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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Juan XXIII

De Enciclopedia Católica

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Juan XXIII

Antipapa de la facción de Pisa (1400-15). Nació alrededor del año 1370. Murió el 22 de noviembre de 1419. El Cardenal Baldassare Cossa fue uno de los siete que abandonaron a Gregorio XII en mayo de1408 y a una con los que obedecían a Benedicto XIII (Cfr. PEDRO DE LUNA), convocaron el Concilio de Pisa, que tuvo a Cossa como cabeza.

Descendiente de una familia napolitana noble pero venida a menos, en su juventud abrazó la carrera militar, pero posteriormente la abandonó para dedicarse al servicio de la Iglesia. Muy talentoso y dotado de gran energía, estudió leyes en Bolonia, donde obtuvo el doctorado, para ingresar después en la curia papal. Bonifacio IX lo creó cardenal diácono el 27 de febrero de 1402 y le asignó la iglesia titular de San Eustaquio. Al año siguiente lo designó legado de Romandiola. El 17 de marzo de 1403 partió para Bolonia donde, hasta 1408, brilló como un astuto administrador financiero del territorio papal, así como hábil estadista y comandante. Era, a la vez, totalmente mundano, ambicioso, lleno de artimañas, falto de escrúpulos e inmoral; un buen soldado, pero pésimo hombre de iglesia. Desempeñó un papel muy importante en el Concilio de Pisa (1409), y luego, cuando los dos papas, Gregorio XII de Roma y Benedicto XIII de Avignon, fueron depuestos, él manejó la elección de Pietro Philarghi, quien fue elevado al papado y coronado con el nombre de Alejandro V. El nuevo papa siempre estuvo bajo la influencia de Baldassare Cossa. Este último apoyó a Luis de Anjou en una expedición militar contra Ladislao de Nápoles. Luis tomó varias fortalezas de los territorios eclesiásticos, y en 1400 capturó Roma. La proclamación de la elección papal de Alejandro V sucedió en Roma, pero él se negó a abandonar Bolonia, donde murió el 3 de mayo de 1410. Confiado en lograr un entendimiento con ese Papa, el Príncipe Malatesta de Rimini, protector de Gregorio XII, urgió a los cardenales de la facción de Pisa que aceptaran una nueva elección. Los cardenales que se habían reunido en Bolonia no aceptaron la propuesta al principio, pero apoyados por Luis de Anjou y por la ciudad de Florencia, eligieron a Baldassare Cossa el día 17 de mayo de 1410. Cossa fue ordenado sacerdote el día 24 de mayo, y al día siguiente fue consagrado y coronado papa, tomando el nombre de Juan XXIII.

Poco después de ascender al solio pontificio, Juan recibió al embajador de Sigismundo de Hungría, quien deseaba entrevistarse con él acerca de los asuntos religiosos y políticos de su reino. El día 18 de mayo murió el Rey Ruprecht de Alemania, firme aliado de Gregorio XII. Los electores de Mainz y Colonia escribieron a Juan para informarle que pensaban elegir a Sigismundo, Rey de Hungría, como rey de Alemania. Ya Sigismundo había comenzado negociaciones con el Papa de Pisa, incluso desde antes de conocer de la muerte de Ruprecht. Ello ayudó a que Juan hiciera mayores esfuerzos en su favor, y el día 21 de julio Sigismundo, que se había reconciliado con su hermano Wenzel de Bohemia, fue electo rey de Alemania. La elección de Sigismundo fue reconocida también por Gregorio XII. En abril de 1411, Juan XXIII avanzó sobre Roma junto con Luis de Anjou. Allí entablaron combate con Ladislao de Nápoles a quien vencieron totalmente en la batalla de Roccasecca (19 de mayo de 1411), pero no aprovecharon esa victoria. Poco después, Luis de Anjou retornó a Francia, permitiendo con ello que Ladislao reuniera sus tropas y reforzara sus posiciones. Enseguida Juan inició negociaciones con Ladislao, a pesar de que sobre este último pesaba una excomunión desde el 11 de agosto de 1411. Consecuentemente, Ladislao abandonó la causa de Gregorio XII y reconoció a Juan como papa legítimo. En recompensa, este último retiró la excomunión y le otorgó a Ladislao el reino de Nápoles, y no dijo nada cuando éste conquistó Sicilia. Además lo nombró gonfalonier, o abanderado, de la Iglesia romana, y le otorgó ayuda financiera (16 octubre de 1412).

Obedeciendo una resolución aprobada en el Concilio de Pisa, Juan había convocado un nuevo concilio, que debería reunirse en Roma el 29 de abril de 1412, con el objeto de llevar a cabo reformas eclesiásticas. También nombró algunos cardenales nuevos, entre los que se encontraban muchos varones ilustres tales como Francesco Zarabella de Florencia, Pierre d'Ailly, Obispo de Cambrai, Guillaume Fillastre, decano de Reims, y Roberto Hallam, Obispo de Salisbury. Desde los inicios de 1412 se realizaron conferencias y reuniones de clérigos a lo ancho de toda Francia, en preparación del nuevo concilio. Entre los representantes designados por el Rey se encontraban el Cardenal Pierre d'Ailly y el Patriarca Cramaud, que fue creado cardenal en 1413. Mas al inaugurarse el concilio en abril, hubo tan pocos participantes que hubo de posponerse varias veces. Cuando finalmente se iniciaron las sesiones, lo único que se logró fue la condenación de los escritos de Wycliff, y el concilio se clausuró en marzo de 1413. Las lamentables debilidades de las negociaciones de Juan con Ladislao condujeron a otro ataque del último sobre los territorios papales. En mayo de 1413 invadió la provincia romana y Juan fue obligado a escapar con sus cardenales. Huyó a Florencia donde se acogió a la protección de Sigismundo, rey de Alemania, quien en ese entonces trabajaba en el norte de Italia en la convocatoria de un nuevo concilio que terminara con el desafortunado cisma. Los legados de Juan tenían autorización para llegar a un acuerdo con Sigismundo acerca de ese asunto, y éste aprovechó la problemática situación del Papa para insistir en que se eligiera Constanza como sede del concilio. El 30 de octubre de 1413 invitó a los papas Gregorio XII y Benedicto XIII, y a toda la cristiandad, y convenció finalmente a Juan XXIII, con quien se reunió en Lodi a fines de noviembre para emitir la bula de convocatoria (Diciembre 9 de 1413) para un concilio general que se iniciaría el 1 de noviembre de 1414.

La posición de Juan mejoró gracias a la súbita muerte de Ladislao (6 de agosto de 1414), y pudo volver a Roma. Pero los cardenales alegaron que su presencia era necesaria en el concilio de Constanza, y que debería cumplir su promesa de presidirlo personalmente y de dirigir el tratamiento de todos los asuntos eclesiásticos. El día 1 de octubre de 1414, Juan salió hacia Constanza con una gran comitiva y provisto de abundantes recursos, pero con un corazón muy angustiado y lleno de tristes presentimientos. La timidez y la suspicacia habían tomado el lugar del espíritu guerrero que había mostrado en sus tiempos de cardenal. De camino a través del Tirol formó una alianza con Federico de Austria, quien estaba enemistado con Sigismundo. Juan y sus nueve cardenales entraron en Constanza el 29 de octubre de 1414 y el concilio se inauguró el 5 de noviembre. Las perspectivas del Papa de Pisa parecían cada día más inciertas. El Emperador no se había comprometido a nada permanente con Juan. En un tiempo había necesitado de este papa, por contar éste con la mayor cantidad de cardenales, pero, a partir del verano de 1413, había llegado a la conclusión de que la unidad sólo se podría promover si los tres que afirmaban tener derecho al torno pontificio fueran depuestos o abdicaran. En un inicio Juan dominó el concilio, mientras intentaba incrementar el número de sus seguidores a base de regalos y con ayuda de espías que le informaban sobre el carácter de sus miembros. No obstante, la hostilidad del concilio hacia él iba en aumento muy claramente. Los principales portavoces entre sus cardenales eran Pierre d'Ailly y Fillastre. Pero luego del arribo de Sigismundo incluso ellos expresaron sin ambages que la única manera de poner fin al cisma era por la abdicación de los tres papas.

En la segunda sesión del concilio Juan fue persuadido de leer en voz alta una promesa formal de abdicación voluntaria al papado (2 de marzo, 1415), y a repetir esa promesa en una bula el 8 de marzo. Pero el 20 de marzo huyó secretamente de Constanza a Schaffhausen, en los territorios del Duque Federico de Austria, y de ahí a Friburgo im Breisgau, que pertenecía al Duque de Burgundia, otro de sus seguidores. Habiendo causado tantos problemas al concilio, la huida de Juan únicamente incrementó la hostilidad en su contra, y mientras que él trataba de negociar algo respecto a su abdicación, sus seguidores fueron forzados a rendirse ante Sigismundo. Formalmente depuesto en la duodécima sesión, (29 de mayo de 1415), Juan entregó su dimisión y se encomendó a la misericordia del concilio. Varios escritos de sus opositores, así como los cargos formales del concilio, acusaron a Juan de crímenes muy graves. De conducta secularizada y ambiciosa, su vida moral no podía librarse de reproches, además de que sus métodos carentes de escrúpulo no eran congruentes con la importancia de su función. Eso no obstante, fueron exagerados en extremo los crímenes de los que sus adversarios y el concilio lo acusaron. Luego de su abdicación, se le conoció de nuevo como Baldassare Cossa y se encomendó su custodia al Palatino Luis, quien había sido siempre su enemigo. Este último lo tuvo preso en varios lugares: Rudolfzell, Gottlieben, Heidelberg y Mannheim. En la sesión cuadragésima segunda del concilio, el 28 de diciembre de 1417, después de la elección de Martín V, se decretó la liberación de Cossa. Pero no fue sino hasta el año siguiente que Juan recuperó su libertad. Enseguida se dirigió a Florencia, donde residía Martín V, y rindió a éste obediencia como cabeza de la Iglesia. El nuevo Papa lo nombró cardenal obispo de Tusculum, el día 23 de junio de 1419. Mas Cossa ya estaba muy agotado y falleció unos meses después en Florencia, donde fue enterrado en el baptisterio, a un lado de la catedral. Cosimo de Medici erigió una tumba magnífica en su memoria.

Vitæ Johannis XXIII en MURATORI, Rerum Ital. Scriptores, III, II, y en Liber Pontif., ed. DUCHESNE, II, 523 ss., 536 ss.; THEODORICUS DE NIEM, Historia de vita Joannis XXIII Pont. Max. Rom., ed. VON DER HARDT, Constantiense Concilium, II, pt. XV, 335 sqq.; HUNGER, Zur Gesch. Papst Johanns XXIII (Bonn, 1876); SCHWERDFEGER, Papst Johann XXIII und die Wahl Sigismunds zum römischen König (Viena, 1895); GÖLLER, König Sigismunds Kirchenpolitik vom Tode Bonifaz' IX bis zur Berufung des Konstanzer Konzils (Freiburg im Br., 1902); IDEM, Papst Johann XXIII u. König Sigismund im Sommer 1410 en Römische Quartalschrift (1903), 169 ss.; REINKE, Frankreich und Papst Johann XXIII (Münster, 1900); VALOIS, La France et le grand schisme d'Occident, IV (Paris, 1902); PASTOR, Gesch. der Päpste, I (4th ed.), 192 ss.; HOLLERBACH, Die gregorianische Partei, Sigismund und das Konstanzer Konzil in Röm. Quartalschrift (1909), Geschichte, 129 ss.; (1910), 3 ss. Véanse también las bibliografías correspondientes a CONSTANZA, CONCILO DE; PISA, CONCILIO DE; CISMA, OCCIDENTAL.

J.P. KIRSCH

Transcrito por Jim WGKofron

Con mi agradecimiento a St. Mary's Church, Akron, Ohio

Traducido por Javier Algara Cossío