Sucesión apostólica
De Enciclopedia Católica
Puesto que la Apostolicidad como una señal de la verdadera Iglesia se trata en otro artículo, el objeto del presente es mostrar:
- que la sucesión apostólica se halla en la Iglesia Católica;
- que ninguna de las iglesias separadas tiene ninguna pretensión válida a ella;
- que la Iglesia Anglicana, en particular, se desprendió de la unidad apostólica.
Contenido
Reclamo romano
El principio subyacente en el reclamo romano está contenido en la idea de sucesión. “Suceder” es ser el sucesor de, especialmente ser el heredero de, u ocupar una posición oficial justo después, como Victoria sucedió a Guillermo IV. Ahora bien, los pontífices romanos vienen inmediatamente después, ocupan la posición y realizan las funciones de San Pedro; ellos son, por consiguiente, sus sucesores. Debemos demostrar que:
- San Pedro vino a Roma y terminó allí su pontificado;
- que los obispos de Roma que vinieron después de él ocuparon su posición oficial en la Iglesia.
Tan pronto como el problema de la venida de San Pedro a Roma pasó de los teólogos escribiendo pro domo suâ a manos de historiadores imparciales, es decir, dentro de la última mitad del siglo, recibió una solución que ningún erudito se atreve ahora a contradecir; las investigaciones de los profesores alemanes como A. Harnack y Weizsaecker, del obispo anglicano Lightfoot, y las de los arqueólogos como De Rossi y Lanciani, de Duchesne y Barnes, han llegado todas a la misma conclusión: San Pedro residió y murió en Roma. Comenzando a mediados del siglo II, existe un consenso universal sobre el martirio de Pedro en Roma;
- San Dionisio de Corinto habló por Grecia;
- San Ireneo por Galia;
- Clemente y Orígenes por Alejandría;
- Tertuliano por África;
- En el siglo III los Papas reclaman su autoridad a partir del hecho que ellos son los sucesores de San Pedro, y nadie objeta este reclamo, nadie enarbola una pretensión en contra;
- Ninguna ciudad ostenta la tumba del Apóstol, sino Roma.
Allí murió, allí dejó su herencia; el hecho nunca se cuestionó en las controversias entre Oriente y Occidente. Sin embargo, este argumento tiene un punto débil: deja cerca de cien años para la formación de las leyendas históricas, de las cuales la presencia de Pedro en Roma puede ser un tanto como su conflicto con Simón el Mago. Tenemos que ir más atrás hacia la antigüedad.
- Alrededor del año 150, el presbítero romano Cayo le ofreció al hereje Procio mostrarle los trofeos de los Apóstoles: “si ustedes van al Vaticano, y a la Vía Ostiense, encontraran los monumentos de aquellos que han fundado esta Iglesia” ¿Podrían Cayo y los romanos por los cuales él habla haber estado errados sobre un punto tan vital para su Iglesia?
- Luego vamos a San Papías (138 – 150). De él solo conseguimos una débil indicación de que el sitúa a Pedro predicando en Roma, pues él afirma que San Marcos escribió lo que Pedro predicó, y lo sitúa escribiendo en Roma. Weizsaecker mismo sostiene que esta inferencia de Papías tiene algún peso en el argumento acumulativo que estamos construyendo.
- Anterior a Papías está Ignacio, mártir (antes de 117), quien, de camino al martirio, escribe a los romanos: “"No os mando como lo hicieron Pedro y Pablo; ellos fueron Apóstoles, yo soy un discípulo", palabras que, según Lightfoot, no tienen sentido si Ignacio no hubiese creído que Pedro y Pablo habían predicado en Roma.
- Aún más temprano es Clemente de Roma, quien escribió a los corintios, probablemente en 96, ciertamente antes del final del siglo I. El citó el martirio de Pedro y Pablo como un ejemplo de tristes frutos del fanatismo y la envidia. Ellos han sufrido “entre nosotros”, él dijo, y Weizsaecker correctamente ve aquí una prueba más de nuestra tesis.
- El Evangelio según San Juan, escrita casi al mismo tiempo que la carta de Clemente a los corintios, también contiene una clara alusión al martirio por crucifixión de San Pedro, sin, empero, dar su localización (Juan 21,18-19 ).
- La más antigua evidencia viene del propio San Pedro, si él es el autor de la Primera Epístola de San Pedro, o si no, de un escritor cercano a su propia época: “La Iglesia que está en Babilonia os saluda, elegida como vosotros, así como mi hijo Marcos” (1 Pedro 5,13). Se admite por consentimiento común que Babilonia representa a Roma ---entonces sin cristianos---, y no a la Babilonia real, como era usual entre los judíos piadosos (cf. F.J.A. Hort, “Judaistic Christianity”, Londres, 1985, 155).
Esta cadena de evidencia documental, la cual tiene su primer eslabón en la Escritura misma y que no ha sido rota en ninguna parte, coloca la estadía de Pedro en Roma entre los hechos más reconocidos de la historia. Además se fortaleció por una cadena similar de evidencia monumental, la que Lanciani, el príncipe de los topógrafos romanos, resume de este modo: “para los arqueólogos la presencia y ejecución de San Pedro y San Pablo en Roma son hechos establecidos más allá de una sombra de duda, por una evidencia puramente monumental!” (Pagan and Christian Rome, 123).
Los sucesores de San Pedro en función
El reclamo de continuidad anglicano
Inglaterra y Roma
Situación actual
Fuente: Wilhelm, Joseph. "Apostolic Succession." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 20 Jun. 2009 <http://www.newadvent.org/cathen/01641a.htm>.
Traducido por Juan Ramón Cifre. lhm