Fiesta del Santo Rosario

Aparte de la insigne derrota de los herejes albigenses en la batalla de Muret en 1213, la cual la leyenda ha atribuido a la recitación del Rosario por Santo Domingo Guzmán, se cree que el Cielo en muchas ocasiones ha recompensado la fe de aquellos que han recurrido a esta devoción en tiempos de peligro especial. Más particularmente, la victoria naval de Lepanto ganada por Don Juan de Austria sobre la flota turca el primer domingo de octubre de 1571 respondió maravillosamente a las procesiones que los miembros de la Confraternidad del Santo Rosario hicieron en Roma ese mismo día. Por consiguiente, el Papa San Pío V ordenó que a partir de ese día se celebrara una conmemoración del Rosario, y a petición de los dominicos, en 1573 el Papa Gregorio XIII permitió que esta festividad se llevara a cabo en todas las iglesias que poseyeran un altar dedicado al Santo Rosario. En 1671 el Papa Clemente X extendió la observancia de esta fiesta a toda España; y un poco después Clemente XI, después que el Príncipe Eugenio ganó una importante victoria sobre los turcos el 6 de agosto de 1716 (festividad de Nuestra Señora de las Nieves) en Peterwardein, Hungría, ordenó que se celebrara la fiesta del Rosario en la Iglesia universal. El Papa Benedicto XIII estableció unas lecturas “propias” en el segundo nocturno. Posteriormente, León XIII elevó la festividad al rango de doble de segunda clase y le agregó a la Letanía de Loreto la invocación de “Reina del Santísimo Rosario”. En esta festividad, en cada iglesia en que haya sido fundada la confraternidad del Rosario, se concede una indulgencia plenaria toties quoties bajo ciertas condiciones a todos los que visiten allí la capilla del Rosario o una escultura de la Virgen María. A esto se le ha llamado la “Porciúncula” del Rosario.

Fuente: Thurston, Herbert. "Feast of the Holy Rosary." The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/13189a.htm>.

Traducido por Alma del Rosario Guerra. L H M.