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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Alfa y Omega (en la Biblia)

De Enciclopedia Católica

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Alfa y Omega (griego: A y O) son la primera y la última letras, respectivamente, del alfabeto griego Han sido utilizadas desde el siglo IV como un símbolo que expresa la confianza de los cristianos ortodoxos en las pruebas bíblicas de la divinidad de Nuestro Señor: Este símbolo fue sugerido por el Apocalipsis, donde Cristo, así como el Padre, es "el primero y el último" (2,8), "el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin" ( cf. 22,13; 1,8). Clemente de Alejandría habla de la Palabra como "el Alfa y la Omega de quien únicamente el final se convierte en principio, y termina de nuevo en el principio original sin ninguna interrupción" (Strom., IV, 25). Tertuliano también hace alusión a Cristo como el Alfa y la Omega (De Monogamia, V), y a partir de Prudencio (Cathemer., IX, 10) nos enteramos de que en el siglo IV la interpretación de las letras apocalípticas seguía siendo la misma: “Alpha et Omega cognominatus, ipse fons et clausula, Omnium quae sunt, fuerunt, quaeque puesto futura sunt”. Sin embargo, fue en los monumentos del cristianismo primitivo que el simbólico Alfa y Omega tuvieron su mayor boga. La fecha más temprana en la que este símbolo aparece es en el año 295, en una inscripción fechada de Roma. En este ejemplo, sin embargo, es de señalar que la Omega tiene prioridad, y que ambas letras forman parte de la inscripción, así:

VIRGO MOR(T)VA ES(T) TVS [OMEGA] ET. A NVLLINO CON(S)
(. . . murió, virgen y siendo cónsules Tusco y Anulino).

Aún no ha sido resuelta definitivamente la cuestión de si este símbolo en su forma regular, A y 12, estaba en uso antes del Primer Concilio de Nicea (325). Si es así, era de muy rara ocurrencia. En un fresco que data de mediados del siglo IV en la "gran cueva" de la catacumba de Pretextato, Alfa y Omega se encuentra en relación con la cruz monogramática. La inscripción más antigua en la que las letras se presentan en su forma tradicional data del año 364. A partir de entonces fueron un símbolo favorito de los cristianos ortodoxos (los arrianos lo miraban con desagrado) y se encuentran en los monumentos en todas partes de la cristiandad primitiva.

Las letras apocalípticas eran representados (1) solas, o (2) en relación con figuras humanas o de otro tipo, o (3) con otros símbolos. Son raros los ejemplos de la primera clase, a la que pertenece la inscripción de 364. La segunda clase tampoco es muy representada a menudo; probablemente el ejemplo más interesante de ella es un panel de la puerta de la iglesia de Santa Sabina del siglo V, donde alfa y omega están talladas a cada lado de Cristo resucitado. Los monumentos de la tercera clase, que representan a alfa y omega en relación con otro símbolo, generalmente el monograma de Cristo, son mucho más frecuentes que los de las dos clases anteriores. En casi todos los casos se representa la forma minúscula de omega, aunque algunos ejemplos de la omega mayúscula aparecen en los monumentos de África y España. Las palabras "Alfa y Omega", continuaron en uso en la liturgia mozárabe, también en la antigua liturgia de Irlanda, por ejemplo, en el famoso himno de Comunión en el Antifonario de Bangor.


Fuente: Hassett, Maurice. "Alpha and Omega (in Scripture)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 19 Dec. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/01332a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina