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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Epístola

De Enciclopedia Católica

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Latín, epistola; griego, ’epistolé; en hebreo al principio sólo se usaba el término general que significa “libro”, luego, ciertas expresiones de transición que significan “escribir”, y finalmente agrt, ’iggéréth (de origen persa o asirio), y nshtwn, nishtewan (de derivación persa), la cual la Versión de los Setenta siempre traduce como ’epistolé.

En el estudio de las epístolas bíblicas, será conveniente distinguir entre el Antiguo Testamento y el Nuevo.

El Antiguo Testamento

El Antiguo Testamento exhibe dos períodos en su idea de una epístola: primero, presenta la epístola bajo el concepto general de un libro o un escrito; segundo; considera la epístola como una forma literaria definida. Puede resultar difícil señalar con precisión la línea divisoria entre estos dos periodos; en general, puede afirmarse que los hebreos desarrollaron su concepto de epístola como una forma específica de escritura durante la época del Cautiverio. El primer caso de un mensaje bíblico escrito se encuentra en 2 Sam. 11,14-15, donde se nos dice de la carta de David a Joab sobre Urías; en este caso había necesidad de secreto, así como en el de la orden de Jezabel a los ancianos y principales de la ciudad en el asunto de Nabot (1 Rey. 21,8-9), y en las órdenes que Jehú envió a Samaria ( 2 Rey. 10,1-6).

Puede haber sido con el fin de evitar el peligro de una entrevista personal que el profeta Elías (¿Eliseo?) le escribió al rey Joram respecto a su castigo inminente (2 Crón. 21,12-15). El deseo de ser contundente y perentorio provocó la carta del rey de Siria al rey de Israel, pidiendo la curación de la lepra de Naamán (2 Ry. 5,5-7), y la carta abierta de Senaquerib a Ezequías (2 Rey. 19,14; Is. 37,14; 2 Crón. 32,17); el deseo de ser cortés parece haber inspirado la carta de Merodac Baladán a Ezequías después que éste se recuperó de su enfermedad (2 Rey. 20,12; Is. 39,1). Reyes, xx, 12; es, xxxix, 1). Similar a las anteriores cartas autoritativas es el mensaje dirigido por Jeremías a los exiliados en Babilonia (Jer. 29,1 ss); el profeta alude también a las cartas enviadas por un pseudo-profeta de Babilonia a Jerusalén con el propósito de socavar la autoridad de Jeremías (ibíd., 25,29).

Hasta aquí, las cartas son de ocurrencia relativamente rara en la Biblia, y no son consideradas como constitutivas de una clase distinta de literatura. A partir de ahora se vuelven más frecuentes, y tanto su nombre como su forma las señala como una especie literaria peculiar. Su frecuencia posterior puede inferirse a partir de su repetida ocurrencia en los Libros de Ester, Esdras y Nehemías: Ester 1,22; 3,12; 8,5 ss.; 9,20.29; 13,1-7; 16,1-24; Esd. 4,7.11 ss.; 5,6; 7,11;. Neh. 2,7; 6,5.17.19. Su nombre general "libro" da paso, en primer lugar, al de “escrito” (2 Crón. 2,11; 21,12; Est. 3,13-14; 8,10.13), y luego al de “carta” (2 Crón. 30,1.6; Esd. 4,7 ss.; 5,5 ss.; Neh. 2,7-9; 6,5.17.19; Est. 9,26.29). Su forma comienza a ser marcada por una dirección formal y un final claramente epistolar. Ejemplos de tales direcciones explícitas se puede observar en Esdras 5,7: "Al rey Darío toda paz"; Est. 8,12: "El gran rey Asuero, a los sátrapas de las ciento veintisiete provincias comprendidas entre la India y Etiopía, y a todos nuestros fieles súbditos, salud”; 1 Mac. 11,30: “El rey Demetrio a su hermano Jonatán y a la nación de los judíos, saludo.” Un caso de una conclusión epistolar se produce en 2 Mac. 11,33: “Seguid bien. Año ciento cuarenta y ocho, día quince de Xántico.” Un ejemplo similar se puede observar en 11,38. Pero el Antiguo Testamento no proporciona ningún modelo de correspondencia privada entre los hebreos.


Bibliografía: JACQUIER en VIG., Dict. de la Bible (París, 1899), II, 1897; BARTLETT en HAST., Dict. of the Bible (Nueva York, 1900), s.v.; KNABENBAUER, Lexicon Biblicum (París, 1907), II, 202 ss.; PRAT, Théologie de Saint Paul (París, 1908), 33 ss.; DEISSMANN, Bibelstudien (1895), 189-252.

Fuente: Maas, Anthony. "Epistle (in Scripture)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05509a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina. rc