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Martes, 19 de marzo de 2024

Códice Bezae

De Enciclopedia Católica

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[Códice Cantabrigense (de Cambridge)]

Uno de los cinco más importantes manuscritos griegos del Nuevo Testamento y el más interesante de todos por sus variantes peculiares; los eruditos lo designan con la letra D (ver Crítica Textual) Recibe su nombre de Teodoro de Beza, el amigo y sucesor de Juan Calvino, de la Universidad de Cambridge, que lo obtuvo como regalo de Beza en 1581 y aún lo posee. El texto es bilingüe: griego y latín. El manuscrito, escrito en caracteres unciales, forma un volumen en cuarto de excelente pergamino de 10 x 8 pulgadas, con una columna por página, el griego en la pagina izquierda (considerado el lugar de honor) y el paralelo latino enfrente en la página derecha. Ha sido reproducido en facsímil fotográfico excelente publicado en 1899 por la Universidad de Cambridge.

El códice contiene sólo los cuatro Evangelios, en el orden común entonces en Oriente, Mateo, Juan, Lucas y Marcos, luego unos pocos versículos (11-15), en latín solamente, de la Tercera Epístola de San Juan, y los Hechos de los Apóstoles. Sin embargo, faltan en el manuscrito del escriba original, en el griego, Mateo 1,1-20; [3,7-16]; 6,20 - 9,2; 27,2-12; Juan 1,16 - 3,26; [18,14 - 20:13]; [Marcos 16,15-20]; Hechos 8,29 - 10,14; 21,2-10, 16,18; 22,10-20; 22,29 - 28,31; en el latín, Mateo 1,1-11; [2,21 - 3,7]; 6,8 - 8,27; 26,25 - 27,1; Juan 1,1 - 3,16; [18,2 - 20,1]; [Marcos 16,6-20]; Hechos 8,20 - 10,4; 20,31 - 21,2.7-10; 22,2-10; 23,20 - 28,31. Los pasajes entre corchetes fueron añadidos por una mano en el siglo X.

Hay que notar que de los libros que contiene sólo se conserva completo el Evangelio de San Lucas. Las condiciones del Libro muestra una laguna entre los Evangelios y Los Hechos; y, al igual que en otro manuscrito antiguo, el fragmento de 3 Juan indica que las Epístolas Católicas estaban colocadas aquí. El hecho de que la Epístola de San Judas no preceda inmediatamente a los Hechos se considera señal de que había sido omitida del Códice, y que pueda haber sido colocada en otra parte. No podemos decir si el manuscrito contenía algo más del Nuevo Testamento y no hay indicaciones de que, como otros grandes manuscritos unciales, estuviera alguna vez unido al texto del Antiguo Testamento. Además de la mano del escriba original, hay correcciones de distintas manos, algunas probablemente contemporáneas del original, más tarde anotaciones litúrgicas y la sortes sanctorum, o fórmula de echar suertes, todas las cuales son importantes para seguir la historia del manuscrito.

Beza escribió en la carta adjunta a su regalo que el manuscrito había sido obtenido del monasterio de San Ireneo de Lyons, durante la guerra en 1562. Lyons fue saqueado por los hugonotes y el manuscrito fue probablemente parte del botín. El reformador dice que había permanecido en el monasterio por largo tiempo, descuidado y cubierto de polvo; pero la mayoría de los eruditos modernos rechazan esta afirmación. De hecho, se alega que este códice fue el utilizado en el Concilio de Trento en 1546 por William Dupré (los escritores ingleses insisten en llamar pratense a este francés), obispo de Clermont en Auvergne, para confirmar una variante latina de Juan 21, si eum volo manere, que se encuentra sólo en el griego de este códice. Además, se le identifica generalmente con el Códice beta, cuyas variantes peculiares fueron cotejadas en 1546 para la edición de Stephen del Testamento Griego por amigos suyos en Italia. El mismo Beza, tras haber llamado primero a este códice Lugdunensis, luego lo llamó Claromontano, como si no viniera de Lyons sino de Clermont (cerca de Beauvais, no Clermont de Auvergne). Todo esto indica, (poniendo en duda la afirmación original de Beza), que el manuscrito estaba en Italia a mediados del siglo XVI y tiene su relación con la localidad de la producción.

Se ha alegado generalmente que el manuscrito se originó en el sur de Francia a principios del siglo VI. Nadie le da una fecha posterior, principalmente por la evidencia de la escritura. Se eligió a Francia en parte porque (a) el manuscrito se encontró allí; (b) porque las iglesias en Lyons y del sur eran de fundación griega y durante largo tiempo continuaron usando el griego en la liturgia, mientras que el latín era el vernáculo---para tal comunidad se produjo este códice bilingüe; y (c) porque el texto de D se parece notablemente al texto citado por San Ireneo, como dice Nestle, hasta en los errores del copista, de manera que posiblemente se derive de esta misma copia.

Durante los pasados años sin embargo la opinión de los mejores críticos textuales ingleses se ha desviado hacia el sur de Italia como lugar de origen de D. Se señala que usaba el manuscrito una Iglesia que practicaba el Rito Griego, puesto que las anotaciones litúrgicas afectan sólo al texto griego; que estas anotaciones datan del siglo IX al XI, exactamente el período del Rito Griego en el sur de Italia, cuando ya había desaparecido en todas las demás partes de la cristiandad latina, y muestran que se usaban las lecturas de la Misa Bizantina, lo que no pudo ser el caso del sur de Francia. También las correcciones que afectan al texto griego y pocas veces al latino, la forma de deletrear y el calendario, todo ello apunta al sur de Italia. Sin embargo, estos argumentos conciernen sólo a la nación del manuscrito, no a su lugar de origen, y los manuscritos han viajado de uno a otro extremo de Europa. Se han sugerido lugares como Rávena y Cerdeña, donde también se cruzaban las influencias latinas y griegas. Solamente se puede decir que se ha debilitado la certeza con la que hasta hace poco se asignaba al sur de Francia, y las probabilidades favorecen ahora al sur de Italia.

Siguiendo a Scrivener, los especialistas lo databan a principios del siglo VI, pero hay ahora una tendencia a colocarlo cien años antes. Scrivener mismo admitió que la caligrafía era consistente con esta fecha anterior y que sólo lo asignaba a una fecha posterior debido a la latinidad de las anotaciones. Pero el latín corrupto no es incompatible con una fecha anterior, mientras que la libertad con que se maneja el Nuevo Testamento latino indica un tiempo en el que la antigua versión latina era la corriente. Probablemente pertenece al siglo V, nada hace indispensable una fecha posterior.

El tipo de texto de D es muy antiguo, aun así ha sobrevivido en este único manuscrito griego, aunque también se encuentra en las versiones del Antiguo Latín, del Antiguo Siríaco y del Antiguo armenio. Es el llamado texto occidental o un tipo del texto occidental. Todos los Padres utilizaron un texto similar antes del siglo III y se puede seguir su pista hasta los tiempos sub-apostólicos; su valor se tratará en otro sitio. D se separa más ampliamente del texto ordinario que ningún otro códice griego, comparado con el cual como estándar, se caracteriza por las numerosas adiciones, interpretaciones parafrásticas, inversiones y algunas omisiones. (Sobre el cotejo del texto, vea Scrivener, Códice Bezae, pp. XLIX-LXIII; Nestle, Novi Test. Graeci Supplementum, Gebhardt y Tischendorf ed., Leipzig, 1896.). Una interpolación no vale la pena aquí. Según Lucas 6,5, leemos: “El mismo día viendo que alguien trabajaba en el Sabbat, Él le dijo ‘hombre si sabes lo que haces, bendito seas; pero si no lo sabes, eres maldito y trasgresor de la ley’.” Probablemente, la omisión más importante es la segunda mención de la copa en el relato de la Última Cena en Lucas.

El texto latino no es el de la Vulgata, ni siquiera el Antiguo Latino, al que se parece más. Parece una traducción independiente del griego que tiene enfrente, aunque el hecho de que contenga dos mil variantes del texto griego adjunto ha llevado a dudar de esto. Sin embargo, de esa cifra sólo setecientas dieciséis se pueden llamar variantes reales y algunas de ellas se derivan de la Vulgata. Si la traducción fuera independiente, tanto la Vulgata como el Antiguo Latino la han influido grandemente; con el correr del tiempo, la influencia de la Vulgata creció y probablemente se extendió incluso a las modificaciones del texto griego. No obstante, Chase remonta muchas de las variantes a la influencia de un original siríaco. El texto, que era tan honrado en la Iglesia primitiva, posee una fascinación para ciertos eruditos que ocasionalmente prefieren sus variantes; pero nadie afirma haber resuelto el misterio de su origen.


Fuente: Fenlon, John Francis. "Codex Bezae." The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/04083a.htm>.

Traducido por Pedro Royo. L H M