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Lunes, 25 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Nombre de María»

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==Origen y etimología==
 
==Origen y etimología==
  

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El Dulce nombre de María - Cristóbal de Villalpando.jpg

Origen y etimología

La Bendita Virgen María es la madre de Jesucristo, la madre de Dios.

La forma hebrea del nombre es Miryam, que denota en el Antiguo Testamento sólo la hermana de Moisés. En 1 Crón. 4,17 el texto masorético le aplica el mismo nombre al hijo de Yalón, pero como la Versión de los Setenta transcribe este nombre como Maron, debemos inferir que la ortografía del texto hebreo ha sido alterada por los transcriptores. La misma versión traduce Miryam por Marian, una forma análoga a la palabra siríaca y aramea Maryam. En el Nuevo Testamento el nombre de la Virgen María es siempre Mariam, excepto en el Códice Vaticano y en el Códice Bezae seguido por unos pocos críticos que leen María en Lucas 2,19. Posiblemente los evangelistas mantuvieron la forma arcaica del nombre de la Santísima Virgen, para distinguirla de las otras mujeres que llevaban el mismo nombre. La Vulgata traduce el nombre como María, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo; Josefo (Ant. Jud., II, IX, 4) cambia el nombre a Mariamme.

Es antecedentemente probable que Dios le haya elegido a María un nombre adecuado a su alta dignidad. Lo que se ha dicho sobre la forma del nombre María muestra que por su significado hay que investigar el significado de la forma hebrea Miryam. Bardenhewer ha publicado una monografía muy satisfactoria sobre el asunto, en la cual explica y discute sobre setenta diferentes significados del nombre miryam (Der name Maria. Geschichte der Deutung desselben. Friburgo, 1895), de la cual podremos dar aquí sólo un bosquejo. Fr. Von Hummelauer (in Exod. et Levit., París, 1897, p. 161) menciona la posibilidad de que miryam pueda ser de origen egipcio. Moisés, Aarón y su hermana nacieron en Egipto; el nombre Aarón no puede ser explicado a partir del hebreo; la hija del faraón le puso el nombre Moisés al niño que ella había salvado de las aguas del Nilo; de ahí que es posible que el nombre de su hermana María fuese también de origen egipcio. Esto parece ser incluso probable si tenemos en cuenta el hecho de que el nombre María no lo llevaba ninguna mujer en el Antiguo Testamento con excepción de la hermana de Moisés. Pero la pregunta de ¿por qué el nombre de María no fue más común en el Antiguo Testamento, si es de origen hebreo?, se contesta con otra pregunta, ¿por qué los padres de María y otros mencionados en el Nuevo Testamento escogieron el nombre de María, si la palabra era egipcia? Aunque el significado de María tal como se deriva del egipcio Mery, Meryt (querida, amada), es el más adecuado para una hija única, tal derivación es sólo posible, o al menos apenas probable.

La mayoría de los intérpretes derivan el nombre María del hebreo, considerándolo ya sea como una palabra compuesta o como una simple. Miryam ha sido considerado como compuesto como un sustantivo y un sufijo pronominal, o de un sustantivo y un adjetivo, o además de dos nombres. Gesenio fue el primero en considerar Miryam como un compuesto del nombre meri y el sufijo pronominal am; esta palabra realmente aparece en Neh. 9, 17, y significa "su rebelión". Pero tal expresión no es un nombre apropiado para una muchacha. Gesenio mismo abandonó esta explicación, pero fue adoptada por algunos de sus seguidores, por ejemplo, por J. Grimm (Das Leben Jesu; sec. edit., I, 414-431, Regensburgo, 1890) y Schanz (Comment. uber d. Ev. d. hl. Matthäus, p. 78, Friburgo, 1879). Uno de los significados asignados al nombre María en la edición de las obras de San Jerónimo de Martianay (S. Hier. opp., t. II, Parisiis, 1699, 2°, cols. 109-170, 181-246, 245-270) es pikra thalassa, mar amargo. Debido a la condición corrupta en que San Jerónimo encontró la "Onomastica" de Filo y de Orígenes, que de cierto modo re-editó, es difícil decir si la interpretación “mar amargo” se debe realmente a alguna de estas dos autoridades; de todos modos, se basa en la presunción de que el nombre miryam se compone de las palabras hebreas mar (amargo) y yam (mar). Puesto que en hebreo el adjetivo sigue a su sustantivo, el compuesto de dos palabras debe leer yam mar, e incluso si se admite como posible el orden inverso de las palabras, tenemos a lo mejor maryam, no miryam. Aquellos que consideran miryam como una palabra compuesta usualmente explican que la misma consiste de dos nombres: mor y yam (mirra del mar); mari (cf. Daniel) y yam (amante del mar); mar (cf. Isaías 40,15) y yam (gota del mar). Pero éstas y otras derivaciones similares del nombre María son filológicamente inadmisibles, y de poco uso para los teólogos. Esto es notablemente cierto de la explicación photizousa autous, que los ilumina, ya sea basado en la identificación de miryam con me'iram (participio Hiphil de 'or con el sufijo pronominal de 3ra. plural), o con mar'am (participio Hiphil de ra'ah con sufijo pronominal de 3ra. plural), o de nuevo con mar'eya (participio Hiphil de raah con la terminación femenina aramea ya; cf. Knabenbauer, Evang. sec. Matt., pars prior, Parisiis, 1892, p. 43).

Aquí hay que añadir una palabra sobre la explicación stella maris, estrella del mar. Es más popular que cualquier otra interpretación del nombre de María, y se remonta a San Jerónimo (De Nomin. Hebraic., de Exod., De Matth., PL, XXIII, col. 789, 842). Pero el gran Doctor de la Iglesia conocía muy bien el hebreo como para traducir la primera sílaba del nombre miryam por estrella; en Is. 40,15 él traduce la palabra mar por stilla (gota), no stella (estrella). Un manuscrito de Bamberg que data de finales del siglo IX dice stilla maris en lugar de stella maris. Puesto que Varro, Quintiliano y Aulo Geliio testifican que los campesinos latinos a menudo sustituían la i por e y leían vea por via, vella por villa, speca por spica etc., se explica fácilmente la substitución de maris stella por maris stilla. Ni una apelación al Minur-juma egipcio (cf. Zeitschr. f. kathol. Theol., IV, 1880, p. 389) ni la sugerencia de que San Jerónimo pudiese haber considerado a miryam como una contracción de me'or yam (cf. Schegg, Jacobus der Bruder des Herrn, Munchen, 1882, p. 56 Anm.) explicará su alegada interpretación stella maris (estrella del mar) en lugar de stilla maris (una gota del mar).

Fue Hiller (sacro Onomasticum, Tubinga, 1706, pp 170 173, 876, 886), quien primero dio una explicación filológica de miryam como una simple palabra. Según este escritor la terminación am es simplemente un afijo formativo que intensifica o amplía el significado del sustantivo. Pero prácticamente miryam había sido considerado como un sustantivo simple mucho antes de Hiller. Se dice que Filo (De somn., II, 20; ed. Mangey, II, 677) explicó la palabra como denotando elpis (esperanza), derivando la palabra ya sea de ra’ah (¿ver, esperar?) o de morash (esperanza); pero, como Filón difícilmente puede haber creído en serio en tal derivación peligrosa, es probable que presentó a María, la hermana de Moisés, como un mero símbolo de la esperanza sin afirmar que su propio nombre significaba esperanza. En la literatura rabínica miryam se explica como que significa merum (amargura; cf. J. Levy, Neuhebraisches und chaldaisches Wörterhuch uber die Talmudim und Midraschim, Leipzig, 1876-1889, s.v. merum); pero este significado de la palabra es históricamente improbable, y la derivación de miryam a partir de marar es gramaticalmente inadmisible. Otros significados asignados a miryam visto como una palabra simple son: amarga, gran dolor (de marar o marah; cf. Simonis, Onomasticum Veteris Testamenti, Halae Magdeburgicae, 1741, p. 360; Onom. Novi Test., ibid., 1762, p. 106); rebelión (de meri; cf. Gesenio, Thesaur. philol. critic. ling. hebr. et chald. Beter. Testamenti, edit. altera, Lipsiae, 1835-38, II, p. 819b); sanada (cf. Schäfer, Die Gottesmutter in der hl. Schrift, Münster, 1887, pp. 135-144); gorda, bien nutrida (de mara; cf. Schegg, Evangelium nach Matthäus, Bd. I, München, 1856, p. 419; id., Jacobus der Bruder des Herrn, München, 1882, p. 56; Furst, Hebr. und chald. Hanwörterb. über d. alte Test., Leipzig, 1857-1861, s.v. miryam); amante (de mari; cf. v. Haneberg, Geschichte d. biblisch. Offenbarung, 4ta. edit., Ratisbona, 1876, p. 604); la fuerte, la que gobierna (de marah; cf. Bisping, Erklärung d. Evang. nach Matth., Münster, 1867, p. 42); graciosa o encantadora (de ra'am cuya palabra no tiene este significado en el Antiguo Testamento; cf. v. Haneberg, 1, c.); mirra (de mor, aunque no aparece cómo esta palabra se puede identificar con miryam; cf. Knabenbauer, Evang. sec. Matth., pars prior, Parisiis, 1892, p. 44); la exaltada (de rum; cf. Caninius, De locis S. Scripturae hebraicis comment., Antverpiae, 1600, pp. 63-64).

En 1906 Zorrell presentó otra explicación del nombre de María, sobre la base de su derivación del egipcio mer o mar, amar, y del nombre divino hebreo Yahveh (Zeitschrift für Katholische Theologie, 1906, pp 356 y ss.). Así explicó que el nombre significa "uno que ama a Yahveh" o "una amada por Yahveh”. Ya hemos señalado la dificultad que implica un origen egipcio del nombre de María. Probablemente es más seguro adherirse a las conclusiones de Bardenhewer (l. c., pp. 154 sq.): Mariam y Maria son las formas posteriores del hebreo miryam; miryam no es una palabra compuesta que consiste de dos nombres, o un nombre y un adjetivo, o un nombre con un sufijo pronominal, sino que es un nombre simple aunque derivativo; el nombre no se forma por medio de un prefijo (m), sino por la adición de un sufijo (am). Presuponiendo estos principios, el nombre miryam puede derivarse ya sea de marah, ser rebelde, o de mara, estar bien nutrida. La etimología no decide cuál de estas derivaciones es preferible; pero es apenas probable que el nombre de una muchacha joven pudiese estar conectado con la idea de rebelión, mientras que los orientales consideran la idea de estar bien alimentado como sinónimo de belleza y perfección física, así podrían dar a sus hijas un nombre derivado de mara. María significa, por lo tanto, la hermosa o la perfecta.

En la Escritura y en el uso católico

Nuevo Testamento, Mariam y a veces María ---parece imposible, en el estado actual del texto, decir si los evangelistas reservaron la forma Mariam para la madre de Cristo, y la forma Maria usada para todas las demás con el mismo nombre. La forma Mariam sin duda representa el hebreo MRYM, el nombre de la hermana de Moisés y Aarón ( Núm. 12,1 ss). En 1 Crón. 4,17, aparece presumiblemente como el nombre de un hombre, pero la Versión de los Setenta tiene ton Maron. La etimología del nombre Miriam (MRYM) es sumamente dudosa. Se proponen dos raíces: (a) MRH que significa “rebelarse”, en cuya relación algunos han tratado de derivar el nombre de la hermana de Moisés a partir de la rebelión contra él (Núm. 12,1). Pero esto parece exagerado dado que su murmuración no es de ninguna manera el único evento, o el principal, que ha quedado registrado de ella; (b) MRA que significa "ser obesa"; se piensa que, dado que la para la mente semita la posesión de esta cualidad era, la esencia de la belleza, el nombre Miriam pudiera haber significado "bella". Pero el significado de "señora", que es tan común entre los Padres de la Iglesia, y que está consagrado en la expresión católica "Nuestra Señora", tiene mucho para apoyarlo. El arameo MRA significa "Señor" como lo vemos en el Maranatá de San Pablo ----es decir, "Ven Señor", o "el Señor está cerca". Es cierto que el nombre Miriam no tiene aleph en nuestro texto hebreo; pero por medio de la palabra aramea usada para "Señor" siempre tiene un aleph en las inscripciones antiguas (por ejemplo, las de Zenjirli del siglo VIII a.C.), pero en inscripciones posteriores de Palmira el aleph ha desaparecido. Además, la presencia del yodh muy bien puede deberse a la terminación mem, que generalmente es el signo de los sustantivos abstractos. La interpretación "estrella del mar” no tiene fundamento excepto en un sentido figurado; Cornelio à Lapide interpretaría "señora, o maestra, o guía del mar", siendo el mar este mundo, del cual Cristo mismo ( Núm. 24,17) es la estrella.

La frecuencia con la que ocurre el nombre en el Nuevo Testamento (cfr. infra) muestra que era uno favorito en la época de Cristo. Una de las esposas de Herodes era la nefasta Mariamn, una judía; Flavio Josefo da este nombre a veces como Mariamme, en otras como Mariame o Mariamne. El valor que se le otorgó al nombre apenas se le debe atribuir a la influencia que su destino tuvo en los judíos (Stanley, "Jewish Church". III, 429); es mucho más probable que la fama de la hermana de Moisés haya contribuido a este resultado--- cf. Miqueas 6,4, donde se coloca a Miriam en pie de igualdad con Moisés y Aarón; "y envié delante de ti a Moisés, y a Aarón, y a María." En tiempos cuando hombres como Simeón "buscaban el consuelo de Israel", sus mentes se revertirían naturalmente a los grandes nombres del Éxodo. Para ejemplos extra bíblicos del nombre en esa época consulte a Flavio Josefo "Antigüedades", IV, 6, XVIII, V 4, y "La Guerra Judía", VI, IV). En la era cristiana el nombre siempre ha sido popular; El “Diccionario de Biografías Cristianas” da no menos de siete Marías históricamente famosas. Entre los católicos es uno de los nombres bautismales más comunes; y en muchas órdenes religiosas, tanto de hombres como de mujeres, es práctica común adoptar este nombre adicional a algún otro nombre distintivo, al entrar al estado religioso.


Bibliografía: Además de los diccionarios bíblicos y los comentarios ordinarios, vea BARDENHEWER, Der Name Maria in Bibl. Studien (Friburgo, 1885).

Fuentes: Antiguo Testamento: Maas, Anthony. "The Name of Mary." The Catholic Encyclopedia. Vol. 15. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/15464a.htm>.

Nuevo Testamento: Pope, Hugh. "The Name of Mary." The Catholic Encyclopedia. Vol. 9. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/09753a.htm>.

Traducido por Félix Carrero Franco. rc