Diferencia entre revisiones de «Hegelianismo»
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Dejando atrás la más bien abstracta consideración que Hegel hace en su "Lógica" del proceso de la Idea en sí al estudio de Ser como resultado y al final, conviene comenzar el estudio del proceso de la Idea allí donde ella se hace Lo Otro de Sí, es decir, en la Naturaleza. En ella, en la Naturaleza, la Idea se pierde a sí misma, al perder su unidad y por decirlo de alguna manera astillarse en miles de fragmentos. Ahora bien, la pérdida de la unidad es sólo aparente porque en realidad la idea solo ha ocultado su unidad. Estudiada filosóficamente, la Naturaleza se revela como el intento logrado de la Idea por emerger de su estado de Otredad, para presentársenos, de una manera mucho mejor, más plena y rica como Idea o Espíritu o Pensamiento. El Espíritu es, entonces, la meta de la Naturaleza, es también, la Verdad de la Naturaleza. Por que sea lo que fuere en la Naturaleza se realiza, de una manera más alta, el Pensamiento como emergiendo de la Naturaleza. | Dejando atrás la más bien abstracta consideración que Hegel hace en su "Lógica" del proceso de la Idea en sí al estudio de Ser como resultado y al final, conviene comenzar el estudio del proceso de la Idea allí donde ella se hace Lo Otro de Sí, es decir, en la Naturaleza. En ella, en la Naturaleza, la Idea se pierde a sí misma, al perder su unidad y por decirlo de alguna manera astillarse en miles de fragmentos. Ahora bien, la pérdida de la unidad es sólo aparente porque en realidad la idea solo ha ocultado su unidad. Estudiada filosóficamente, la Naturaleza se revela como el intento logrado de la Idea por emerger de su estado de Otredad, para presentársenos, de una manera mucho mejor, más plena y rica como Idea o Espíritu o Pensamiento. El Espíritu es, entonces, la meta de la Naturaleza, es también, la Verdad de la Naturaleza. Por que sea lo que fuere en la Naturaleza se realiza, de una manera más alta, el Pensamiento como emergiendo de la Naturaleza. | ||
Revisión de 17:30 21 oct 2020
Hegelianismo:
1. Vida y Obras de Hegel
Georg Wilhelm Friedrich Hegel nació en Stüttgart en 1770; murió en Berlín en 1831. Después de estudiar teología en Tübinga se dedicó sucesivamente al estudio de la filosofía contemporánea y al cultivo de los clásicos griegos. Luego de trabajar por cerca de siete años en varios lugares como tutor privado comenzó su carrera de profesor universitario en 1801. Su primer nombramiento fue en Jena. Después de una interrupción de un año, que pasó como editor de un periódico en la ciudad de Bamberg y un corto período como rector de un gimnasio en Nüremberg, fue nombrado profesor de filosofía en Heidelberg (1816), de donde fue transferido a la Universidad de Berlín en 1818.
Las principales obras de Hegel son su "Lógica" (Wissenschaft der Logik, 1816), su "Fenomenología del Espíritu" (Phanomenologie des Gesites, 1807), su "Enciclopedia" (Encyklopädie der philosophischen Wissenschaften, 1817) y su “Filosofía de la Historia” (Vorlesungen uber die Philosophie der Geschichte, 1820). Sus obras fueron recopiladas y publicadas por Rosenkranz en 19 vols., 1832-42, segunda edición 1840-54.
2. Propósito de su Filosofía
La filosofía de Hegel es un intento de reducir a una unidad más sintética el sistema de idealismo trascendental recibido de Kant, Fichte y Schelling. Kant había enseñado que, por lo que concierne a nuestra experiencia teórica, solo existen las apariencias de las cosas y el substrato noumenal desconocido e incognoscible de esas apariencias el "Ding-an-sich". Hegel comienza por asumir que, si sustituimos el criticismo destructivo de la experiencia teórica de Kant por un criticismo inmanente, productivo e incesantemente progresivo, se encontrará que la realidad noumenal no es un substrato incognoscible de las apariencias, sino un proceso siempre activo que, tanto en el pensamiento como en la realidad, pasa constantemente a su opuesto para retornar a una forma más plena y rica de sí mismo. Este proceso en su forma más desnuda y escueta es el ser; y en su forma más plena y rica es el espíritu, la mente absoluta, el Estado, la religión, la filosofía. La tarea de la filosofía consiste en trazar este proceso a través de todas sus sus etapas.
3. Su Método
El método de Hegel en filosofía consiste, por lo tanto, en seguir el desarrollo triádico (Entwicklung) de cada concepto y de cada cosa. Él espera que así la filosofía no contradirá a la experiencia sino que le dará a cada dato de experiencia su explicación filosófica, es decir, su última y verdadera explicación. Si, por ejemplo, queremos saber qué es la libertad, tomamos ese concepto donde lo encontramos por primera vez, en la acción desenfrenada del salvaje que no siente la necesidad de reprimir ningún pensamiento, sentimiento o tendencia a actuar. Luego encontramos que el salvaje ha renunciado a esta libertad a cambio de su opuesto, la restricción o, como él mismo lo considera, de la tiranía, de la civilización y la ley. En tercer lugar, en el ciudadano bajo el control de la ley, encontramos la tercera etapa de desarrollo, a saber, la libertad en un sentido superior y más pleno que en el que el salvaje la poseía, la libertad de hacer, decir y pensar muchas más cosas que estaban más allá del poder del salvaje.
En este proceso triádico notamos que el segundo paso es el opuesto directo, la aniquilación o al menos la negación del primero. Notamos también que la tercera etapa es la primera que regresa a sí misma en una forma más elevada, más verdadera, más rica y más plena. Por lo tanto, las tres etapas pueden denominarse: (1) en sí mismo (An-sich); (2) fuera de sí mismo (Anderssein); y (3) en y por sí mismo (An-und-fur-sich). Estas tres etapas se encuentran sucediéndose una a la otra a través de todo el espectro del pensamiento y del ser, desde el más abstracto proceso lógico hasta la concreta y más complicada actividad de la mente organizada en la sucesión de estados o en la producción de sistemas de filosofía.
4. Doctrina del Desarrollo
En lógica —que en realidad es una metafísica— debemos tratar acerca del proceso de desarrollo aplicado a la realidad en su forma más abstracta. En lógica tratamos con conceptos despojados de su contenido empírico: en lógica discutimos sobre el proceso in vacuo, por así decirlo. Así, al comienzo mismo de nuestro estudio de la realidad, encontramos el concepto lógico de ser. Ahora bien, ser no es un concepto estático, como suponía Aristóteles. Es esencialmente dinámico porque tiende por su propia naturaleza a pasar a la nada, y luego a retornar a sí mismo en el concepto superior, devenir. Para Aristóteles no hay nada más cierto que ser = ser, o, en otras palabras, que el ser es idéntico a sí mismo, que todo es lo que es. Hegel no niega esto; pero agrega que es igualmente cierto que el ser tiende a convertirse en su opuesto, la nada, y que ambos están unidos en el concepto devenir. Por ejemplo, para Aristóteles la verdad acerca de esta mesa es que es una mesa. Para Hegel, la verdad igualmente importante es que fue un árbol y será cenizas. Para Hegel toda la verdad es que el árbol se convirtió en una mesa y se convertirá en cenizas. Así, el devenir, no el ser, es la más alta expresión de la realidad. Es también la más alta expresión del pensamiento; porque solo entonces podemos alcanzar el pleno conocimiento de una cosa, cuando conocemos lo que fue, lo que es, y lo que será —en una palabra, cuando conocemos la historia de su desarrollo.
De la misma manera que el ser y la nada se desarrollan al concepto superior de devenir, así, más adelante en la escala de desarrollo, la vida y la mente aparecen como los terceros términos del proceso y a su vez se desarrollan a formas superiores de sí mismas. Pero uno no puede evitar preguntarse: ¿qué es lo que se desarrolla o es desarrollado? Su nombre, responde Hegel, es diferente en cada etapa. En su forma más baja es ser, en una superior es vida, y en una aún más alta es la mente. Lo único siempre presente es el proceso (das Werden). Sin embargo, podemos llamar al proceso por el nombre de espíritu (Geist) o idea (Begriff) al Proceso. Incluso se le puede llamar también Dios, porque al menos en el tercer término de cada desarrollo triádico el proceso es Dios.
5. División de la Filosofía
La primera y más amplia consideración del proceso de espíritu, Dios o idea nos revela la verdad de que la idea debe ser estudiada: (1) en sí misma; este es el tema de la lógica o metafísica; (2) fuera de sí, en la naturaleza; este es el tema de la filosofía de la naturaleza; y (3) en y por sí misma, como mente; este es el tema de la filosofía de la mente (Geistesphilosophie).
6. Filosofía de la Naturaleza
Dejando atrás la más bien abstracta consideración que Hegel hace en su "Lógica" del proceso de la Idea en sí al estudio de Ser como resultado y al final, conviene comenzar el estudio del proceso de la Idea allí donde ella se hace Lo Otro de Sí, es decir, en la Naturaleza. En ella, en la Naturaleza, la Idea se pierde a sí misma, al perder su unidad y por decirlo de alguna manera astillarse en miles de fragmentos. Ahora bien, la pérdida de la unidad es sólo aparente porque en realidad la idea solo ha ocultado su unidad. Estudiada filosóficamente, la Naturaleza se revela como el intento logrado de la Idea por emerger de su estado de Otredad, para presentársenos, de una manera mucho mejor, más plena y rica como Idea o Espíritu o Pensamiento. El Espíritu es, entonces, la meta de la Naturaleza, es también, la Verdad de la Naturaleza. Por que sea lo que fuere en la Naturaleza se realiza, de una manera más alta, el Pensamiento como emergiendo de la Naturaleza.
Filosofía y Espíritu La filosofía del Espíritu comienza con la consideración del espíritu individual, subjetivo. Este es muy pronto percibido, sin embargo, como el primer paso, el paso del en sí, del espíritu. El paso siguiente es el del espíritu objetivo, o espíritu objetivado en la ley, la moralidad y el Estado. Este es el espíritu como fuera de sí mismo. Luego sigue el espíritu como Espíritu Absoluto o estado en el que el Espíritu se yergue sobre todas las limitaciones de la naturaleza y de las instituciones y se hace sujeto de sí mismo en el arte, la religión y la filosofía. En efecto, la esencia del Espíritu es la libertad, y su desarrollo sólo puede consistir en su romper y su alejarse de las restricciones que le han sido impuestas al haberse hecho Otro en la Naturaleza y en las Instituciones humanas.
Filosofía de la Historia La filosofía del Estado de Hegel, su teoría de la historia, en su consideración del Espíritu Absoluto son las partes más interesantes de su filosofía y unas de las más fáciles de entender. El Estado, dice, es Espíritu Objetivo. El espíritu individual, que, en razón de sus pasiones, prejuicios, y ciegos impulsos, es sólo en parte libre, sujeto del yugo de la necesidad -lo opuesto a la libertad- solo puede alcanzar su plena realización por medio de la libertad del ciudadano. Este yugo de la necesidad se expresa primero como reconocimiento de los derechos de los otros, luego como moralidad, y finalmente como moral social, en la que la primera institución es la familia. La suma de familias forma la sociedad civil, que, sin embargo, pese a su forma imperfecta de organización se compara con el Estado. El Estado es el cuerpo social perfecto de la Idea, y en este momento del proceso es Dios Mismo. El Estado, estudiado en sí mismo, pone a nuestra consideración la ley constitucional. En relación con otros Estados, desarrolla la ley internacional; y en su curso general a través de las vicisitudes de la historia pasa a través de lo que Hegel llama "Dialéctica de la Historia". Hegel enseña que la Constitución es el espíritu colectivo de la nación y que el gobierno es el cuerpo de tal espíritu. Cada nación tiene su propio espíritu individual, y el más grande de los crímenes es el acto por el cual el tirano o el conquistador apagan el espíritu de la nación. La Guerra, enseña, es un medio indispensable de progreso político. Ella es una crisis en el desarrollo de la idea que toma cuerpo en los diferentes Estados, y sale victorioso de esta crisis, ciertamente el mejor de los Estados. La "base" del desarrollo histórico es, entonces, racional, puesto que el Estado es el cuerpo de la razón como espíritu. Todos los aparentemente contingentes eventos de la historia son en realidad pasos lógicos en el desarrollo de la razón soberana que es corporizada por el Estado. Pasiones, impulsos, intereses, carácter, personalidad - todos ellos son la expresión de la razón o instrumentos que la razón forma para su propio uso. Nosotros, por tanto, para entender los acontecimientos históricos debemos verlos como el duro, desagradable trabajo de la razón hacia la plena realización de sí misma en perfecta libertad. En consecuencia, podemos interpretar en puros términos racionales, y disponer en categorías lógicas la sucesión de los eventos históricos. De esta manera, una amplia visión de la historia revela tres importantes pasos de desarrollo. La monarquía Oriental (el paso de la unidad, de la supresión de la libertad), la democracia Griega (el paso de la expansión, en que la libertad estaba perdida en una demagogia inestable) y la monarquía constitucional Cristiana (que representa la reintegración de la libertad en el gobierno constitucional).
Filosofía del Espíritu Absoluto. También en el Estado, el espíritu está limitado por la sujeción a otros espíritus. El estado es la etapa final en el proceso de adquisición de la libertad, y recibe el nombre de Espíritu Absoluto en el arte, en la religión y en la filosofía, en la que se hace sujeto de sí mismo. En el arte, el espíritu opera una intuitiva contemplación de sí mismo y la expresa en el arte material, y el desarrollo de las artes ha sido condicionado por la siempre creciente "docilidad" con que el arte material se ayuda a sí mismo en la actualización del espíritu o idea. En religión, el espíritu siente la superioridad de sí mismo frente a las limitaciones particulares de las cosas finitas. Aquí, como en la filosofía de la historia, hay tres grandes momentos, religión Oriental, que exagera la idea de infinito, la religión Griega, que da una indebida importancia a lo finito, y el Cristianismo, que representa la unión de lo infinito y lo finito. Por encima de ellas, el Espíritu Absoluto, como filosofía, trasciende los límites impuestos a él también en el sentimiento religioso, y, descartando la representación intuitiva, alcanza toda la verdad bajo la forma de la razón. Sea lo que fuere de la verdad tanto en el arte como en la religión esta es contenida en la filosofía, de una manera mucho más alta y más libre de todas sus limitaciones. La filosofía es, entonces, "la más alta, libre y sabia fase de la unión del espíritu subjetivo y objetivo, y el fin último de todo desarrollo".
Escuela Hegeliana Los seguidores inmediatos de Hegel en Alemania son generalmente divididos entre "Hegelianos de izquierda" y "Hegelianos de derecha". La Derecha hegeliana desarrolló su filosofía a lo largo de líneas que ellos consideraron de acuerdo con las enseñanzas Cristianas. Son ellos Goschel, Gabler, Rosenkranz, y Johann Eduard Erdmann. La Izquierda acentuó las tendencias anti-Cristianas del sistema Hegeliano y desarrollo las escuelas Materialistas, Socialistas, Racionalistas y el Panteísmo. Ellos son Feuerbach, Richter, Karl Marx, Bruno Bauer, y Strauss. En Inglaterra, el Hegelianismo fue representado durante el siglo diecinueve por Stirling, Thomas Hill Green, John Caird, Edward Caird, Nettleship, McTaggart, y Baillie. Entre estos el más importante es Thomas Hill Green. El Hegelianismo en América es representado por Thomas Watson y William T. Harris. En su más reciente forma parece tomar su inspiración de Thomas Hill Green, y cualquiera que sea la influencia que ejerce ella es opuesta a la tendencia pragmática prevalente. En Italia el movimiento Hegeliano ha tenido muchos adherentes distinguidos, el más notable entre ellos es Benedetto Croce, quien como exponente del Hegelianismo ocupa en su país la posición ocupada en Francia por Vicherot hacia el final del siglo diecinueve. Entre los filósofos católicos que fueron influenciados por Hegel el más prominente es Georg Hermes y Antón Gunter. Sus doctrinas en especial su rechazo de la distinción entre natural y sobrenatural, fueron rechazadas por la Iglesia.
Influencia de Hegel La gran influencia de Hegel se debe en gran medida a la indudable vastedad del esquema de la síntesis filosófica que concibió y parcialmente realizó. Una filosofía que emprende la tarea de organizar bajo la forma singular de desarrollo triádico cada parcela del conocimiento, desde la más abstracta lógica hasta la filosofía de la historia, posee un gran atractivo para aquellos que están inclinados hacia la metafísica. Pero la influencia de Hegel es también debida en gran medida a dos circunstancias extrínsecas. Su filosofía es la máxima expresión de aquel espíritu de colectivismo que caracterizó el siglo diecinueve, y es también la aplicación más extendida del principio de desarrollo que dominó el pensamiento del siglo diecinueve en literatura, ciencia e incluso en teología. En teología, especialmente, Hegel revolucionó el método de investigación. La aplicación de su noción de desarrollo al criticismo Bíblico y a la investigación histórica es obvia para cualquiera que compara el espíritu y el propósito de la teología contemporánea con el espíritu y propósito de la literatura teológica de la primera mitad del siglo diecinueve. En ciencia, también, en literatura la substitución de la categoría del hacerse por la categoría se ser es en verdad un hecho patente, y es debida a la influencia del método de Hegel. En economía política y en la ciencia política el efecto de la concepción colectivista del estado en Hegel suplantó en larga medida la concepción individualista que había dominado desde el siglo dieciocho hasta el diecinueve. Si estos cambios fueron para bien o para mal está por juzgarse. Muchos de ellos han ciertamente causado tanto mal, en especial en teología, en nuestros días, que uno puede difícilmente osar esperar que él será en el futuro productor de beneficios en filosofía y en el método científico.
Valoración de la filosofía de Hegel La amplitud del plan Hegeliano lo condena al fracaso. "Sólo lo racional es real" fue la frase favorita de Hegel. Significa que toda la realidad es susceptible de ser expresada en categorías racionales. Este es un Gnosticismo mucho más prejudicial para las concepciones cristianas que el Agnosticismo de Huxley y Spencer. Implica que Dios, siendo real, debe ser susceptible de comprensión por el espíritu finito. Implica, además, como el mismo Hegel lo admite, que Dios sólo es en la medida en que es concebido bajo la categoría del hacerse; Dios es proceso. Esta doctrina es la que pone a su sistema inmediatamente fuera de cualquier gran sistema metafísico y la que la hace incompatible con el pensamiento Cristiano, y es por ella por la que el sistema Hegeliano debe ser juzgado. Hegel pretende lo imposible. Una completa síntesis de la realidad en términos de razón solo es posible para una mente infinita. El hombre, cuyo poder menta es finito, debe contentarse con una síntesis parcialmente completa de la realidad y debe aprender en su limitación que para alcanzar el conocimiento completo debe aprender que Dios, que está por encima de su síntesis racional y desafía las limitaciones de sus categorías, es el objeto de la fe más que del conocimiento.
Bibliografía: Hegel's Werke, ed. ROSENKRANZ (Berlín, 1832-42; 2da ed., 1840-54); Hegel's Briefwechsel, ed. K. HEGEL (19 vols., Berlín, 1887); traducciones de varias de las obras de Hegel hechas por HARRIS en el Journal of Speculative Philosophy (San Luis, 1867-71); varios tratados traducidos por WALLACE, Logic of Hegel (Oxford, 1892); IDEM, Hegel's Philosophy of Mind (Oxford, 1894); y SIBREE, Philosophy of History (Londres, 1860, 1884). La major exposición en inglés de la filosofía de Hegel es CAIRD, Hegel in Blackwood's Philosophical Classics (Edimburgo y Filadelfia, 1896); STIRLING, Secret of Hegel (2 vols., Londres, 1865) es difícil de leer. Consulte también a FISCHER, Hegel (Heidelberg, 1898-1901); Mind, especialmente la nueva serie; SETH, Hegelianism and Personality (2da ed., Londres, 1893); MORRIS, Hegel's Philosophy of the State and of History in Grigg's Classics (Chicago, 1887); HIBBEN, Hegel's Logic (New York, 1892); TURNER, History of Philosophy (Boston, 1903), pp. 560-583.
Fuente: Turner, William. "Hegelianism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7, págs. 192-194. New York: Robert Appleton Company, 1910. 22 Oct. 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/07192a.htm>.
Traducido por José Octavio Lara, Pbro. lmhm