Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Lunes, 25 de noviembre de 2024

Arquitectura Eclesiástica

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

Definición

La mejor definición de arquitectura que se ha dado jamás es asimismo la más corta. Es "el arte de construir" (Viollet-le-Duc, Dict., I, 116). Se debe notar que es el arte, y no simplemente el acto de construir. Y cuando decimos “el arte de la construcción” se debe considerar que el término implica el darle a los edificios cualquier belleza que sea consistente con su propósito principal y con los recursos que puedan estar disponibles. Como dijo un escritor reciente: "Difícilmente puede sostenerse que hay un arte de hacer las cosas bien, y otro de hacerlas mal. La buena arquitectura es el arte de construir bella y expresivamente, y la mala arquitectura es lo contrario. Pero arquitectura es el arte de la construcción en general" (Bond, Gothic Architecture in England, 1). Dado que, sin embargo, la palabra construcción es apta para sugerir, sobre todo, "realmente colocar juntos… materiales mediante mano de obra y maquinaria", puede ser deseable enmendar o restringir la definición dada arriba diciendo que la arquitectura es el arte de planificar, diseñar y dibujar edificios, y de dirigir su ejecución (Bond, op. cit., 2). Y en este arte, como en todos los demás, incluido el de la vida misma, el principio fundamental debe ser siempre el de subordinar los medios a los fines y los fines secundarios a los primarios. Cuando este principio es o ha sido abandonado o se ha perdido de vista, el resultado puede ciertamente ser, o haber sido, un edificio que agrada al ojo, pero puede ser también uno que ofenda ese sentido de la aptitud de las cosas, que es el criterio de la más alta clase de belleza.

Ahora bien, una iglesia es, principalmente, un edificio destinado al propósito del culto público; y en toda arquitectura eclesiástica perfecta este propósito debe ser absolutamente primordial. Construir una iglesia para la admiración del "hombre de la calle", que la ve desde afuera, o del turista que le hace una visita pasajera, o del artista, o de cualquier otra persona excepto la de los fieles que la usan para la oración, la participación en la Misa y la recepción de los sacramentos, es cometer una incongruencia en la más noble de todas las artes materiales. Incluso las necesidades de la liturgia son, en cierto sentido, subsidiarias a las necesidades de los fieles. Sacramenta propter homines es un antiguo y sensato refrán. Pero, por otra parte, entre las necesidades de los fieles hay que tener en cuenta, en circunstancias normales, la adecuada realización de la liturgia.

Es, por supuesto, perfectamente cierto decir que una iglesia no es sólo un edificio en el que adoramos a Dios, sino también en sí misma la expresión de un acto de homenaje con adoración. Esto, sin embargo, deja de ser, al menos en el más alto grado, a menos que, como se ha dicho, las cualidades estéticas del edificio hayan estado enteramente subordinadas a su propósito primario. Solo necesita un poco de reflexión para ver que estas observaciones preliminares tienen una influencia muy práctica en la construcción de iglesias modernas. Siempre existe el peligro de que seamos dominados por términos técnicos y opiniones convencionales sobre los méritos de tal o cual estilo de arquitectura, derivados de tiempos y circunstancias que han pasado; de que seamos guiados por el sentimiento o la moda, o la mera falta de originalidad, de copiar de los edificios de una era pasada, sin detenernos a considerar si las necesidades de nuestros días son o no las de los días en que esos edificios fueron construidos. Y el principal uso del estudio de la historia de la arquitectura eclesiástica no es que dirija la atención a una serie de edificios más o menos hermosos en sí mismos, sino que no puede dejar de recordarnos que todo el verdadero desarrollo arquitectónico fue inspirado, principalmente, por el deseo de encontrar una solución a algún problema de utilidad práctica.

En términos generales, se puede decir que toda la arquitectura eclesiástica ha evolucionado a partir de dos células germinales distintas, la cámara oblonga y la cámara circular. Desde la cámara oblonga sencilla hasta la catedral gótica perfecta, los pasos se pueden indicar claramente y pueden ser ilustrados abundantemente por el curso real del desarrollo arquitectónico en Europa Occidental (Brown, "From Schola to Cathedral", passim), mientras que los enlaces que conectan la cámara circular simple con una gigantesca iglesia en forma de cúpula cruciforme, como la de San Pedro en Roma o la de San Pablo en Londres, son todavía más evidentes, aunque el curso real de desarrollo en el caso de las iglesias con cúpula ha sido mucho menos continuo y regular.

Origen de la Arquitectura Eclesiástica

Las Basílicas

Tipos Románicos

Bóvedas Románicas

La Iglesia Circular y sus Derivados

Sistemas y Estilos de Arquitectura en Relación con las Necesidades Modernas

Fuente: Lucas, Herbert. "Ecclesiastical Architecture." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5, pp. 257-263. New York: Robert Appleton Company, 1909. 17 Dec. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/05257a.htm>.

Está siendo traducido por Luz María Hernández Medina