Completas
De Enciclopedia Católica
El término completas se deriva del latín completorium, complemento, y se le ha dado a esta hora particular debido a que completas es, por así decirlo, la compleción de todas las horas del día: el cierre del día. La palabra fue usada en este sentido por primera vez alrededor del siglo VI por San Benito en su Regla (cc. XVI, XVII, XVIII y XLII), e incluso usa el verbo complere para denotar completas: “Omnes ergo in unum positi compleant”; “et exuentes a completorio” (XLII). La hora de completas, tal como aparece en el Breviario Romano, puede ser dividida en varias partes, a saber: el comienzo o introducción, la salmodia, con su usual acompañamiento de antífonas, elhimno, la capítula, el responsorio el cántico evangélico, la oración y la bendición.
El origen de completas ha dado lugar a un considerable debate entre los liturgistas. La opinión general, que es también la de Baumer y Batiffol, le atribuye el origen de esta hora a San Benito, al comienzo del siglo VI. Fue San Benito el primero que le dio este nombre; también decidió que esta hora debe constar de tres salmos (4, 90 y 133), los cuales se han de decir sin antífonas, el himno, la lección, el versículo Kirie Eleison, la bendición y la despedida (cap. XVII y XVIII). Pero el padre Pargoire y, más tarde, A. Vandepitte se oponen a esta opinión y buscan un origen más antiguo de esta hora. Un texto en Calínico (entre 447 y 450), introducido por primera vez en el argumento del Padre Pargoire, nos informa que entre las vísperas y el oficio nocturno se celebraba en Oriente una hora canónica llamada en este texto prothypnia, porque precedía al primer sueño, y no era nada más que lo que los griegos llaman hoy apodeipnon, debido a la comida que le seguía.
Sin embargo en la trigésimo séptima pregunta de su Regla, San Basilio también habla de una hora inmediata entre vísperas y el oficio nocturno. El P. Pargoire por lo tanto disputa la afirmación de que San Benito fue el originador de completas, y estaba dispuesto más bien a rastrear su fuente a San Basilio. En el artículo mencionado el P. Vandepitte confirma estas conclusiones; sin embargo, él establece, en los términos más claros, que no fue en Cesarea en 375, sino en su retiro al Ponto (358-62) que Basilio estableció las completas, cuya hora no existía antes de su tiempo, es decir, hasta poco antes de mediados del siglo IV. Dom Plaine también rastreó la procedencia de las completas al siglo IV, y hallaron mención de ella en un pasaje de Eusebio, en otro en San Ambrosio y también en Casiano. Estos pasajes se han examinado críticamente, y los Padres Pargoire y Vandepitte han probado que antes del tiempo de San Basilio se desconocía la costumbre de recitar las completas. En cualquier caso, incluso si estos textos no expresan todo lo que Plaine Dom dice que hacen, al menos dan testimonio de la costumbre privada de decir una oración antes de retirarse a descansar. Si ésta no era la hora canónica de completas, sin duda fue un paso preliminar hacia ella.
Los mismos autores rechazan la opinión de Ladeuze y Dom Besse, quienes creían que las completas tuvieron un lugar en la Regla de San Pacomio, lo que significaría que se originó mucho más temprano en el siglo IV. No es necesario entrar en este debate, pero podría ser posible conciliar estos sentimientos diferentes al afirmar que, si es un hecho establecido que San Basilio instituyó y organizó la hora de completas para Oriente, según San Benito lo hizo para Occidente, existía ya en los días de San Cipriano y Clemente de Alejandría la costumbre de recitar una oración antes de dormir, en cuya práctica nos encontramos con el origen más remoto de nuestras completas. Pero sea cual fuere el resultado de esta discusión, no se puede negar que San Benito invistió la hora de completas, con su carácter y arreglo litúrgico, que se conserva en la Orden Benedictina y que fue adoptada casi completamente por la Iglesia Romana. Es difícil de creer, como Dom Plaine sostiene, que la hora de completas, al menos tal como existe ahora en el Breviario Romano, precedió al oficio benedictino.
A falta de otra prueba, cabe señalar que el oficio benedictino da evidencia de una condición litúrgica menos avanzada, pues hemos visto que consiste en unos pocos elementos muy simples. El oficio romano de completas es más rico y más complicado. A la simple salmodia benedictina ---modificada, sin embargo, mediante la inserción de un cuarto salmo [31(30)] "In te Domine speravi"--- añade la solemne introducción de una bendición con la lectura [tal vez la lectura espiritual que en San Benito precede a completas (cap. XLII de la Regla)], y la confesión y la absolución de las faltas. Pero lo que dota a las completas romanas con un carácter distintivo y una mayor solemnidad es, por no hablar de la terminación, la adición del bello responsorio, In manus tuas, Domine, con el cántico evangélico Nunc Dimittis y su antífona, que es muy característica. Es realmente difícil entender por qué San Benito, cuyo gusto litúrgico favorecía la solemnidad en el oficio, habría sacrificado estos elementos, especialmente el cántico evangélico. A modo de variedad litúrgica el servicio de initium noctis puede también ser estudiado en la liturgia celta (vea rito celta), tal como se lee en el Antifonario de Bangor, y su plan fue establecido por Warren y por Bishop. Bajo el título de apodeipnon (después de las comidas), los griegos tienen una hora que corresponde a nuestras completas latinas; es muy larga y complicada, y su descripción puede verse en el artículo del P. Pétridès que se cita a continuación. Este apodeipnon o grand apodeipnon, aparece en forma abreviada, o pequeño apodeipnon.
Bibliografía: PARGOIRE, Prime et complies in Rev. d'hist. et de littér. relig. (1898), III, 281-288, 456-467; VANDEPITTE, Saint Basile et l'origine de complies in Rev. Augustinienne (1903), II, 258-264; PARGOIRE y PÉTRIDÈS en Dict. d'arch. et de liturgie, s.v. Apodeipnon, I, 2579-2589; DOM PLAINE, La Génèse historique des Heures in Rev. Anglo-romaine, I, 593; IDEM, De officii seu cursus Romani origine in Studien u. Mittheilungen (1899), X, 364-397; BÄUMER, Histoire du Bréviaire, tr. BIRON, I, 135, 147-149 and passim; BATIFFOL, Histoire du bréviaire romain, 35; LADEUZE, Etude sur le cénobitisme pakhomien pendant le IVe siècle et la première moitié du Ve (Lovaina, 1898), 288; BESSE, Les Moines d'Orient antérieurs au concile de Chalcédoine (París, 1900), 333; BISHOP, A Service Book of the Seventh Century in The Church Quarterly Review (enero de 1894), XXXVII, 347; CABROL, Le Livre de la Prière antique, 224.
Fuente: Cabrol, Fernand. "Complin." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/04187a.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina. rc