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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Abrasax

De Enciclopedia Católica

Revisión de 23:32 17 ago 2010 por Luz María Hernández Medina (Discusión | contribuciones)

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A primera vista, el estudio de Abrasax es tan desalentador como es posible imaginar. El nombre ha sido dado a una clase de antiguos artículos de piedra, de pequeñas dimensiones, inscritos con figuras y fórmulas extravagantes, a veces completamente indescifrables, cuyos modelos se encuentran en casi todos los museos y colecciones privadas. La mayoría de éstos hasta ahora han resistido todo intento de interpretación, aunque sería apresurado concluir que un conocimiento más completo no podría resolver enigmas que nos permanecen ocultos. Por otra parte, el verdadero nombre es Abrasax, y no como se escribe erróneamente, Abraxas, una variante debida a la confusión hecha por los latinos entre Sigma y Xi.

Entre los primeros gnósticos, Abrasax parece haber tenido varios significados. Basílides le dio este título al Dios Todopoderoso y sostenía que el valor numérico de sus letras daba la suma de 365, porque el Abrasax está incluido dentro del ciclo solar. Algunas veces el número 365 significa la serie de los cielos. En vista de tales imaginaciones, es fácil imaginar el curso tomado por una fantasía gnóstica ilimitada, por la cual sus seguidores se esforzaron en descubrir el significado de la misteriosa palabra. Sin embargo, es un error darle el nombre Abrasax a todas las piedras de origen gnóstico, como se ha hecho hasta el día de hoy. No es el nombre que se aplica a talismanes, no más que los nombres de Júpiter y Venus se aplican a todas las estatuas antiguas indiscriminadamente.

Abrasax es el nombre dado por los gnósticos a la Deidad Suprema, y es muy posible que encontremos una pista de su significado etimológico en las influencias de los números. El tema ha estimulado el ingenio de muchos sabios, pero se puede decir que todas las piedras grabadas a las que se les han dado comúnmente el nombre, caen en tres categorías:

  • (1) Abrasax, o piedras de origen basilidiano;
  • (2) Abrasaxtes, o piedras que tienen se originan en antiguas formas de culto y adaptadas por los gnósticos a sus opiniones peculiares;
  • (3) Abraxoides, o piedras absolutamente desconectadas con la doctrina de Basílides.

Bellermann, siguiendo a Montfaucon, hizo una clasificación tentativa de las piedras gnósticas, que, sin embargo, hoy día se considera completamente inadecuada. Su error consistió en el deseo, por así decirlo, de un ataque frontal contra el gnosticismo. Kopp, dotado de una mayor habilidad y paciencia, parece haberse dado cuenta en cierta medida de cuán amplio es el problema en realidad. A. Franck y, más recientemente, Moses Schwab, han hecho investigaciones diligentes dirigidas a la Cábala. "La demonología concebida por los cabalistas", de acuerdo al antedicho escritor, "no era más que una personificación cuidadosamente elaborada de los diferentes niveles de vida e inteligencia que ellos percibían en la naturaleza externa. Así son representados todos los crecimientos, fuerzas y fenómenos naturales."

El esquema presentado aquí sólo necesita ser extendido indefinidamente a fin de entender más fácilmente las innumerables generaciones del gnosticismo. Todo el mundo moral y físico, analizado y clasificado con una inconcebible minuciosidad, encontrará lugar en él. De ahí surgirán también las desconcertantes listas de personalidades gnósticas. Sin embargo, la mayor dificultad surge de la nomenclatura del gnosticismo, y aquí el "Sepher Raziel" provee una primera y valiosa pista. "Para tener éxito en las operaciones de adivinación", dice, "es necesario pronunciar los nombres místicos de los planetas o de la tierra". De hecho, piedras de origen gnóstico a menudo muestran diseños compuestos por las letras iniciales de los planetas.

Otro paralelo es aún más sugestivo. Como bien se sabe, los judíos, nunca pronunciarían el Nombre Inefable, Yahveh, sino que lo substituían por otro nombre o una paráfrasis; una regla que aplicaba, no sólo al Nombre Inefable y a sus derivados, sino a otros también, que terminaban, para evadir la dificultad que surgió, en una serie de sonidos fantásticos que al principio parecen simplemente el resultado de una desesperada confusión. Se hizo necesario recurrir a permutaciones, al uso de otras letras y a equivalentes numéricos y formales. El resultado fue un extraño vocabulario, explicado sólo parcialmente, sin embargo, uno que revela en el gnosticismo la existencia de algo más que meras incoherencias. Muchos más secretos del gnosticismo permanecen inexplicados, pero se puede esperar que no siempre estén envueltos en misterio.


Bibliografía: KING, The Gnostics and their Remains (Londres, 1887); BELLERMANN, Versuch uber die Gemmen der Alten mit dem Abraxas-Bilde (Berlín, 1817-19); DIETERICH, Die Abraxas (Leipzig, 1892); LECLERCQ, in Dict. d'archeol. chret. et de liturgie, I, 127 ss.; MATTER, Hist. du gnosticisme (París, 1843); MONTFAUCON, L'antiquite expliquee (París, 1722), II, 2, 353.

Fuente: Leclercq, Henri. "Abrasax." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01058b.htm>.

Traducido por Deyanira Rodríguez. lhm