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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Interés»

De Enciclopedia Católica

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(Pedagogía)
 
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(En economía)
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El estado [[mente |mental]] llamado '''interés''' ([[Latín Eclesiástico |Latín]] ''interest''; [[Francia |francés]] ''intérêt''; [[Alemania |alemán]] ''interesse'') ha recibido mucha atención en la literatura [[psicología |psicológica]] reciente.  Esto se debe en gran medida al [[filosofía |filósofo]] alemán [[Herbart y Herbartianismo |Herbart]].  La importante posición que ha ganado para él en la teoría de la [[educación]] lo hace merecedor de algún tratamiento en la Enciclopedia Católica.  Los psicólogos han disputado en cuanto al significado exacto asignado al término y a la naturaleza precisa del estado mental. 
  
1. Noción de interés
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==Psicología del Interés==
  
Por interés se entiende aquella cantidad exigida o prometida superior a la de restitución del capital prestado.
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El interés ha sido definido de diversas maneras como una especie de [[conciencia]] que acompaña y estimula la atención, un sentimiento placentero o doloroso que dirige la atención ---el aspecto placentero o doloroso de un proceso de atención--- y como idéntico a la atención misma.  Por lo tanto, se puede decir “atiendo a lo que me interesa”; y, además, que estar interesado y atender son idénticos.  El término ''interés'' ha sido usado también para indicar una disposición [[mente |mental]] permanente.  Así puedo tener un interés en ciertos temas, aunque no son un objeto de mi atención actual.  Como quiera que se defina interés, y si se puede describir como una [[causa]] de la atención, un aspecto de la atención, o como idéntico a la atención, su significado especial radica en su íntima conexión con la actividad mental de atención.
  
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La atención se puede definir como la energía [[conocimiento |cognitiva]] o [[intelecto |intelectual]] dirigida hacia cualquier objeto. Es esencialmente selectiva, concentra la [[conciencia]] en parte del campo de visión [[mente |mental]], mientras ignora otras partes. La atención también es de carácter intencional.  Enfoca nuestra mirada mental con el fin de obtener una visión más clara y distinta.  Resulta en una impresión más profunda y más duradera, y por lo tanto juega un papel vital tanto en cada acto cognitivo como en el crecimiento del [[conocimiento]] como un todo.  La escuela Asociacionista Inglesa de [[psicología]] y la [[mayoría]] de los [[empirismo |empiristas]], al tratar sobre la génesis del conocimiento, parece miras a la intensidad o frecuencia del estímulo como el factor más influyente en el proceso de la cognición. Como cuestión de hecho, lo que la mente toma depende casi enteramente de esta acción selectiva de la atención.
  
El interés por demora, que es el interés debido como indemnización o multa por el retraso en un pago, se distingue del interés compensatorio --que indemniza al prestamista por los riesgos que asume de perder el capital, por la falta de dinero que sufre o por las ganancias de que se le priva al comprometer su capital durante la duración del préstamo--, y del interés lucrativo, que es un emolumento que el prestamista no ganaría sin la operación de préstamo.
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De la totalidad de la masa de impresiones, que entran en cualquier momento a través de los diversos canales de los sentidos, es sólo aquellos a los que se dirige la atención los que se elevan al nivel de la vida [[intelecto |intelectual]], o toman posesión real de la [[mente]]; el interés determinará cuáles son éstos.  Estamos interesados en lo que está relacionado con nuestra experiencia pasada, especialmente en lo que es parcialmente nuevo, aunque parcialmente familiar.  Las sensaciones placenteras y las dolorosas son excitantes originales de la atención; hay otras experiencias también ---tal vez neutrales en sí mismas, pero asociados con estas últimos--- que generan [[miedo]] o [[esperanza]], y así se vuelven interesantes.  Aunque nuestra atención puede ser atraída temporalmente por cualquier choque repentino o impresión inesperada de una intensidad inusual, no hablamos de esto como interesante, y nuestra atención pronto se desvanece.  Experiencias aisladas, excepto en la medida en que pueden estimular el [[intelecto]] para tratar de correlacionarlas con algunos [[conocimiento]]s previos, no ocupan fácilmente la mente.
  
    El interés tiene su origen en el préstamo de bienes de consumo, que permite al prestatario gastar o consumir las cosas prestadas, a condición de devolver una cantidad igual a la prestada o de la misma calidad. La suma que se paga por el uso de un artículo que deba ser devuelto, se denomina interés. Todo aquello que se consume por su uso (los cereales, el vino, el aceite, la fruta, etc.) puede ser objeto de un préstamo, aunque habitualmente lo que se presta es una cantidad de dinero.
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Se requieren esfuerzos repetidos para mantener nuestra atención fija en una rama desconocida de estudio (como por ejemplo un nuevo idioma o la [[Ciencia y la Iglesia |ciencia]]).  Pero en la proporción en que cada acto sucesivo de observación o de comprensión deja un depósito en forma de una [[idea]] en la [[memoria]], lista para ser despertada por experiencias parcialmente similares en el futuro, se construye gradualmente en la [[mente]] un grupo o sistema de ideas que constituye nuestro [[conocimiento]] permanente del tema.  Tales series de experiencias, con el grupo de ideas así depositadas en la memoria, convierten a los actos similares de cognición fáciles y agradables en el futuro. De hecho, desarrollan una especie de [[apetito]] por experiencias futuras relacionadas, las cuales son asimilables a partir de ahí, o, en lenguaje [[Herbart y Herbartianismo |herbartiano]], apercibidas con facilidad y satisfacción.  El grupo de las ideas relacionadas a cualquier tema constituyen un interés en el sentido de una disposición permanente de la mente, mientras que la sensación del proceso de la percepción, o asimilación, es el interés visto como una forma de [[conciencia]] real.  Pero un acontecimiento de carácter extraño o novedoso, que podemos encontrar difícil de comprender o asimilar con la experiencia pasada, también puede fascinar a nuestra mente. Lo extraño, lo horrible, puede despertar así, al menos temporalmente un agudo, si mórbido, interés. Aun así, en la medida en que tales experiencias pueden excitar el [[miedo]] o la ansiedad, vienen bajo el principio general de que el interés se asocia con el placer o el dolor personal.
  
2. Legitimidad de prestar con interés
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En términos generales, entonces, todas esas cosas que despiertan o mantienen la atención no voluntaria o espontánea son interesantes, mientras que los fenómenos a los que podemos atender solamente con el esfuerzo [[voluntad |voluntario]] son poco interesantes. El niño está interesado en su comida y su juego, también en las operaciones asociadas con el placer o el dolor en el pasado.  El niño está interesado en sus juegos, en aquellos ejercicios que ha llegado a relacionar con su propio bienestar, y en ramas de estudio que ya han efectuado tal alojamiento en la [[mente]] que las nuevas [[idea]]s y elementos de información se asimilan y asocian fácilmente a lo que ha pasado antes. Los [[hombre |seres humanos]] están interesados en esos temas que se han vuelto entretejidos y conectados con las principales ocupaciones de sus vidas.
  
¿Es permisible prestar con interés? Antiguamente (véase la voz USURA), la Iglesia condenó rigurosamente la exigencia de cualquier cantidad superior al capital prestado, salvo si concurría alguna circunstancia especial, que el prestamista estuviera en peligro de perder su capital o que no pudiera adelantar el dinero del préstamo sin exponerse a una pérdida o a la privación de beneficios. Estas circunstancias especiales que aprobaban el cobro de intereses se denominaron “títulos extrínsecos”.
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==Pedagogía==
  
    Además de este interés compensatorio, la Iglesia también ha admitido el interés por demora. Actualmente, la Iglesia permite la práctica generalizada del préstamo con interés. Autoriza la tasa, sin necesidad de saber si el prestamista ha sufrido pérdidas o se ha visto privado de beneficios, siempre y cuando el interés exigido sea moderado. Esta demanda nunca es injusta. Sólo la caridad, no la justicia, puede obligar a alguien a efectuar un préstamo gratuito (véanse las consideraciones de la Penitenciaría y del Santo Oficio desde 1830).
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Al ser así entendida la [[psicología]] del interés, se vuelve obvia su importancia capital en la obra de la [[educación]]. Es en su insistencia en el valor de esta fuerza [[mente |mental]] y [[moral]], y en su tratamiento sistemático de la misma en la aplicación a la actividad de enseñanza que reside la mayor importancia de [[Herbart y Herbartismo |Herbart]] como un pedagogo. A medida que el maestro puede despertar y mantener el interés del [[discípulo |alumno]], tanto mayor será la facilidad, la rapidez y la tenacidad de la adquisición mental de este último.  Hay que reconocer que, en el inicio de la [[mayoría]] de las ramas del [[conocimiento]], una serie de datos "secos", que poseen poco interés en sí mismos para el niño, por lo general han de ser aprendidos por puro esfuerzo.   La atención espontánea del alumno no se va a adherir con satisfacción a las [[idea]]s presentadas en las primeras páginas de un libro de texto. Aquí el maestro se ve [[obligación |obligado]] a exigir el esfuerzo de la atención [[voluntad |voluntaria]], aunque no sea agradable por parte del alumno.  Aun así, él hará sabiamente todo lo posible para hacer inteligible al estudiante un poco de la futura utilidad del esfuerzo inmediato, y de esta manera unir interés mediato a lo que es aburrido y poco atractivo en sí mismo.  Además, como el esfuerzo de atención prolongado a lo que es poco interesante en sí mismo es fatigoso, al principio hará cortas las lecciones de estos temas, y variará la monotonía mediante pedazos de información animada y útil, ilustraciones, comentarios, y similares, los cuales brindarán alivio y descanso entre los ataques a la substancia de la lección. En esta etapa el maestro tiene como objetivo ser un profesor interesante; hasta el momento no puede hacer su tema interesante, que, sin embargo, deberá ser su objetivo final.
  
    ¿Por qué ha cambiado la actitud de la Iglesia respecto al cobro de intereses? Como puede comprobarse más detalladamente en el artículo USURA, a causa de las circunstancias económicas. El precio de las mercancías se regula según una valoración común, así como por la utilidad que su posesión aporta en una actividad concreta. Actualmente, a diferencia de antaño, se puede obtener beneficio de cualquier dinero, aunque sea invirtiéndolo en un plan de ahorro. Por ello, actualmente, la simple posesión de dinero comporta un determinado valor, que puede reclamar quienquiera que traspase la posesión de ese dinero. De ahí proviene la exigencia de un interés.
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Pero, a medida que avanza el estudiante, se está formando en su [[mente]] un grupo creciente de [[conocimiento]]s, una masa creciente de [[idea]]s acerca de esta rama de estudio, lo que hace más fácil y agradable la entrada de cada nueva idea que se relacione con ella. Hay una sensación de satisfacción cada vez que un elemento nuevo se ajusta al anterior, y es asimilado o "apercibido" por este último.  El alumno comienza a sentir que las ideas que ya posee le dan un cierto poder de entender y manipular el objeto de su estudio. Se ha vuelto consciente de una extensión de este poder con cada ampliación de su conocimiento, y comienza a manifestarse el deseo de un mayor conocimiento.  Aquí tenemos la atención perceptiva o interés inmediato.
  
3. Tasa justa del interés
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Al ser un objetivo principal del maestro el despertar este interés inmediato en el tema, este propósito debe determinar su exposición del tema en su conjunto, y también guiarlo en el trato con el [[discípulo |alumno]] de día a día. Su exposición debe ser ordenada, procediendo [[lógica]]mente con divisiones adecuadas: los principios o ideas más importantes deben fijarse firmemente por la repetición, las subdivisiones deben ser ubicadas en sus lugares apropiados, y se debe hacer clara su relación con los encabezados bajo los que caen.  Por este medio, las [[idea]]s sobre el tema introducidas en la [[mente]] del alumno se construyen en un sistema racional u organizado. Esto asegura un mayor dominio de lo ya conocido, así como una mayor facilidad en la recepción de los nuevos [[conocimiento]]s, y por lo tanto acelera el crecimiento del interés
  
Pero, todavía hoy se puede pecar contra la justicia si se exige un interés demasiado alto, es lo que se denomina usura. Entonces, ¿qué interés es justo y moderado? Teóricamente, y en abstracto, la tasa de interés justa corresponde al beneficio medio que quienes se dedican a algún determinado negocio esperan obtener. Aproximadamente, esto significa, teniendo en cuenta que el interés siempre está garantizado, mientras que el beneficio es incierto, que correspondería al beneficio medio, menos el descuento de una póliza de seguros. De ahí que, en una actividad concreta, si los que invierten su capital en bienes inmobiliarios, tierras o actividades industriales generalmente esperan obtener un beneficio del 6 por ciento, la tasa justa de interés estará en torno al 4 o al 5 por ciento. Esta tasa cubriría los riesgos y las complicaciones ordinarias de la operación de préstamo. Pero, si alguien tuviera que asumir riesgos específicos o perder beneficios importantes al prestar, entonces podría exigir con toda justicia una tasa de interés más alta. Esta es, teóricamente, la regla general. En la práctica, como se deduce de la consideración de la Sagrada Penitenciaría del 18 de abril de 1889, la mejor opción para fijar el interés debe ser conformarse a los usos establecidos, atendiendo a los otros precios del mercado y, como pasa con éstos, adaptarse a las circunstancias particulares que provocan subidas y disminuciones de la tasa de interés. De esta forma, la seguridad ofrecida por anticipos a gobiernos de estados ricos y por aquellos que garantizan el pago de las hipotecas, hacen que se disminuya la tasa de interés aplicada a los préstamos públicos y a las hipotecas. Y, al contrario, los intereses sobre las actividades mercantiles y de transporte son más altas que en los tratos civiles, a causa de la mayor incertidumbre sobre el resultado de los viajes marítimos y de los negocios mercantiles.
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Pero además de este orden de la exposición en el tratamiento de la materia, la que podría ser formal y sin vida, el maestro debe estar continuamente adaptando su instrucción a la condición actual de la [[mente]] del [[discípulo |alumno]]. Debe mantener constantemente a la vista cuáles son las [[idea]]s que el alumno ya ha adquirido.  Tiene que agitar el conjunto relacionado de ideas mediante preguntas juiciosas o repeticiones, y excitar el [[apetito]] de curiosidad, cuando a punto de comunicar más información; él tiene que mostrar la relación y unir el nuevo artículo con el [[conocimiento]] previo por comparación, ilustración y explicación. Por último, ha de estar activo para todas las oportunidades de generalizar, y para mostrar cómo la nueva información se puede aplicar mediante el establecimiento de ejercicios o problemas adecuados para ser resueltos por el propio alumno. Así conduce al alumno a darse cuenta de su aumento de poder, que es uno de los medios más eficaces para fomentar el interés activo tanto en el tema mismo como en la relación de sus diversas partes con el todo.
  
A. VERMEERSCH
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La pedagogía moderna, sin embargo, especialmente desde [[Herbart y Herbartismo |Herbart]], insiste en el valor del interés no sólo como un medio, sino como un fin educativo en sí mismo. Para la escuela herbartiana el objetivo de la [[educación]] debe ser la formación de una [[persona]] de "interés multilátero".  Esto se ha de alcanzar mediante el cultivo juicioso de las diversas [[Facultades del Alma |facultades]] ---[[intelecto |intelectuales]], emocionales y [[moral]]es--- es decir, por la realización del ser total del [[hombre]] con todas sus aptitudes. Puede admitirse que, con ciertas salvedades y reservas, hay una cantidad sustancial de [[verdad]] en este punto de vista.  El interés dignos ennoblece y enriquece la [[vida]] [[hombre |humana]], tanto tocante a la dignidad como a la [[felicidad]].  Las facultades, [[mente |mentales]] y físicas, requieren de ejercicio; las actividades del hombre encontrarán una salida; las capacidades de su alma se dan para hacerse realidad.  ''Ceteris paribus'' (N.T.: todo lo demás constante), un buen [[examen]] del valor [[educación |educativo]] de cualquier rama de estudio, así como la eficacia del método por el cual se ha enseñado, se ha de encontrar en el grado en que se convierte en un interés permanente en la [[mente]].  El ejercicio de nuestras facultades mentales sobre un tema, que ya ha creado para sí mismo un interés real, va acompañado de placer.
Transcrito por Brendan Byrne
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Traducido por B. H. H.
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Un negocio o profesión del [[hombre |ser humano]], cuando trabaja de forma independiente por sí mismo, debería, y normalmente lo hace, convertirse en un tema de gran interés. Pero, a menos que su vida es sea muy estrecha y limitada, él debe también tener otros intereses; sus horas de ocio lo requieren.   Intereses [[intelecto |intelectuales]], sociales y estéticos saludables se encuentran entre los agentes más eficaces para superar las [[tentación |tentaciones]] de [[alcoholismo |beber]], el [[Juego de Apuestas |juego]] y otras formas de diversión degradantes. La presión del aburrimiento y la ociosidad desarrollará un descontento muy perjudicial, a menos que las facultades encuentren un empleo adecuado. La [[persona]] que, después de varios años dedicada exclusivamente a la tarea de hacer dinero, se retira del negocio con el fin de disfrutar su vida, es propensa a encontrar su vida casi insoportable por falta de ocupación interesante.  Un tema, respecto al cual la [[mente]] está en posesión de un sistema organizado de [[idea]]s, es [[necesidad |necesario]] al hombre para el agradable ejercicio de sus facultades, y un interés requiere [[tiempo]] para su crecimiento.  Aunque entonces es [[error |erróneo]] el afirmar que el interés o cultura multiláteros, por muy ricos y variados, constituyen la [[moral]] o suple por la [[religión]], todavía se puede reconocer fácilmente que un equipo juicioso de intereses dignos, [[intelecto |intelectuales]], [[estética |estéticos]] y sociales, es un poderoso aliado en la batalla contra las [[mal]]as [[pasiones]], y también uno de los elementos más valiosos de bienestar humano con el que un esquema sabiamente planificado de [[educación]] puede equipar el [[alma]] [[hombre |humana]].
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Vea también el artículo [[Herbart y Herbartismo]].
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'''Fuente''':  Maher, Michael. "Psychology of Interest." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8, pp. 75-77. New York: Robert Appleton Company, 1910. 8 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/08075a.htm>.
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Traducido por Luz María Hernández Medina

Última revisión de 11:40 9 sep 2016

El estado mental llamado interés (Latín interest; francés intérêt; alemán interesse) ha recibido mucha atención en la literatura psicológica reciente. Esto se debe en gran medida al filósofo alemán Herbart. La importante posición que ha ganado para él en la teoría de la educación lo hace merecedor de algún tratamiento en la Enciclopedia Católica. Los psicólogos han disputado en cuanto al significado exacto asignado al término y a la naturaleza precisa del estado mental.

Psicología del Interés

El interés ha sido definido de diversas maneras como una especie de conciencia que acompaña y estimula la atención, un sentimiento placentero o doloroso que dirige la atención ---el aspecto placentero o doloroso de un proceso de atención--- y como idéntico a la atención misma. Por lo tanto, se puede decir “atiendo a lo que me interesa”; y, además, que estar interesado y atender son idénticos. El término interés ha sido usado también para indicar una disposición mental permanente. Así puedo tener un interés en ciertos temas, aunque no son un objeto de mi atención actual. Como quiera que se defina interés, y si se puede describir como una causa de la atención, un aspecto de la atención, o como idéntico a la atención, su significado especial radica en su íntima conexión con la actividad mental de atención.

La atención se puede definir como la energía cognitiva o intelectual dirigida hacia cualquier objeto. Es esencialmente selectiva, concentra la conciencia en parte del campo de visión mental, mientras ignora otras partes. La atención también es de carácter intencional. Enfoca nuestra mirada mental con el fin de obtener una visión más clara y distinta. Resulta en una impresión más profunda y más duradera, y por lo tanto juega un papel vital tanto en cada acto cognitivo como en el crecimiento del conocimiento como un todo. La escuela Asociacionista Inglesa de psicología y la mayoría de los empiristas, al tratar sobre la génesis del conocimiento, parece miras a la intensidad o frecuencia del estímulo como el factor más influyente en el proceso de la cognición. Como cuestión de hecho, lo que la mente toma depende casi enteramente de esta acción selectiva de la atención.

De la totalidad de la masa de impresiones, que entran en cualquier momento a través de los diversos canales de los sentidos, es sólo aquellos a los que se dirige la atención los que se elevan al nivel de la vida intelectual, o toman posesión real de la mente; el interés determinará cuáles son éstos. Estamos interesados en lo que está relacionado con nuestra experiencia pasada, especialmente en lo que es parcialmente nuevo, aunque parcialmente familiar. Las sensaciones placenteras y las dolorosas son excitantes originales de la atención; hay otras experiencias también ---tal vez neutrales en sí mismas, pero asociados con estas últimos--- que generan miedo o esperanza, y así se vuelven interesantes. Aunque nuestra atención puede ser atraída temporalmente por cualquier choque repentino o impresión inesperada de una intensidad inusual, no hablamos de esto como interesante, y nuestra atención pronto se desvanece. Experiencias aisladas, excepto en la medida en que pueden estimular el intelecto para tratar de correlacionarlas con algunos conocimientos previos, no ocupan fácilmente la mente.

Se requieren esfuerzos repetidos para mantener nuestra atención fija en una rama desconocida de estudio (como por ejemplo un nuevo idioma o la ciencia). Pero en la proporción en que cada acto sucesivo de observación o de comprensión deja un depósito en forma de una idea en la memoria, lista para ser despertada por experiencias parcialmente similares en el futuro, se construye gradualmente en la mente un grupo o sistema de ideas que constituye nuestro conocimiento permanente del tema. Tales series de experiencias, con el grupo de ideas así depositadas en la memoria, convierten a los actos similares de cognición fáciles y agradables en el futuro. De hecho, desarrollan una especie de apetito por experiencias futuras relacionadas, las cuales son asimilables a partir de ahí, o, en lenguaje herbartiano, apercibidas con facilidad y satisfacción. El grupo de las ideas relacionadas a cualquier tema constituyen un interés en el sentido de una disposición permanente de la mente, mientras que la sensación del proceso de la percepción, o asimilación, es el interés visto como una forma de conciencia real. Pero un acontecimiento de carácter extraño o novedoso, que podemos encontrar difícil de comprender o asimilar con la experiencia pasada, también puede fascinar a nuestra mente. Lo extraño, lo horrible, puede despertar así, al menos temporalmente un agudo, si mórbido, interés. Aun así, en la medida en que tales experiencias pueden excitar el miedo o la ansiedad, vienen bajo el principio general de que el interés se asocia con el placer o el dolor personal.

En términos generales, entonces, todas esas cosas que despiertan o mantienen la atención no voluntaria o espontánea son interesantes, mientras que los fenómenos a los que podemos atender solamente con el esfuerzo voluntario son poco interesantes. El niño está interesado en su comida y su juego, también en las operaciones asociadas con el placer o el dolor en el pasado. El niño está interesado en sus juegos, en aquellos ejercicios que ha llegado a relacionar con su propio bienestar, y en ramas de estudio que ya han efectuado tal alojamiento en la mente que las nuevas ideas y elementos de información se asimilan y asocian fácilmente a lo que ha pasado antes. Los seres humanos están interesados en esos temas que se han vuelto entretejidos y conectados con las principales ocupaciones de sus vidas.

Pedagogía

Al ser así entendida la psicología del interés, se vuelve obvia su importancia capital en la obra de la educación. Es en su insistencia en el valor de esta fuerza mental y moral, y en su tratamiento sistemático de la misma en la aplicación a la actividad de enseñanza que reside la mayor importancia de Herbart como un pedagogo. A medida que el maestro puede despertar y mantener el interés del alumno, tanto mayor será la facilidad, la rapidez y la tenacidad de la adquisición mental de este último. Hay que reconocer que, en el inicio de la mayoría de las ramas del conocimiento, una serie de datos "secos", que poseen poco interés en sí mismos para el niño, por lo general han de ser aprendidos por puro esfuerzo. La atención espontánea del alumno no se va a adherir con satisfacción a las ideas presentadas en las primeras páginas de un libro de texto. Aquí el maestro se ve obligado a exigir el esfuerzo de la atención voluntaria, aunque no sea agradable por parte del alumno. Aun así, él hará sabiamente todo lo posible para hacer inteligible al estudiante un poco de la futura utilidad del esfuerzo inmediato, y de esta manera unir interés mediato a lo que es aburrido y poco atractivo en sí mismo. Además, como el esfuerzo de atención prolongado a lo que es poco interesante en sí mismo es fatigoso, al principio hará cortas las lecciones de estos temas, y variará la monotonía mediante pedazos de información animada y útil, ilustraciones, comentarios, y similares, los cuales brindarán alivio y descanso entre los ataques a la substancia de la lección. En esta etapa el maestro tiene como objetivo ser un profesor interesante; hasta el momento no puede hacer su tema interesante, que, sin embargo, deberá ser su objetivo final.

Pero, a medida que avanza el estudiante, se está formando en su mente un grupo creciente de conocimientos, una masa creciente de ideas acerca de esta rama de estudio, lo que hace más fácil y agradable la entrada de cada nueva idea que se relacione con ella. Hay una sensación de satisfacción cada vez que un elemento nuevo se ajusta al anterior, y es asimilado o "apercibido" por este último. El alumno comienza a sentir que las ideas que ya posee le dan un cierto poder de entender y manipular el objeto de su estudio. Se ha vuelto consciente de una extensión de este poder con cada ampliación de su conocimiento, y comienza a manifestarse el deseo de un mayor conocimiento. Aquí tenemos la atención perceptiva o interés inmediato.

Al ser un objetivo principal del maestro el despertar este interés inmediato en el tema, este propósito debe determinar su exposición del tema en su conjunto, y también guiarlo en el trato con el alumno de día a día. Su exposición debe ser ordenada, procediendo lógicamente con divisiones adecuadas: los principios o ideas más importantes deben fijarse firmemente por la repetición, las subdivisiones deben ser ubicadas en sus lugares apropiados, y se debe hacer clara su relación con los encabezados bajo los que caen. Por este medio, las ideas sobre el tema introducidas en la mente del alumno se construyen en un sistema racional u organizado. Esto asegura un mayor dominio de lo ya conocido, así como una mayor facilidad en la recepción de los nuevos conocimientos, y por lo tanto acelera el crecimiento del interés.

Pero además de este orden de la exposición en el tratamiento de la materia, la que podría ser formal y sin vida, el maestro debe estar continuamente adaptando su instrucción a la condición actual de la mente del alumno. Debe mantener constantemente a la vista cuáles son las ideas que el alumno ya ha adquirido. Tiene que agitar el conjunto relacionado de ideas mediante preguntas juiciosas o repeticiones, y excitar el apetito de curiosidad, cuando a punto de comunicar más información; él tiene que mostrar la relación y unir el nuevo artículo con el conocimiento previo por comparación, ilustración y explicación. Por último, ha de estar activo para todas las oportunidades de generalizar, y para mostrar cómo la nueva información se puede aplicar mediante el establecimiento de ejercicios o problemas adecuados para ser resueltos por el propio alumno. Así conduce al alumno a darse cuenta de su aumento de poder, que es uno de los medios más eficaces para fomentar el interés activo tanto en el tema mismo como en la relación de sus diversas partes con el todo.

La pedagogía moderna, sin embargo, especialmente desde Herbart, insiste en el valor del interés no sólo como un medio, sino como un fin educativo en sí mismo. Para la escuela herbartiana el objetivo de la educación debe ser la formación de una persona de "interés multilátero". Esto se ha de alcanzar mediante el cultivo juicioso de las diversas facultades ---intelectuales, emocionales y morales--- es decir, por la realización del ser total del hombre con todas sus aptitudes. Puede admitirse que, con ciertas salvedades y reservas, hay una cantidad sustancial de verdad en este punto de vista. El interés dignos ennoblece y enriquece la vida humana, tanto tocante a la dignidad como a la felicidad. Las facultades, mentales y físicas, requieren de ejercicio; las actividades del hombre encontrarán una salida; las capacidades de su alma se dan para hacerse realidad. Ceteris paribus (N.T.: todo lo demás constante), un buen examen del valor educativo de cualquier rama de estudio, así como la eficacia del método por el cual se ha enseñado, se ha de encontrar en el grado en que se convierte en un interés permanente en la mente. El ejercicio de nuestras facultades mentales sobre un tema, que ya ha creado para sí mismo un interés real, va acompañado de placer.

Un negocio o profesión del ser humano, cuando trabaja de forma independiente por sí mismo, debería, y normalmente lo hace, convertirse en un tema de gran interés. Pero, a menos que su vida es sea muy estrecha y limitada, él debe también tener otros intereses; sus horas de ocio lo requieren. Intereses intelectuales, sociales y estéticos saludables se encuentran entre los agentes más eficaces para superar las tentaciones de beber, el juego y otras formas de diversión degradantes. La presión del aburrimiento y la ociosidad desarrollará un descontento muy perjudicial, a menos que las facultades encuentren un empleo adecuado. La persona que, después de varios años dedicada exclusivamente a la tarea de hacer dinero, se retira del negocio con el fin de disfrutar su vida, es propensa a encontrar su vida casi insoportable por falta de ocupación interesante. Un tema, respecto al cual la mente está en posesión de un sistema organizado de ideas, es necesario al hombre para el agradable ejercicio de sus facultades, y un interés requiere tiempo para su crecimiento. Aunque entonces es erróneo el afirmar que el interés o cultura multiláteros, por muy ricos y variados, constituyen la moral o suple por la religión, todavía se puede reconocer fácilmente que un equipo juicioso de intereses dignos, intelectuales, estéticos y sociales, es un poderoso aliado en la batalla contra las malas pasiones, y también uno de los elementos más valiosos de bienestar humano con el que un esquema sabiamente planificado de educación puede equipar el alma humana.

Vea también el artículo Herbart y Herbartismo.


Fuente: Maher, Michael. "Psychology of Interest." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8, pp. 75-77. New York: Robert Appleton Company, 1910. 8 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/08075a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina