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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Personalidad»

De Enciclopedia Católica

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(Constituyentes Físicos de la Personalidad)
(Teorías no Escolásticas de Personalidad)
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==Teorías no Escolásticas de Personalidad==
 
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Muchas [[escuelas]] de [[filosofía]] modernas afirman que la personalidad está constituida no por una realidad subyacente que la auto-conciencia nos revela, sino por la auto-conciencia misma o por operaciones [[intelecto |intelectuales]]; Locke afirmaba que la personalidad es determinada y constituida por la identidad de [[conciencia]].    Sin negar la existencia del [[alma]] como principio substancial que subyace en el estado de conciencia, negó que esta identidad de sustancia tuviese ninguna preocupación por la identidad personal.  De lo que se ha dicho más arriba, está claro que la conciencia es una manifestación no el principio, de esa unidad del ser que constituye la personalidad. Es un estado, y presupone algo de lo que es un estado.  La opinión de Locke y teorías afines están en conflicto con la [[revelación]] [[cristianismo |cristiana]], en que, como en el Verbo encarnado hay dos [[intelecto]]s y dos "operaciones", por lo tanto hay dos conciencias.  De ahí que si aceptamos la definición de personalidad de Locke, habría dos [[persona]]s. 
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Desde la teoría de Locke sólo hubo un paso para la negación de cualquier [[substancia]] permanente subyacente a los estados percibidos.    Para Hume la única realidad cognoscible consiste en la sucesión de pensamientos y sentimientos conscientes; ya que estos están cambiando constantemente, se desprende que no hay tal cosa como la permanencia del ego.  En consecuencia, la impresión de una identidad permanente es una mera ficción. Sin embargo, los teóricos posteriores no podían consentir en esta demolición absoluta; de alguna manera había que encontrar una explicación de la [[conciencia]] de unidad.  Por lo tanto, Mill afirmó que la personalidad consiste en una serie de estados "consciente de sí mismos como una serie".    Según James, la personalidad es una cosa del momento, que consiste en el pensamiento del momento: "El pensamiento que pasa es en sí mismo el pensador".  Pero cada pensamiento se transmite a sí mismo y todo su contenido a su sucesor inmediato, que así conoce y comprende todo lo anterior.  De este modo se establece el "flujo de conciencia" que a su juicio constituye la unidad del ego.  Además de las dificultades fundamentales que tienen en común, cada una de estas teorías está abierta a objeciones que le son propias.  ¿Cómo puede un número de estados, es decir, de eventos ''ex hypothesi'' entitativamente distintos unos de otros, ser conscientes de sí mismos colectivamente como una unidad?  Del mismo modo, en la teoría de James, pensamientos sucesivos son entidades distintas. Como por tanto ningún pensamiento está siempre presente al que le precede, ¿cómo lo [[conocimiento |conoce]] sin algún principio de unidad subyacente que los conecte?
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Además, James no [[creencia |cree]] en estados inconscientes de la [[mente]]. ¿En qué sentido entonces todos los pensamientos "conocen" a todos sus predecesores? Ciertamente, no está consciente de hacerlo.  Pero la objeción fundamental para todas estas teorías es que, mientras pretenden explicar todos los fenómenos de la auto-conciencia, su testimonio más importante, a saber, que a un yo que no es el pensamiento, que posee el pensamiento, y que es percibido inmediatamente en el acto de reflexión sobre el pensamiento, se trate como una mera ficción.  Contra cualquier tal posición se pueden presentar todos los argumentos para la [[naturaleza]] permanente y unitaria del yo.  La escuela moderna de los [[psicología |psicólogos]] empíricos muestran una cierta reacción contra los sistemas que le niegan a la personalidad una base en la [[substancia]]. Así Ribot: "Dejemos a un lado las hipótesis que hacen del ego ‘un conjunto de sensaciones', o estados de [[conciencia]], como se repite a menudo siguiendo a Hume Esto es… considerar los efectos como su causa... "(Diseases of Personality, 85).  Para ellos la unidad del ego se basa simplemente en la unidad del organismo. "El organismo, y el cerebro, como su más alta representación, constituyen la personalidad real" (op. cit., 154).  Un sistema que ignora la existencia del [[alma]] [[hombre |humana]] fracasa en explicar los fenómenos de conciencia, [[idea]]s abstractas, juicio e inferencia puramente intelectuales. Estos requieren un principio simple, es decir, no extendido, y por lo tanto irrelevante. Las diversas teorías que hemos considerado hacen que toda la personalidad consista en lo que es realmente una parte de ella.  Sus componentes sustanciales son el [[alma]] y el cuerpo; sus componentes [[accidente |accidentales]] son todas las sensaciones, emociones, pensamientos, [[voluntad |voliciones]], de hecho todas las experiencias de este ''compositum''.
  
 
==Anormalidades de Conciencia==
 
==Anormalidades de Conciencia==

Revisión de 13:34 8 sep 2016

Este artículo se propone dar una explicación de:

  • (1)Constituyentes físicos de la personalidad de acuerdo con la teoría escolástica
  • (2)Conceptos de personalidad que se oponen a la teoría
  • (3)Anormalidades de conciencia con referencia a su efecto sobre las teorías de personalidad

Constituyentes Físicos de la Personalidad

La personalidad de un ser humano es aquello de lo que tiene conocimiento bajo el concepto del "yo". Es esa entidad, sustancial, permanente, unitaria, que es el sujeto de todos los estados y actos que constituyen su vida completa. Una apelación a la auto-conciencia nos muestra que hay un sujeto tal del cual el pensamiento, la voluntad y el sentimiento son modificaciones. Es substancial, es decir, no uno o todos los estados cambiantes, sino la realidad que subyace a ellos, pues nuestra auto-conciencia testifica que, además de percibir el pensamiento, tiene percepción inmediata en el mismo acto del sujeto al que pertenece el pensamiento. Al igual que ninguna moción puede ser aprehendida sin alguna clase de aprehensión del objeto movido, así la percepción del pensamiento lleva consigo la percepción del pensador. Los estados cambiantes son reconocidos como determinaciones del "yo", y el concepto mismo de una determinación implica la presencia de algo determinado, algo que no es en sí mismo una determinación, es decir, una substancia. Es permanente, porque aunque uno puede decir: "Estoy completamente cambiado", cuando se refiere a un estado anterior, todavía uno sabe que el “yo” en cuestión es todavía el mismo númerica y esencialmente, aunque con ciertas diferencias sobreañadidas.

Esta permanencia es evidente a partir de una consideración de nuestros procesos mentales. Cada acto de la memoria intelectual implica un reconocimiento del hecho de que yo, pensando ahora, soy el “mismo” que el que tuvo la experiencia que se evoca. Mis experiencias previas se refieren a algo que no ha pasado como han pasado, a mi propio yo o personalidad. A partir de esta permanencia surge la conciencia del yo como un principio unitario. Aquel a quien pertenecen todas las variaciones de estado es percibido como una entidad completa en sí misma y distinta de todas las demás. La unidad de la conciencia no constituye sino que manifiesta la unidad del ser. El principio físico de esta permanencia y unidad es la sustancia simple, espiritual, inmutable del alma racional. Esto no significa, sin embargo que el alma es idéntica al yo personal. Se reconocen como modificaciones del yo no simplemente los actos de pensamiento y volición, sino también las sensaciones, de las cuales el sujeto inmediato es el cuerpo animado. Incluso en su propia esfera peculiar el alma trabaja en conjunto con el cuerpo; el razonamiento intelectual es acompañado y condicionado por las imágenes sensoriales. La personalidad de un ser humano, entonces, consiste físicamente de alma y cuerpo. De éstos, el cuerpo es lo que se denomina en el lenguaje escolástico la "materia", el principio determinable; el alma es la "forma", el principio determinante. El alma es no simplemente el asiento de las principales funciones de la persona ---pensamiento y voluntad; también determina la naturaleza y funcionamiento del cuerpo. A su permanencia se debe la unidad permanente de toda la personalidad, a pesar de la desintegración constante y reconstrucción del cuerpo. Aunque no es, por lo tanto, el único constituyente de la personalidad, el alma es su principio formal. Finalmente, para la completa constitución de la personalidad este compositum debe existir de tal modo que sea ”subsistente” (vea PERSONA).

Teorías no Escolásticas de Personalidad

Muchas escuelas de filosofía modernas afirman que la personalidad está constituida no por una realidad subyacente que la auto-conciencia nos revela, sino por la auto-conciencia misma o por operaciones intelectuales; Locke afirmaba que la personalidad es determinada y constituida por la identidad de conciencia. Sin negar la existencia del alma como principio substancial que subyace en el estado de conciencia, negó que esta identidad de sustancia tuviese ninguna preocupación por la identidad personal. De lo que se ha dicho más arriba, está claro que la conciencia es una manifestación no el principio, de esa unidad del ser que constituye la personalidad. Es un estado, y presupone algo de lo que es un estado. La opinión de Locke y teorías afines están en conflicto con la revelación cristiana, en que, como en el Verbo encarnado hay dos intelectos y dos "operaciones", por lo tanto hay dos conciencias. De ahí que si aceptamos la definición de personalidad de Locke, habría dos personas.

Desde la teoría de Locke sólo hubo un paso para la negación de cualquier substancia permanente subyacente a los estados percibidos. Para Hume la única realidad cognoscible consiste en la sucesión de pensamientos y sentimientos conscientes; ya que estos están cambiando constantemente, se desprende que no hay tal cosa como la permanencia del ego. En consecuencia, la impresión de una identidad permanente es una mera ficción. Sin embargo, los teóricos posteriores no podían consentir en esta demolición absoluta; de alguna manera había que encontrar una explicación de la conciencia de unidad. Por lo tanto, Mill afirmó que la personalidad consiste en una serie de estados "consciente de sí mismos como una serie". Según James, la personalidad es una cosa del momento, que consiste en el pensamiento del momento: "El pensamiento que pasa es en sí mismo el pensador". Pero cada pensamiento se transmite a sí mismo y todo su contenido a su sucesor inmediato, que así conoce y comprende todo lo anterior. De este modo se establece el "flujo de conciencia" que a su juicio constituye la unidad del ego. Además de las dificultades fundamentales que tienen en común, cada una de estas teorías está abierta a objeciones que le son propias. ¿Cómo puede un número de estados, es decir, de eventos ex hypothesi entitativamente distintos unos de otros, ser conscientes de sí mismos colectivamente como una unidad? Del mismo modo, en la teoría de James, pensamientos sucesivos son entidades distintas. Como por tanto ningún pensamiento está siempre presente al que le precede, ¿cómo lo conoce sin algún principio de unidad subyacente que los conecte?

Además, James no cree en estados inconscientes de la mente. ¿En qué sentido entonces todos los pensamientos "conocen" a todos sus predecesores? Ciertamente, no está consciente de hacerlo. Pero la objeción fundamental para todas estas teorías es que, mientras pretenden explicar todos los fenómenos de la auto-conciencia, su testimonio más importante, a saber, que a un yo que no es el pensamiento, que posee el pensamiento, y que es percibido inmediatamente en el acto de reflexión sobre el pensamiento, se trate como una mera ficción. Contra cualquier tal posición se pueden presentar todos los argumentos para la naturaleza permanente y unitaria del yo. La escuela moderna de los psicólogos empíricos muestran una cierta reacción contra los sistemas que le niegan a la personalidad una base en la substancia. Así Ribot: "Dejemos a un lado las hipótesis que hacen del ego ‘un conjunto de sensaciones', o estados de conciencia, como se repite a menudo siguiendo a Hume Esto es… considerar los efectos como su causa... "(Diseases of Personality, 85). Para ellos la unidad del ego se basa simplemente en la unidad del organismo. "El organismo, y el cerebro, como su más alta representación, constituyen la personalidad real" (op. cit., 154). Un sistema que ignora la existencia del alma humana fracasa en explicar los fenómenos de conciencia, ideas abstractas, juicio e inferencia puramente intelectuales. Estos requieren un principio simple, es decir, no extendido, y por lo tanto irrelevante. Las diversas teorías que hemos considerado hacen que toda la personalidad consista en lo que es realmente una parte de ella. Sus componentes sustanciales son el alma y el cuerpo; sus componentes accidentales son todas las sensaciones, emociones, pensamientos, voliciones, de hecho todas las experiencias de este compositum.

Anormalidades de Conciencia

Bibliografía: MYERS, Human Personality and its Survival of Bodily Death, I (Londres, 1903), II y apéndice; RIBOT, Les Maladies de la Personnalité (París, 1885), tr. The Diseases of Personality (Chicago, 1906); MAHER, Psychology (Londres, 1903); ROURE, Etudes, LXXV, 35, 492, 636; RICHMOND, An Essay on Personality as a Philosophical Principle (Londres, 1900); ILLINGWORTH, Personality, Human and Divine (Londres, 1894), i, ii; HARPER, Metaphysics of the School, bk. V (Londres, 1879), II, III; BINET, Les Altérations de la Personnalité (Paris, 1892), tr. (Londres, 1896); On Double Consciousness (Chicago, 1905).

Fuente: Geddes, Leonard. "Personality." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11, pp. 727-729. New York: Robert Appleton Company, 1911. 6 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/11727b.htm>.

Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina