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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Homoousion»

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(Griego, ''homoousion''; de ''homos'', mismo, y ''ousia'', esencia; [[Latín]], ''consubstantialem'', de una esencia o substancia), es la palabra que usó el [[Primer Concilio de Nicea]] (325) para expresar la Divinidad de [[Jesucristo|Cristo]].  [[Arrio]] había enseñado que el Hijo siendo, en el lenguaje de [[Filo Judeo]], el intermediario entre [[Dios]] y el mundo, no era eterno, y por lo tanto no de la substancia Divina, sino una criatura engendrada por la [[libre voluntad]] de Dios (Vea [[Arrianismo]].  Homoousion fue ciertamente usada por escritores [[Filosofía|filosóficos]] para significar “de la misma o similar substancia”; pero como la unidad de la naturaleza divina no era cuestionada, la palabra conllevó un significado más completo: “de una y la misma substancia”.  Sin embargo, no sólo homos es ambigua; la palabra ousia misma a menudo fue tomada como equivalente de hypostasis ([[persona]]), como es aparentemente el caso en el [[anatema]] vinculado al [[Credo de Nicea|Símbolo Niceno]].  Y por lo tanto la afirmación de la identidad de [[naturaleza]] puede ser tomada en el sentido [[Herejía|herético]] de los sabelianos, quienes negaban la distinción de persona.  Fue sólo después de muchos años de controversia que las dos palabras adquirieron sus significados distintos, y los [[Ortodoxia|ortodoxos]] pudieron describir la Trinidad como una en ousia y tres en hypostasis o persona.   
 
(Griego, ''homoousion''; de ''homos'', mismo, y ''ousia'', esencia; [[Latín]], ''consubstantialem'', de una esencia o substancia), es la palabra que usó el [[Primer Concilio de Nicea]] (325) para expresar la Divinidad de [[Jesucristo|Cristo]].  [[Arrio]] había enseñado que el Hijo siendo, en el lenguaje de [[Filo Judeo]], el intermediario entre [[Dios]] y el mundo, no era eterno, y por lo tanto no de la substancia Divina, sino una criatura engendrada por la [[libre voluntad]] de Dios (Vea [[Arrianismo]].  Homoousion fue ciertamente usada por escritores [[Filosofía|filosóficos]] para significar “de la misma o similar substancia”; pero como la unidad de la naturaleza divina no era cuestionada, la palabra conllevó un significado más completo: “de una y la misma substancia”.  Sin embargo, no sólo homos es ambigua; la palabra ousia misma a menudo fue tomada como equivalente de hypostasis ([[persona]]), como es aparentemente el caso en el [[anatema]] vinculado al [[Credo de Nicea|Símbolo Niceno]].  Y por lo tanto la afirmación de la identidad de [[naturaleza]] puede ser tomada en el sentido [[Herejía|herético]] de los sabelianos, quienes negaban la distinción de persona.  Fue sólo después de muchos años de controversia que las dos palabras adquirieron sus significados distintos, y los [[Ortodoxia|ortodoxos]] pudieron describir la Trinidad como una en ousia y tres en hypostasis o persona.   
  
