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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Ana

De Enciclopedia Católica

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Set. Anna; algunas versiones tienen Hannah que está más cerca del original hebreo. El hebreo significa “gracia”, de la raíz Hannan, “ser gracioso”).

Hay cuatro mujeres llamadas Ana en las Sagradas Escrituras.

(1) Ana (1 Sam. 1 - 2,21), madre de Samuel, era una de las dos esposas de Elcaná, un hombre de Ramatáyim, sufita de la montaña de Efraín. Como una verdadera mujer de su nación, sentía profundamente el reproche de esterilidad, cuanto más porque su rival, Peninná, más favorecida que ella, no dejaba de recordarle su aflicción (1 Sam. 1,6-7). En una de las peregrinaciones familiares a Silo, Ana hizo un voto para que, si Dios la bendecía con un hijo, lo consagraría a su servicio como un nazireo. Su oración fue escuchada, y después del destete de su hijo, se lo llevó a Elí en Silo (1 Sam. 1,24-28). Este cumplimiento generoso de su voto fue ampliamente recompensado (1 Sam. 2,21). El cántico de Ana (1 Sam. 2,1-20) da lugar a preguntas similares a las que se refieren al Magnificat, con el que tiene algunas semejanzas sorprendentes. A pesar de que es un salmo hermoso, resulta inapropiado en los labios de Ana, pues no tiene referencia especial a su situación, más allá de la observación bastante general en el versículo 5b. A menos que el versículo 10b sea tomado como una profecía de la aparición de la monarquía o del Mesías (cf. Vigouroux, Polyglotte Bible, II, 295 nota) el cántico sería, independientemente de su fecha más exacta, posterior al establecimiento de la monarquía.

(2) Ana, la esposa de Tobías, era, como su marido, de la tribu de Neftalí (Tob. 1,1-9). Junto con su esposo e hijo, también llamado Tobías, fue llevada en cautiverio a Nínive por Salmanasar (1,2-11). Su papel es muy secundario en la narración. Su más bien apasionada naturaleza sirve para poner de manifiesto más fuertemente, por contraste, el carácter profundamente religioso de Tobías (cf. 2,19-23 y la bella oración que su malentendido con su mujer hace surgir en boca de Tobías, 3,1-6). Su sincero y solícito amor por su hijo se expresa bien en los v. 23-28; 10,1-7; 11,5 (véase el comentario anterior).

(3) Ana es cuidadosamente descrita por Lucas (2,36-38), como una profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Las notas biográficas dadas por Lucas en relación con la anciana profetisa, de quien la leyenda sabe que ella había tenido a María bajo su tutela en el Templo, ponen de manifiesto su gran santidad. A pesar de su viudez temprana, nunca se casó de nuevo, sino que dedicó su vida al servicio de Dios. Ella responde perfectamente el retrato de la viuda modelo de 1 Tim. 5,5-9. Como solía pasar la mayor parte de su tiempo en el Templo, es fácil de entender su presencia en la escena narrada en Lucas 2,25-35. De ahí su alabanza a Dios, cuyo tema era Jesús, con la carga de que Él era el tan ansiado Redentor.

(4) Ana también es el nombre tradicional de la madre de la Santísima Virgen María.


Fuente: Arbez, Edward. "Anna." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01530c.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.