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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Orante

De Enciclopedia Católica

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Entre los temas representados en el arte de las catacumbas romanas uno de los más numerosos es el de una figura femenina con los brazos extendidos conocida como la orante, o una que ora. La costumbre de la antigüedad de rezar con los brazos extendidos y levantados era común a ambos, judíos y gentiles; de hecho, el tipo iconográfico mismo de la orante fue fuertemente influenciado por las representaciones clásicas (ver Leclercq, "Manuel d'arch. Chret.", I , 155). Pero el significado de las orantes del arte cristiano es muy diferente al de sus prototipos. Por ejemplo, a numerosas figuras bíblicas pintadas en las catacumbas ---Noé, Abraham, Isaac, los tres jóvenes en el horno ardiente, Daniel en el foso de los leones--- se les representa pidiéndole al Señor que libere el alma de la personas en cuyas tumbas están representados, como una vez liberó al personaje particular representado.

Pero además de estas figuras orantes bíblicas, existen en las catacumbas muchas figuras ideales (153 en total) en la antigua actitud de oración, que, de acuerdo con Wilpert, deben ser considerados como símbolos del alma del difunto en el cielo, orando por sus amigos en tierra. Este significado simbólico explica el hecho de que la gran mayoría de las figuras son mujeres, incluso cuando están representadas en las tumbas de hombres. Una de las pruebas más convincentes de que las orantes fueron consideradas como un símbolo del alma es una antigua medalla de plomo en el Museo del Vaticano que muestra al mártir San Lorenzo, bajo tortura, mientras que su alma, en la forma de una mujer orante, sale del cuerpo (ver Kraus, "Gesch. der christl. Kunst" , I, 126, fig. 56). Un arcosolio en el cementerio ostriano representa una orante con una petición por su intercesión: Victorice Virgini ... Pete… Las actas de Santa Cecilia habla de las almas que abandonan el cuerpo en forma de vírgenes: "vidit egredientes animas eorum de corporibus, quasi virgines de thalamo", y así también las actas de los santos Pedro y Marcelino.

Muy probablemente las representaciones medievales de un cuerpo diminuto, figura del alma, que sale de las bocas de los difuntos, para ser recibido por ángeles o demonios, eran reminiscencias de las orantes como símbolo del alma. Las primera orantes fueron representados en el atuendo más sencillo, y sin rasgos individuales llamativos, pero en el siglo IV las figuras se vuelven ricamente adornadas, y de marcada individualidad--- un indicio de la proximidad del arte histórico. Una de las figuras más notables del ciclo orante, que data de principios del siglo IV, es interpretada por Wilpert como la Virgen intercediendo por los amigos del difunto. Directamente en frente de María hay un niño, no en la actitud orante, y que se supone es el Niño Dios, mientras que a la derecha e izquierda están los monogramas de Cristo.


Bibliografía: LOWRIE, Monuments of the Early Church (New York, 1901); KRAUS, Geschichte der christl. Kunst. (Freiburg, 1895); WILPERT, Ein Cyklus christologischer Gema(lde (Freiburg, 1891); NORTHCOTE AND BROWNLOW, Roma Sotterranea (London, 1879).

Fuente: Hassett, Maurice. "Orans." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911. 21 Dec. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/11269a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.