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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «San Simeón Estilita el Viejo»

De Enciclopedia Católica

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San Simón fue el primero y, probablemente, el más famoso de una larga serie de estilitas, o “ermitaños de columna”, que durante más de seis siglos gozaron de gran reputación por esa peculiar forma de ascetismo en todos los rincones de la Cristiandad oriental. Si no fuera porque nuestra información -referente a san Simón y a algunos de sus imitadores- está fundamentada en evidencia de primera mano, podríamos relegar al campo de la leyenda la mayor parte de lo que nos cuenta la historia. Pero ningún crítico moderno se atrevería a dudar la realidad de las proezas de perseverancia atribuidos a esos ascetas.  
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'''San Simeón Estilita el Viejo''' fue el primero y, probablemente, el más famoso de una larga serie de [[estilitas]] (''stylitoe''), o “[[ermitaños]] del pilar”, que durante más de seis siglos, en toda la [[Iglesias Orientales|cristiandad oriental]], adquirieron una gran reputación de [[santidad]] por su extraña forma de [[ascetismo]]. Si no fuera porque nuestra información ---en el caso del primer San Simeón y algunos de sus imitadores--- se basa en evidencia de primera mano muy confiable, podríamos relegar al dominio de la fábula la mayor parte de los registros históricos;  pero ningún crítico moderno se atreve a disputar la realidad de las proezas de resistencia atribuidas a esos ascetas.
  
Simón el Mayor nació alrededor del 388 en Sisan, cerca de la frontera norte de Siria. Al principio de su vida se dedicó al pastoreo. Antes de cumplir dieciséis años entró a un monasterio y desde ese momento se dedicó a practicar una austeridad tan severa y extravagante a los ojos de sus hermanos de religión quienes pensaron- sabiamente quizás- que no estaba llamado a ningún tipo de vida comunitaria. Viéndose forzado a salir del monasterio, se encerró durante tres años en una choza en Tell-Neschin, donde por primera vez pasó toda la Cuaresma sin comer ni beber. Posteriormente eso se convirtió en un hábito para él. Y a esa práctica añadía la de estar de pie mientras sus piernas lo soportaran. Más tarde, fue capaz de mantenerse en esa posición sobre una columna y sin apoyo durante todo el período de ayuno.  
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Simeón el Mayor nació alrededor del 388 en Sisan, cerca de la frontera norte de [[Siria]]. Después de comenzar la [[vida]] como un joven pastor, entró en un [[monasterio]] antes de la edad de dieciséis años, y desde el principio se entregó a la práctica de una austeridad extrema y en apariencia tan extravagante, que sus hermanos juzgaron, sabiamente quizásque él no era apto para ninguna forma de vida en comunidad.   Tras verse forzado a salir del monasterio, se encerró durante tres años en una choza en Tell-Neschin, donde por primera vez pasó toda la [[Cuaresma]] sin comer ni beber, lo cual posteriormente se convirtió en un [[hábito]] para él. Luego combinó esa práctica con la [[mortificación]] de estar continuamente en posición vertical, mientras sus piernas lo sostuviesen. En sus últimos días fue capaz de mantenerse en esa posición sobre su [[columna]] sin apoyo durante todo el período de [[ayuno]].
  
Luego de tres años en la choza, Simón buscó un promontorio rocoso en el desierto y se obligó a permanecer en un angosto espacio de menos de quince metros de diámetro. Pero turbas de peregrinos empezaron a viajar al desierto para pedirle consejos y oraciones, sin dejarle tiempo para sus devociones. Ello lo llevó a buscar una nueva forma de vida.  
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Luego de tres años en la choza, Simeón buscó un promontorio rocoso en el [[desierto]] y se [[obligación|obligó]] a permanece [[prisión|prisionero]] en un angosto espacio de menos de veinte metros de diámetro. Pero multitudes de [[peregrinaciones|peregrinos]] invadieron el desierto para pedirle consejos y [[oración|oraciones]], sin dejarle [[tiempo]] para sus propias [[devociones populares|devociones]], lo cual lo llevó a adoptar una nueva forma de vida.  Simeón mandó a erigir una columna con una pequeña plataforma en la parte superior, y sobre ella decidió tomar posesión de su morada hasta que la muerte lo liberase.  Al principio, la columna no pasaba de los tres metros de alto, pero luego fue sustituida por otras, la última de las cuales al parecer medía más de quince metros de altura.  Por más extravagante que pueda parecer este estilo de vida, sin [[duda]] produjo una profunda impresión en sus contemporáneos, y la fama del asceta se extendió por toda [[Europa]]. En [[Roma]], en particular, fue notable el gran número de imágenes del [[Comunión de los Santos|santo]], que estaban allí para ser vistas, hecho que un escritor moderno, Holl, cita como un factor de gran importancia en el desarrollo de la [[veneración de imágenes]] (vea la Philotesia en [[honor]] de P. Kleinert, pp 42-48).
  
Simón mandó levantar una columna con una pequeña plataforma en la parte más alta, y decidió pasar sobre ella el resto de su vida. Al principio, la columna no pasaba de los tres metros de alto, pero fue sustituida por otras, la última de las cuales estaba a más de 15 metros sobre el piso. Por más extravagante que haya sido ese estilo de vida, definitivamente causó un tremendo impacto en sus contemporáneos y la fama del asceta se extendió por toda Europa. En Roma se llegó a formar una gran colección de pinturas del Santo, hecho que el escritor moderno Holl cita como un factor de gran importancia en el desarrollo del culto a las imágenes (Cfr. Philotesia en honor de P. Kleinert, pp 42-48). Pero aún desde la cima de sus columnas, nunca se alejó de la relación con sus hermanos humanos. Los visitantes podían subir utilizando una escalera que estaba siempre lista para recargarse contra la columna. Sabemos que escribió cartas, algunos de cuyos textos aún existen; instruyó discípulos y dirigió discursos a la gente que se congregaba a sus pies. Parece ser que había una pequeña balaustrada alrededor de la plataforma sobre la columna, sin embargo, nada cubría el sitio, y jamás se permitió usar Simón la comodidad de un techo. Durante sus primeros años sobre la columna, Simón mandó erigir una estaca a la que se ataba durante la Cuaresma para obligarse a mantenerse erguido, pero después él mismo dejó esta práctica.
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Incluso en la más alta de sus columnas, Simeón nunca se alejó de la relación con sus semejantes. Los visitantes podían subir utilizando una escalera que estaba siempre lista para recargarse contra la columna; y sabemos que escribió cartas, algunos de cuyos textos aún existen; instruyó [[discípulo]]s y que también dirigió discursos a los que se congregaban a sus pies.   Probablemente había una especie de balaustrada alrededor de la pequeña plataforma que coronaba el capitel del pilar, pero el conjunto estaba expuesto a la intemperie, y parece que Simeón jamás se permitió ningún tipo de techo o refugio. Durante sus primeros años sobre la columna, había en la cumbre una estaca a la que se ataba durante la Cuaresma para mantenerse erguido, pero este fue un alivio del cual prescindió después.
  
Grandes personajes, tales como el Emperador Teodosio y la Emperatriz Eudocia manifestaron enorme reverencia por el Santo y escucharon sus consejos; el Emperador León puso respetuosa atención a la carta que Simón le dirigió a favor del Concilio de Calcedonia. En cierta ocasión, el santo enfermó y Teodosio le envió a tres obispos para que le suplicaran bajara de la columna y fuese atendido por los médicos. No aceptó y decidió dejar su curación en manos del Señor; en poco tiempo sanó. Luego de pasar treinta y seis años sobre la columna, Simón murió el viernes 2 de septiembre del 459 (Lietzmann, p. 235). Antioquía y Constantinopla se disputaron sus restos mortales. Se le dio preferencia a Antioquía y en ella se depositaron la mayor parte de sus reliquias como protección de la ciudad, que no contaba con murallas. Las ruinas del amplio edificio levantado en su honor se conocen como Qal’at Sim’ân (la mansión de Simón) y aún existen. Consiste en cuatro basílicas dentro de una patio octogonal, orientadas en dirección de los cuatro puntos cardinales. En el centro del patio se encuentra la columna de san Simón. Dice H.C.Butler (Architecture and other arts, p. 148), que el edificio “indudablemente influenció hasta cierto punto en los templos contemporáneos y posteriores”. Parece haber sido obra de una escuela regional de arquitectura, que poco debía a la influencia de Constantinopla.  
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Grandes personajes, tales como el emperador [[Teodosio I|Teodosio]] y la emperatriz Eudocia, manifestaron la máxima reverencia por el santo y escuchaban sus consejos; mientras que el emperador León prestó respetuosa atención a una carta que Simeón le dirigió a favor del [[Concilio de Calcedonia]]. En cierta ocasión, el santo enfermó y Teodosio le envió a tres [[obispo]]s a suplicarle que bajara de la columna y fuese atendido por los médicos, pero el enfermo prefirió dejar su curación en manos de [[Dios]], y en poco tiempo sanó.  
  