Antes del Concilio de Nicea, [[Tertuliano]] ya había usado el equivalente latín de homoousion, concediéndole a [[Praxeas]] el sabeliano que el Padre y el Hijo eran unius substantiae, de una substancia, pero añadiendo duarum personanum, de dos personas (Adv. Prax., XIII).  Y [[San Dionisio de Alejandría]] usaba la misma palabra en una carta a [[Pablo de Samosata]].  Por otro lado, [[Orígenes]], quien es sin embargo, inconsistente en su vocabulario, expresaba el sentido anti-sabeliano de [[San Dionisio de Alejandría]] llamando al Hijo “Heteroousion”.  El asunto se trajo a discusión en el [[Concilios de Antioquía|Concilio de Antioquía]] (264-272); y los Padres parecen haber rechazado Homoousion, incluso yendo más lejos como proponer la frase heteras ousias, esto es Heteroousion, “de otra o diferente ousia”.  [[San Atanasio]] y [[San Basilio de Amasea]] dan como razón para este rechazo de Homoousion el hecho de que el sabeliano [[Pablo de Samosata]] lo tomó para significar “de la misma o similar substancia”.  Pero Hilario dice que Pablo mismo la admitió en el sentido sabeliano “de la misma substancia o persona”, y así obligó al concilio a permitirle el derecho prescriptivo a la expresión.  Ahora, si tomamos la explicación de Hilario, es obvio que, medio siglo después, [[Arrio]] negó que el Hijo sea de la ousia o substancia Divina, la situación fue exactamente reversada.  Homoousion directamente contradecía a los herejes.  En los conflictos que surgieron, los arrianos extremos persistían en el credo Heteroousion.  Pero los [[Semiarrianismo|semiarrianos]] eran más moderados, y consecuentemente más plausibles, en su Homoiousion (o substancia parecida).  Cuando uno considera como los cuatro credos formulados en Antioquía (341) por los semiarrianos se acercaban al Credo de Nicea tan cercanamente como era posible sin la palabra Homoousion, puede ser una tentación pensar que el asunto era uno de palabras solamente; y los concilios de Rimini y Seleucia (359) parecen haber estado bien orientados en su forma conciliatoria “que el Hijo es como el Padre en todas las cosas, según las [[Biblia|Sagradas Escrituras]]”.  Pero el emperador Constancio le arrancó esta fórmula a los Padres; y la fuerza y [[fraude]] que usaron los semiarrianos a través de gran parte del siglo IV, son [[prueba]] suficiente de que la disputa no era meramente verbal.  El [[dogma]] de la [[Santísima Trinidad]] estaba en juego, y Homoousion probó ser en palabras de [[San Epifanio]]” “el vínculo de la fe”, o, según la expresión de Mario Victorino “la muralla y pared de la [[ortodoxia]].”  (Vea [[Arrianismo]], [[Trinidad]]).
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Antes del Concilio de Nicea, [[Tertuliano]] ya había usado el equivalente latín de homoousion, concediéndole a [[Praxeas]] el sabeliano que el Padre y el Hijo eran unius substantiae, de una substancia, pero añadiendo duarum personanum, de dos personas (Adv. Prax., XIII).  Y [[San Dionisio de Alejandría]] usaba la misma palabra en una carta al [[Papa San Dionisio]] (Athan., "De dec. Syn. Nic.", XXV, 26) y de nuevo en su carta a [[Pablo de Samosata]].  Por otro lado, [[Orígenes]], quien es sin embargo, inconsistente en su vocabulario, expresaba el sentido anti-sabeliano de [[San Dionisio de Alejandría]] llamando al Hijo “Heteroousion”.  El asunto se trajo a discusión en el [[Concilios de Antioquía|Concilio de Antioquía]] (264-272); y los Padres parecen haber rechazado Homoousion, incluso yendo más lejos como proponer la frase heteras ousias, esto es Heteroousion, “de otra o diferente ousia”.  [[San Atanasio]] y [[San Basilio de Amasea]] dan como razón para este rechazo de Homoousion el hecho de que el sabeliano [[Pablo de Samosata]] lo tomó para significar “de la misma o similar substancia”.  Pero Hilario dice que Pablo mismo la admitió en el sentido sabeliano “de la misma substancia o persona”, y así obligó al concilio a permitirle el derecho prescriptivo a la expresión.  Ahora, si tomamos la explicación de Hilario, es obvio que, medio siglo después, [[Arrio]] negó que el Hijo sea de la ousia o substancia Divina, la situación fue exactamente reversada.  Homoousion directamente contradecía a los herejes.  En los conflictos que surgieron, los arrianos extremos persistían en el credo Heteroousion.  Pero los [[Semiarrianismo|semiarrianos]] eran más moderados, y consecuentemente más plausibles, en su Homoiousion (o substancia parecida).  Cuando uno considera como los cuatro credos formulados en Antioquía (341) por los semiarrianos se acercaban al Credo de Nicea tan cercanamente como era posible sin la palabra Homoousion, puede ser una tentación pensar que el asunto era uno de palabras solamente; y los concilios de Rimini y Seleucia (359) parecen haber estado bien orientados en su forma conciliatoria “que el Hijo es como el Padre en todas las cosas, según las [[Biblia|Sagradas Escrituras]]”.  Pero el emperador Constancio le arrancó esta fórmula a los Padres; y la fuerza y [[fraude]] que usaron los semiarrianos a través de gran parte del siglo IV, son [[prueba]] suficiente de que la disputa no era meramente verbal.  El [[dogma]] de la [[Santísima Trinidad]] estaba en juego, y Homoousion probó ser en palabras de [[San Epifanio]]” “el vínculo de la fe”, o, según la expresión de Mario Victorino “la muralla y pared de la [[ortodoxia]].”  (Vea [[Arrianismo]], [[Trinidad]]).
  
 
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Última revisión de 22:14 25 dic 2008

(Griego, homoousion; de homos, mismo, y ousia, esencia; Latín, consubstantialem, de una esencia o substancia), es la palabra que usó el Primer Concilio de Nicea (325) para expresar la Divinidad de Cristo. Arrio había enseñado que el Hijo siendo, en el lenguaje de Filo Judeo, el intermediario entre Dios y el mundo, no era eterno, y por lo tanto no de la substancia Divina, sino una criatura engendrada por la libre voluntad de Dios (Vea Arrianismo. Homoousion fue ciertamente usada por escritores filosóficos para significar “de la misma o similar substancia”; pero como la unidad de la naturaleza divina no era cuestionada, la palabra conllevó un significado más completo: “de una y la misma substancia”. Sin embargo, no sólo homos es ambigua; la palabra ousia misma a menudo fue tomada como equivalente de hypostasis (persona), como es aparentemente el caso en el anatema vinculado al Símbolo Niceno. Y por lo tanto la afirmación de la identidad de naturaleza puede ser tomada en el sentido herético de los sabelianos, quienes negaban la distinción de persona. Fue sólo después de muchos años de controversia que las dos palabras adquirieron sus significados distintos, y los ortodoxos pudieron describir la Trinidad como una en ousia y tres en hypostasis o persona.

Antes del Concilio de Nicea, Tertuliano ya había usado el equivalente latín de homoousion, concediéndole a Praxeas el sabeliano que el Padre y el Hijo eran unius substantiae, de una substancia, pero añadiendo duarum personanum, de dos personas (Adv. Prax., XIII). Y San Dionisio de Alejandría usaba la misma palabra en una carta al Papa San Dionisio (Athan., "De dec. Syn. Nic.", XXV, 26) y de nuevo en su carta a Pablo de Samosata. Por otro lado, Orígenes, quien es sin embargo, inconsistente en su vocabulario, expresaba el sentido anti-sabeliano de San Dionisio de Alejandría llamando al Hijo “Heteroousion”. El asunto se trajo a discusión en el Concilio de Antioquía (264-272); y los Padres parecen haber rechazado Homoousion, incluso yendo más lejos como proponer la frase heteras ousias, esto es Heteroousion, “de otra o diferente ousia”. San Atanasio y San Basilio de Amasea dan como razón para este rechazo de Homoousion el hecho de que el sabeliano Pablo de Samosata lo tomó para significar “de la misma o similar substancia”. Pero Hilario dice que Pablo mismo la admitió en el sentido sabeliano “de la misma substancia o persona”, y así obligó al concilio a permitirle el derecho prescriptivo a la expresión. Ahora, si tomamos la explicación de Hilario, es obvio que, medio siglo después, Arrio negó que el Hijo sea de la ousia o substancia Divina, la situación fue exactamente reversada. Homoousion directamente contradecía a los herejes. En los conflictos que surgieron, los arrianos extremos persistían en el credo Heteroousion. Pero los semiarrianos eran más moderados, y consecuentemente más plausibles, en su Homoiousion (o substancia parecida). Cuando uno considera como los cuatro credos formulados en Antioquía (341) por los semiarrianos se acercaban al Credo de Nicea tan cercanamente como era posible sin la palabra Homoousion, puede ser una tentación pensar que el asunto era uno de palabras solamente; y los concilios de Rimini y Seleucia (359) parecen haber estado bien orientados en su forma conciliatoria “que el Hijo es como el Padre en todas las cosas, según las Sagradas Escrituras”. Pero el emperador Constancio le arrancó esta fórmula a los Padres; y la fuerza y fraude que usaron los semiarrianos a través de gran parte del siglo IV, son prueba suficiente de que la disputa no era meramente verbal. El dogma de la Santísima Trinidad estaba en juego, y Homoousion probó ser en palabras de San Epifanio” “el vínculo de la fe”, o, según la expresión de Mario Victorino “la muralla y pared de la ortodoxia.” (Vea Arrianismo, Trinidad).

Fuente: Bridge, James. "Homoousion." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/07449a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.