Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Lunes, 25 de noviembre de 2024

Wolfgang Amadeus Mozart

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar
1f4ee6e7c23959237dfdee17f21869aeb5d84c78.png
24f14165640999176947641347947eb35226b7ed.png
1185268d-fa69-4c27-a048-0f40dfb27f9b.jpg
78ff9c371c0bf62faf3f2a53f249cb63929ff83f.png


SCHOLA LOGO.jpg

JOHANN CHRYSOSTOMUS WOLFGANG AMADEUS MOZART

Uno de los más grandes genios musicales en la historia; nació en Salzburgo, Austria, el 27 de enero de 1756; murió en Viena, el 5 de diciembre de 1791.

Su padre, Leopoldo Mozart, ayudante del director del coro y músico de la corte del príncipe-arzobispo de Salzburgo, fue uno de los músicos más destacados de su tiempo. Fue el autor del mejor método para tocar violín redactado hasta esa época, y fue un hombre de esmerada educación y genuino carácter. Al darse cuenta de los extraordinarios dones de su hijo y también de las grandes dotes musicales de su hija María Ana, cinco años mayor que Wolfgang, dedicó toda su energía y conocimiento a su educación.

A la edad de tres años Wolfgang solía pasar horas enteras al piano, descubriendo, para su gran alegría, intervalos consonantes, y aún no tenía cuatro años cuando comenzó a recibir de su padre la formación sistemática en la ejecución del piano y en la teoría de la música, improvisando aún antes de que pudiera escribir notas. La ejecución del violín le vino prácticamente por intuición, un hecho que demostró para el asombro de su padre y una compañía de artistas, al ejecutar a primera la parte de segundo violín en un trío de instrumentos de cuerda. Todavía no tenía cinco años cuando su padre escribió para él un tema para el piano con variaciones, que él mismo había compuesto. Tan preciso era el oído del niño que podía recordar el timbre del sonido de un violín que había escuchado aún semanas antes. Su sensibilidad era tal que los sonidos fuertes eran angustiantes para él; el sonido de una trompeta casi le causaba un desmayo.

Wolfgang todavía no tenía ocho años cuando su padre emprendió una gira de concierto con sus dos hijos, en la que visitó Munich, Viena, y Presburgo. En todas partes sus actuaciones, especialmente la de los niños, creaban gran asombro. En 1763 Leopoldo Mozart visitó París con sus prodigios, y en el siguiente abril visitó Londres, donde permanecieron hasta julio de 1764. Recibidos y agasajados por la realeza y gente de alta posición social, los niños Mozart, pero particularmente Wolfgang, fueron considerados maravillas musicales del mundo. En su viaje de regreso a Salzburgo visitaron La Haya y las principales ciudades de Francia y Suiza.

Durante todos estos viajes, y la distracción y excitación inherentes a ellos, Wolfgang hizo progresos en todas las ramas de la música y otros conocimientos. Compuso constantemente y en casi toda forma instrumental conocida. Al regresar a casa, se dedicó al dominio del contrapunto, y al perfeccionamiento de su técnica en piano, violín, y ejecución del órgano. Su patrón, el arzobispo von Schlatterbach, escéptico respecto a los logros reportados del muchacho como compositor, invitó a Wolfgang a su palacio, prohibió cualquier clase de comunicación con él, y le dio el texto de la primera parte de un oratorio, preparado por el arzobispo, para ponerle música. La segunda y tercera partes de esta obra fueron compuestas por Michael Haydn y Antonio Cajetano Adlgasser respectivamente. Fue publicada en Salzburgo en 1767, y ejecutada durante la Cuaresma del mismo año. Un año más tarde, a la edad de doce, Wolfgang visitó Viena nuevamente, y se le encargó escribir una opera buffa, “La Finta Semplice”, para la cual Marco Coltellini suministró el libreto. Intrigas de todas clases, especialmente de parte de los miembros de la orquesta del teatro, que se oponían a tocar bajo la dirección de un muchacho de doce años, impidieron su ejecución.

A su regreso a Salzburgo, Wolfgang fue nombrado maestro de concierto, primero sin compensación, pero después le fue asignado un estipendio mensual de doce florines. Leopoldo Mozart, molesto por la falta de reconocimiento de Wolfgang, hizo todo el esfuerzo para asegurar para él un nombramiento adecuado en el campo más grande de Munich y Viena, y también Florencia, pero al no tener éxito, finalmente decidió visitar Italia, con el propósito de ganar allí el prestigio que él éxito en ese país luego trajo consigo. En Bolonia, se relacionaron con el Padre Giambattista Martini (1706-1784), el músico más erudito de su tiempo. Este maestro sometió a Wolfgang a pruebas en escritura de contrapunto, que éste soportó con facilidad y destreza consumada. En Roma el joven Mozart realizó su famosa hazaña de instrumentar el “Miserere” de Allegri para doble coro, después de escuchar su ejecución el miércoles de Semana Santa. Escuchó la repetición de la obra el siguiente viernes, y no tuvo que hacer sino unas pocas correcciones menores a su manuscrito. Después de ser creado Caballero de la Espuela Dorada, agasajado, y aclamado a través de Italia por el mundo artístico y aristocrático como el más grande genio musical viviente, Wolfgang regresó a su modesta posición en Salzburgo. Repetidas veces trató de encontrar una atmósfera más amigable en Munich, Mannheim, París y en otras partes, pero sin éxito. Excepto por visitas ocasionales a otras ciudades con el fin de dirigir nuevas obras, continuó residiendo en Salzburgo hasta sus veintiún años, cuando estableció su residencia permanente en Viena.

Rechazó por razones patrióticas un ofrecimiento de Federico Guillermo II de Prusia para convertirse en director de la corte en Berlín con un salario de tres mil táleros. Mozart estaba ahora en la plenitud de sus facultades, creando con sorprendente rapidez obras que permanecerán clásicas para todo tiempo: operas, sinfonías, cuartetos, conciertos, etc., todas las cuales incrementaron su fama, pero no mejoraron su condición material. No solo se le negó el debido reconocimiento, sino que su vida fue una continua lucha por la existencia. Su solicitud para asistente del director de la casa de ópera imperial fracasó. Solicitó una posición similar en la catedral de San Esteban, con la esperanza de promoción final al puesto de director del coro. Solamente en su lecho de muerte recibió las nuevas de su nombramiento. Este gran maestro murió a la edad de treinta y cuatro años y fue sepultado, con el menor gasto posible debido a su pobreza extrema, en una tumba de pobre, y se desconoce el lugar exacto de su descanso. Solamente unas pocas personas acompañaron sus restos al cementerio.

La individualidad de Mozart fue de un carácter exquisitamente delicado, tierno y noble. Sus óperas, “Don Juan”, “La Flauta Mágica”, “Las Bodas de Fígaro”, “Cosi fan tutte”, “La Clemenza di Tito”, con motivo de su belleza melódica y sinceridad de expresión, tienen tan fuerte arraigo en los afectos del público musical de hoy como lo tuvieron a finales del siglo XVIII. Sus obras instrumentales continúan deleitando a músicos de todo el mundo.

Sin embargo, como compositor para la Iglesia no alcanza, aun artísticamente, el elevado nivel que mantuvo en otros campos. En su día la música de la Iglesia, el canto gregoriano, era prácticamente ignorado en Alemania, y tristemente descuidado en otros países. Mozart tuvo poco conocimiento de los maestros del siglo XVI, y en consecuencia su estilo de escribir para la Iglesia no pudo haber sido influenciado por ellos. Raramente se cantaba el propio de la Misa, que trae a los cantores y la congregación en íntima comunicación con la liturgia del día particular. Las quince Misas, letanías, ofertorios, su gran “ Réquiem”, así como muchos arreglos más pequeños, la mayoría de ellos escritos para solo, coro, y orquesta, en el mismo estilo de sus obras seculares, no reflejan el espíritu de la Iglesia universal, sino más bien la concepción subjetiva y disposición de ánimo del compositor y el espíritu josefinista de la época. Se puede imaginar fácilmente lo que Mozart, con su imaginación rafaelesca y su temperamento, habría sido para la música eclesiástica si hubiera vivido en una época diferente y en un ambiente diferente, o se hubiera sobrepuesto a los propios.


Bibliografía: JAHN, W.A. Mozart, tr. TOWNSEND (London, 1882); NOHL, Mozart's Leben, tr. LALOR (Chicago, 1893); NOTTEBOHM, Mozartiana (1880); KOCHEL, Chronologisch-thematisches Verzeichnis admmtlicher Tonwerke W. A. Mozart's (Leipzig, 1862-1889); MEINARDUS, Mozart ein Kunstlerleben (Leipzig, 1882).

Fuente: Otten, Joseph. "Johann Chrysostomus Wolfgang Amadeus Mozart." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911.<http://www.newadvent.org/cathen/10623a.htm>.

Traducido por Daniel Reyes V. rc