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Martes, 3 de diciembre de 2024

Arnulfo de Baviera

De Enciclopedia Católica

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Arnulfo de Baviera fue hijo de Cunegunda y de Luitpoldo, de la familia Agilulfing, y duque de Baviera desde 907 hasta 937; tuvo su reinado durante tiempos agitados. Los magiares habían comenzado sus incursiones depredadoras en Alemania, en las que lo destruían todo dondequiera que penetraban. Cuando, en el año 907, avanzaron de nuevo contra Baviera en mayor número que nunca, el margrave Luitpoldo convocó a toda la fuerza de combate de su pueblo para la defensa del país. Sin embargo, los bávaros fueron totalmente derrotados el 5 de julio de 907, en una batalla en que murieron Luitpoldo, casi todos los nobles y un número de obispos. Entonces, la tierra se convirtió en una presa fácil para los bárbaros y fue devastada sin piedad. Ludwig, rey de los francos del este, se retiró a la división occidental del imperio.

En estas condiciones casi desesperadas comenzó su reinado Arnulfo, el hijo de Luitpoldo. Sin embargo, no perdió su fortaleza, y el 11 de agosto de 909 logró derrotar a los magiares en el Rott cuando regresaban de Suabia. La derrota no impidió que los magiares emprendieran nuevas expediciones de saqueo en los años inmediatamente siguientes. Pero el terrible enemigo fue derrotado en una batalla en el Inn no lejos dePassau, en el año 913, por un ejército combinado de los bávaros bajo el mando de Arnulfo y de los suevos bajo el mando de Erchanger y Berctoldo, que eran tíos maternos de Arnulfo. A causa de una disputa que estalló entre el rey Conrado y los duques de Suabia, Arnulfo tomó las armas contra el rey a favor de sus tíos. El matrimonio de Conrado con Cunegunda, madre de Arnulfo y hermana de los duques suabos, no apaciguó la enemistad. Arnulfo se vio obligado a huir del país, pero después de una victoria de Suabia sobre los seguidores del rey regresó a Baviera y se estableció en Salzburgo y Regensburg (Ratisbona).

En 916 Conrado avanzó contra su hijastro una vez más y lo derrotó, pero no pudo expulsarlo por completo del país. Para poner fin a este desorden, los obispos alemanes celebraron un sínodo en 916 en Hohenaltheim, cerca de Nördlingen. El sínodo amenazó a Arnulfo con la excomunión en caso de que no se presentara antes del 7 de octubre a un sínodo en Ratisbona. Sin embargo, Arnuldo continuó su lucha contra Conrado. Finalmente, el sucesor de Conrado, Enrique I, lo indujo a someterse, pero solo después de que se le concedió el derecho a un gobierno independiente en Baviera, el derecho a la acuñación de monedas y el derecho a ser nombrado para los obispados. El acuerdo se hizo en 921, ante Ratisbona. Después de recibir estas concesiones, Arnulfo reconoció al rey alemán como su señor. De otro modo, era un gobernante independiente en su propia tierra y se llamaba a sí mismo en sus documentos oficiales "Duque de los bávaros por la gracia de Dios".

Durante su lucha por la independencia de Baviera, Arnulfo había confiscado muchas propiedades y propiedades monásticas, y había otorgado estas tierras como feudos a sus nobles y soldados. Muchas iglesias, ya gravemente afectadas por las incursiones depredadoras de los magiares, quedaron así completamente empobrecidas y, al parecer, en algunos casos destruidas. Sólo un abad, Egilolf de Niederaltaich, asistió al sínodo de Ratisbona en 932. Los grandes monasterios de Benediktbeuern, Isen, Moosburg, Niedeeraltaich, Schäftlarn, Schliersee, Tegernsee y Wessobrunn, habían perdido casi todo lo que poseían a través de las confiscaciones de Arnulfo, que eran a veces aprobadas por algunos de los obispos alemanes. Drakolf, obispo de Freising, animado por el ejemplo del duque, se apropió de algunas posesiones de las iglesias de Schäftlarn, Moosburg e Isen. A causa de sus confiscaciones, Arnulfo fue apodado der Schlimme (el Malo).

Sin embargo, las condiciones fueron decididamente mejores después de la sumisión del duque al rey Enrique. Los obispos bávaros se reunieron en [[sínodo] en Ratisbona el 14 de enero de 932, y en el verano de ese mismo año realizaron un sínodo en relación con otros nobles territoriales en Dingolfing. Se llegó a un acuerdo para que se les devolvieran las tierras arrebatadas a los monasterios y otras casas religiosas. Arnulfo mismo mostró celo en la reconstrucción de las iglesias que habían sido destruidas. Aunque las decisiones del sínodo nunca se cumplieron plenamente, se preparó el camino para mejores condiciones y un gobierno más ordenado. Arnulfo murió el 14 de julio de 937 y fue enterrado en la iglesia de San Emmeram en Ratisbona.


Bibliografía: Candler, De Arnulfo male malo cognominato (Munich, 1735); Giesebrecht, Geschichte der deutschen Kaiserzeit (5th ed., Leipzig, 1881), I, 172 sqq.; Riezler, Geschichte Bayerns (Gotha, 1878), I, 319sqq.; Hauck, Kirchengeschichte Deutschlands (Leipzig, 1896), III, 16 ss., 277 ss.; Fastlinger, Die wirtschaftliche Bedeutung der bayrischen Kloster in der Zeit der Agilulfinger (Friburgo, 1903), 162.

Fuente: Kirsch, Johann Peter. "Arnulf of Bavaria." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1, pág. 751. New York: Robert Appleton Company, 1907. 25 agosto 2020 <http://www.newadvent.org/cathen/01751b.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina