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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Alejandro V

De Enciclopedia Católica

Revisión de 16:39 12 nov 2008 por Luz María Hernández Medina (Discusión | contribuciones)

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Pietro Philarghi, nació cerca de 1339 en la isla de Creta (Candia), de ahí su apelativo, Pietro de Candia; elegido el 26 junio de 1409; murió en Bolonia el 3 de mayo de 1410.

Fue un muchacho mendigo y sin hogar en una ciudad cretense, sin conocer padres ni relaciones, se convirtió en protegido de un inteligente fraile capuchino de quien recibió educación primaria y bajo cuya guía, se volvió franciscano en un monasterio cretense. El joven prometía habilidad extraordinaria y fue enviado a disfrutar de las ventajas educativas superiores de Italia. Estudió después en Oxford y finalmente en París donde se distinguió como profesor, predicador y escritor. Es autor de un buen comentario sobre las "Sentences" de Pedro Lombardo. Durante su permanencia en París, el Gran Cisma (1378-1417) desgarró a la Iglesia, y Philarghi se fue con los partidarios del Papa Urbano VI (1375-89). Retornando a Italia, encontró un lugar en la corte de Giovanni Galeazzo Visconti, Duque de Milán, donde actuó como tutor de sus hijos y embajador en importantes misiones. A través del favor de los Visconti exitosamente fue nombrado obispo de Piacenza, en 1386; de Vicenza, en 1387; de Navoya, en 1389 y finalmente arzobispo de Milán, en 1402. En 1405, el Papa Inocencio VII lo hizo cardenal, y su habilidad y amistad con los Visconti se transformó en ventaja, al confirmarlo como legado papal en Lombardía. De aquí en adelante, su historia se convierte en parte del Cisma.

El Cardenal de Milán fue principal entre los partidarios de un concilio. Con este fin, aprobó el retiro de la obediencia de los cardenales a Papa Gregorio XII, promovió el acuerdo de los colegios de cardenales rivales para unirse en un esfuerzo común de unidad, y negoció con Enrique IV de Inglaterra y el Arzobispo de Canterbury, afianzar la neutralidad de Inglaterra. Así, incurrió en el disgusto de Gregorio XII, quién lo privó del arzobispado de Milán, e incluso lo declaró despojado de su dignidad cardenalicia. En el Concilio de Pisa (25 de marzo de 1409) el Cardenal Philarghi fue el espíritu principal. Predicó el sermón de apertura, una condenación acerba de la tenacidad de los papas rivales y presidió las deliberaciones de teólogos, quienes declararon a estos Papas, herejes y cismáticos.

El 26 de junio de 1409, él fue la opción unánime de los cardenales para ocupar la presumiblemente vacante Silla Papal, presumiblemente vacante. Su carácter inmaculado, vasta erudición, experiencia a nivel mundial y probada habilidad administrativa, junto con el hecho que no tenía país ni relaciones a favor, en el resquebrajado mundo católico, le dio promesa de gloria al papado y paz a la Iglesia. Alejandro V pronto encontró pronto simpatía hacia él en todas las naciones, excepto en España, Escocia y algunas ciudades italianas cuyos intereses estaban dedicados con afán a la legitimidad del inflexible antipapa Benedicto XIII. Sin embargo, su destino fue gobernar solo diez meses. Su pontificado estuvo marcado por los infructuosos esfuerzos de obtener a Roma, entonces bajo el mando de Rey Ladislao de Nápoles a quien Alejandro privó de su reino, a favor de Louis II de Anjou. Detenido por el Cardenal Cossa en Bolonia, la fortaleza de su egoísta consejero, murió allí bajo circunstancias que llevaron a los enemigos de Cossa, quien sucedió a Alejandro V como Juan XXIII, a presentar ante el Concilio de Constanza, el cargo, ahora desacreditado, de que él había envenenado al Papa pisano.

Alejandro vivió el tiempo suficiente para defraudar las esperanzas que su elección había inspirado. Su legitimidad pronto fue cuestionada, y el mundo quedó disgustado al encontrar que ahora, en lugar de dos Papas, había tres. Su ardor por reformar disminuyó. Excesivamente generoso, desparramó favores con munificencia indiscriminada. Las órdenes mendicantes fueron indebidamente favorecidas al ser confirmadas en privilegios, los sacerdotes parroquiales y facultades teológicas resintieron, puesto que usurpaban sus derechos. Si Alejandro fue un verdadero Papa, o no, es una pregunta que los canonistas e historiadores del Cisma todavía discuten. La Iglesia no ha pronunciado una opinión definida y es muy poco probable que lo haga. En el romano "Gerarchia Cattolica", trabajo no autorizado, que antes del 1906 contenía una lista cronológica de los Papas, Alejandro V aparecía designado como el Papa 211º, sucediendo al dimitente Gregorio XII. (Ver Papado.) Sus restos fueron sepultados en la Iglesia de San Francesco, en Bologna y su tumba fue magníficamente restaurada en 1889 bajo la dirección del Papa León XIII. (Ver [[Cisma Occidental; Concilio de Pisa.)


Fuente: Peterson, John Bertram. "Alexander V." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01288a.htm>.

Traducido por José Luis Anastasio. Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.