciendo así la tolerancia religiosa, proclamada por Constantino en su Edicto de Milán de 313.
Bibliografía: HERTZBERG, Gesch d. rom. Kaiserreichs, II (Berlín, 1880); SCHILLER, Gesch. d. rom. Kaiserzeit, II (Gotha, 1887); BLETTERIE, Hist. de l'emp. Jovien (París, 1748); TILLEMONT, Hist des Empereurs, IV (París, 1697), 577-93, 702-3; GIBBON, Decline and Fall of the Roman Empire, xxv-xxviii; WORDSWORTH in Dict. Christ. Biog., s.v.; DUCHESNE, Hist. ancienne de l'église, II (París, 1907); BOISSIER, La fin du paganisme (5ta. ed., París, 1907).
Fuente: Hoeber, Karl. "Flavius Claudius Jovianus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. 21 Dec. 2011 <http://www.newadvent.org/cathen/08529b.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina.