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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Gula»

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'''Gula''' (del latín ''gluttire'', tragar, engullir) es la excesiva indulgencia en la comida y la bebida.  La deformidad [[moral]] discernible en este [[vicio]] se encuentra en su desafío al orden postulado por la [[razón]], que prescribe la [[necesidad]] como la medida de indulgencia en el comer y beber.  Este desorden, según la enseñanza del [[Santo Tomás de Aquino | Doctor Angélico]], puede ocurrir en cinco formas que se establecen en el verso [[escolasticismo | escolástico]]: "Prae-propere, laute, nimis, ardenter, studiose", o, de acuerdo a la adecuada traducción del Padre José Rickaby: demasiado pronto, demasiado caro, demasiado, con demasiada avidez, demasiado exquisito.  Es evidente que alguien que usa la comida o bebida de tal manera que daña su salud o pone en peligro el equipo mental [[necesidad | necesario]] para el desempeño de sus [[deber]]es, es culpable del [[pecado]] de la gula.
  
La excesiva indulgencia en la comida y la bebidaLa deformidad [[moral]] discernible en este [[vicio]] se encuentra en su desafío al orden postulado por la [[razón]], que prescribe la [[necesidad]] como la medida de indulgencia en el comer y beber.  Este desorden, según la enseñanza del [[Santo Tomás de Aquino | Doctor Angélico]], puede ocurrir en cinco formas que se establecen en el verso [[escolasticismo | escolástico]]: "Prae-propere, laute, nimis, ardenter, studiose", o, de acuerdo a la adecuada traducción del Padre José Rickaby: demasiado pronto, demasiado caro, demasiado, con demasiada avidez, demasiado exquisito.   Es evidente que alguien que usa la comida o bebida de tal manera que daña su salud o pone en peligro el equipo mental [[necesidad | necesario]] para el desempeño de sus [[deber]]es, es culpable del [[pecado]] de la gula.   
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Es indiscutible que comer o beber por el mero placer de la experiencia, y para ello exclusivamente, es asimismo cometer el pecado de la gulaTal temperamento del [[alma]] es equivalentemente al cierre directo y positivo de esa referencia a nuestro fin último que se debe encontrar, al menos implícitamente, en todas nuestras [[Actos Humanos | acciones]].  Al mismo [[tiempo]] hay que señalar que no existe una [[obligación]] de tener formal y explícitamente ante la [[mente]] un motivo que refiera de inmediato nuestras acciones a [[Dios]]. Es suficiente que tal [[intención]] deba estar implícita en la aprehensión de la cosa como lícito con la consiguiente sumisión virtual a Dios Todopoderoso.   
  
Es indiscutible que comer o beber por el mero placer de la experiencia, y para ello exclusivamente, es asimismo cometer el pecado de la gula.  Tal temperamento del [[alma]] es equivalentemente al cierre directo y positivo de esa referencia a nuestro fin último que se debe encontrar, al menos implícitamente, en todas nuestras [[actos humanos | acciones]].  acciones.  Al mismo [[tiempo]] hay que señalar que no existe una [[obligación]] de tener formal y explícitamente ante la [[mente]] un motivo que refiera de inmediato nuestras acciones a [[Dios]].  Es suficiente que tal [[intención]] debe estar implícita en la aprehensión de la cosa como lícito con la consiguiente sumisión virtual a Dios Todopoderoso.
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La gula es, en general, un [[Pecado#Pecado Venial |pecado venial]] en la medida en que se presenta como una indulgencia indebida en una cosa que en sí no es ni [[bien |buena]] ni [[mal]]a.  Por supuesto, es obvio que una estimación diferente tendría que darse de alguien tan apegado a los placeres de la mesa como para absolutamente y sin reservas vivir sólo para comer y beber, tan inclinado como para ser del número de los descritos por el apóstol [[San Pablo]], "cuyo dios es su vientre" ([[Epístola a los Filipenses |Flp.]] 3,19).  Tal [[persona]] sería culpable de [[Pecado#Pecado Mortal|pecado mortal]].  Asimismo una persona que, por los excesos en el comer y beber, ha perjudicado tanto su salud, o se ha incapacitado a sí misma para los [[deber]]es para cuya realización tiene una [[obligación]] grave, sería justamente imputable de pecado mortal.  
  
La gula es, en general, un pecado venial en la medida en que se presenta como una indulgencia indebida en una cosa que en sí no es ni buena ni mala.  Por supuesto, es obvio que una estimación diferente tendría que darse de alguien tan apegado a los placeres de la mesa como para absolutamente y sin reservas vivir sólo para comer y beber, tan inclinado como para ser del número de los descritos por el apóstol [[San Pablo]], "cuyo dios es su vientre" ([[Epístola a los Filipenses |Flp.]] 3,19).  Tal [[persona]] sería culpable de pecado mortal.  Asimismo una persona que, por los excesos en el comer y beber, ha perjudicado tanto su salud, o se ha incapacitado a sí misma para los deberes para la realización de lo que tiene una obligación grave, sería justamente imputable de pecado mortal. 
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[[San Juan de la Cruz]], en su obra "La Noche Oscura del Alma" (I, VI), analiza lo que él llama la gula espiritual.  Él explica que es la disposición de aquellos que, en la [[oración]] y otros actos de la [[religión]], van siempre en busca de dulzura sensible; son aquellos que "sienten y gustan de Dios, como si fuera palpable y accesible para ellos, no sólo en la [[Eucaristía]], sino en todos sus demás actos de [[Devociones Populares |devoción]]".  Él declara que ésta es una imperfección muy grande y la cual produce grandes [[mal]]es.
 
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[[San Juan de la Cruz]], en su obra "La Noche Oscura del Alma" (I, VI), analiza lo que él llama la gula espiritual.  Él explica que es la disposición de aquellos que, en la [[oración]] y otros actos de la [[religión]], van siempre en busca de dulzura sensible; son aquellos que "sienten y gustan de Dios, como si fuera palpable y accesible para ellos, no sólo en la [[Eucaristía|Comunión]], sino en todos sus demás actos de [[devoción]]".  Él declara que ésta es una imperfección muy grande y la cual produce grandes [[mal]]es.
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Última revisión de 01:08 21 sep 2016

Gula (del latín gluttire, tragar, engullir) es la excesiva indulgencia en la comida y la bebida. La deformidad moral discernible en este vicio se encuentra en su desafío al orden postulado por la razón, que prescribe la necesidad como la medida de indulgencia en el comer y beber. Este desorden, según la enseñanza del Doctor Angélico, puede ocurrir en cinco formas que se establecen en el verso escolástico: "Prae-propere, laute, nimis, ardenter, studiose", o, de acuerdo a la adecuada traducción del Padre José Rickaby: demasiado pronto, demasiado caro, demasiado, con demasiada avidez, demasiado exquisito. Es evidente que alguien que usa la comida o bebida de tal manera que daña su salud o pone en peligro el equipo mental necesario para el desempeño de sus deberes, es culpable del pecado de la gula.

Es indiscutible que comer o beber por el mero placer de la experiencia, y para ello exclusivamente, es asimismo cometer el pecado de la gula. Tal temperamento del alma es equivalentemente al cierre directo y positivo de esa referencia a nuestro fin último que se debe encontrar, al menos implícitamente, en todas nuestras acciones. Al mismo tiempo hay que señalar que no existe una obligación de tener formal y explícitamente ante la mente un motivo que refiera de inmediato nuestras acciones a Dios. Es suficiente que tal intención deba estar implícita en la aprehensión de la cosa como lícito con la consiguiente sumisión virtual a Dios Todopoderoso.

La gula es, en general, un pecado venial en la medida en que se presenta como una indulgencia indebida en una cosa que en sí no es ni buena ni mala. Por supuesto, es obvio que una estimación diferente tendría que darse de alguien tan apegado a los placeres de la mesa como para absolutamente y sin reservas vivir sólo para comer y beber, tan inclinado como para ser del número de los descritos por el apóstol San Pablo, "cuyo dios es su vientre" (Flp. 3,19). Tal persona sería culpable de pecado mortal. Asimismo una persona que, por los excesos en el comer y beber, ha perjudicado tanto su salud, o se ha incapacitado a sí misma para los deberes para cuya realización tiene una obligación grave, sería justamente imputable de pecado mortal.

San Juan de la Cruz, en su obra "La Noche Oscura del Alma" (I, VI), analiza lo que él llama la gula espiritual. Él explica que es la disposición de aquellos que, en la oración y otros actos de la religión, van siempre en busca de dulzura sensible; son aquellos que "sienten y gustan de Dios, como si fuera palpable y accesible para ellos, no sólo en la Eucaristía, sino en todos sus demás actos de devoción". Él declara que ésta es una imperfección muy grande y la cual produce grandes males.


Fuente: Delany, Joseph. "Gluttony." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/06590a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina. rc