St. Simeon's life is principally known to us from an account by THEODORET, who was a contemporary; also from the biography of a disciple Antonius and from a more or less independent Syriac source. All these materials have been edited by LIETZMANN in HARNACK AND GEBHARDT, Texte und Untersuchungen, XXXII (Berlin, 1906), no. 4; Acta SS., Jan., I, 234-74. See also DELEHAYE in Revue des questions historiques, LVII (1895), 52-103; STOKES in Dict. Christ. Biog., s.v., Simeon (12) Stylites; HOLL in Philotesia P. Kleinert zum 70. Geburtstag (Leipzig, 1907). Upon the architecture of Qal `at Sim `ân see BUTLER, Architecture and other Arts of Syria (New York, 1904), 184-93; DE VOGöE, Syrie centrale, I (Paris, 1885), 141-54; JULLIEN, Sinai et Syrie (Lille, 1893), 246-61; LECLERCQ in CABROL, Dict. d'arch. chrét. I, 2380-88.  
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Luego de pasar treinta y seis años sobre la [[columna]], Simeón murió el viernes, 2 de septiembre de 459 (Lietzmann, p. 235).   [[Antioquía]] y [[Constantinopla]] se disputaron sus restos mortales. Se le dio preferencia a Antioquía y en ella se depositaron la mayor parte de sus [[reliquias]] como protección para la ciudad, que no contaba con murallas.   Las ruinas del amplio edificio levantado en su [[honor]] se conocen como Qal’at Sim’ân (la mansión de Simeón) y aún existen. Consiste en cuatro [[basílica]]s construidas a partir de un patio octagonal, orientadas en dirección de los cuatro puntos cardinales.   En el centro del patio se encuentra la columna de San Simeón. Dice H.C.Butler (Architecture and other arts, p. 148), que el edificio “indudablemente influenció en un grado notable la construcción de [[edificaciones eclesiásticas|iglesias]] contemporáneas y posteriores”. Parece haber sido un esfuerzo supremo de una [[escuelas|escuela]] provincial de arquitectura, que había tomado poco prestado a Constantinopla.
  
HERBERT THURSTON
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Transcrito por Robert B. Olson
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'''Bibliografía''':  La vida de San Simeón se conoce principalmente por un relato de [[Teodoreto]], quien fue su contemporáneo; también por la biografía de un discípulo llamado Antonio y por una fuente siríaca más o menos independiente.  Todos estos materiales han sido editados por LIETZMANN en HARNACK Y GEBHARDT, Texte und Untersuchungen, XXXII (Berlín, 1906), no. 4; Acta SS., enero, I, 234-74.  Vea también DELEHAYE en Revue des questions historiques, LVII (1895), 52-103; STOKES en Dict. Christ. Biog., s.v., Simeón (12) Stylites; HOLL en Philotesia P. Kleinert zum 70. Geburtstag (Leipzig, 1907).  Sobre la arquitectura de Qal 'at Sim 'ân vea BUTLER, Architecture and other Arts of Syria (Nueva York, 1904), 184-93; DE VOGöE, Syrie centrale, I (París, 1885), 141-54; JULLIEN, Sinai et Syrie (Lille, 1893), 246-61; LECLERCQ en CABROL, Dict. d'arch. chrét. I, 2380-88.
Traducido por Javier Algara Cossío
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'''Fuente''':  Thurston, Herbert. "St. Simeon Stylites the Elder." The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912. 10 Dec. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/13795a.htm>.
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Traducido por Javier Algara Cossío.  lhm

Última revisión de 22:44 10 dic 2012

San Simeón Estilita el Viejo fue el primero y, probablemente, el más famoso de una larga serie de estilitas (stylitoe), o “ermitaños del pilar”, que durante más de seis siglos, en toda la cristiandad oriental, adquirieron una gran reputación de santidad por su extraña forma de ascetismo. Si no fuera porque nuestra información ---en el caso del primer San Simeón y algunos de sus imitadores--- se basa en evidencia de primera mano muy confiable, podríamos relegar al dominio de la fábula la mayor parte de los registros históricos; pero ningún crítico moderno se atreve a disputar la realidad de las proezas de resistencia atribuidas a esos ascetas.

Simeón el Mayor nació alrededor del 388 en Sisan, cerca de la frontera norte de Siria. Después de comenzar la vida como un joven pastor, entró en un monasterio antes de la edad de dieciséis años, y desde el principio se entregó a la práctica de una austeridad extrema y en apariencia tan extravagante, que sus hermanos juzgaron, sabiamente quizás, que él no era apto para ninguna forma de vida en comunidad. Tras verse forzado a salir del monasterio, se encerró durante tres años en una choza en Tell-Neschin, donde por primera vez pasó toda la Cuaresma sin comer ni beber, lo cual posteriormente se convirtió en un hábito para él. Luego combinó esa práctica con la mortificación de estar continuamente en posición vertical, mientras sus piernas lo sostuviesen. En sus últimos días fue capaz de mantenerse en esa posición sobre su columna sin apoyo durante todo el período de ayuno.

Luego de tres años en la choza, Simeón buscó un promontorio rocoso en el desierto y se obligó a permanece prisionero en un angosto espacio de menos de veinte metros de diámetro. Pero multitudes de peregrinos invadieron el desierto para pedirle consejos y oraciones, sin dejarle tiempo para sus propias devociones, lo cual lo llevó a adoptar una nueva forma de vida. Simeón mandó a erigir una columna con una pequeña plataforma en la parte superior, y sobre ella decidió tomar posesión de su morada hasta que la muerte lo liberase. Al principio, la columna no pasaba de los tres metros de alto, pero luego fue sustituida por otras, la última de las cuales al parecer medía más de quince metros de altura. Por más extravagante que pueda parecer este estilo de vida, sin duda produjo una profunda impresión en sus contemporáneos, y la fama del asceta se extendió por toda Europa. En Roma, en particular, fue notable el gran número de imágenes del santo, que estaban allí para ser vistas, hecho que un escritor moderno, Holl, cita como un factor de gran importancia en el desarrollo de la veneración de imágenes (vea la Philotesia en honor de P. Kleinert, pp 42-48).

Incluso en la más alta de sus columnas, Simeón nunca se alejó de la relación con sus semejantes. Los visitantes podían subir utilizando una escalera que estaba siempre lista para recargarse contra la columna; y sabemos que escribió cartas, algunos de cuyos textos aún existen; instruyó discípulos y que también dirigió discursos a los que se congregaban a sus pies. Probablemente había una especie de balaustrada alrededor de la pequeña plataforma que coronaba el capitel del pilar, pero el conjunto estaba expuesto a la intemperie, y parece que Simeón jamás se permitió ningún tipo de techo o refugio. Durante sus primeros años sobre la columna, había en la cumbre una estaca a la que se ataba durante la Cuaresma para mantenerse erguido, pero este fue un alivio del cual prescindió después.

Grandes personajes, tales como el emperador Teodosio y la emperatriz Eudocia, manifestaron la máxima reverencia por el santo y escuchaban sus consejos; mientras que el emperador León prestó respetuosa atención a una carta que Simeón le dirigió a favor del Concilio de Calcedonia. En cierta ocasión, el santo enfermó y Teodosio le envió a tres obispos a suplicarle que bajara de la columna y fuese atendido por los médicos, pero el enfermo prefirió dejar su curación en manos de Dios, y en poco tiempo sanó.

Luego de pasar treinta y seis años sobre la columna, Simeón murió el viernes, 2 de septiembre de 459 (Lietzmann, p. 235). Antioquía y Constantinopla se disputaron sus restos mortales. Se le dio preferencia a Antioquía y en ella se depositaron la mayor parte de sus reliquias como protección para la ciudad, que no contaba con murallas. Las ruinas del amplio edificio levantado en su honor se conocen como Qal’at Sim’ân (la mansión de Simeón) y aún existen. Consiste en cuatro basílicas construidas a partir de un patio octagonal, orientadas en dirección de los cuatro puntos cardinales. En el centro del patio se encuentra la columna de San Simeón. Dice H.C.Butler (Architecture and other arts, p. 148), que el edificio “indudablemente influenció en un grado notable la construcción de iglesias contemporáneas y posteriores”. Parece haber sido un esfuerzo supremo de una escuela provincial de arquitectura, que había tomado poco prestado a Constantinopla.


Bibliografía: La vida de San Simeón se conoce principalmente por un relato de Teodoreto, quien fue su contemporáneo; también por la biografía de un discípulo llamado Antonio y por una fuente siríaca más o menos independiente. Todos estos materiales han sido editados por LIETZMANN en HARNACK Y GEBHARDT, Texte und Untersuchungen, XXXII (Berlín, 1906), no. 4; Acta SS., enero, I, 234-74. Vea también DELEHAYE en Revue des questions historiques, LVII (1895), 52-103; STOKES en Dict. Christ. Biog., s.v., Simeón (12) Stylites; HOLL en Philotesia P. Kleinert zum 70. Geburtstag (Leipzig, 1907). Sobre la arquitectura de Qal 'at Sim 'ân vea BUTLER, Architecture and other Arts of Syria (Nueva York, 1904), 184-93; DE VOGöE, Syrie centrale, I (París, 1885), 141-54; JULLIEN, Sinai et Syrie (Lille, 1893), 246-61; LECLERCQ en CABROL, Dict. d'arch. chrét. I, 2380-88.

Fuente: Thurston, Herbert. "St. Simeon Stylites the Elder." The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912. 10 Dec. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/13795a.htm>.

Traducido por Javier Algara Cossío. lhm