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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Alumbrados»

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'''Alumbrados''' (o iluminados]] es el nombre asumido por algunos falsos [[misticismo |místicos]] que aparecieron en [[España]] en el siglo XVI, los cuales reclamaban tener relación directa con [[Dios]].  Sostenían que el [[alma]] [[hombre |humana]] puede alcanzar tal grado de [[Perfección Cristiana y Religiosa |perfección]] que incluso en la [[vida]] presente [[contemplación |contempla]] la esencia de Dios y comprende el [[misterio]] de la [[Santísima Trinidad]].  Declaraban que todo culto externo es superfluo, la recepción de los [[sacramentos]] es inútil y el [[pecado]] es imposible en ese estado de perfecta unión con quien es la perfección misma.  Uno puede abandonarse a los placeres carnales y cometer otras acciones pecaminosas libremente sin que ello manche el alma. La más alta perfección a la que puede aspirar el [[cristianismo |cristiano]] es la eliminación de toda actividad, la pérdida de la [[Individuo, Individualidad |individualidad]] y la total absorción en Dios (Vea [[quietismo |QUIETISMO]]).
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'''Alumbrados''' (o iluminados) es el nombre asumido por algunos falsos [[misticismo |místicos]] que aparecieron en [[España]] en el siglo XVI, los cuales reclamaban tener relación directa con [[Dios]].  Sostenían que el [[alma]] [[hombre |humana]] puede alcanzar tal grado de [[Perfección Cristiana y Religiosa |perfección]] que incluso en la [[vida]] presente [[contemplación |contempla]] la esencia de Dios y comprende el [[misterio]] de la [[Santísima Trinidad]].  Declaraban que todo culto externo es superfluo, la recepción de los [[sacramentos]] es inútil y el [[pecado]] es imposible en ese estado de perfecta unión con quien es la perfección misma.  Uno puede abandonarse a los placeres carnales y cometer otras acciones pecaminosas libremente sin que ello manche el alma. La más alta perfección a la que puede aspirar el [[cristianismo |cristiano]] es la eliminación de toda actividad, la pérdida de la [[Individuo, Individualidad |individualidad]] y la total absorción en Dios (Vea [[quietismo |QUIETISMO]]).
  
 
Una jovencita campesina conocida como La Beata de Piedrahita (m. 1511), se cita entre los primeros seguidores de estos [[error]]es; aunque no hay [[certeza]] de que ella fese culpable de [[herejía]].  En [[Toledo]], que fue uno de los principales centros del iluminismo, se dice que Isabel de la Crua realizó una propaganda activa.  Más famosa aún fue Magdalena de la Cruz, una [[Clarisas Pobres |clarisa pobre]] de Aguilar, en las cercanías de [[Córdoba]], quien, sin embargo, en 1546 [[abjuración |abjuró]] solemnemente de la herejía.  Los errores ganaron terreno tan rápidamente que la [[Inquisición]] procedió con energía implacable contra todos los sospechosos, citando incluso ante su tribunal a [[San Juan de Ávila]] y [[San Ignacio de Loyola]]. A pesar de esta acción decidida, sin embargo, la herejía se mantuvo hasta mediados del siglo XVII y algunas de sus características reaparecen en el [[quietismo]] del españoles [[Miguel de Molinos]].
 
Una jovencita campesina conocida como La Beata de Piedrahita (m. 1511), se cita entre los primeros seguidores de estos [[error]]es; aunque no hay [[certeza]] de que ella fese culpable de [[herejía]].  En [[Toledo]], que fue uno de los principales centros del iluminismo, se dice que Isabel de la Crua realizó una propaganda activa.  Más famosa aún fue Magdalena de la Cruz, una [[Clarisas Pobres |clarisa pobre]] de Aguilar, en las cercanías de [[Córdoba]], quien, sin embargo, en 1546 [[abjuración |abjuró]] solemnemente de la herejía.  Los errores ganaron terreno tan rápidamente que la [[Inquisición]] procedió con energía implacable contra todos los sospechosos, citando incluso ante su tribunal a [[San Juan de Ávila]] y [[San Ignacio de Loyola]]. A pesar de esta acción decidida, sin embargo, la herejía se mantuvo hasta mediados del siglo XVII y algunas de sus características reaparecen en el [[quietismo]] del españoles [[Miguel de Molinos]].

Última revisión de 20:48 29 sep 2016

Alumbrados (o iluminados) es el nombre asumido por algunos falsos místicos que aparecieron en España en el siglo XVI, los cuales reclamaban tener relación directa con Dios. Sostenían que el alma humana puede alcanzar tal grado de perfección que incluso en la vida presente contempla la esencia de Dios y comprende el misterio de la Santísima Trinidad. Declaraban que todo culto externo es superfluo, la recepción de los sacramentos es inútil y el pecado es imposible en ese estado de perfecta unión con quien es la perfección misma. Uno puede abandonarse a los placeres carnales y cometer otras acciones pecaminosas libremente sin que ello manche el alma. La más alta perfección a la que puede aspirar el cristiano es la eliminación de toda actividad, la pérdida de la individualidad y la total absorción en Dios (Vea QUIETISMO).

Una jovencita campesina conocida como La Beata de Piedrahita (m. 1511), se cita entre los primeros seguidores de estos errores; aunque no hay certeza de que ella fese culpable de herejía. En Toledo, que fue uno de los principales centros del iluminismo, se dice que Isabel de la Crua realizó una propaganda activa. Más famosa aún fue Magdalena de la Cruz, una clarisa pobre de Aguilar, en las cercanías de Córdoba, quien, sin embargo, en 1546 abjuró solemnemente de la herejía. Los errores ganaron terreno tan rápidamente que la Inquisición procedió con energía implacable contra todos los sospechosos, citando incluso ante su tribunal a San Juan de Ávila y San Ignacio de Loyola. A pesar de esta acción decidida, sin embargo, la herejía se mantuvo hasta mediados del siglo XVII y algunas de sus características reaparecen en el quietismo del españoles Miguel de Molinos.


Bibliografía: MENENDEZ Y PELAYO, Historia de los Heterodoxos Españoles (Madrid, 1880), II, 521-585; III, 403-408; SCHUTZ en Kirchenlexikon, s.v. Erleuchtete; MORONI, Dizionario di erud. stor.-ecclesiastico.

Fuente: Weber, Nicholas. "Illuminati." The Catholic Encyclopedia. Vol. 16 (Index). New York: The Encyclopedia Press, 1914. 29 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/16046a.htm>.

Traducido por Javier Algara Cosío