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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Alejandro Severo

De Enciclopedia Católica

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Emperador romano, nació en Arca en Palestina en el año 208; fue asesinado por sus soldados amotinados en Sícula en el Rin en 235 (Sicklingen cerca de Maguncia). Era hijo de Genesio Marciano y Julia Mamea, y en su juventud se le conoció como Alexiano. Cuando Heliogábalo, su primo y padre adoptivo, fue asesinado en 222, Alejandro lo sucedió en el trono imperial. Mamea había dirigido cuidadosamente su educación en Antioquía, a donde ella invitó, algún tiempo entre 218 y 228, al gran maestro cristiano Orígenes. Eusebio relata (Hist. Ecl. VI.21-28) que ella era “una mujer muy religiosa”, y que Orígenes se quedó algún tiempo con ella, instruyéndola en todo lo que podía servir para glorificar al Señor y confirmar Sus divinas enseñanzas. Sin embargo, no se deduce que ella fuese cristiana.

Su hijo Alejandro fue ciertamente muy favorable a los cristianos. Su historiador, Lampridio, nos cuenta algunos detalles interesantes sobre el respeto de este emperador por la nueva religión. Puso en su oratorio privado (lararium) imágenes de Abraham y Cristo antes que las de otras personas de renombre, como Orfeo y Apolonio de Tiana (Vita Alex., XXIX); toleraba el libre ejercicio de la fe cristiana (christianos esse passus est, ibid., XXII); en el nombramiento de los gobernadores imperiales, él recomendaba tener la prudencia y solicitud de los cristianos en la selección de sus obispos (ibid., XIV); hizo que se les adjudicara a ellos (ibid., XLIX) un terreno para construir que reclamaban los taberneros (cauponarii) afirmó, sobre el principio de que era mejor que se honrara a Dios de alguna manera en ese sitio, antes que el lugar se revirtiera a tales usos; hizo que las famosas palabras de Cristo ( Lc. 6,31), "Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente”, fueran grabadas en los muros del palacio de los césares; incluso abrigaba la idea de construirle un templo a Nuestro Señor, pero se abstuvo cuando se le dijo que muy pronto todas las otras divinidades dejarían de ser honradas (ibid., XLIII).

A pesar de estos signos de buena voluntad imperial, los cristianos continuaron sufriendo, incluso en este reinado benigno. Algunos escritores piensan que fue entonces cuando Santa Cecilia murió por la fe cristiana. Lactancio (Divines Institutes V.2) dice que su principal jurisconsulto, Ulpiano, codificó, en su obra sobre los deberes de un procónsul (De officio proconsulis), toda la legislación imperial contra los cristianos (rescripta principum), a fin de que los magistrados pudiesen aplicar más fácilmente la ley común (ut doceret quibus oportet eos paenis offici qui se cultores Dei confiterentur). Los fragmentos de este cruel código, desde el séptimo de los (diez) libros perdidos de Ulpiano sobre el oficio proconsular aún pueden verse en los “Digestos] (I, tit. XVI; XVII, tit. II, 3; XVLIII, tit. IV, 1, y tit. III, 6).

El apodo "Severo", no menos que la manera en que tanto él como Mamea encontraron la muerte, indican el carácter de su administración. Trató de establecer en Roma el buen orden y la decencia moral en la vida pública y privada, e hizo algún uso de su poder como censor morum al nominar a doce funcionarios (curatores urbis) para la ejecución de sus sabias disposiciones. Parece haber sido un discípulo del "sincretismo" religioso o eclecticismo vigentes, establecido en Roma por su predecesor Heliogábalo como contribución peculiar de esta reconocida familia siro-romano a la lenta pero segura transformación del gran imperio pagano en un instrumento poderoso de la Divina Providencia para la curación de los males morales que entonces estaban alcanzando su plenitud. Todos los historiadores están de acuerdo sobre su vida, y la elevación moral de sus principios públicos y privados; los historiadores cristianos suelen opinar que estos elementos de la virtud se debieron a la educación que recibió bajo la dirección de Orígenes.


Bibliografía: LAMPRIDIUS, Vita Alexandri in Script. Hist. Aug., TILLEMONT, Hist. des empereurs romains, III (París, 1740), 475; GIBBON, Decline and Fall of the Roman Empire, I; SCHILLER, Gesch. d, rom. Kaiserzeit (Stuttgart, 1880); SMITH, Dict. of Greek and Roman Biogr., s.v.; REVILLE, Religion a Rome sous les Severes (París, 1886); ALLARD, Hist. des persecutions pendant la premiere moitie du III siecle (París 1886); TROPLONG, De l'influence du Christianisme sur le droit civil des romains (París, 1842; 1902).

Fuente: Shahan, Thomas. "Alexander Severus." The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/13743a.htm>.

Traducido por L H M.